32. Terminó, ¿no es así?
Esa noche, Tony no regresó al departamento de Loki. Y tampoco se fue con Steve.
En su lugar, decidió regresar a casa con su madre en busca de ser consentido y sentirse protegido, como solo podía en la seguridad del abrazo de su familia. Así pudo estar tranquilo hasta el día de la conciliación.
Por las mañanas, Loki iba a recogerlo para llevarlo al trabajo, y por las noches Steve lo recogía para ir a casa.
No fue sorpresa para Tony que sus hermanos adoraran a Steve, y mucho menos que ellos lo quisieran de inmediato. Era como si el hombre hubiera sido hecho para encajar con su familia. Fue como siempre quiso que fuera la relación entre Thor y ellos.
Ahora podía ver con mayor claridad que desde un comienzo tuvo que darse cuenta que ese no era el hombre para él, en lugar de seguir intentando que encajara a la fuerza.
—¿Estás seguro que no quieres que te acompañe, hijo? —preguntó su madre, acariciando su mejilla con cariño.
Tony negó.
—Todo estará bien.
—Entonces prepara tus cosas para no hacer esperar a Loki —le dijo, sin demostrar la preocupación que sentía por su hijo.
—En realidad, hoy vendrá Steve... —Una sonrisa se le salió inconscientemente, llamando la atención de su madre—. Es más conveniente ya que él trabaja ahí.
—Me agrada mucho ese chico —María lo miró divertida—, puedo ver por qué te gusta tanto.
El castaño casi se atraganta con el bocado de comida que acababa de llevar a su boca, llenando de gracia a la mujer por aquella reacción. Estaba rojo hasta las orejas y no sabía cómo responder, si debía negarlo todo o reírse.
—Me hace sentir feliz y en casa —al final se decidió por decir lo que sentía—, pero no creo que queramos lo mismo.
—Yo no estaría tan seguro si fuera tú...
Tony se quedó pensando en esas palabras, solo siendo sacado de sus pensamientos cuando recibió un mensaje de Steve diciendo que ya lo estaba esperando afuera. Se despidió de su madre dándole un beso en la mejilla.
—¡Por favor, mándale mis saludos! —gritó antes de que su hijo saliera de la casa.
Tony caminó contento con sus manos entrelazadas detrás de su espalda hasta el coche del abogado, quien lo esperaba parado a un lado de la puerta, manteniéndola abierta para él. El momento en que se vieron estuvo lleno de emoción por ambos; emoción que intentaban ocultar pero se escapaba por cada parte de sus cuerpos. Era visible en el beso en la mejilla que le dio el más alto, en el abrazo con que lo recibió el otro y en la forma con que se veían el uno al otro —e incluso en el silencio cómodo con el que ambos viajaron—.
—Natasha dice que esto no debería tomar más de media hora... —habló Steve, nervioso cuando ya habían llegado al edificio—. Y yo quería saber si te gustaría hacer algo después.
—No puedo seguir faltando al trabajo —Tony se mordió los labios. Observaba a Steve a través de sus pestañas que no dejaban de revolotear, ni siquiera cuando este demostró su decepción—, pero quizás podríamos hacer algo por la noche.
—Me parece perfecto —La emoción lo llenó por completo, incluso hizo que ambos se olvidaran de la razón por la que estaban ahí.
Según le había dicho Natasha, era una reunión con los abogados de cada uno para intentar llegar a un acuerdo sin la necesidad de irse a juicio, pero con el anterior comportamiento de Thor, se habían preparado para no llegar a nada hoy y tendrán que esperar a que un juez obligue al hombre a aceptar el divorcio. La abogada estaba tan lista para cualquier cosa que incluso estaba lista para amenazar con levantar cargos por agresión física, pero Tony pidió que no lo mencionara a menos que fuera necesario.
—Hola, Tony —lo saludó el hombre que todos esperaban con ansiedad.
Thor venía con un abogado de traje color arena y estatura alta; se veía como un hombre igual de imponente que Logan, pero Tony apenas le prestó atención porque lo más llamativo de la imagen era la actitud que traía Thor, como de perrito a medio morir. Apenas y pudo mirar a su esposo cuando lo saludó, y todo lo que pudo ver el castaño era culpa.
—Hola, Thor —le regresó el saludo con el mismo nivel de inseguridad, la cual solo aumentó al ver las marcas tenues de sus manos alrededor de su cuello.
Había mucho que ambos querían decir, pero toda interacción entre ellos fue limitada por Steve, quien se interpuso entre ambos hombres y posó su mirada dura sobre el recién llegado.
—Por favor, pasen. La reunión empezará en un minuto—les indicó con tono profesional y luego se dirigió al recepcionista—. Clint, por favor, lleva a estos hombres a la sala de juntas y después informa a Natasha de su llegada.
Ambos siguieron a Clint a la habitación mencionada antes y éste se volteó a ver al castaño en cuanto se quedaron solos de nuevo. Con sus dos manos, Steve tomó las del más pequeño con cariño.
—No te preocupes, estaré en la recepción con Clint por si las cosas se salen de control.
—Muchas gracias —agradeció Tony, dando un apretón a sus manos, saboreando el momento, antes de lanzarse a lo que sentía sería una batalla campal. Le dedicó una ultima sonrisa antes de encontrase con su abogada para entrar juntos al salón.
Pero el conflicto nunca llegó.
Thor estaba dispuesto a aceptar cualquier cosa que Tony quisiera. Fue la primera vez para ambos abogados en que ninguna de las partes quería pelear por nada. Ambos se quedaron callados y dejaron que sus representantes dijeran todo, manteniendo la mirada gacha, pero viéndose de reojo cada cierto tiempo para ver la reacción que ocasionaba lo que decían.
A excepción de los restaurantes, repartieron todo a la mitad. Cada uno conservaría sus respectivos autos y todos los objetos de valor fueron repartidos entre ambos. En cuanto a la casa, llegaron al acuerdo de venderla y dividir el dinero a la mitad.
Al final la reunión duró más de lo que Natasha había previsto, pero fue mucho más productiva pues podrían llegar a una conclusión ese mismo día. Todo lo que quedaba era firmar los papeles y oficialmente pasarían a estar separados ante la ley.
—Fue un placer —habló el abogado de Thor, estirando su mano en dirección al otro lado de la larga mesa que fue estrechada por Natasha y después por Tony.
—Lo mismo digo —concordó la pelirroja, reuniendo los papeles y colocándolos en su carpeta negra.
Los tres comenzaron a caminar hacia la salida, pero Thor se quedó sentado en su lugar y miró suplicante a su ex-esposo para lo que iba a pedir.
—¿Podemos hablar?
Tony lo pensó muy bien antes de responder, mentiría si dijera que no le causaba temor quedarse a solas de nuevo con el hombre, pero solo con ver el arrepentimiento que había en sus ojos, sentía que no le haría nada malo.
Miró rápido a Natasha para decirle que los dejara solos y después volvió a tomar su lugar sentado en la mesa, quedando frente a frente.
—¿Qué querías decirme? —preguntó Tony, luego de que ambos permanecieran en silencio por casi un minuto.
Thor había ensayado muchas veces lo que le diría. Estaba listo para repetir todo lo que había dicho esa mañana frente al espejo.
—Lo siento. Sé que fui un esposo de mierda, en especial al final.
—Tuviste buenos momentos —recordó los días felices que compartieron, aquellos a los que Tony había querido aferrarse el último año—. Yo lamento obligarte a ser amable con todos mis amigos aunque no te agradaran.
Soltó una risa amarga. Era típico que el castaño buscara algo de que disculparse a pesar de que toda la culpa de que esto terminara así fuera de él.
—No tienes que intentar hacerme sentir mejor, sé que actué mal —sus ojos se llenaron de lágrimas, sin lograr desbordarse—. Siempre supe que tenía problemas para controlar mi ira, pero nunca creí que fueran tan graves, y como nunca me había sentido enojado de verdad contigo, no creí que pudiera hacerte daño.
» Jamás me voy a perdonar todo lo que te hice. —Tony se sintió mal al ver a Thor tan frágil y vulnerable; nada como el hombre fuerte que había conocido—. Cuando te vi caer al suelo la otra noche, supe que había tocado fondo y pensé que lo menos que podía hacer era no arrastrarte conmigo. Ayer tuve mi primera sesión de control de la ira y hoy llevaré todas mis cosas a la casa de Brunnhilde. Mañana terminaremos de pintar el cuarto del bebé.
Tony rió por lo bajo, entendiendo por fin el origen de las manchas de pintura, y también se sintió orgulloso del camino que había decidido tomar —aunque le doliera que no lo fueran a recorrer juntos—.
—A pesar de que decías lo contrario, estoy seguro de que serás un gran padre —Tony intentó animarlo y pudo ver que funcionó, cuando todo el semblante del contrario cambió por uno más relajado.
—Será fácil porque cada vez que haya un problema, sólo debo preguntarme qué habrías hecho tú —confesó Thor con melancolía y con una sonrisa estampada en su rostro.
Ambos sabían que este era el adiós y se alegraban de que a pesar de todo, aún pudieran terminar con una sonrisa.
—Cuídate, por favor —fue lo último que dijo Tony antes de salir.
Cuando dejó la sala de juntas, se sintió más ligero que esa mañana. Se sintió libre... Y todo eso sólo aumentó cuando encontró a Steve esperándolo en la recepción con una sonrisa perfecta. Caminó dando brinquitos hasta quedar enfrente del hombre y le devolvió la sonrisa.
—Estoy oficialmente soltero —dijo Tony de forma burlona, haciéndolo reír.
—Ya era hora de recibir buenas noticias, ángel.
—Ahora tengo que encontrar al hombre que debía llevarme a mi trabajo, porque ya voy media hora tarde —bromeó y fingió buscar por toda la oficina con la mirada.
—¿Un hombre guapo y galante?
—Ese mismo —le dio la razón—. También cuenta chistes increíbles.
Steve se dejó caer al suelo de rodillas y llevó ambas manos a su pecho, del lado donde se encuentra el corazón.
—Creo que podría estar enamorado de ti.
Tony rodó los ojos y lo ayudó a levantarse.
—Era en serio lo de que voy tarde al trabajo.
—Está bien —volvió a hablar Steve luego de sacudir el polvo de sus rodillas, para guiar al hombre hasta el elevador—, ya seguiremos hablando de esto en nuestra cita.
Se mordió el labio con nervios y emoción mezclados en su interior.
Entonces lo que tendrían sería una cita.
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