Capítulo 15
Maratón 3/3
Faith
—Estás casado, Mattew. No puedes darme lo que yo quiero —declaré con firmeza, no iba a ser la típica amante que exigía más de lo que le ofrecieron. —Cuando iniciamos esto dejamos en claro que era por mero placer.
—Lo recuerdo, es solo que... —hizo una mueca —aún no quiero que esto acabe pero tampoco quiero seguir compartiéndote, no cuando sabía que durante este tiempo sólo fuiste mía.
—Claro, entiendo. Esto se trata más de tu hombría —dije hastiándome del tema, me sentía hostigada y las ganas de salir corriendo lejos de los dos cada segundo se volvían más grandes.
—No, Faith. No sé con qué tipo de hombre te has mantenido toda tu vida para que pienses de esa forma —me dio la espalda mirando hacia el inmenso jardín que se veía desde el ventanal de cristal de la estancia —Y tienes razón, no volveré a tocar el tema. Si lo prefieres podemos hacer cómo si esto nunca se dijo y si te hace sentir mejor incluso podemos fingir que lo qué pasó entre nosotros no fue más que una simple fantasía.
No quería eso pero quizá era la mejor opción, pero también sería inmaduro de mi parte no aceptar lo que en verdad sucedió. Ambos éramos adultos para enfrentar la situación, no podía esconder lo que hicimos. Tampoco podría olvidarlo, eso sería como intentar no necesitar el oxígeno. Imposible.
—No será necesario —dije después de un momento —estaré en mi escritorio por si me necesita, señor McConnell.
No dijo nada, se mantuvo en su postura hasta que salí de la oficina. En verdad necesitaba con urgencia estar lejos de todo, mi familia no era la mejor opción pero preferiría enfrascarme en otro problema y no en el mismo, de lo contrario mi cabeza explotaría.
El día transcurrió de lo más profesional, me mantuve a su lado en las reuniones resumiendo todo lo que se trataba en cada una de ellas. Avisé a mamá la hora en que estaría en la pista privada, ella no demoró en confirmarme.
Antes de marcharme decidí entrar a la oficina de mi jefe, pedí permiso como siempre, estaba acostado sobre uno de los sofás con los ojos cerrados y su brazo tapándolos. Las ganas de ponerme a su altura y acariciar su rostro me ganaron, «¿esta era la fuerza de voluntad de la que muchas veces me jacté que tenía?» Lo cierto es que mis acciones decían todo lo contrario, parecía que en estos años no fue enamorada que estuve sino aferrada a alguien que a penas y me daba atención, una dependencia emocional que me hacía aceptar lo poco que me dieron.
Bordee sus labios, toqué su mejilla y su mentón afeitado. Mis ojos no podían dejar de verlos, su belleza me tenía hipnotizada.
—¿Te estás despidiendo, Faith? —murmuró sin dejar su postura.
—No, es sólo que viajaré con mi familia este fin de semana. Tengo mucho que pensar, mi mundo en el que creía que todo estaba bien parece que nunca lo fue.
—Hay cosas que no se necesitan pensar, tú relación jamás volverá a ser la misma. Una vez las personas se distancian, hay infidelidades y la confianza se pierde, lo que vivirás será un infierno. Sé que soy la persona menos indicada para decírtelo pero lo que he dicho no es más que la verdad.
Tenía razón y quizá lo que decía era de su propia experiencia, tenía entendido que su esposa debido a su carrera siempre estuvo lejos y según sus palabras el amor no era algo que existió en su matrimonio.
—¿Qué te atormenta, Mattew? —pregunté sin dejar de acariciarlo.
—Demasiadas cosas.
—¿Hace cuanto no tomas unas vacaciones?
—Ni siquiera lo recuerdo —hizo una pausa —creo que fue antes de decidir ser candidato para Senador.
Eso era demasiado tiempo, lo que él necesitaba urgentemente era una salida lejos de todo lo que lo agobiaba.
—¿Por qué no te tomas un tiempo? Creo que eso te ayudaría mucho, estás demasiado tenso.
—No tiene sentido hacerlo sólo.
Mordí mi labio inferior y asentí levemente con mi cabeza como si él me estuviese mirando.
—Es mejor que te vayas, tienes maletas que arreglar y puedes tomarte el lunes si lo deseas.
—¿No me necesitarás?
—Puedo arreglármelas solo.
—Gracias —quité su brazo para inclinarme a besar sus labios que eran como imán para los míos.
—Piénsalo bien, preciosa. Recuerda que si a ese tal Aiden no lo hubiesen descubierto con alguien más jamás hubiera hecho pública su relación, sólo se vio acorralado para no perder a semejante mujer, porque sólo un tonto te dejaría ir —abrió sus ojos zafiros que me pusieron a temblar las piernas.
Le di un último beso antes de marcharme, tenía el tiempo limitado para armar mis maletas con lo necesario. Mi celular no paraba de sonar y suponía que tenía que ver con las declaraciones de Aiden.
Me dolía que hubiera llegado a esto para hacer pública nuestra relación, Mattew tenía razón, sino se hubiese sentido presionado jamás hubiera hecho eso. La decepción ya no cabía en mi, realmente ya nada me sorprendía e hiciera lo que hiciera jamás volvería a verlo del mismo modo. Llegué a casa y al abrir la puerta una inmensidad de flores llenaban el interior de ella, rosas rosadas que impregnaron el olor en todo el lugar, a penas y había lugar para caminar entre ellas. La vista era hermosa y para cualquier novia eran un gesto romántico, que quizás hasta te haría llorar de la emoción. Era una pena que la mayoría de los hombres hicieran esto hasta cuando te habían perdido por haber fallado.
Por un momento consideré perdonarlo para condonar mi error pero ya no podía, las cosas siempre salían a la luz y no quería mortificarme cuando mi error quedara al descubierto.
—¡Mi amor! —Aiden apareció con una sonrisa deslumbrante, mirándome emocionado y abriendo sus brazos para recibirme, como si yo correría a sus brazos.
—Demasiado tarde, ¿no lo crees? —una lágrima resbaló por mi mejilla —lo que hubiera dado porque lo hicieras cuando estábamos bien, cuando creía en ti y te amaba como a nadie.
—No me digas eso, por favor —su expresión alegre se apagó, el dolor en sus ojos se sintió como una puñalada al corazón y no pude permitir que se sintiera con toda la culpa de nuestro fin, no lo merecía pero tampoco era el día. No sabía qué reacción tendría y tampoco quería que sufriera más.
—Lo nuestro ya no tiene solución, es mejor que recordemos estos tres años como los más bonitos momentos que pasamos uno al lado del otro en lugar de opacarlos con los próximos que seguro estarán llenos de desconfianzas e infelicidad. Nuestra relación no merece eso.
Dio un paso hacia mi pero yo retrocedí dos, quería decirle la verdad pero al mismo tiempo me acobardaba de las consecuencias.
—¿Cómo estás tan segura que así será? —preguntó mientras sus ojos se enrojecían, quería abrazarlo pero no quería confundirlo más.
—Las traiciones nunca sanan, la confianza nunca se recupera y el amor cada vez se va minorando.
—¡No! Eso no es así, yo no te traicioné, Faith. Sólo fue un beso y actuado porque no quería hacerlo, lo hice pensando en que sólo era parte de mi trabajo, algo meramente profesional.
Negué, no le creía y sinceramente hace mucho estaba cansada de esto.
—Mi decisión no sólo se basa en ese beso, empezaste a salir de mi corazón cuando preferiste ir con tus amigos, y sí, sé que te lo he reprochado anteriormente pero es que en realidad eso me dolió bastante, pasé toda la noche llorando sintiéndome estúpida y pregúntame si es que no era suficiente para ti como para extrañarme, toda esta casa que ahora está llena de flores esa noche habían velas y pétalos esparcidos por todos lados, preparé la cena y me compré un bonito atuendo.
Para esto mis mejillas estaban mojadas recordando el dolor de esa noche, mi pecho dolía y llegué a un punto en el que sentía que el aire me faltaba, cosas así no se podían olvidar fácilmente.
—Perdóname, mi amor, pero es que estaba estresado y...
—Y yo era una carga para ti, entiendo —lo interrumpí —ahora ya puedes salir con tus amigos libremente sin inventar excusas, ya puedes liarte con la que más te convenga.
—¡No! Estas dándole otro sentido a mis palabras, tú nunca has sido una carga para mi.
—Tus acciones y tus palabras dicen lo contrario, lo siento Aiden pero para mi todo terminó —la opresión en mi pecho no se desvanecía, la sensación de vacío era una de las peores cosas que se podrían sentir —me duele terminar a quien amé tanto, pero es lo mejor para ambos.
—No hables como si ya no me amaras, Faith. ¿Qué cambió en unas semanas? —abrió su boca un par de veces como que si lo que iba a decir le costara demasiado —...¿Conociste a alguien más?
Sonreí a medias y bajé la mirada negando con la cabeza, si lo miraba a los ojos no podría mentirle.
—Es que te estoy dejando de amar, no por otra persona sino porque al fin abrí los ojos, porque me cansé y eso es suficiente motivo para terminar con lo que ya no me hace feliz.
—Está bien, claramente estás confundida, te daré el tiempo que necesitas para que lo pienses mejor —dijo entrando en la etapa de la negación, con tristeza lo miré y negué con la cabeza.
—No necesito más tiempo, es mejor que lo aceptes —intenté pasar por su lado pero él me retuvo —suéltame y acepta que fallaste.
—Faith...
—Tengo un avión que tomar, Aiden y estoy contra el tiempo, para cuando regrese no quiero verte aquí. No intentes nada más porque hagas lo que hagas no podré perdonarte, no creo que lo de Isabella haya sido fingido, tampoco creo en tu fidelidad.
Me soltó y agachó su cabeza, muchos dicen que el que calla otorga y el que no me contradijera era una clara muestra de que algo de culpa había en ello.
Subí las escaleras para preparar mi maleta, al ser en la isla privada no importaba mucho lo que llevara, aún conservaba ropa en la habitación de la mansión que se encontraba en el lugar. Apenas empaqué algunos trajes de baño y algo de ropa cómoda, me di un baño rápido y a prisa salí de la casa, no me encontré con Aiden por ningún lado lo cual era bueno. Nunca me gustó mirar hacia atrás y definitivamente no lo haría ahora.
Todo tenía un límite y Aiden hace mucho lo traspasó.
Conduje hasta la pista privada donde se encontraban los Jet de la familia, quienes ya se encontraban en lugar, sus camionetas estaban parqueadas mientras sacaban las maletas. Me coloqué los lentes de sol para que no notaran mis ojos hinchados, salí sintiendo las miradas de algunos, abrí la cajuela para sacar mi maleta. La arrastré por el asfalto caminando hasta donde mamá que corría a mi encuentro.
—Por un momento pensé que cancelarías —me abrazó fuertemente y me dejó un beso en la mejilla —he visto las noticias y todo es un revuelo.
—Me atrasé con algo en la oficina —mentí —y no me ha quedado tiempo de revisar las crítica que seguramente he de estar recibiendo.
Hice una mueca al imaginar los típicos comentarios de que "Aiden merece algo mejor" "Es una arpía, sólo jugará con él" "Hace mejor pareja con Isabella"
—Eres una preciosura, no tienen nada que criticarte —trató de alentarme mostrándome su mejor sonrisa.
—Lo soy, pero tú sabes que mi reputación está manchada.
—Olvidemos eso, cielo. Tus hermanos y tu papá están muy contentos que nos acompañes.
—Tampoco mientas, mamá —solté una pequeña risita desviando la mirada hacia el grupo de personas que miraban hacia nosotras. Lauren estaba junto a Jake, mi hermano junto a su prometida Hailey, una chica de personalidad bastante dulce. Papá conversaba con el piloto y las azafatas se encargaban de subir las maletas ayudadas por los guardaespaldas de la familia.
Nos acercamos al grupo, un poco incómoda saludé y recibí una desabrida respuesta de Lauren y su esposo sólo me ignoró.
Noah, mi hermano, se acercó para abrazarme y dejarme un beso en la frente.
—¿Cómo estás? —preguntó soltándome para volver al lado de su esposa quien agitó su mano saludándome y sonriendo tan genuinamente.
—No tan bien como quisiera —fui sincera —tú pareces feliz, por cierto, felicidades por su compromiso.
—Gracias —agradeció Hailey —por cierto estamos esperando el tuyo, vimos que al fin decidieron hacer pública la relación.
Mi sonrisa se desvaneció y traté de disimularlo rápidamente.
—¡Suban todos! —el grito de papá me salvó del momento incómodo, una de las azafatas se acercó para ayudarme con la maleta.
Me senté en lugar apartado de todos, cada uno iba con sus parejas y yo era la única soltera, oficialmente. Mi novio siempre fue ausente, nunca me acompañó a un viaje familiar dado a mi alejamiento con ellos, lo presenté a mis padres en uno de los almuerzos que solían compartir una vez al año conmigo. A mi hermano en una visita a casa, y a mi hermana no la conocía debido a lo ocurrido.
El viaje fue aburrido, me dediqué a escuchar música y dormir, manteniendo mi mente relajada y no pensar en nada que me atormentaran.
Después de algunas horas el Jet aterrizó en la isla, comenzaba a oscurecer, el viento era fresco y la vista hermosa, la mansión se encontraba a la orilla de la playa, tenía estilo de cabaña y constaba de dos pisos, frente a esta había una piscina rodeada de tumbonas y sombrillas, los cocos estaban por todo el lugar y la arena blanca hacia un bello contraste con el azul del agua.
—Cariño, el sol ya se ocultó como para que sigas usando los lentes —se rió mi madre.
—No creo que sea el sol que le molesta —comentó por lo bajo mi hermana.
Respiré hondo y despacio me las quité, no traía ninguna gota de maquillaje que me ayudara a ocultar la hinchazón y la expresión de mi madre me dijo que no había pasado desapercibido.
—¿Has estado llorando? ¿Todo bien?
—Si, mamá. Es sólo que terminé mi relación con Aiden antes de salir de casa.
—¡Oh, mi niña! Pensé que todo iba bien con ustedes.
—No, no es así.
Mamá se acercó para envolverme a su lado y alejarme de los demás, papá nos siguió hasta una de las tumbonas donde nos sentamos.
—¿Qué pasó?
—Desde hace un año todo iba mal, la distancia fue algo que ninguno supo manejar y lo que se filtró a la presa hace unos días me hizo tomar una decisión definitiva —bajé la mirada a mis pies cuando papá se sentó frente a nosotras.
—Lo siento —murmuró pero no fui capaz de verlo.
—Quería tu perdón, por eso hizo pública su relación —dedujo mamá y yo sólo asentí.
—Llenó de flores mi casa —sonreí amargamente —me pidió perdón muchas veces, pero no pude hacerlo.
—¿Lo amas, cariño?
—Si y duele, mamá. Duele abrir los ojos y ver todo lo que los demás decían era cierto.
Me recosté sobre su pecho sintiendo el calor que su cuerpo emanaba, dándome tranquilidad y serenidad. Ella en ningún momento me soltó de sus brazos y papá no se marchó, permaneció por un largo momento en muestra de apoyo, recordándome que después de todo no me encontraba tan sola en el mundo.
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A Mattew lo imagino tan perfecto y delicioso que sólo puedo ver a Henry Cavill como él. Les dejo dos foto para su deleite
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