Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 23

Post; Lucifer 


Por primera vez tenía temor, nunca lo había experimentado pero muchas veces me llegue a imaginar como se sentiría ese sentimiento que la mayoría de las veces se apodera de los humanos. 

El miedo era señal de debilidad, te controla hasta el punto de llegar a dominar tu cuerpo completo. La sudoración en las palmas de tus manos, el cambio en la forma de respirar, lo acelerado que palpita el corazón hasta la duda en la toma de decisiones. Y lo peor de todo que te delata ante tu peor enemigo. 

Belcebú sonreía glorioso, le encantaba verme temeroso y no por mí sino por la vida de la mujer que amaba. 

Él me había ayudado a encontrarme con ella, ahora, ahora me la quería arrebatar.

 —Es tarde para el arrepentimiento Lucifer —soltó con su típica sonrisa —. ¿No crees?

—Nunca es demasiado tarde Belcebú —admití.

Imite su sonrisa descarada, quería hacerlo enojar, provocarlo para que me atacara y por fin librarme de él. Pero no obtuve nada de lo que yo deseaba al contrario carcajadas empezaron a sonar, escandalosas y molestas.

La rabia empezó a apoderarse de mí, dejando a un lado el temor. La sangre caliente corría por mis venas, subiendo y apoderándose de cada rincón de mi cuerpo hasta llegar a mi cabeza. El coraje me dominaba, sabía lo que quería lograr y yo muy estúpidamente caí en cuestión de segundos. 

Cuando estaba a punto de hacer mi movimiento, dos pares de brazos me sujetaron de cada uno de los míos. Apretaban con tanta fuerza que al voltear a mirarlos pude notar como sus dedos se marcaban a mi piel. No podía moverme, me sujetaban, un sujeto a cada lado de mi cuerpo. 

Levante mi vista hacia sus rostros, muy fugazmente los identificaba.

Belcebú seguía riendo, se zarandeaba como un niño pequeño, solo le falta tirarse al piso. 

Los minutos pasaban desesperándome por completo, cada vez que intentaba soltarme recibía un golpe en las costillas o un apretón aún mas fuerte. 

Un pensamiento fugaz paso por mi mente y mire a aquellos sujetos con rencor...

—Ni lo pienses Lucifer —advirtió Belcebú desafiante. Volteé a verlo con el mismo odio o más con el que miraba a sus demonios.

—¡Valla! Pensaba que tu teatrito de niño jamás acabaría —replique hostil —. Te ves patético. 

—Más patético te vez tú tratando de salvar a alguien que no tiene salvación. 

Quería arrancarle la cabeza, no lo soportaba más. Fui tan estúpido en dejarlo subir y solo yo podía regresarlo, lo lograría, lo regresaría al Infierno junto a los demás demonios.

—Si piensas regresarnos, sería un gran error —con voz dramática Belcebú empezó a caminar de un lado a otro sobre el asfalto, se encontraba a una distancia considerable a donde me tenían sujeto, hacía ademanes con sus manos —. Sabemos que sometiéndonos nos mandas al Infierno pero... para eso debes tener a todos tus demonios juntos ¿no?

—¡Y los tendré, que no te quede duda! —grite jadeante.

Paró su marcha quedando de frente en medio de la calle, empezó a dar unos cuantos pasos ajustándose la chaqueta que lleva puesta, después paró, limpiándose algo sobre su hombro.

—!Anda hazlo! —respondió —. Pero tardaras más en juntarnos a nosotros que salvarla a ella.

De pronto todo se nublo.

Belcebú dirigió su mirada por encima de mi hombro, sabía que no me miraba, sus ojos se dirigían hacia un punto tras de mí. Unos jadeos de llanto resonaron en mis oídos, conocía perfectamente ese llanto. La voz de la chica trasmitía dolor y miedo, ese miedo que sentía momentos antes.

Como a mí, dos sujetos la sujetaban de sus débiles brazos que hacían un esfuerzo por liberarse de los demonios que la lastimaban. Sus largos cabellos caían sobre su rostro, jadeante con su cabeza hacia enfrente sofocada, débil. 

—¿La reconoces Lucifer? —la pregunta sarcástica del demonio era tonta y ridícula. Pero en cuanto el menciono mi nombre la chica levanto su rostro y me miro. 

Una fugaz esperanza pude notar en sus ojos claros, cansados, hinchados de tanto llorar. 

—Lu-lucifer —mencionó mi nombre en un desgarrado susurro.

—¡Suéltala, suéltala! ¡¿Cómo lo hiciste, cómo pudiste hacerlo?! —me encontraba histérico, la había encontrado, la lastimaban.

—Olvidas que soy un demonio de los mas viejos como tu padre, tenemos miles y miles de años. Es fácil para nosotros hacer este tipo de trabajos. 

—¡¿Qué quieres lograr con todo esto Belcebú, eh?!

—Te creía más inteligente pequeño Lucifer.

En cuanto de su boca salieron aquellas palabras llenas de diversión, mi mente empezó a formularse toda clase de ideas, hasta que llego a solo una, un plan que se traería entre manos, un plan fácil y siniestro.

—¡NO, no lo voy a permitir! —proteste arisco.

Un grito me distrajo, la chica emitía fuertes gritos. Los sujetos la lastimaban una y otra vez, se trataba de soltar y ellos la golpeaban, molían sus brazos. Y yo por más que intentaba soltarme también no lo conseguía, recibía la misma respuesta de ellos.

—No lograras nada —soltó Belcebú.

Haciendo una seña, los demonios que sujetaban a su presa se la llevaron arrastrando.

—¿Qué harás con ella? 

—Será mi Ren mientras me sirva —confesó con su típica sonrisa socarrona —. A él —dijo dirigiéndose a los demonios que me sostenían —. Llévenselo y enciérrenlo. 

Los demonios asintieron pero antes de desaparecer por completo en una de las casas abandonadas del pueblo, me acercaron a Belcebú...

—Recuerda no intentes nada me servirás más adelante y si te portas bien le daré un final sin sufrimiento a tu querida humana.

Me arrastraron hasta un bloque de casas abandonadas, Belcebú desapareció por completo sin dejar rastro. 

Llegamos hasta una en particular, se notaba que la había modificado. Sus ventanas selladas completamente, nos posamos frente a una puerta negra al abrirla el interior estaba completamente a oscuros y sin ningún objeto a la vista, entonces me aventaron como a una bolsa de basura.

Fue con tanta fuerza que alcance la pared y me golpee con ella en la espalda.

Intente ponerme de pie para alcanzar a esos estúpidos demonios antes de que sellaran la puerta pero fue inútil, cerraron la puerta en mi cara.

Me sentía un completo inservible pero no podía arriesgar a que lastimaran a nadie más. Belcebú me tenía en bandeja de plata, a su disposición.

Me preguntaba como había podido traerla a ella, su finalidad de traerla aquí la sabía completamente y su plan funcionaría de eso estaba seguro.

En mi momento de debilidad, por primera vez después de tantos años rogué por tener la posibilidad de hablar con mi padre...



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro