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Capítulo 21



Actualización doble 2/2

Faith

Daba vueltas por todo el lugar supervisando los últimos detalles de la decoración, en unas horas se llevaría a cabo el desfile con el que se inauguraría el cambio de nombre y presidenta de la marca. Los anuncios de la nueva aroma femenina que combinaba varias esencias se desplegaban por el lugar, así como las muestras.

En este evento estaban invitados influéncers, personas de la élite, en su mayoría mujeres, accionistas e inversionistas.

Sobre la plataforma aún ensayaban las modelos siguiendo las instrucciones de los encargados de ellas, algunos diseñadores se encontraban tras bambalinas dando el último retoque a los accesorios que se usarían y los estilistas que comenzaban a llegar.

—No es necesario que siga aquí, señorita Faith —la decoradora se acercó sin dejar de observar el iPad de sus manos —como has podido observar todo está hecho bajo todo lo estipulado y lo que faltan sólo son pequeños detalles, nada por qué preocuparse.

La miré indecisa pero al ver la hora tuve que marcharme depositando la confianza en mi equipo, debía arreglarme y la cita con mi maquillista era en menos de una hora. Entré a casa de prisa dándome una ducha para volver al centro, conduje hasta el salón donde ya me esperaban.

—¿Algún cambió de look? —preguntó pero me apresuré a negar, no quería ningún cambio en mi cabello, me gustaba como era. El maquillista hizo un trabajo espectacular con mi rostro, así como también lo hicieron con mi cabello dejándolo completamente lacio con unos pequeños accesorios de pedrería que lo hacían parecer como una pequeña tiara.

Volví a casa para vestirme con lo que tenía listo para esta noche, un vestido carmín de corte sirena decorado con hilos de oro, hombros cuadrados y de mangas que cubría mis brazos por completo, un escote bastante pronunciado que bajaba hasta mi ombligo, gran parte de la espalda se transparentaba por sobre la tela dejando a la vista la curva de ella.

Coloqué unos zarcillos del mismo color y quedé lista, con los nervios a flor de piel al saber a todo lo que me enfrentaba al ir a ese lugar, no sólo debía dar un discurso, sino también enfrentar a Mattew con quien no hablaba desde la última noche que estuvimos juntos. Mi pecho dolía al no haber recibido una respuesta de su parte, se distanció tal y como se lo pedí, no entendía ni cómo es que esperé otra reacción de su parte.

Una camioneta se estacionó frente a mi casa, para esta noche decidí alquilar una puesto que no quería conducir. El chofer abrió la puerta para mi y condujo hasta el lugar donde se llevaría a cabo el evento, habían reporteros en la entrada, así como los invitados entrando y siendo fotografiados. Tomé una larga respiración mentalizándome para este momento, la puerta se abrió y salí del coche sintiendo los flashes bajarme la vista. No tardaron en hacerme preguntas de mi relación con Aiden.

—¿Es cierto que mantiene una relación desde hace tres años con Aiden Wells?

Sin duda han sido los mejores tres años de mi vida a su lado —sonreí evitando confirmar directamente la relación.

¿Han pensado en formalizarla? El actor la describió como la mujer de su vida, ¿usted como lo describiría?

Como el hombre que siempre me apoyó y creyó en mi —no mentía en ello, Aiden era una de las mejores personas que me pude cruzar en el camino, a pesar de los bajones y problemas que tuvimos él siempre estaba ahí para apoyarme.

Hacen una hermosa pareja —comentó una reportera —En las redes se le compara mucho con la actriz Isabella Ramos, ¿cómo se tomó el beso captado en Londres?

Trague grueso, ese fue el detonante que hizo que nuestra relación llegara a su fin.

No hemos visto a su familia llegar al evento, aún se recuerda lo que sucedió hace unos años, ¿sigue distanciada de ellos?

—El trabajo nos mantiene con la agenda ocupada —decidí ignorar la anterior pregunta, reiterando que no estaba en mis planes revelar el rompimiento con Aiden.

—¿Lauren la perdonó después de la aventura que mantuvo con su esposo?

Decidí dar por terminada con las preguntas y seguí caminando hasta perderme en el interior del lugar, habían bastantes personas ya y muchas se acercaron a felicitarme.

—Que bueno que decidió volver al mundo de los negocios, bienvenida de nuevo, Faith.

—Gracias, es bueno volver después de mucho tiempo. Espero no estar tan oxidada —comenté haciéndolos reír

—No lo creo, hemos seguido su trabajo y lo que hizo por la empresa de Marshall fue excelente.

Las personas seguían aglomerándose a mi alrededor haciéndome sentir de nuevo esa mujer poderosa, ambiciosa y segura, manejaba el tema con una fluidez que encantaba a los demás empresarios.

—Sin duda esta marca lo que necesitaba era a Faith Petterson, he probado la nueva aroma y es exquisita —comentó la señora Jones, una de las más fuertes en la élite de California.

—Espera a que veas la nueva colección en lencería —la señora Jones era una mujer hermosa, de silueta curvy y de un rostro que a pasar de los años seguía conservándose muy bien.

—De ti siempre espero lo mejor, lamenté mucho cuando anunciaron tu retiro de las empresas de Thomas, siempre le dije que dejarte ir fue lo peor que le pasó a la corporación. Ninguno de tus hermanos se te iguala.

Sonreí tratando de ocultar mi arrogancia y superioridad.

—Han mantenido estable la empresa, su trabajo es muy bueno.

—Seguro que si.

Seguí saludando al resto de mis invitados, aún faltaban algunos por llegar y entre ellos era el hombre de ojos zafiro. Solo esperaba que no llegara acompañado de su esposa o esto se convertiría en un desastre, dudaba mucho que esa mujer guardara la compostura al tenerme cerca.

Me alejé para supervisar que todo marchara bien con las modelos, todos realizaban sus trabajo y algunos correteaban con prendas en sus manos.

—¡Pero que hermosa estás! ¡Ese vestido se te ve sensacional!

Uno de los diseñadores me aduló, le sonreí en respuesta, había oído el mismo halago desde que llegué. Esperaba oírlo de una persona en especial pero comenzaba a dudar si se presentaría.

Volví con mis invitados, en unos minutos comenzaría el desfile. Rebecca y George se acercaron a saludarme, junto a ellos los señores Baker.

—Te ves preciosa —dijo la madre de Rebecca.

—Usted igual, cada vez que la veo luce más hermosa que nunca. Debería regalarme su secreto para permanecer joven, señora Baker

Ella rió y le dio pase a su marido quien no dejaba de decirme lo orgulloso que estaba de mi y que estaba seguro que esto sería un éxito.

Algunos murmullos se comenzaron a escuchar entre la gente y cuando vi al responsable de ellos disimulé mi sorpresa, Aiden caminaba hasta nosotros enfundado en un traje gris sin corbata, su cabello perfectamente peinado y sonriendo de esa manera tan perfecta.

Me envolvió en un abrazo depositando un beso en mi mejilla, muy cerca de mis labios.

—Luces tan perfecta, mi amor —algo me oprimió el pecho recordando todos esos momentos que estuvo a mi lado dándome su apoyo incondicional.

—¿Qué haces aquí? —pregunté en un hilo de voz

—No pensarías que iba a dejarte sola —me vio a los ojos haciéndome sentir mil cosas —después de lo que he hice es lo mínimo que puedo hacer.

Le sonreí dándole un beso en su mejilla y susurrarle un gracias al oído. Me sentía afortunada de seguir contando con él, era por ese y muchos motivos más por el que no quería que se enterara de mi aventura con Mattew. Quien en ese momento iban entrando acaparando la mirada de muchos, era muy difícil conseguir que el Senador se presentara en un evento y yo tenía a los dos de este estado en el mío.

Nuestras miradas se encontraron y mi cuerpo casi convulsionó con el sentimiento arrollador hacia ese hombre que reparaba con su mirada a quien estaba parado a mi lado. Las miradas de George y Rebecca se centraron en mi, el primero tenía una sonrisa burlona y casi podría adivinar sus pensamientos, y mi amiga solo me miraba con precaución.

—Buenas noches —saludó llegando a nuestro círculo, mi olfato percibió el aroma que me enloquecía y me hacía querer lanzarme a sus brazos.

Todos contestaron su saludo, a excepción de Aiden, ellos estaban familiarizados con mi ex jefe.

—Señor McConnell, bienvenido —sonreí estrechando su mano y estremeciéndome ante su escrutinio.

—Gracias, señorita Petterson. Me disculpo por el retraso, tenía demasiados pendientes que resolver.

—Faith debe hacerte mucha falta —comentó el señor Baker —según me comentabas no habías tenido a nadie como ella.

Desvió su mirada hacia el otro Senador asintiendo sin dejar su rostro sereno.

—Así es, su reemplazo no es tan bueno como ella —sonrió levemente y entendí de inmediato el significado de sus palabras.

—Cuando ella se adapte ni siquiera se recordará de mi, señor McConnell.

Su mirada celeste se volvió a posar en mi.

—Lo dudo mucho, señorita Petterson. Pero es bueno seguir trabajando a su lado, esperemos que esto sea un éxito según lo planeado.

—Tengo la certeza que así será.

Aiden carraspeó y se acercó a mi rodeándome la cintura con uno de sus brazos, mi cuerpo se tensó de inmediato y mi mente no razonaba, me encontraba bloqueada sin saber qué hacer o qué decir.

Los invitados fueron llamados para que tomaran asiento rodeando la pasarela para dar inicio a la presentación de los diseños, a mi lado se sentó Aiden y al otro el Senador, parecía que estos hombres querían matarme de un infarto, por momentos olvidaba cómo se respiraba y agradecí que me llamaran al escenario para dar mi discurso.

No fueron muchas mis palabras pero fueron las adecuadas, lo supe cuando miré la aprobación plasmada en la mayoría de los invitados. Bajé dando por iniciado el desfile, las modelos luciendo las prendas que por lo que alcanzaba a escuchar y ver eran del gusto del público al que quería llegar.

Me alejé un poco para ir a supervisar que todo estuviera en orden tras bambalinas, cuando iba por un oscuro pasillo sentí unos pasos pesados resonar tras de mi, volteé encontrándome con la imponente figura masculina acercarse, detuve mis pasos para enfrentarme a él.

—¡Vaya! De haber sabido que tu urgencia porque todo se acabara para volver con tu noviecito infiel, no hubiera insistido —estaba enojado, su voz y sus expresiones lo decían todo y no era como que quisiera disimularlo.

—Las cosas no son como dices, pero como antes lo dije, alejarnos era la mejor opción.

—¿Lo mejor? ¿Para quien? ¿Para ti? —lanzó sus preguntas dando un paso más hacia mi, haciéndome retroceder y pegar con la pared —Responde, Faith.

—Si —fingí una seguridad que no tenía, alejarme de él era lo que menos quería pero tampoco discutía que era lo mejor. Si seguía a su lado el sentimiento que hoy embargaba mi corazón sólo iba a seguir creciendo, el sufrimiento era lo único que iba a tener a cambio, a resignarme a tener sólo las migajas que otra mujer dejaba para mi. No quería eso y por mucho que él me gustara, me encantara y me fascinara no iba a aguantarlo.

—¿Y no pudiste decírmelo a la cara? —indagó apretando su mandíbula —Un papel, un puto papel fue lo que dejaste para mi, Faith.

Sacudió su cabeza y soltó una risa que carecía de gracia, casi parecía de impotencia y de ira retenida.

—Quería evitar esto, que me confrontaras y me retuvieras más a tu lado —fui sincera.

—Y por eso corriste a los brazos de tu ex.

Tragué grueso y negué, estaba malinterpretando todo.

—No, claro que no. Él solo vino a darme su apoyo, para la prensa yo sigo siendo su novia.

—¡Pero no es así! —exclamó por lo bajo, sus manos me tomaron de la cintura pegándome a su pecho —No hay otro hombre al que tú cuerpo reclame que no sea el mío, sólo mira como te estremeces y no es de miedo, es del deseo que tienes, anhelas que vuelva a tomarte como siempre. Me extrañas y no puedes ocultarlo.

Mi cuerpo me falló, una vez más fui seducida por la tentación. Mis labios reclamaron los suyos, sintiendo esa necesidad de sentirlo, de probarlo. ¿Lo extrañaba? Si, estas noches no salís de mis sueños, recordando lo que era tenerlo a mi lado, a sus manos tocar mi cuerpo, tener sus besos por todo el, sentir el éxtasis y provocar el suyo.

—Lo ves, Faith, por mucho que luches tu cuerpo me pertenece, sólo mira como me reclama y cómo quieres que te vuelva a follar —susurró acariciando mi trasero y bajando su boca a mi escote, el miedo a que alguien más nos viera se apoderó de mi.

—Matt, aléjate, alguien podría vernos.

—¿Y qué importa? Que todos sepan a quien le perteneces, quien es que te folla todas las noches, a quien es que deseas...

—Y a quien es que quiero —terminé por él sintiendo las lágrimas asomarse por mis ojos, él de inmediato se apartó mirándome sorprendido y quedándose como una estatua.

—Faith...

—Si, señor Senador, perdí en este juego y es por eso que decidí retirarme. He arriesgado mucho y no quiero seguir perdiendo más. —parpadee rápidamente para alejar las lágrimas —Me enamoré de ti cuando no debía, sabiendo que jamás podría tenerte, que sólo eras un préstamo que luego debía pagar.

Él no dijo nada y sólo siguió retrocediendo con cada palabra que salía de mi boca. «¡Mierda!» Nunca esperé que me correspondiera pero el tener que enfrentar su rechazo dolía más de lo que pensaba, y es que nada dolía más que un amor no correspondido.

—No quiero que vuelvas a buscarme, Mattew. Cómo te lo expliqué en el papel, nuestro trato será meramente profesional. Respeta mi decisión y sólo aléjate, déjame superar esto y sacar este sentimiento de mi pecho que no hace más que consumirme —no esperé a que dijera algo porque mi corazón no lo soportaría, cambie mi rumbo y me dirigí al baño ignorando a las personas que estaban ahí para retocar mi maquillaje, sentía las lágrimas picar, esa opresión en el pecho que sientes que te ahoga y ese nudo en la garganta que no te deja tranquila, por un instante deseo estar en mi habitación y sacar toda esa frustración, quiero llorar hasta expulsarlo todo.

—¿Estás bien? —me preguntó una de las mujeres mirándome con curiosidad.

—Si —le brindé una sonrisa, fingiendo que no pasa nada salí del baño y continué mi camino tras bambalinas donde todo era un caos, gente apresurada haciendo el cambio de vestuario, retocando maquillajes y accesorios.

Volví donde se encontraba el resto de los invitados conteniendo mis ganas de buscarlo con la mirada, me concentré en la pasarela sintiéndome orgullosa del impacto positivo que estaba teniendo. Cuando la pasarela terminó nuevamente recibí una tanda de felicitaciones por el excelente trabajo. Esa era una buena señal, así como muchos acreedores comenzaron a hacer pedidos para tenerlos en sus tiendas y ese era otro de los propósitos que tenía para esta marca, crear su propia tienda.

—Eres una genio —llegó Aiden a mi lado mirándome orgulloso haciendo que mi pecho se infle —Te extraño, Faith.

Bajé la mirada al suelo tratando de contener la tristeza, hacía unas horas había confesado mis sentimientos a otro hombre, el cual no correspondía a ellos. Y ahora tenía a mi ex recordándome el amor que le tenía y que definitivamente un clavo no podría sacar a otro, al menos no era mi caso. Mi corazón ahora mismo se encontraba partido en dos, puesto que cada que recordaba mis momentos con Aiden me hacían querer tenerlo de nuevo, algo en mi pecho se removía y el deseo de volver a sentir lo mismo por él crecía.

Pero cuando tenía a a Mattew cerca todo eso se desvanecía, el impacto que ese hombre había tenido en mí era incomparable. Ahora entendía muy bien eso que decían que no era el tiempo, sino la persona.

—Yo también te extraño —respondí sin ser capaz de mirarlo a los ojos —extraño lo que teníamos pero eso jamás volverá, Aiden. Debemos aceptar que lo nuestro acabó, superaremos esto y quizá en un futuro seamos amigos, porque el cariño que te tengo jamás desaparecerá.

—Jamás podré ser tu amigo, Faith. Te amo y lo sabes, cada que te miro me dan ganas de besarte, de volver a tenerte en mis brazos y eso no es algo que los amigos deben desear —soltó con el tinte de amargura y tristeza en su voz.

—Lo siento, pero no puedo perdonar lo que hiciste —«Ni tú lo que yo hice» —no pienso vivir bajo la sombra del engaño.

—No me dejes, Faith —tomó mi mano, levanté mi rostro para verlo y encontrarme con el tormento en los suyos —Por favor, no puedo vivir sabiendo que te perdí.

Si tan solo hubiese ido esa noche, sino hubiese preferido a sus amigos antes que a mi otra historia fuera. Esa noche nuestro lazo se fracturó, el resentimiento me llevó a traicionarlo, a no sentir ni un ápice de remordimiento cuando estaba con otro e incluso llegué a imaginarlo como espectador, para que sufriera y se arrepintiera de no haber ido esa noche.

—Hace mucho me perdiste, Aiden. Nada va a cambiar, la decisión que tomé fue definitiva.

—Pero ¿por qué no has hecho pública nuestra ruptura? —frunció el ceño mirándome con confusión.

—Porque no seré yo quien lo haga, serás tú —sentencié —tú me metiste en este embrollo cuando sabías que todo iba mal, hasta que sentiste que me perdías lo hiciste. No es así como funciono, Aiden, ya deberías saberlo.

—Yo no te engañé —musitó —pero veo que estás muy cerrada en ello y diga lo que diga no me vas a creer, el único error que cometí fue acceder a esa estupidez, yo no necesitaba de Isabella porque te tenía a ti.

Lo miré con tristeza queriendo tener el poder de acabar con su tormento, pero tampoco podría arriesgarme a que me odiara.

—Tienes razón, no te creo —miré hacia otro lado encontrándome con el peso de la mirada de Mattew sobre nosotros, parecía querer tirarse sobre Aiden —es mejor que te vayas, gracias por venir y darme tu apoyo aún cuando no era tu deber.

Volví la mirada a él quien tenía puesta la suya sobre Mattew, su cuerpo entró en tensión, la mano que sostenía su copa ejercía presión en ella mientras apretaba su mandíbula.

—Ese tipo —siseó —¿quién es?

—Es el Senador, mi antiguo jefe —respondí con recelo ante su comportamiento.

—No ha parado de verte con descaro desde que llegó —volvió a verme —le gustas, se le nota.

—No digas estupideces —lo miré con burla sintiendo el miedo arrollarme, no podía permitir que notara que todo era recíproco.

—Digo lo que veo, así como también puedo decir que tú le coqueteas —la vena en su frente comenzó a marcarse, su respiración era más pesada y su mano no dejaba de apretar el cristal, lo que comenzaba a preocuparme —¿estás saliendo con ese hombre, Faith?

—No —contesté de inmediato —y deja de ver cosas donde no las hay, el señor McConnell fue mi jefe y ahora es un inversionista de mi empresa, no hay nada más que un trato profesional entre nosotros.

—¡Ja! ¿Y cómo es que tienes de inversionista a un Senador como lo es McConnell?

Alcé una de mis cejas mirándolo interrogante.

—¿Qué estás insinuando? —me puse a la defensiva

—¿Te acostaste con él, Faith? —preguntó encendiendo todas mis alarmas, el pánico invadió mi cuerpo y el que rompiera la copa con su mano llamó la atención de todos, de reojo pude ver que el señor Baker y McConnell se acercaban a nosotros.

—¿Todo bien? Su pequeña discusión está llamando la atención —dijo el señor Willow mirando la mano ensangrentada de Aiden —vamos, te ayudaré a limpiar esa mano.

Se lo llevó del lugar, algunos murmullos se escucharon y yo no tenía valor de mirar al hombre frente a mi.

—¿Estás bien? —me preguntó en un tono suave, sacudí mi cabeza volteando a ver a cualquier lado menos a él.

—No, quiero ir a casa.

—Te llevo

—¡No! —lo interrumpí —no te quiero cerca, no me hagas repetirlo una vez más.

—Faith...

—Faith nada. Sólo déjame y olvídame, esto jamás debió ocurrir, dañamos a dos personas que no hicieron más que amarnos. No hay justificación que valga para lo que hicimos.

Selló su boca y me dejó marchar. Subí al auto ordenándole al chofer que me llevara a casa, lejos de todos. Quería arrancarme del pecho todo lo que estaba sintiendo, sentía ahogarme en un mar de mentiras.

Cuando me metí en esto dije que no me importarían las consecuencias pero ahora que las estaba sufriendo comenzaba a arrepentirme, a pensar que sino hubiera peleado con la señora Marshall no me hubiesen despedido y nunca hubiera necesitado del trabajo con Mattew. Yo seguiría enamorada de Aiden, viviría más tranquila y con problemas más pequeños.

Pero no, con gusto me metí al pantano y ahora me estaba ahogando en él.

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