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Capítulo 29

Post; Lucifer 

 Un destello, luego todo empezó a prenderse. El fuego carcomía la puerta de madera, se extendía como una plaga a sus paredes destruyendo todo a su paso. 

Dejando solo cenizas y cicatrices a esa vieja casa. 

El calor era reconfortante, letalmente peligroso.

Y claro, satisfactorio.

Antes de que se redujera a nada, un golpe hizo caer lo poco que quedaba de la puerta. 

 ─Me apena que seas mi hijo y no puedas salir de una simple prisión de madera —dijo con voz dramática.

No esperaba menos de él y de sus entradas teatrales, esta vez se presento diferente. Un humano, alto y corpulento de avanzada edad, pelo negro al igual que sus ojos, sin abandonar su impecable estilo a traje negro de pies a cabeza, sostenía un bastón que le daba aspecto del gran señor. 

Sin duda, ahora si nadie pensaría que no es mi padre.

—Olvidas que el que me encerró aquí es tu hermano —conteste, encaminándome hacia la salida y dejándolo atrás en las llamas.

—Tienes razón somos más fuertes que tu.

Cuando ya estuve fuera volteé a mirarlo, seguía parado en el lugar donde debía estar la puerta, alrededor de él las llamas alcanzaban su punto máximo, no tardaría mucho en terminar su trabajo. Poco a poco la ceniza iba cayendo... 

Miraba a su alrededor contemplando su gran obra, le encantaba demostrar que era superior a mi. 

Después de unos cuantos minutos y cuando ya las llamas se arrastraban a destruir las casas aledañas, el gran señor estampó el bastón contra el suelo y en cuanto el golpe se escucho, las llamas se extinguieron. 

La casa donde me habían encerrado quedo reducida a menos de la mitad, el viento se encargaba de llevarse la evidencia. El humo, la ceniza llenaban el ambiente y Satán sonreía glorioso por su resultado. 

—Veo que al fin pudiste salir de tu escondite, aseguraste tu vida a la de Elisa —interrumpí su molesto momento de superioridad. Volteo a verme en su rostro pude distinguir un aburrimiento exagerado.

—¡Oh Lucifer! Dejemos en paz esa guerra tuya, el querer acabar con tu padre por una simple humana —se acerco a mi sin titubear —. Yo ya olvide que te uniste a Belcebú para acabar conmigo, deberías agradecerme... protegeré a Elisa con mi vida.

Su chiste personal, solo hizo que la furia contra él aumentara pero me encontraba atado de manos y pies, si la vida de Elisa dependía de él tenía que aguantar su humor sarcástico y desesperante. 

—Hiciste un buen trato con los ángeles sin consultarme con tal de vivir...

—No creas que fue fácil, dejarle el control total a mi hijo no estaba en mis planes pero por lo menos viviré aún más  —su comentario infernal solo hacía que lo odiara más y más, sabía que solo se preocupaba por él ni la vida de mi madre se molestaba en mencionar —. Hay que hacer sacrificios hijo, tú sabrás de lo que hablo. 

Empezó a andar, la calle estaba abandonada. Me quede tras él, observando a mis alrededores, no me había percatado que ningún demonio se encontraba cercas, ni rastro de ellos, Belcebú o Angélica.

—¿Ya no se encontraba nadie cuando llegaste? —pregunte a mi padre, alcanzándolo rápidamente.

—No.

Solo me quedaba seguirlo, caminábamos entre calles. No sabía que era lo que buscaba en realidad o si era que buscaba algo, solo miraba al frente pasando calle tras calle, pero no había nadie en todo el pueblo. Después nos dirigíamos al gran parque, un recuerdo llegó a mi mente...

«El de un bar donde a su puerta llegaba una limosina...» 

Nos detuvimos en el centro del parque, nada era como lo recordaba. Todo había cambiado por mi mera culpa.

Mi padre se quedó inmóvil, viendo hacía el frente. Seguí su mirada entonces los dos nos quedamos inmóviles, no podía creer lo que estaba pasando. Sabía que hacía sus tratos pero ellos tenían sus modos jamás había presenciando  que se encontraran. 

Dos ángeles venían hacía nosotros, con sus armaduras y mostrando sus grandes alas. 

Miguel y Gabriel se hacían presentes, llegaron hasta nosotros y se posaron a unos cuantos pasos.

Estaban serios, en tensión al igual que nosotros. Una reunión algo atípica y jamás presenciada en muchos años.     

—Hemos sabido que tu hermano Belcebú hizo traer a la hermana de Elisa y la usara como chantaje —Gabriel habló era obvio que estaba enterado de todo, Miguel solo nos miraba pero falta uno en el trio, el detestable Rafael aunque ya me imaginaba su paradero. 

—Saben que no soy mucho de mostrarme pero como hicimos un trato pensé que era el momento de aclararlo, dejare mi puesto y se lo cederé a mi hijo Lucifer en cambio mi existencia será para siempre —la voz dramática de mi padre claramente molestaba a Miguel, los dos teníamos las mismas razones para odiarlo —. Y claro, Lucifer se encargara de mandar a todos los demonios al infierno de nuevo y entre los dos destruiremos a Belcebú.

—Exacto —hablo Gabriel, dirigiendo después su mirada a mí —. Aparte de que también dejaras en paz a Elisa y ella podrá vivir su vida humana sin más peligros. 

—Nadie puede decidir por mí —solté molesto.

—Es nuestra condición para ayudarlos, a ustedes les conviene tanto como a nosotros. Queremos que todo vuelva a su estabilidad. Te encargaras del trabajo de tu padre, castigaras a los pecadores, les darás sentencias, cuidaras el Infierno. 

—No pueden obligarme —repetí, la sangre empezaba a calentarse en mis venas.

—¿Quieres que Elisa este a salvo? —esta vez fue mi padre el que hablo. 

Asistí. 

—Entonces tenemos un trato, ustedes mandan a todos al Infierno. Entre todos nos encargamos de destruir a Belcebú y cuidaremos a Elisa aparte de que la vida en este pueblo regresara a la normalidad —escuchar las palabras finales de Gabriel era difíciles, estaba renunciando a Elisa, a mi amor por ella. 

—Y yo viviré por siempre, una cosa solo hasta que destruyamos a Belcebú separare mi existencia de la vida de Elisa —«¿se podría odiar aún más?»

Los ángeles y demonios se unieron para acabar con la existencia de un demonio aún más peligroso, más que mi padre, más que yo... Un viejo demonio con millones de años de existencia solo peligroso por su sed de poder, por su falta de estabilidad. 

Y me daba cuenta que el verdadero peligro no era mi padre sino ese demonio...

El demonio que me ayudó a volver y estar por un tiempo con el amor de mi vida, el demonio por el cual ahora tenía que abandonarlo todo por la vida de ella...

¿Será que esta vez dejare mi egoísmo a un lado?

De nuevo la pregunta que en mi mente jugueteaba y aparecía últimamente rondando demasiado...

¿Tendré redención?

Nota de la Autora:

Hola mis lectores y lectoras,  la verdad siempre me he preguntado cuantos niños y niñas leen mis historias. Tengo algunos lectores fantasma que me gustaría conocer, les agradezco mucho que siempre se hagan presentes tanto también a los que siempre comentan y votan. Ya a algunas las conozco por que comentan, porque votan, mandan mensajes o interactúan conmigo por redes sociales. No saben los agradecida que estoy y el cariño que ya tienen de mi parte.

Aparte del agradecimiento que siempre quiero mostrarles, también hago esta nota para saber más sus gustos...

A partir de hoy hare preguntas para saber más de ustedes en opinión de la historia.

Primera pregunta: ¿Cuál es su personaje favorito hasta ahora?

Los leo. 

Saludos y abrazos...

DenisseVzz :) 

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