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Capítulo 22



Mattew

En mis treinta y seis años jamás había sentido amor por ninguna mujer que no fuera mi madre, ni siquiera mi esposa fue poseedora de ello. Nuestro matrimonio fue concertado por conveniencia, según las palabras de mi padre era la indicada para hacerme compañía a lo largo de mi carrera, una mujer de buena posición, de buena posición, hermosa y en definitiva la mejor opción para mi.

Crecimos juntos y con la idea que un día nos casaríamos, a pesar de eso cada quien vivió su juventud con quien mejor le parecía, ella no se abstuvo de tener sus novios y yo las mías. Pero cuando terminamos la universidad nos casamos, quería formar una "familia" con ella e intentar una buena convivencia, siempre le tuve un cariño especial pero eso cambió conforme pasaban los años, todo se volvió un infierno cuando cada quien velaba por sus intereses. Ella se marchó a hacerse de un nombre en las pasarelas y yo me quedé forjando mi propio imperio, hubo un momento en el que quería estar con ella, en arreglar todo pero Giorgia lo vio siempre del lado equivocado o del que le convenía, utilizó nuestra situación para victimizarse en las revistas, crear una historia inventada de todo lo que luchó por abrirse espacio en el modelaje.

Cuando solicité el divorcio muchos se opusieron pero lo que en verdad me detuvo fue la muerte de mamá, después de eso no tenía cabeza para pensar en otra cosa que no fuera en asimilar su ausencia, un golpe duro que me costó superar. Me centré tanto en la campaña y ganar que me olvidé de Giorgia, importándome poco si estaba a mi lado o no. Siempre tuve compañía femenina, las amantes nunca me faltaron pero con ninguna establecía un contacto continuo. Ninguna duraba más de dos semanas conmigo, me aburría y buscaba otra.

Así era hasta que la bella Faith llegó a mi vida, una mujer sensual que despertó a la bestia, la tomé no una, ni dos y mucho menos tres, perdí la cuenta de las veces que tomé su cuerpo, olvidándome de otras mujeres y centrándome sólo en ella, en esa mujer decidida que tenía claro que lo que sucedía no iba a llegar más allá de ser una aventura. A diferencia de otras mujeres ella se abrió paso en mi vida en tan solo semanas, compartía tiempo que no con mi esposa lo hice, la llevé de vacaciones y disfruté tenerla a mi lado, verla sonreír y simplemente dormir a mi lado. Había algo que ella despertaba en mi y no sabría cómo describirlo, pero no se comparaba a nada de lo que alguna vez sentí por Giorgia.

Era especial, esa era la única palabra por la que podía catalogarla, no mentí cuando dije que era importante y eso quedó demostrado cuando fui por ella a la isla de su familia, percibí su desesperación y no dudé en tomar mi helicóptero y sacarla de ahí. Cuando me contó lo que le sucedió hace un par de años, verla tan frágil y vulnerable se me metió a la cabeza que tenía que descubrir lo qué pasó esa noche. No pude soportar ver el tormento en sus ojos, esa incertidumbre de si era víctima o no.

Pero todo eso se disipó cuando leí su absurda nota pidiéndome que me alejara y que no volviera a buscarla, desató mi ira y por mi propio orgullo no la busqué hasta el día del evento. Su confesión me descolocó por completo y no supe cómo reaccionar.

—No quiero que vuelvas a buscarme, Mattew. Cómo te lo expliqué en el papel, nuestro trato será meramente profesional. Respeta mi decisión y sólo aléjate, déjame superar esto y sacar este sentimiento de mi pecho que no hace más que consumirme —fue lo que dijo antes de marcharse y dejarme solo en medio de la oscuridad sin saber cómo actuar, mi cuerpo no reaccionaba y sólo cerré mis ojos por un momento tratando de poner en orden todo lo que desató en mi cabeza al escuchar su confesión.

Me hubiera esperado todo menos eso, creí que me dejaba para volver con el maldito novio que tenía y tal vez eso hubiera sido mejor que el que estuviera enamorada de mi, yo que no tenía nada que ofrecer, un hombre que estaba atado de por vida a una mujer chantajista que no estaba dispuesta a soltar mi apellido y su posición.

Al verla perderse por los pasillos regresé donde se llevaba acabo la fiesta, evitando a las personas que aprovechaban el momento para pedirme favores, no estaba interesado en ayudarlos. Solía ser así hasta que hice una excepción por Faith, ni siquiera le importaba si era viable su empresa, lo que quería era tener algo que me uniera siempre a ella.

Las horas pasaron y no volví a ubicarla, Willow se acercó a mi para debatir algunos asuntos del congreso, a penas y le ponía atención. Mis ojos captaron el rojo de su vestido y el que su novio, o ex novio, apareciera a su lado sólo me molestó más de lo que estaba. Una imagen absurda se cruzó por mi cabeza, a él tocando lo que por todo este tiempo ha sido mío, apreté mis puños conteniendo las ganas de ir a romperle la cara de niño bonito.

Por un instante nuestros ojos hicieron contacto visual, pero no duró mucho ya que vivió la mirar al hombre junto a ella. Quien volteó a verme con recelo, decidí ignorarlos y poner mi total atención en lo que Baker me decía.

El estallido de un vidrio nos hizo voltear a todos, el acompañante de Faith había roto su copa y ahora tenía su mano ensangrentada, ambos perecían alterados como si acabasen de tener una discusión. Sin pensarlo caminé hacia ellos percibiendo a Baker seguirme.

Conocía a Faith y parecía un poco desconcertada y alterada.

—¿Todo bien? Su pequeña discusión está llamando la atención —dijo Baker mirando la herida del hombre—vamos, te ayudaré a limpiar esa mano.

Los murmullos de la gente no paraban, sacando conclusiones de lo sucedido catalogándolo como "¡Ups! Parece haber problemas en el paraíso", el viejo Baker se llevó al actor lejos de la gente dejándome a solas con ella.

—¿Estás bien? —pregunté utilizando un tono suave, después de lo qué pasó en el pasillo no sabía cómo hablar con ella, ni mucho menos en cómo debía actuar. «¿Debería ser indiferente?» suponía que si, su petición fue olvidar todo lo sucedido.

Sacudió su cabeza evitando el contacto visual conmigo.

—No, quiero ir a casa —la desesperación era notoria.

—Te llevo —me ofrecí, no era prudente que condujera a cada en ese estado. Tampoco quería dejarla sola y mucho menos alejarme, algo en mi interior quería decírselo, pero eso conllevaría demasiadas cosas que no tenía pensado hacer.

—¡No! No te quiero cerca —me lo recordó —no me hagas repetirlo una vez más.

—Faith... —susurré su nombre queriendo convencerla para que no se fuera sola.

—Faith nada. Sólo déjame y olvídame, esto jamás debió ocurrir, dañamos a dos personas que no hicieron más que amarnos. No hay justificación que valga para lo que hicimos.

«Culpabilidad» era eso lo que tanto la estaba atormentado, se enamoró de mi mientras amaba a otro, debía ser un peso demasiado grande. La dejé marchar, no quería darle otro motivo para sufrir. Debía alejarme de ella y no ocasionarle más tormento por mucho que deseara seguir teniéndola a mi lado.

...

Después de esa noche no había logrado conciliar el sueño, mi mente no dejaba de pensar en ella, no aceptaba el tener que renunciar, el no verla más, no poder disfrutar de su boca y de ese cuerpo que se había convertido en mi perdición. El tener a otras mujeres me sabía a nada, puesto que ellas no tenían la chispa que Faith tenía, no me miraban con esa mirada oscurecida que compartía la misma bestialidad que la mía. Los gemidos no eran igual sino salían de su boca.

«Estoy perdido»

Aparté a la mujer desnuda que estaba sobre mi, sintiendo la frustración por no haber llegado, el    libido se le bajó cuando abrí mis ojos y no fue a ella a la que vieron. Tomé mi ropa apresurándome a vestir y dejándolo los billetes en el buró para salir de la habitación de hotel.

Abordé mi camioneta perdiendo la mirada en la ventana, al lugar que iba no era mi favorito, deseaba que llegara el día en que por fin me deshiciera de lo que me ataba a esa casa.

Los portones de la residencia se abrieron dándonos paso al inmenso jardín, era de noche pero no lo suficiente tarde para que la mujer que habitaba en ella se encontrara dormida. El asco que sentía por ella hasta parecía absurdo, era una mujer demasiado hermosa, la fantasía de cualquier hombre, pero no la mía.

—¡Mi amor! —chilló levantándose del sofá para venir a mi y plantarme un beso en la boca, la aparté de inmediato mirándola mal y pasando directamente a las escaleras. Pero Giorgia no era alguien que se diera por vencida tan rápido, me siguió hasta mi habitación.

—Sal —ordené de mala gana.

—Hueles a perfume barato —hizo un feo gesto —¿Vienes de estar con ella, cierto? —el tinte de su voz se fue elevando.

Faith podía oler a cualquier cosa menos a perfume barato, y el que la mencionara no ayudaba en nada a olvidarla.

—No —respondió con sequedad deshaciéndome de la corbata deseando que se largara de una vez por todas.

—¡Mientes! ¿Debo recordarte la advertencia, Mattew?

—¡Sal, maldita sea! —señalé la puerta girándome a verla alterado, haciéndola retroceder un paso.

—No —tragó grueso —Hasta que jures que no volverás a verla, porque te juro que no me va a importar destruirte con tal de no ver como esa mujer ocupa mi lugar.

Reí irónico, corté la distancia entre los dos y tomé su rostro del mentón, ladee mi cabeza disfrutando de su debilidad en cuanto mis dedos rozaron con sus labios, los entré abrió viviendo pesada su respiración. La ilusión en los ojos sólo me hizo divertirme más de la situación.

—No juegues conmigo, Giorgia. Estás tentando demasiado al diablo, no quieras jugar con algo que no puedes dominar —ejercí un poco más de fuerza en mi agarre sacándola de su burbuja de ensoñación —¿Qué diría tu familia si supiera que mantienes una aventura con tu chofer? ¿Qué harían contigo si supieran que albergas en tu vientre un pequeño bastardo?

Solté una pequeña carcajada viendo el temor en sus ojo, su agonía por querer soltarse de mi.

—No pareces tan valiente ahora, esposa —de una manotada apartó mi mano —¿Qué? ¿Pensaste que nunca me daría cuenta? Sé de la cita que tienes programada para la próxima semana para que te saquen el feto, me da curiosidad cuántos abortos llevas.

Su pecho temblaba, no sabía ni cómo pararse y sus ojos se llenaron de lágrimas demostrándome lo débil que ha sido siempre.

—Seguro tu familia te desheredaría, no pondrían objeción para que quieran divorciarse de ti —sonreí —tu jugosa herencia pasaría a mi.

—Hazlo y todo mundo sabrá de los juegos sucios de tu familia. Se enterarán que tu padre fue el que mató a tú madre y a su amante, que él es el responsable de la contaminación que llevan años buscando un culpable. Todo el mundo sabrá que fuiste tú quien le proporcionó por años información privilegiada a la mafia —soltó una risa victoriosa —no sólo perderás tu cargo sino tus empresas, perderás todo tu puto dinero y detrás de las rejas. Tú no eres más que otro político corrupto que utiliza sus empresas para el lavado de dinero, esa es el verdadero imperio de los McConnell.

—Anda, ve y gritárselo a todo el mundo —sisee mostrándole que no le temía a sus amenazas —no tienes pruebas que me incriminen porque no existen. Mis empresas están limpias de toda la porquería de mi familia, no soy cómplice de mi padre y por años me he desgastado buscando las pruebas para terminar con él y eso tú lo sabes. Ve y díselo a la prenda, ya veremos quien termina con la carrera de quien —me llevé la mano a la boca fingiendo sorpresa —¡Oh! Por poco se me olvida que tú ya no tienes una carrera.

—¡Eres un maldito infeliz! —quiso abofetearme como lo hizo con Faith —Voy a destruirte con lo que más te duele, voy a exponer a esa puta arribista...

—No se te ocurra meterte con ella porque lo vas a lamentar, eso te lo juro, Giorgia.

Su pecho subía y bajaba, sus ojos parecían querer salirse de lo exaltada que estaba.

—Mañana te llegará esa solicitud de divorcio y la vas a firmar —continué

—¡No, ya te dije que no lo voy a hacer!

—Lo harás —sentencié —y sino quieres perderlo todo recuerda ir a esa cita. Conociendo a tu familia jamás aceptarán a un bastardo e hijo de un don nadie.

No tenía nada en contra de la falta de posición y dinero, pero su familia no opinaba lo mismo. Giorgia provenía de una familia machista que se quedó con las tradiciones pasadas.

—Si me divorcio de ti siempre me expulsarán de la familia —sus ojos no paraba de soltar lágrimas —y mis acciones seguirán en tu poder.

—Te las daré y me encargaré de que tengas lo necesario para seguir con tu vida, casa y propiedades, aún cuando no debería hacerlo.

Ella rió y negó con la cabeza.

—Piensas que soy tan ingenua para creerte eso. Te conozco, eres demasiado egoísta y siempre te he importado una mierda. No te daré el divorcio, no le daré vía libre a esa perra.

—¡Deja de llamarla así!

—Tus secretos o ella, Mattew. Tenga o no pruebas, sabes que eso va a destruirte. Van a investigarte y en el proceso perderás millones de dólares en abogados y si tengo suerte encontrarán las pruebas que necesito para verte revolcarte en el lodo.

Asentí dándome cuenta de su elección. Mis amenazas no eran vacías, las cumpliría y me aseguraría de destruirla tanto que el mundo se olvidaría de su nombre.

—Como lo desees, Giorgia —me aparté de ella y señalé la puerta —de todas maneras tienes toda la noche para pensarlo, puedes cambiar de opinión firmando el papel que llegará mañana. De ti depende tu futuro.

—Vete a la mierda con todo y propuesta, pero dudes que si le dices algo a mi familia el mundo entero sabrá quien eres en realidad.

—Si, si —estaba aburrido de escuchar lo mismo —largarte que no soporto tu cercanía.

No se opuso y se marchó cerrando la puerta de golpe. Debía conseguir que desistiera de esa idea, no estaba para aportar escándalos, la posición que ahora tenía me gustaba y por sus caprichos no iban a perderlo.

A la mañana siguiente me levanté temprano como de costumbre, salí de casa y me detuve en un restaurante a desayunar lejos de todo lo que me frustraba. No me tomó mucho tiempo, de camino a la oficina le llamé a mi abogado para saber los avances que tenía con lo de la demanda de divorcio. Ni con los mil chantajes que me hiciera seguiría casado con ella, me iba a encargar de destruir sus cimientos para que no volviera a levantarse y ni se lo ocurriera volver a enfrentarme.

Le di indicaciones a mi abogado para que buscara la manera de investigar todo sus movimientos y negocios.

—Buenos días, señor McConnell —mi asistente esperaba a un lado de su escritorio con el café en manos.

—Llama a Mason Miller para que me muestre los avances de su trabajo —ordené abriendo la puerta y tomando el café de sus manos.

—Si, señor —respondió intentando entrar pero cerré la puerta antes de que lo hiciera.

Me molestaba cada que entraba y no la veía a ella esperándome, ya no recibía sus besos matutinos que de algún modo hacían que mi día fuera más ameno. Por mucho que me costara admitirlo ella causó gran impacto en mi, me brindaba una calma que muy pocas veces experimenté en mi vida.

El detective privado que contraté para que investigara el caso de Faith apareció una hora después, entró a la oficina con su laptop en mano tomando asiento frente a mi.

—Dime qué tienes.

—Todas las pruebas para iniciar un caso contra Jake Smith y Lauren Petterson —eso seguramente la pondría de buen humor, vi la agonía en sus ojos al no saber lo que sucedió esa noche.

—¿Qué tiene que ver Lauren Petterson? —pregunté al percatarme que también mencionó el nombre de la hermana.

—Le mostearé los videos si lo desea —asentí y de inmediato el hombre se levantó encendiendo la laptop y poniendo los videos de distintas cámaras de seguridad, explicándome sus conjeturas, en los detalles que a simple vista no eran captados y con cada cosa que decía mis puños se iban apretando con fuerza, deseando tener ese hijo de puta frente a mi y molerlo a golpes. Arruinar a la maldita envidiosa de su hermana por hacerla pasar por tal tormento, sin dejar escapar a su familia por no haberla escuchado.

—¿Qué hará, señor McConnell? —preguntó el detective cuando terminó de mostrarme todo lo que tenía recopilado.

—No seré yo quien decida qué hacer, quiero que se los muestre a la señorita Petterson. Sea cual sea su decisión quiero esas pruebas en mis manos —Saqué mi chequera para pagarle la última parte del dinero y extendérselo —ahora mismo te envío la dirección donde puedes encontrarla.

Le mando la ubicación de su oficina y hago llamar a mi asistente para que se encargue que Mason sea recibido de inmediato cuando llegue. Me hubiera gustado estar ahí para ella, pero eso sólo haría más grande el problema.

No comprendía por qué el constante deseo por tener contacto con ella cuando me decía a mi mismo que sólo fue una mujer más de la extensa lista.

Después de darle vueltas al asunto no pude conseguir la tranquilidad y terminé saliendo de la oficina para ir en busca de ella. Faith era una persona solitaria, el impacto que esto tendría en ella sería demasiado grande. Por años fue acusada de algo que no hizo, fue señalada de victimaria cuando sólo fue parte de un sucio plan.

El auto se detuvo frente al edificio donde tenía las oficinas su empresa, subí el ascensor checando la hora, Mason había mandado un mensaje que ya se encontraba aquí.

—Buenos días, ¿en qué podemos ayudarle? —la recepcionista me recibió brindándome esa sonrisa ensayada que era típico en ellas.

—La oficina de Faith Petterson, ¿dónde está? —pregunté impaciente

—¿Tiene cita? —inquirió con la mirada en el computador.

—No, y necesito que ahora mismo me diga dónde está.

—Lo siento pero sin una cita no puede pasar —insistió y los guardas de seguridad comenzaron a acercarse.

—Señorita —me llevé la mano al puente de la nariz —necesito que me diga dónde está ubicada la oficina de mi mujer.

La recepcionista abrió los ojos impresionados reparándome de arriba abajo, medio asintió y pidió que la siguiera. Caminamos por los pasillos hasta llegar a una oficina de paredes de cristal, podía observarla desde mi posición luciendo como imaginé que estaría al ver todo lo sucedido.

No esperé a que pidieran permiso para entrar, me apresuré a sobrepasar la caminata de la recepcionista e ingresar llamando la atención de las dos personas que se encontraban ahí.

Su mirada abatida y sus mejillas mojadas me lo decían todo, su labio inferior temblaba y sus manos se encontraban enredadas en su cabello. Cuando me miró se levantó de inmediato lanzándose a mis abrazos, de inmediato la envolví en ellos dejando que ocultara su rostro en mi pecho. La sentía temblar y ahogar su llanto, no era para menos su estado, no era fácil de asumir el que otra persona haya usado tu cuerpo a su antojo.

—Puedes retirarte, envíame todo por correo —el hombre asintió tomando sus cosas y yéndose del lugar.

Acariciaba el cabello de la mujer en mis brazos, sintiendo como las lágrimas empapaban mi camisa. Me dolía verla de esta manera tan vulnerable, ella siempre lucía como una mujer fuerte e inquebrantable, una que siempre tenía el control de la situación.

—Todos estos años me acusaron de algo que no hice, me difamaron, tuve que soportar el acoso de la prensa, perder mi trabajo y la espalda de mi familia, fui señalada como una zorra por querer quitarle el marido a mi hermana, por envidiarla cuando no fue así y ella lo sabía —dijo entre hipidos, incapaz de levantar su mirada. Sólo se aferraba con fuerza a mi camisa sin dejar de derramar lágrimas.

—Pagarán, te juro que lo harán. Ella debe pagar las consecuencias, te difamó y arruinó tu reputación. Hizo que tu familia te odiara y te señalara.

—En ese entonces no merecía que me llamaran de esa forma, nunca me acosté con un hombre casado y mucho menos con el de mi hermana.

Tomé su rostro obligándola a verme a los ojos, tenía sus mejillas rojas al igual que sus ojos. Aún con el maquillaje regado no dejaba de verse hermosa.

—Mírame —le ordené cuando desvió su mirada —me vas a escuchar y te vas a grabar lo que te voy a decir —me obedeció de inmediato —no eres una zorra, no importa si lo que hicimos estuvo mal, eres una mujer grandiosa y sobre todo eres humana y cometes errores como cualquiera. No te desgastes culpándote por lo qué pasó, en este mundo solo una persona tiene que importarte y esa eres tú. No lo olvides nunca, Faith.

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Feliz fin de semana 💕 nos leemos pronto

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