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Capítulo 30



Faith

El juicio dio inicio, en todo momento mantuve la tranquilidad que me daba saber que impune no iba a salir y gracias a las influencias de Mattew y el señor Baker iba a tener una condena asegurada. Ignoraba las miradas de mis hermanos, sentía el apoyo de las personas que me querían y para mi eso bastaba.

Al final encontraron culpable a Jake y lo condenaron a dos años en prisión y una orden de alejamiento para cuando saliera. Me levanté yendo a donde se encontraba Matt, sonriendo al haber cerrado todo. Aún faltaba mi hermana pero de eso los abogaos se harían cargo de llegar a un acuerdo.

—Salgamos de aquí —le pedí al ver a mis padres acercarse, pero aunque quise evitarlos lograron alcanzarnos antes de la salida.

—Faith, hija —llamó mi madre tomándome de la mano y haciéndome girar hacia ellos.

—¿Qué se te ofrece? —alcé una ceja soltándome de su agarre como si este quemara.

—No me hagas esto, por favor. Me duele tu indiferencia y aunque se que la merecemos no soporto este distanciamiento.

—Quiero que entiendan —hablé despacio pasando la mirada por todos ellos —que no los quiero cerca, no soporto compartir el mismo aire que ustedes, no tampoco quiero tener un entorno dañino y eso es lo que ustedes provocaron en mi.

—Entiéndenos, ¿qué hubieses hecho tú en nuestro lugar?

—Hubiese escuchado las dos versiones, porque ambas somos tus hijas, y te hubieras cerciorado quien decía la verdad y quien no.

—Mi instinto de madre me...

—¡Tu instinto no sirve! —me alteré al ver sus rostros llenos de arrepentimiento —Díganme, ¿qué hago con sus arrepentimientos? ¿Con sus disculpas? Si cuando los necesité no estuvieron, cuando quise que me escucharon no me lo permitieron y no hicieron más que insultarme, juzgarme y correrme de la casa. Me despediste sabiendo que no me merecía esto y después le diste el cargo a ella.

—Perdóname, hija —pidió mi padre y yo sólo sonreí ante su cinismo.

—Tu perdón no me va a hacer olvidar todo lo que sufrí, tu hija me condenó a ser juzgada y atacada por redes sociales, se encargó de difamarme de algo que no hice y ella lo sabía. Tú —la señalé —deberías estar acompañando a tu asqueroso marido, lo hicieron una vez y quisieron hacerlo una segunda vez en la isla y no te atrevas a negarlo.

—Es tu hermana y no debes odiarla, ella está embarazada, no seas tan dura. Se arrepiente de lo que hizo —la defendió mi madre

—¡Ah! —reí —Supongo que a ella si le dieron la oportunidad de explicarse y de justificar lo que no tiene perdón. La voy a odiar siempre, por ser tan malditamente envidiosa.

—Faith, no debes alterarte —me susurró Mattew llegando a mi lado rodeando mi cintura

—Y dime, Faith, de lo que te acusan ahora ¿también es una calumnia? —se burló Lauren reparando el agarre de Matt.

—¿Importa eso? —alcé una ceja.

—Ella no les debe ninguna explicación —se metió él hablando de mala manera. Parecía fastidiada.

—Somos su familia, claro que nos la debe. Te pregunté una vez y lo negaste.

—Pues te mentí porque sabía lo que iba a decir, y les recuerdo que ustedes decidieron salir de mi vida el día que me corrieron de casa. Ya dejen de meterse conmigo, es mi vida y yo veré que hago con ella.

Lauren sonrió y asintió sorbiendo su nariz.

—Mi hijo nacerá con su padre en la cárcel, le negarás el derecho de verlo caminar por primera vez, de oírlo decir su primera palabra —se llevó las manos a su vientre —ahora mismo estás feliz, pero te recuerdo que tu relación se creo a base de infidelidadades, así que dime querida hermana, ¿cómo crees que terminará?

—La historia se seguirá repitiendo —terminó mi hermano por ella.

—El karma te golpeará y muy duro.

—¿Cómo lo está haciendo contigo? No lo creo.

Sonreí negando con la cabeza y dejándome guiar por Matt hacia afuera, no di declaraciones y sólo subí al coche que me llevaría a casa.

Al llegar me quité los zapatos y pasé directamente al living sacando mi celular para ver las noticias. Sonreí al ver mi foto con Mattew rodear mi cintura.

"Por primera vez se les capta en público a Faith Petterson y Mattew McConnell"

Seguí deslizando deteniéndome en el encabezado que me hizo sonreír más, quise brincar por la justicia y por saber quien era el responsable de ello.

"Pierden todo luego de un mal negocio, para los Griffin este no parece ser su año. Luego que su única hija se divorciara de Mattew McConnell todo pareció ir en decadencia para la familia..."

—¡Matt! —lo llamé y se asomó por la puerta de cristal que daba al jardín —Fuiste tú, ¿cierto?

—¿De qué hablas, preciosa? —se acercó permaneciendo confundido, le mostré la noticia y sonrió asintiendo —les advertí que la mantuvieran al margen de todo pero no lo hicieron. Mis amenazas no son vacías.

—Te tendré miedo —me reí jalándolo de la mano para que se sentara a mi lado.

—¿Cómo podría dañarte a ti, si tu sufrimiento es también el mío? —besó mis labios atrayéndome a su cuerpo con sus brazos.

—Te quiero —susurré abrazándome a él

—Y yo a ti.

Me llevó a la cama luego de cenar, donde tomamos una siesta luego de un día demasiado presionado. Las palabras de mi hermana daban vueltas por mi cabeza sin salir de ella, tenía razón pero haría lo posible porque mi relación funcionara, nadie decidía cómo ni cuándo elegir a la persona que amarás. Lo que tenía con Mattew era algo único, me hizo olvidar lo que pensé nunca superaría y a su lado me sentía más segura, más tranquila y en paz.

Con Aiden siempre sentí la inseguridad de no ser lo suficiente para él, ahora sabía lo que valía sin importar lo que opinaran los demás. Las críticas dejaron de importarme y sólo me concentré en lo que me interesaba, hacer crecer mi empresa.

Por las mañanas Matt me pasaba dejando y una de sus camionetas me recogía a la salida, en todo este tiempo seguía quedándose en casa, la relación que teníamos cada día iba fortaleciéndose más, así como mi vientre iba creciendo.

—Nos vemos en la noche —le di un beso despidiéndome antes de bajar del coche, caminé con tranquilidad al interior del edificio.

Mi secretaria ya me estaba esperando en la puerta de mi oficina, la saludé con cordialidad y le pedí que me siguiera para que leyera mi agenda.

—Ha llegado esto por correo —me tendió un sobre grande, extrañada leí el remitente y supuse lo que era al ver el nombre de mi hermana plasmado ahí.

—Puedes retirarte —le dije a mi secretaria cuando terminó con lo de la agenda y darle indicaciones, busqué una tijera para abrir el sobre y encontrarme con las escrituras de una propiedad en Brasil valorada en más de cinco millones de dólares, fue lo que le pedí a cambio de retirar la demanda.

Era una bonita mansión ubicada en la costa, sería un hermoso lugar para vacacionar con mi bebé. Inconscientemente acariciaba mi vientre mientras imaginaba tenerlo en mis brazos, habían noches enteras que me desvelaba pensando en qué haría cuando lo tuviera, no me consideraba tan maternal pero trataba de pensar que aparecería con el tiempo.

Lo peor es que a Matt tampoco lo veía como un padre cariñoso, pocas veces hablaba de ello y el temor a fallar cada vez era más grande. Pero la verdad es que no conocía en nada a mi pareja, nunca hablaba de su pasado y tampoco mencionaba a su familia. Me negaba a preguntarle porque sabía lo incómodo que era hablar de las cosas que nos dañaron y qué tal vez tememos nos miren débiles.

Guardé los documentos y me levanté para dar un recorrido por las instalaciones, me gustaba asegurarme personalmente que todo estuviese en orden. Una nueva colección exclusiva para una tienda en Londres estaba por salir y no podía estar más complacida con los resultados.

Aprobé algunos aromas femeninos para una nueva fragancia, en tan solo meses se notaban las mejorías de la nueva administración. Los escándalos de alguna manera sirvieron para darle más publicidad a la marca, debía haber algo bueno en todo el caos.

Por la tarde pasé por casa de los Baker, el modista iba a hacerle algunos cambios a mi vestido, debido al embarazo las medidas anteriores no se ajustaban a cómo estaba mi cuerpo ahora.

—Te ves tan hermosa con esa pancita —mi amiga acarició mi vientre mirándome con ojos soñadores —estoy loca por conocer esa ternura que seguramente será muy hermosa, independientemente si sea niña o niño.

—Estoy muy nerviosa, dentro de unas semanas podremos saber el sexo.

—Es normal, ¿quieres que organicemos una fiesta de revelación?

Sacudí la cabeza, a mi no iban esas cosas y mucho menos a Matt.

—No, sabes lo que opino de ello.

—Bien, sin celebración entonces —alzó las manos mirándome con reproche —haré que esa pequeña criatura si ame las fiestas.

Sonreí yendo a sentarme a la cama.

—¿Qué pasa? —se sentó a mi lado borrando su sonrisa y mirándome con preocupación.

—Nada, es sólo que... he hecho todo mal, a veces me parece que Matt sólo se quedó conmigo por obligación y... —no pude terminar porque mi voz se ahogó con el nudo en mi garganta

—No creo que sea así, Mattew no es el tipo de hombres por obligación, al menos no después de la experiencia vivida con su ex esposa.

—Pero y si...

—Pero nada —me cortó —Faith, si quieres que tu relación fluya con confianza y sin dudas tienes que confesarle tus inquietudes.

—Me da miedo —confieso —miedo a oír la verdad.

—No te tortures, dile lo que sientes, no serás feliz si andas ciega por la vida.

—Tienes razón, lo haré —saqué mi móvil para mandarle una dirección de un lugar especial para mi —y se lo diré esta tarde.

—Verás que todo son sólo ideas descabelladas. Yo no dudo que él te quiera, se nota, las miradas que te dedica no se les da a cualquier persona.

—Hay cosas que para los demás son incusa pero para nosotros es todo un misterio.

—Te entiendo, pero tú lo has de saber también, para que una relación funcione tiene que haber una muy buena comunicación, nadie es adivino para saber lo que el otro piensa o siente.

Asentí con mi cabeza recibiendo cada uno de sus consejos, Rebecca solía ser bastante analítica y buena para dar palabras de ánimo. Ella era como mi psicóloga personal.

Me despedí de todos y salí subiendo a la camioneta para llegar al lugar que le indiqué a Matt, media hora después llegó él luciendo confundido al ver lo que nos rodeaba sólo eran árboles.

—¿Por qué me has traído aquí?

—Ven —le tomé la mano jalándolo al camino de tierra —Te mostraré un lugar que para mí es muy especial.

No se opuso y se dejó guiar, seguimos caminando escuchando el sonido que se producía en los bosques hasta que llegamos a un viejo mirador. Solté su mano y me senté en una enorme piedra con la mirada perdida en la ciudad.

—Solía venir aquí para ahogar mis penas, lloraba y lanzaba preguntas al universo del por qué todo mi dolor, él porque me tocaba aguantar tanto sin sentirme merecedora de todos lo problemas que muchos solían llamarlo mi karma —sonreí a medias —pasaba horas mirando hacia abajo y pensando en todo lo que me hubiese evitado sino hubiera ido a esa fiesta. Conservaría mi trabajo soñado, estaría rodeada de mi familia y ninguno de sus miembros me odiaría. Tan sencillo como complicado.

Él se sentó a mi lado, podía percibir la intensidad de su mirada y quizá hasta confundido al no saber por qué le estaba diciendo estas cosas.

—Este lugar es como mi lugar seguro, aquí mismo lloraba y me consolaba, me daba consejos y me regañaba por las tonterías que cometía —voltee hacia él por unos pequeños segundos, me miraba con curiosidad y a la misma vez era como si me comprendiera. —Me sentía sola pero este lugar me reconfortaba, me hacía sentir en casa. Y tú tienes el mismo efecto en mi, cada que te veo, cada que me abrazas siento como si no necesitara más, me siento segura.

—Hay un pero, ¿no es así?

—Si —mis ojos se empañaron de lágrimas —hay algo que me carcome por dentro que no me deja ser completamente feliz.

—¿Y qué es? Cuéntamelo todo

—Tengo miedo —cerré mis ojos dejando que las lágrimas se deslizaran por mis mejillas —Siento que nada de esto saldrá bien, que seré castigada por haber hecho todo esto.

—¿Te arrepientes?

—No, y eso es lo que me preocupa. No me importó dañar los sentimientos de mi anterior pareja, ni mucho menos los de la tuya, me gustó ver el sufrimiento de esa mujer y que pese a todo tú no estabas dispuesto a dejarme. A veces pienso que lo que dicen de mi si es cierto, son una persona asquerosa, una mala mujer y encima de todo esto temo ser una mala madre y no ser un buen ejemplo para mi hijo.

»A veces siento que te voy a perder, que tú solo estás a mi lado por compromiso y no porque quieras restar aquí —solté un sollozo sacando todo lo que me duele —me aterra pensar que un día te canses de esto y te vayas, no lo soportaría pero tampoco quisiera forzarte a estar a mi lado.

Él se apresuró a tomar mi rostro entre sus manos, se acercó para dejarme un pequeño beso en mis labios desatando una infinidad de emociones.

—Escúchame, Faith, escúchame y déjame dejarte todo claro, ¿si? —asentí con mi cabeza preparándome mentalmente para lo que sea que su respuesta significara —No estoy contigo por compromiso, créeme que después de lo que bebí no sería algo que volviera a repetir, si aún estoy a tu lado es porque así lo quiero, si para ti soy tu lugar seguro, así tú eres el mío. Lo del bebé fue una sorpresa, no te negaré que me tomó por sorpresa porque hace mucho asimilé que no tendría hijos. Al igual que tú también tengo miedo de no ser el padre que él o ella necesita, no quiero cometer los errores que mi padre cometió conmigo. Temo que me terminen odiando y no ser lo suficiente para ambos.

»Te quiero, Faith, no dudes de eso nunca. Porque yo daría lo que fuera por mantenerte a salvo a ti y a mi hijo.

Era un mar de lágrimas para entonces, culpaba a las hormonas por hacerme llorar por cada cosita. Saber lo que él pensaba y sentía era un gran avance que me hacía disipar mis dudas.

—Somos malas personas, dañamos a nuestras antiguas parejas y eso no está bien.

—¿Y qué importa? —se encogió de hombros restándole importancia —Nada sucede porque si, estábamos destinados a encontrarnos y a querernos con este desenfreno, con la pasión que parece no acabar entre nosotros.

—¿Crees que esto tenga futuro?

—¿Por qué no lo tendría? No sobre pienses las cosas, si un día llegamos a terminar no será por las maneras en la que nos conocimos, sino porque te hayas casando de mi o por mayores problemas. No quiero verte angustiada por algo que no ha pasado, sólo mírame, estoy feliz de estar a tu lado.

—Trataré no seguir haciéndolo, pero compréndeme, no es fácil de creer que la historia no se volverá a repetir. Considero que ya he sufrido demasiado como para seguir haciéndolo.

Él asintió, limpió mis lágrimas y después pegó sus labios en mi frente llevándome a su regazo y envolviéndome en sus brazos. Sentía el latir de su pecho, su respiración calmada y sus manos deslizarse por mi brazos como si quisiera reconfortarme.

—Cuando estaba pequeño era muy pegado a mi madre —comenzó a hablar de repente —papá nunca estaba en casa y cuando lo estaba todo mundo lo sabía, llegaba a discutir con mi madre y a reprochar muchas cosas, ella sufría al descubrir cada infidelidad de su parte y a él no le importaba ocultárselas. De hecho, se pavoneaba con las mujeres frente a ella mientras le recalcaba lo "inservible" y "poca cosa" que era para él.

»Mi niñez no fue tan maravillosa, solía ser espectador de cada una de sus peleas, ya me sabía de memoria cada uno de sus reproches. Ese fue mi entorno durante toda mi vida a su lado, cuando crecí decidí tomar mi propio camino, lejos de todo. Pero entonces él descubrió a mamá con un amante, su cinismo fue tan grande que la trató como lo peor cuando él hizo lo mismo por años, la condenó a una vida miserable y a los dos días ella tuvo un accidente. Lo única mujer que amaba perdió la vida dejándome completamente sólo.

Por primera vez vi su lado sensible y humano, su mirada estaba perdida y una solitaria lágrima se escapaba de sus ojos. Era impresionante como ocultaba su propio tormento bajo esa máscara de indiferencia,

—Mi padre la mató, fue accidente provocado, su ego no soportó verla con otro, no soportó verla haciendo exactamente lo que él hizo con ella. Y eso es algo que jamás le voy a perdonar, no sólo arruinó mi niñez sino se encargó de no dejar ningún rastro de lo único bueno que tenía en la vida.

Ni siquiera tenía palabras para consolarlo, preferí quedarme en silencio y sólo acariciarlo para que supiera que lo estaba escuchando, una forma silenciosa de hacerle saber que ahora no estaba sólo. Para estos momentos valían más un silencio reconfortante que unas palabras ensayadas.

—Con esto quiero que entiendas que sería incapaz de hacerle lo mismo a nuestro hijo, si voy a estar contigo es porque te amo y no por una obligación —mi corazón saltó de mi pecho al escucharlo decir esas dos palabras que hacían que mi mundo fuera diferente —Jamás haría te dañaría intencionalmente.

Tomé su mentón entre mis manos, sintiendo su tersa piel bajo mi tacto y fundirme en esos ojos que producían sensaciones indescriptibles. No había duda que ambos compartíamos el mismo sentimiento, de alguna manera el destino se encargó de unirnos.

—De ahora en adelante no volveré a poner en duda lo que sientes. Te juro que siempre estaré a tu lado, serás el mejor padre para nuestro hijo.

Me sonrió antes de lanzarse a mis labios, demostrándome con esto lo que no podían describir las palabras. Esa ansiedad que nos consumía cada que pensábamos en el otro, esa manía de querer estar de esta forma siempre.

—Faith... —me llamó luego de unos minutos

—¿Si?

—Si lo piensas, no somos tan malas personas. Ambos estábamos en relaciones rotas, buscábamos en otros lo que ya no recibíamos de nuestras parejas.

—¿Estás tratando de justificar lo que hicimos? —solté un risita

—No, pero no deja de ser una verdad lo que dije.

—Pues si, pero lo correcto hubiera sido terminar con lo que ya no se podía sostener y luego comenzar con otra persona, ¿no lo crees?

—Lo correcto, ¿según quien? Las cosas buenas o malas son subjetivas. Nunca me he sentido mal por lo que hice, ni será un cargo en mi conciencia. Nunca me casé por amor sino por un compromiso, no le juré lealtad porque sabía que no se la daría.

—En mi defensa diré que no estaba casada —ambos reímos y nos quedamos por unos largos minutos en silencio y disfrutando sólo de nuestra compañía.

Era surrealista pensar lo que una persona podría significar, en cómo te hacía ver el mundo diferente y darte motivos para ser feliz. Mattew cambió mi vida, con él estaba descubriendo muchas cosas que desconocía.

—¿Cuál era tu sueño de pequeña, Faith? —preguntó de repente

—Quería ser la dueña de una empresa como mi padre —sonreí recordando cómo jugaba a ser él —Lo admiraba mucho y quería que él sintiera lo mismo por mi.

—Lo lograste, lo último no lo sé, pero lo primero si. Y tal vez no tengas su admiración pero tienes la mía.

—Eso me enorgullece más de lo que crees. Vaya, que no es fácil lograr que el señor Senador te admire.

Río besando la coronilla de mi cabeza.

—¿Qué hay de ti? ¿Cuál era tu sueño?

Se quedó pensativo por unos cortos segundos.

—Quería ser muchas cosas, uno de ellos era volar a la luna y mírame, la tengo en mis brazos —sonreí llenándome de ternura.

—Tiene muy buena labia, señor McConnell.

—¿Dirás que fue eso lo que te enamoró de mi? —alzó una ceja cuando me vio asentir —Mentirosa, fue mi verga la que te hizo ver las estrellas y quedarte a contemplarlas desde cerca.

Solté una carcajada mirándolo con humor.

—Cortas el momento romántico.

—¿Dirás que no fue eso? Porque tengo la idea de que amabas brincar encima de mi, que lo que te llevó a enamorarte no fueron palabras bonitas y dulces, fueron los momentos lujuriosos, carentes de ternura y llenos de agresividad. Porque así es como te gusta a ti, lo duro y agresivo.

—Si y no me da vergüenza admitirlo. Me encantas, mi amor, cómo tienes una idea

Sus ojos brillaron al escucharme llamarlo de esa forma y es que es así como quería nombrarlo desde hace mucho.

—Quiero que te vengas a vivir conmigo, Faith.

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