Capítulo 26
Mattew
"Aiden Wells confirma la ruptura de su relación con Faith Petterson, la joven empresaria que los últimos días se ha vuelto la sensación en redes sociales"
Decir que no me ponía feliz noticia sería mentirme, nunca me agradó el que no hiciera publico el rompimiento de su relación con el hijo de puta que se atrevió a venir a mi oficina a armar un escándalo. Me molestó mucho verla cerca de él en el evento de lanzamiento, de hecho no me agradaba que ningún hombre se le acercara. Las últimas semanas que pasé al lado de ella comencé a desarrollar cierta posesividad, como si me perteneciera, y en cierto punto así lo sentía.
Aún le daba vueltas a mi cabeza pensando en sus sentimientos, no me gustó verla tan afectada por mi y el que estuviera tan decida a alejarme y sacarme de su corazón era algo que me desconcertaba, no quería que lo hiciera, quería seguir ahí. Ser el hombre en su vida que nunca se comparará con otro.
—¿Me mandó a llamar, señor? —preguntó mi asistente entrando agitada, decidí pasar por alto que no haya tocado la puerta, no tenía tiempo para gastar en nimiedades.
—Llama a mi esposa e infórmale que pasaré por ella a las siete para ir a cenar —ordené sin despegar la mirada del computador analizando el proyecto que estaba por llevarse a cabo.
—¿Necesita que haga alguna reservación?
—No —respondí de inmediato, ya tenía todo cubierto.
Las ganas de llamar a Faith para preguntarle si estaba bien eran grandes, me decidí varias veces pero al ultimo desistía. Quería respetar sus deseos, darle su espacio, por alguna extraña razón no me gustaba ser la causa de sus problemas. Ya suficiente tenía con todo lo que le estaba pasando.
«Lo que hubiera dado por conocerte antes» pensé, Faith era una mujer excepcional, me cautivó su belleza y me hechizó en la cama, ninguna se sentía igual después de ella, los besos de otras me sabían a nada, las caricias y los juegos sexuales no se me apetecían, una sola vez recorrí a otra después que terminara nuestra aventura y no volví a hacerlo, en lugar de terminar satisfecho solo me sentí desesperado por volver a tenerla, volver a sentir su cuerpo reclamarme.
No sabía que me estaba pasando pero no había momento en el que no pensara en ella, incluso en mis sueños aparecía. Ella sin duda estaba marcando la diferencia entre las otras mujeres en mi vida.
«Faith, Faith... sal de mi cabeza»
Lancé furioso la tinta que sostenía en mis manos, me pasé las manos por el cabello sintiendo la desesperación recorrerme. Tenía que olvidarme de ella. Debía hacerlo por el bien de todos.
En el fondo sabía lo que ocurría pero no quería aceptarlo, eso podría llegar a arruinarlo todo. Y primero debía encargarme de Giorgia.
Cuando el reloj marcó las seis y cuarto salí de mi oficina y abordé la camioneta que me esperaba afuera, estaba atardeciendo y faltaba poco para que el sol se ocultara, el viento se estaba volviendo más helado lo que anunciaba los últimos días del verano.
El auto se detuvo frente a la mansión, decidí bajar y entrar al interior en busca de mi esposa, subí las escaleras y entré a la habitación que antes compartíamos, se estaba terminando de vestir y al verme a través del espejo me sonrió, se giró dedicándome una mirada llena de esperanza, sus ojos brillaban, seguramente pensando en que había ganado.
—Sabía que tomarías la mejor decisión —se levantó de la silla y vino a mi cruzando sus brazos por detrás de mi cuello y acercando sus labios a los míos. Dejé que depositara un pequeño beso en mis labios —Te extrañé mucho, esposo.
Ronroneo lamiéndome la barbilla, soltó una risita apartándose de mí para volver al sitio de antes y proseguir con lo que hacía.
—Estaba pensando que deberías volver a esta habitación, es suficiente rebeldía, ya es hora de que vuelvas al lado de tu mujer.
Me tragué las ganas de mandarla al diablo y solo asentí con la cabeza. Me convenía que sintiera que tenía el control de todo, que permaneciera tranquila y confiada.
No sé cómo el ex de Faith se dio cuenta de lo qué pasó entre nosotros, me daba desconfianza de la mujer frente a mi puesto que amenazó con arruinarla. O bien no pudo con la conciencia y terminó confesándolo ella misma.
—¿Dónde me llevarás? —preguntó mientras se ponía una argolla en las orejas.
—Es una sorpresa —contesté mostrándome relajado, la vi sonreír y tomar su bolso para luego venir a entrelazar nuestros brazos.
—¿Nos vamos?
Asentí caminando a su lado, su cercanía no dejaba de causarme repulsión, pero me mentalicé que debía aguantarme por el bien de todo lo que tenía.
Subimos al auto y cerré la ventanilla entre el conductor y nosotros para una mejor privacidad. Hice esto tantas veces con Faith, me había acostumbrado tanto a su aroma que se sentía extraño sentir la de Giorgia, eran mujeres tan diferentes pero indudablemente bellas, una más cautivadora que otra debía recalcar.
Mi cuerpo se tensó cuando dejó caer su cabeza en mi pecho y su mano descansaba en mi pierna, quise arrancarle el celular de las manos y aventarlo por la ventana cuando noté que estaba sacando fotos, lo último que quería es que me vieran con ella. Mucho menos cierta mujer que me llevaba al mismísimo infierno.
—Deja eso —me molesté —sabes que odio que tomes fotografías.
—Solo fue una, no es nada malo, mi amor —hizo un puchero, lejos de darme ternura solo causaba que la rabia incrementara. Estaba a nada de explotar y mandarla al otro mundo para que dejara de joderme la vida. —Mira que lindos nos vemos.
—Borra eso y no se te ocurra subirla a redes.
—¿Por qué? —se molestó —¿Tienes miedo a que la vea ella?
—No, y deja de mencionarla.
Su rostro se relajó sonriendo de nuevo.
—Tienes razón, esa maldita perra ya salió de nuestras vidas.
Cerré mis ojos por un momento tratando de encontrar la paciencia suficiente para aguantarla por las próximas horas.
El auto comenzó a adentrarse a las residénciales, traté de mantener a Giorgia distraída y que no mirara el lugar donde estábamos llegando.
No dejaba de pasear su mano por mi pecho, de dejarme besos en los labios, los cuales no eran correspondidos.
—¿Qué hacemos aquí, Mattew? —preguntó molesta cuando bajamos del auto y la mansión de su familia estaba frente a nosotros. Quiso alejarse pero presioné mi agarre en sus caderas obligándola a caminar a mi lado.
—Llamaron por la mañana y nos invitaron a cenar —contesté con sequedad
—Mientes —murmuró y pude sentir su miedo.
—No, acepté venir ya que hacía años que no veníamos aquí. Es una buena manera de iniciar de nuevo, ¿no lo crees, esposa?
El que usara ese término la convenció, dejó de caminar a la fuerza y su cuerpo se relajó volviendo a sonreír y pegarse a mi cuerpo. La puerta de entrada fue abierta, su padre nos recibió y nos acompañó hasta el living donde permanecía el resto de su familia.
—Buenas noches —saludé soltando el agarre en Giorgia para que saludara a sus hermanos y a su madre.
—No lo podía creer cuando Adam me dijo que venían, es muy difícil tenerlos por aquí —la madre la abrazó con efusividad siendo un poco descuidada y presionándola mucho.
—Cuidado, señora Griffin —fruncí el entrecejo alejándola de mi esposa ganándome las miradas confundidas de los presentes —Giorgia está embarazada y es peligroso tanta efusividad.
El rostro de mi esposa palideció, su familia en cambio se mostró sorpresa y alegría con la noticia.
—¡Que gran noticia! ¡Felicidades, mi niña! —la madre comenzó a besarle el rostro abrazándola, esta vez siendo cuidadosa.
—Enhorabuena, Mattew —el señor Griffin palmeó mi espalda y mostró un ápice de sonrisa, los hermanos se acercaron a felicitarla manteniendo su distancia conmigo. Jamás nos llevamos bien. Nunca les gustó el que me comprometieran con su hermana porque según ellos no la merecía y sólo la haría sufrir.
—¡Un nieto, Adam! ¿No es una maravillosa noticia?
—Lo es, esperemos que sea un niño. El heredero de los McConnell.
Solté una sonrisa irónica buscando la mirada de Giorgia quien estaba asustada y sólo negaba con su cabeza pidiéndome silenciosamente que no lo hiciera. Se confió, pensó que accedería q sus chantajes y me quedaría quieto. No soy un hombre que cede ante los demás, si digo que ya no quiero algo lo desecho sin importar nada.
Ella no tenía pruebas de sus acusaciones y no me daba miedo que me investigaran porque estaba limpio, hace mucho que me encargué de deshacerme de toda la mierda de mi familia, mis negocios estaban desvinculados a los de ellos, no tenía ninguna posesión de los McConnell.
—Temo decirte que no es así, Adam —solté teniendo la atención de todos.
—Matt... —susurró ella mirándome cada vez más asustada, aún no se había hecho el aborto y utilizando a mis contactos logré obtener una muestra de ADN del feto.
—Ese bebé no es mío —declaré sacando de mi saco los resultados que me entregaron esta mañana —Voy a divorciarme de tu hija y según como estipula el contrato que firmamos, las propiedades se Giorgia seguirán perteneciéndome.
Le di el sobre a Adam mientras le sonreía a la que no por mucho seguiría siendo mi esposa.
—¡Mientes! ¡Él miente, padre! —chilló descontrolándose y buscando refugio en su hermano mayor, quien no dejaba de verme con odio —Yo no estoy embarazada, es todo una mentira de él para deshacerse de mi, sabes que lleva años queriendo hacer esto. Madre, es mentira, no le crean.
La mujer la miraba afligida, no había nada que hacer por ella.
—Vine a entregárselas porque en mi casa no vivirá más, no me voy a hacer cargo de un bastardo que no es más que el hijo de su chofer.
El señor Griffin arrugó el papel en sus manos furioso, mirando decepcionado a su hija y lanzándole maldiciones. Para una familia tan conservadora como la de ellos era aberrante que una de sus hijas estuviera albergando en su vientre el fruto de una infidelidad, un hijo de un "miserable" según sus palabras.
Aproveché el momento para sacar los documentos de divorcio y plantarlos sobre la mesa que estaba cerca, saqué un lápiz que traído en mi saco y se lo tendí.
—Fírmalo —ordené
—¡No! No voy a hacer eso porque no estoy embarazada.
—Aún lo estás, te recuerdo que te cambiaron la cita y no podrán sacártelo hasta la próxima semana.
—¡Fírmalos, Giorgia! —bramó su padre, tomándola de la mano y arrastrándola hasta la mesa —¡Eres una deshonra!
Las lágrimas bañaban sus mejillas y sus manos temblaban, me miró con odio antes de tomar la tinta y firmar, brindándome el regocijo que desee desde hace mucho.
—Mi abogado te contactará, y sólo para recordarte, es mejor que mantengas la boca cerrada sino quieres sufrir más consecuencias.
Comenzó a reír como una desquiciada, su madre trató de acercarse pero ella no se lo permitió.
—¿Crees que después de esto te tengo miedo? Ya no tengo nada que perder, Mattew. Voy a destruirte, a ti, a tu familia y a tu asquerosa puta.
—Metete con ella y desapareces de este mundo.
—¡A mi hermana no la amenazas! —se metió el hermano mayor siendo respaldado por el otro.
—No me hagan recordarles lo que soy capaz de hacer —me dirigí a ellos —una sola llamada y lo pierden todo. Si ella abre su asquerosa boca para difamarme todos ustedes pagarán las consecuencias.
Los Griffin dependían de mi familia, se concertó la unión porque mi padre fue amigo del suyo, pero esa amistad terminó hace años y sólo permanecía unida por Giorgia.
—Tenlo por seguro que así será, Giorgia no hará nada que pueda afectarte—aseguró su padre.
—Eso espero —dije antes de darme la vuelta para salir de esa casa, cuando iba de camino a la camioneta otros guardias se encargaban de bajar el equipaje de Giorgia, desde la mañana recibieron las órdenes de empacar sus cosas en cuanto saliéramos.
Seguramente aún no terminaban de sacar todo, por lo que decidí ir al apartamento en la ciudad y celebrar de una vez que me había deshecho de esa mujer.
Al entrar tomé una botella de vodka y salí al balcón, bebí directamente de ella mientras mi mente traía los recuerdos de la única mujer que había pisado este lugar. Bajé el cierre de mi bragueta y comencé a acariciarme mientras recordaba las veces en las que me la cogí, lo bien que se sentía su canal apretado, en cómo disfrutaba montarme y chupármela, lo dispuesta que estaba siempre, nunca se negaba y sólo se abría dé piernas invitándome a pecar.
Solté un gruñido trayendo la imagen de ella pidiendo que la grabara, las ganas con las que saltaba y se adueñaba de mi miembro, en cómo gemía mi nombre y pedía por más. Cuando repetía que jamás se cansaría de mí.
Terminé eyaculando sobre mi mano, y culpando al alcohol capturé el momento y se lo envié a ella mientras añadía un texto.
"Lo que provocan tus recuerdos"
No esperé una respuesta de su parte, porque lo más probable es que me ignoraría. Guardé el móvil en mi bolsillo y seguí bebiendo tratando de olvidarla, de tener un poco de paz pero aún en mi embragues seguía presente.
Estaba perdido.
....
Faith
Me quedé en shock luego de ver partir a Aiden, preguntándome cómo lo supo. Me descontrolé cuando comenzó a lanzarme mierda haciéndose la víctima, no pude controlar mi lengua y le solté todo lo que pensaba.
Estaba harta de ser yo quien siempre recibía insultos y se aguantaba los griteríos, ya no iba a quedarme callada en espera de que me otorgaran la palabra. Me iba a hacer escuchar así fuera por la fuerza.
Ni mi familia ni Aiden me iban a hacer sentir de menos por mis errores, no cuando ellos no eran ningunos santos y también me hicieron daño. Independientemente de si me fue infiel o no, Aiden me hizo sufrir con sus desplantes e indiferencias.
Respiré tranquila cuando por medio de las redes sociales hizo pública nuestra ruptura, dejó de seguirme en las redes sociales y yo hice lo mismo, después de como terminó todo era obvio que no querría saber nada de mi.
—¡Faith! ¿Estás bien? —preguntó mi amiga tocando la puerta del baño.
Tenía ratos de estar vaciando todo mi estómago en el retrete, no sabía que estaba pasando conmigo pero las náuseas cada día incrementaban más, los mareos se estaban volviendo insoportable y el estar vomitando a cada nada me estaba matando.
—Si —contesté levantándome y abriendo la puerta para que pasara en lo que había el grifo para lavarme la boca.
—¿Desde cuando estás así? —preguntó bastante seria para mi gusto.
—Desde hace unas semanas —contesté cuando terminé de cepillarme la boca. Me sostuve del lavamanos sintiendo la debilidad en mi cuerpo.
—¿Y el periodo?
Solté una risita comprendiendo lo quería decir.
—No estoy embaraza, Rebeca.
—Contesta, Faith
Me encogí de hombros, no lo recordaba, nunca llevaba cuenta de ello.
—No lo sé, sabes qué hay meses enteros en los que se me ausenta.
—Llamaré a George para que pase por una prueba de embarazo, creas o no, te harás esa prueba y saldremos de dudas.
—No es eso, pero si insistes dile que la compre y que se apresure con la comida porque muero de hambre.
Los había invitado para no pasar la noche sola y como siempre, su compañía era agradable. Teniendo en cuenta la gran confianza que tenía con ellos, les había contado lo sucedido con Aiden, siempre estaban al tanto de todo lo que pasaba en mi vida.
George se burló de mí por lo ridícula que me había visto peleando con Giorgia en el club, me recordó lo que siempre dije "Jamás pelearía con otra mujer por un hombre"
—¿No te preocupa?
—No, porque estoy segura que no estoy embarazada.
Me lancé en el sofá echando mi cabeza hacia atrás y cerrando mis ojos en espera de que pasara los horribles mareos. Mi amiga se perdió en la cocina y no siguió molestando más con el tema, pero por lo que alcancé a oír si le pidió a su prometido que pasara por la farmacia por la dichosa prueba.
Mi teléfono vibró con la llegada de un mensaje, con pereza abrí los ojos para revisar quien había sido, mi corazón latió de golpe al ver el nombre de Mattew en él, era una foto la cual no dudé en ver.
Tuve que apretar mis piernas y morder mi labio inferior con fuerza con las ganas de ser yo la que hubiese tragado todo. Indecisa si responder o no, terminé haciendo lo primero.
"Si supieras lo que tu recuerdo provoca en mi"
Busqué una foto de las que me tomó ese día en su apartamento, mi trasero con él adentro.
"Si tan sólo pudiera revivir ese momento"
Su respuesta fue casi inmediata, me reprendí mentalmente porque estaba fallando al contacto cero, lo cual era la primera regla para superar a alguien.
"Preciosa, tú puedes revivir eso cada que se te apetezca"
Todo mi cuerpo se descontroló con ese simple mensaje, el cual fue adjuntado con una dirección. La de su apartamento.
—¿Nueva conquista? —preguntó mi amiga sacándome de mi burbuja.
—No
—Si sigues hablando con él nunca lo vas a superar.
No le respondí y sólo guardé mi móvil sin contestarle. Ella tenía razón.
Esperamos pacientemente a que George llegara, cuando lo hizo lo primero que me dio fue la dichosa prueba, la cual me negaba a hacérmela, de pronto el nerviosismo de que saliera positiva me llenó de pánico. Imposible, no puedo ser parte de ese 1%
«No estoy embarazada. Es mera sicosis» me dije a mi misma.
—Hazla, Faith y sácame de estas dudas horribles.
—No, primero comeré, muero de hambre.
No insistió, cada uno tomó su comida mientras poníamos una de esas películas que amábamos ver. Pero la que esta vez no pude disfrutar con la duda carcomiéndome la cabeza. La caja que contenía la prueba estaba sobre la mesita frente a nosotros, a cada nada fijaba mi vista en ella pensando en qué pasaría si arrojara positivo.
El pánico comenzó a extenderse por mi cuerpo, retorcía mis manos sintiendo la antiedad de la duda, y el que mis amigos se quedaran mirando fijamente no me ayudaba en nada.
—¡Ya! Dejen de mirarme así —me levanté del sofá y ellos solo levantaron las manos en señal de inocencia. —Ya vuelvo
Tomé la caja sintiendo el corazón en mi boca, subí a mi habitación y me encerré en el baño mirado nerviosa el objeto que saqué de la caja. Hice el procedimiento y chequé la hora en mi móvil.
Cinco minutos, eso era lo que había que esperar para el resultado. Nunca pensé que el tiempo pasara tan lento, casi se volvió una tortura ver cómo cambiaba cada minuto.
Con la mano temblorosa tomé la prueba cerrando los ojos segundos antes de que el resultado entrara en mi campo de visión. Tomé largas respiraciones antes de abrirlos y quedarme congelada.
«Positivo»
Esto no podía estar pasando, no a mi. ¿Qué iba a hacer con un niño? Palidecí y a trompicones salí del baño, me senté en la orilla de la cama sin dejar de leer la palabra en el espacio de resultado.
Las ganas de llorar volvieron, lancé la pequeña paleta y me hice un ovillo en la cama. ¿Qué podría salirme peor? Cierto, embarazarme de mi amante.
Me sentía tan estúpida confiando plenamente en el anticonceptivo, debí ser más consciente y no haber dejado de utilizar el preservativo. No se me cruzaba por la cabeza el decirle que esperaba un bebé suyo, no me creería, pensaría que quizás es de Aiden o que lo hice a propósito. Las probabilidades de embarazo con el implante eran casi nulas y justamente a mí me pasaba esto.
«Maldición»
La puerta de mi habitación se abrió, oí los pasos de Rebecca acercarse a la cama y soltar un jadeo, seguramente al ver el resultado de la prueba.
—Estás embarazada, Faith —no supe en qué tono lo dijo, parecía emoción mezclado con preocupación. —¿De quién es?
Voltee a verla con los ojos cristalizados, me sentía como una niña que acaba de cometer la peor de las travesuras y quizá así era. Acababa de cometer la peor de las estupideces.
—De Mattew —solté en un hilo de voz, la vi tomar una larga respiración antes de sentarse a mi lado y acariciar mi cabeza.
—Debes calmarte, pensar con cabeza fría la decisión que vas a tomar —su voz era suave —estas cosas pasan, Faith. No debes sentirte tonta o una descuidada, son riesgos que se toman para disfrutar un momento de placer.
Me quedé viendo a la nada considerando que hacer pero no había nada en mi mente, estaba bloqueada.
—Quiero estar sola, Rebecca.
—No te preocupes, ahora mismo le digo a George que nos vayamos.
Asentí volviendo a acostarme en posición fetal, tenía tantos planes en mi vida que lo último en lo que pensé es un bebé. Una responsabilidad tan grande que acarreaba tener uno y del cual aún no me sentía preparada.
«¿Qué voy a hacer?»
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