Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 13


Maratón 1/3

Faith

Abrí mis ojos sintiéndome desorientada, él sentir su tacto me hizo reaccionar de inmediato e intentar reincorporarme fracasando por mi debilidad.

Todo mi alrededor aún se miraba difuso, los brazos de Mattew me ayudaron a sentarme y tomar un lugar a mi lado. Los sucesos anteriores pasaron por mi cabeza y el sinsabor de lo que escuché sólo me hacían querer largarme de ahí. «¿Se la habrá follado en este sofá?» el solo imaginarlos nuevamente me dio asco.

—¿Cómo te sientes? —me preguntó, agité mis pestañas queriendo enfocar aún con los párpados pesados.

—Estoy... bien —murmuré soltándome de su agarre y dejándome caer sobre el respaldar del sofá —supongo que sólo fue un bajón

Me miró indeciso pero optó por levantarse y volver con un vaso con agua y tendérmelo pidiendo que bebiera.

—Gracias —le di un sorbo mientras trataba de agarrar fuerzas pero un repentino mareo me dejó quieta. Me sentía fatal

—Será mejor que vaya a dejarte a casa, o al hospital.

—No, no. Estoy bien —la sola idea de pasar más tiempo en un espacio reducido era una mala idea, necesitaba despejarme y sacar mi cabeza la imagen de él con su esposa —y prefiero no molestarte, llamaré a Aiden para que venga por mi.

Aunque también era una pésima idea lo prefería a él, tampoco podía permitir que lo viera llegar a mi casa y me tratara con familiaridad, por nada del mundo Aiden debía descubrir lo que sucedía con Mattew. No era tan maldita para destrozarlo de esa forma, de ser necesario moriría con ese secreto.

Lo miré tensar su mandíbula y asentir de mala gana.

—Como quieras —contestó escueto volviendo a su sitio detrás del escritorio.

Con cuidado me levanté del sofá pensando qué tal vez no estaba tan mal, pero las náuseas que sentí al dar el primer paso me hicieron detenerme, otra vez volvía a sentir que todo me daba vueltas y desesperada tuve que volver a sentarme.

—¿Qué haces? —no supe en qué momento llegó hasta a mi —iremos inmediatamente a un hospital.

Me tomó entre sus brazos saliendo de la oficina a paso apresurado, los empleados cuchicheaban desde sus sitios de trabajo con ibis curiosos. Ni siquiera tuve tiempo para protestar cuando ya estaba dentro de la camioneta junto a él ordenando que fueran al hospital.

—¡No! —dije recuperando mi postura —sólo necesito algo de aire fresco y comer algo. No quiero ir a un hospital, si vamos terminaré peor, no soporto esos sitios.

Me miró dudoso pero terminó asintiendo y cambiando las órdenes al chofer, abrí un poco la ventana dejando que el aire pegara contra mi rostro y el cabello se revolviera. Permanecía incrédula ante lo exagerado que reaccionó mi cuerpo ante los sucesos, ni con Aiden me había pasado lo mismo, aunque podría ser porque a él no lo escuché follarse a otra.

Deseaba darme un par de cachetadas y recordarme quien era yo para Mattew, que era él para mi. Dos simples amantes que sólo compartieron unas cuantas noches, el crear vínculos amorosos estaba prohibido y me negaba a creer que había traspasado la línea.

—Detente aquí —ordenó cuando pasábamos frente a un bonito restaurante al aire libre, el auto se detuvo y él se apresuró a bajar y rodear para abrir la puerta, sin esperar una aprobación me tomó por la cintura bajando del coche, al poner los pies sobre el asfalto quise apartar su mano de mi cintura pero no lo permitió. Caminó conmigo hasta una mesa y sacar una silla para mi, llamó a un mesero mientras tomaba asiento frente a mi.

—¿Algo en especial que quieras?

Asentí pidiendo lo que se me apetecía, entre ellos un batido de fresas. El hombre frente a mi no pidió nada sólo se dedicó a observarme sin añadir ninguna palabra, me observó comer y beber, parecía pensativo y preocupado.

—¿Mejor? —preguntó cuando acabé con todo.

—Si —fui sincera, todos los síntomas habían desaparecido y ahora lo único que quería era estar sola. Su presencia sólo me confundís más, ¿cuanto tiempo estuve inconsciente?

—¿Qué fue lo que sucedió?

Evité mirarlo porque los motivos me avergonzaban, «¿cómo podría decirle que me dieron celos escucharlo con ella, verlo con ella aún sabiendo que duermen juntos?»

Creo que el desayuno me sentó mal, vomité todo lo que ingerí por la mañana y después todo me dio vueltas y terminé desvaneciéndome en el piso.

—Vamos, te llevaré a tu casa —dijo levantándose y haciendo un gesto hacia la camioneta.

—Te lo agradezco pero preferiría ir caminando a casa, me sentará bien.

—¿Caminar hasta allá? ¿Estás loca?

—Si me canso tomaré un taxi. Tú vuelve al trabajo, no quiero seguir incordiando más.

—No digas estupideces y sube al auto, no permitiré que vayas sola por ahí, podrías volver a desmayarte —me apresuré a sacudir mi cabeza ante su insistencia

—No, yo...

—¿Qué es lo que sucede, Faith? Desde la mañana actuaste raro —ladeó la cabeza analizándome —aunque creo saber la razón, no quieres que te lleve porque tu novio te está esperando en casa, ¿no es así?

Me levanté de la silla dispuesta a irme, no quería llamar la atención y evitar responder a más de sus preguntas o terminaría soltándole lo de Giorgia.

—Si —dio un paso hacia mí quedando a poca distancia, me tomó de la cintura acercándome a él, mi respiración se cortó por un momento, no sabía porque su cercanía lograba desconectarme del mundo.

—Ya no quieres estar conmigo, ¿es eso? ¿Te aburriste ya?

No, claro que no. Pero tampoco podía obviar el que existieran nuestras parejas, el fingir que no me molestaba imaginarlo con otra, el tener que mantenerme callada puesto que no tenía ningún derecho a proclamar mi molestia.

—Mattew... —advertí cuando su boca se acercó peligrosamente a la mía, las dudas me inundaron y mi cabeza era mar de pensamientos que rondaban en el mismo hecho —estamos en publico.

—¿Y qué importa, Faith? Nadie aquí nos conoce —rozó nuestros labios —y yo no puedo seguir resistiéndome a tus labios.

Su boca se pegó a la mía, moviendo sus labios en sincronía con los míos, resistirme se me hacía difícil, su aroma me embriagaba y su cercanía me enloquecía.

—Necesito hacerte mía o moriré de agonía.

Era débil ante él, por mucho que quisiera haberme negado terminé asintiendo y subiendo al auto que conducía al sitio donde habíamos pasado el fin de semana, nuestras bocas no se separaban en ningún momento, deseaba borrar todo rastro que hubiese dejado aquella mujer y volver a marcar el mío. Me sentó en sus piernas acariciando mi cuerpo delicadamente, sorprendiéndome aun más.

Al entrar al interior del Pent house me tomó entre sus brazos llevándome a la cama y ayudando a desvestirme con paciencia, mi entrepierna ardía por su atención, su tacto parecía quemarme y mi mente me decía que parara, que hasta hace unas horas estuvo dentro de otra mujer que no era yo.

—Mattew —gemí ante sus besos en mi abdomen, quería detenerlo pero sólo me estremecí cuando su lengua se apoderó de mi intimidad, arquee mi espalda soltando jadeos ante las maravillosas sensaciones que me hacía sentir.

La visión era digna de grabar en mi memoria, el desnudo con su cabeza entre mis piernas mientras mis manos sujetaban su cabello y mi boca no paraba de soltarle lo mucho que me gustaba lo que hacía, de estarle pidiendo más de aquello.

Cuando estuve a punto de llegar al orgasmo se apartó, subiendo nuevamente a mi boca y apoderándose de la mía, dándome a probar mi propio sabor, con delicadeza acomodó su miembro y despacio se deslizó en mi canal. Sus embestidas fueron diferentes, no sabía que pasaba pero parecía disfrutar sentirme, me veía como queriendo atesorar este recuerdo para siempre. Y eso comenzaba a asustarme.

No dejaba de besar mis labios y de tocar mis piernas, mi abdomen y mis senos, mi cuerpo acoplado al suyo recibiendo el placer tan dolorosamente lento, sus labios descendieron a mi cuello, llegando hasta el lóbulo de mi oreja. Me sentía perder en la nube de placer, todo parecía fantasioso, él nunca había sido así. Siempre era agresivo, dominante y ardiente.

Me gustaban ambas versiones, debía admitirlo.

—Mattew —gimoteé cuando las oleadas del orgasmo arrasaron con mi cuerpo.

—Faith —soltó un gemido masculino que me hizo tener otro orgasmo, su esencia me llenó el canal y mis piernas envolvieron su cadera apresándolo a mi, queriendo que se quedara en el mismo sitio. Quería tener a este hombre y poder decir que era mío y no sólo un fugaz momento.

El pantano cada vez se estaba volviendo más profundo, más peligroso y sin ninguna salida que no fuera ahogarse en él.

Giró nuestras posiciones dejándome descansar sobre su pecho, su corazón estaba acelerado y su respiración poco a poco se regulaba. Cerré mis ojos sintiéndome bien, queriendo quedarme más tiempo aquí y no querer volver a enfrentarme a la realidad.

Lamentablemente de mi cabeza no salían aquellos gritos que oprimieron mi corazón, que no permitían encontrar la calma.

—Te la follaste —murmuré

—¿Qué? —preguntó confundido

—A tu mujer, te la follaste.

—Si, acabo de hacerlo —murmuró besando mi hombro. Sonreí a medias al considerarme "su mujer"

—Soy mujer de otro —sentí su cuerpo tensionarse —así como tú eres hombre de otra.

—¿No te das cuenta, Faith? —sus dedos jugaban sobre mi espalda baja.

—¿Qué cosa?

—En cómo estamos dejando de pertenecerle a otros para pertenecernos a nosotros. Sólo míranos, no podemos parar esto que hemos despertado.

No quería aceptar eso, el miedo a enfrentarlo era muy grande, todo estaba mal y nada bueno podría resultar de ello.

—Pero tu estuviste con ella, los escuché y...

Su pecho vibró y una suave risa salió de sus labios.

—No me la follé, Giorgia está loca y no acepta el fin de nuestro matrimonio. No la toco desde hace más de un año.

¿Cómo podría creerle? ¿Cómo créele a un hombre que descaradamente traiciona a su mujer? Mi corazón quería hacerlo, no entendía el por qué, pero quería hacerlo pero mi razón me decía que no.

—La escuché gemir, Mattew.

—Tenía celos de ti y armó ese show, solo he estado contigo aunque no lo creas —murmuró dejando húmedos besos sobre mi hombro.

—¿Es así? —musité débil

—Si, ¿qué hay de ti? ¿Perdonaste a tu infiel novio? ¿Te has acostado con él preciosa? —el tono de voz en la última pregunta cambió.

—No —hice una pausa —pero no puedo reclamarle cuando yo también lo he traicionado. Mírame donde estoy y cómo estoy —le di una mirada a nuestros cuerpos desnudos que aún pertenecían unidos.

—Una deliciosa vista digna de una fotografía.

Sonreí de medio lado al no ser la única depravada al querer una foto con él así.

—Tómala —le sugerí señalando mi celular que descansaba sobre el buró

—¿Segura?

—Si.

Sin desacomodarnos alcanzó el móvil y capturó nuestros cuerpos, me alcé removiéndome sobre su miembro causando que volviera a cobrar vida, hice mi cabeza hacia atrás y entré abrí mis labios sin dejar de ver la cámara, la sonrisa ladeada en su rostro me alentó a seguir posando, no tenía problema con ello al ser mi móvil.

—Gírate —sugirió y lo miré confundida —salte y cabálgame de espaldas.

Obedecí de inmediato, mi humedad estaba creciendo y su miembro se estaba poniendo demasiado duro. Lo acomodé para deslizarme sobre él, un gemido salió de mis labios y las ganas de seguir moviéndome me pudieron más.

—Ves como comienzas a pertenecerme, te das cuenta de cómo tú rico culo se ha adueñado de mi verga.

Sonreí sin dejar de moverme, esperaba que tuviera una buena captura de este momento porque quería tocarme con el material. Recordarme lo delicioso que estaba y lo difícil que sería reemplazarlo.

—¿Lo tienes?

—Si, ¿quieres un video?

—Si —acepté moviéndome como a mi me gustaba, me sostenía de sus piernas mientras una de sus manos amasaban mi trasero, gimoteé cuando su pulgar se adentró en mi otro orificio, se sentía extraño pero delicioso.

Me concentré en buscar mi propio placer, olvidando que estaba siendo filmada, me alzaba con fuerza gimoteando su nombre y uno que otro grito. Mordí con fuerza mi labio hasta que este sangró un poco, eché mi cabeza hacia atrás ebria de placer.

—Joder, preciosa —jadeó él viniéndose al mismo tiempo que yo.

¡Dios mío! Estaba perdiéndome, me moví quitándome de encima y acostándome a su lado, él me sonrió pasándome mi celular e inclinándose para besar mis labios, lamiendo mi herida y succionando mi sangre.

—¿Te quedan dudas? —preguntó y negué con mi cabeza, sostuve su mentón con mis manos volviendo a besarlo.

—Tienes una reunión con el señor Baker —le recordé —llegarás tarde.

—Primero iré a dejarte a tu casa, o puedes quedarte aquí y esperarme.

—Es una tentadora oferta pero tendré que declinarla. Quiero ir contigo, ya me siento mejor, sólo mírame —le sonreí abiertamente queriendo recibir una respuesta positiva pero el que sacudiera su cabeza y me mirara como la peor idea que pude darle me dio a entender que no me lo permitiría.

—Debes descansar —me dio un último beso antes de levantarse para ir al baño, decidí seguirlo para ducharme y quitarme el olor a sexo, no podía llegar con Aiden con cara de recién follada.

Me abracé a su espalda dejando que el agua me empape, su piel era tan suave y pálida, le di una pequeña mordida riéndome ante su estremecimiento.

—¿Quieres más?

—Oh, no, quiero llegar caminando bien a casa. No puedo dejar que él me vea así.

Río dándose la vuelta.

—Solo un ciego podría no ver qué te acaban de dar la follada de tu vida —bordeó mis labios con su pulgar.

—Esperemos que él esté ciego, así como lo estaba yo.

—Pensé que lo dejarías —hizo una mueca —ahora mismo no me agrada la idea de compartirte.

—Es un tema complicado, aún no lo decido. Es una pena que el trato sea ese, señor McConnell.

—Considero que no es justo, tú ahora mismo no me estás compartiendo en cambio yo a ti... —puse mi dedo índice sobre sus labios para callarlo.

—No lo olvidemos, Mattew. Tú estás casado y yo tengo un novio, sino es él será otro.

Su mirada se tornó oscura y solo asintió, se terminó de duchar y se apresuró a salir, se había molestado cosa que no me sorprendía. Los hombres solían ser así, les gustaba tener a las mujeres solo para ellos.

Terminé y salí de la ducha, sequé mi cabello con una secadora y sin importarme que él estuviera en la habitación salí totalmente desnuda para ir en busca de mi ropa la cual curiosamente estaba doblada sobre la cama. Me vestí quedando tan bien como pude, al menos el desmayo sería la excusa perfecta para llegar sin maquillaje.

Tomé mi bolso mirándolo, permanecía sumergido en su móvil, tenía el ceño fruncido, su cabeza la sostenía con su mano la cual reposaba en una de sus gruesas piernas.

—¿Nos vamos? —pregunté llamando su atención, asintió guardando su móvil y levantándose de la cama pasando por mi lado rodeando mis hombros obligándome a caminar a su lado.

—Supongo que esta noche no estarás disponible.

—No, debo descansar, a mi jefe no le gustará que mañana no vaya a trabajar.

—¿Si? Me han contado que es un déspota.

—Lo es, con algunos. Otros solemos ser una excepción.

—Que afortunada —llamó el ascensor

—Lo soy.

Salimos del edificio en la camioneta, durante el camino él estuvo al teléfono y yo me dediqué a observar todo por la ventana. Mi móvil vibró con un mensaje de mamá, seguramente para seguir recordándome del compromiso de mi hermano. El cual ni siquiera se había molestado en ir a saludarme el sábado, no creía el cuento de que me querían ahí, lo que querían era disolver los rumores de la contienda entre nosotros.

El auto se detuvo frente a mi casa, me giré para despedirme de Mattew quien aún permanecía hablando al teléfono, me incliné para besar sus labios fugazmente.

—Te veo mañana —susurré dándole un último beso, él se apartó el móvil intensificando un poco más el beso.

—Adiós, preciosa. Descansa.

Le sonreí saliendo del auto y caminando con seguridad sabiendo que él me observaba, al abrir la puerta los autos arrancaron saliendo de mi punto de visión. Aiden se asomó desde la cocina frunciendo el ceño viniendo a mi.

—Cielo, ¿qué haces aquí tan temprano?

Llevé mi mano a mi cabeza fingiendo que me dolía la cabeza.

—No me siento bien, pedí permiso para venir a casa a descansar.

—¿Qué tienes? —me preguntó luciendo preocupado.

—Vomité y parece ser que la presión se me bajó . Estoy bien, solo necesito descansar.

—Te acompaño —no fue una pregunta, caminó hasta mi lado y me rodeó la cintura, lugar donde no hace mucho las manos de otro estuvieron ahí.

Subí las escaleras con él a mi lado, al llegar a mi habitación coloco las almohadas para que pudiera recostarme, le di las gracias sintiéndome incómoda, debía desvestirme pero me incomodaba que él estuviera presente. Podría tener alguna marca, Mattew solía palmear demasiado fuerte mis glúteos y las marcas prevalecían en ellos.

—¿Puedes dejarme sola, por favor? —me miró confundido.

—No me dirás que me tienes vergüenza, soy tu novio Faith, no tienes nada que no conozca y no haya tocado —puse mi mano en su pecho deteniéndolo cuando quiso besarme.

—Por favor, no —cerré mis ojos por unos segundos, no podía corresponderle, no quería borrar su sabor de mi boca —no puedo, Aiden. No puedo evitar pensar en que esos labios estuvieron en otro lugar que no fue en mi cuerpo.

—Faith...

—Te pedí tiempo y no me lo estás dando, Aiden.

Él asintió alejándose, en sus ojos se reflejaba el dolor que mi rechazo le causaba. O eso era lo que me hacía creer, ya todo en él me hacía dudar, era un muy buen actor.

Sin ningún tipo de arrepentimiento lo miré salir, él daño ya estaba hecho. Ya nada podría repararlo y lamentarse no servía de nada.

___________

Les dejo una imagen de cómo imagino a Faith


Los otros dos capítulos serán publicados en el resto del día. No se desesperen.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro