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31. 17BLACK.

No había ninguna nube sobre la ciudad de Nueva York y por primera vez en semanas podían disfrutar de un día soleado. Los niños caminaban felices con sus padres en su camino a la escuela e incluso se escuchaban pajarillos cantar a la distancia. Prometía ser un gran día para todos.

Pero aún así, Tony despertó nervioso de lo que pudiera pasar ese día. O para ser más específico, de la reacción que pudiera tener su pronto ex esposo, quien era conocido por tener arranques de ira. Él nunca había sido el receptor de alguno de ellos, pero para todo había una primera vez. En especial temía que pudiera ir hasta su restaurante para armar un espectáculo, y todos esos miedos aumentaron hace un par de días cuando recibió una llamada de Rhodey.

Miró nervioso a su mejor amigo, que se encontraba pintando al otro lado de la habitación, sentado en un taburete con pincel en mano. Le regresó la mirada por un segundo y después se fijó en el móvil que vibraba sobre la barra de la cocina.

—Contestas o cuelgas. No es tan difícil, Tones.

El castaño rodó los ojos en dirección a Loki antes de contestar con inquietud.

—¿Bueno?

—¡Tu esposo está loco! —gritó Rhodey en cuanto escuchó la respuesta, luego murmuró una aclaración de que técnicamente ya no era su esposo antes de volver a levantar la voz—. Está destruyendo todo.

—¿En serio?

—¡En serio! Llegó tranquilo como siempre, saludó a todos... Por cierto, regresé ayer a trabajar porque mamá se fue de viaje con mis abuelos —hizo una especie de pausa para explicar lo segundo—. Pero regresando a Thor; cinco minutos después de que entró a su oficina comenzó a pegar unos gritos horribles que se pueden escuchar desde la calle, y ni hablar del estruendo de las cosas que arroja contra el suelo.

Se escuchó un fuerte ruido del otro lado de la línea, que causó una pausa en la conversación y que ambos hombres se alertaran.

—Tengo que dejarte —se despidió rápido—, creo que ese fue su escritorio, y si fuera tú pondría trabas en la puerta, porque lo escuché gritar el nombre de Loki.

Luego de que la llamada terminó, Tony esperó todo el día a que pasara algo malo; desde aparecerse por su restaurante a montar una escena o buscar a su mejor amigo para golpearlo, pero algo debió decirle el moreno que lo calmó bastante, porque ni ese día ni los siguientes supo nada de Thor. Ni siquiera recibió un mensaje suyo.

Y por algún motivo, eso solo lo preocupó más.

—Beloved, debemos irnos ya si quieres llegar a tiempo —habló Loki desde la sala donde ya esperaba a Tony arreglado.

—Ya estoy listo —respondió, saliendo del baño con un traje negro y el cabello y la barba perfectamente arreglada, sin perder su estilo alborotado.

Observó a su amigo tomar las llaves de su auto con una gran sonrisa traviesa, y luego las agitó en el aire para que el otro las viera.

 —Espero aún recordar cómo se conduce un auto.

—Por favor, asegúrate de que llegue con vida —bromeó de regreso el castaño antes de que ambos salieran del lugar.

Cuando llegaron, Tony se sintió de inmediato más emocionado que nervioso. Le recordaba a la inauguración de su primer restaurante en un agujero oscuro en medio de la ciudad al que solo sus amigos se atrevían a entrar, hasta llegar al actual lugar moderno que le enorgullecía. Este establecimiento era considerablemente más grande que el anterior y con su estacionamiento propio, pero se había asegurado de que tuviera la misma fachada que el original.

—Tu familia ya está aquí —Loki lo sacó de sus pensamientos mientras se estacionaba. Señaló con la cabeza a la entrada del lugar donde ya había un pequeño grupo de personas.

—También Steve —agregó feliz al ver al rubio con el hijo de Evandro en sus hombros y charlando con Adalet.

Loki detuvo el coche, habiéndolo aparcado correctamente y después se giró para ver directamente a su mejor amigo.

—Suéltalo —llamó su atención—, ¿qué te traes él?

Tony se volteó a verlo curioso, con una sonrisa burlona.

—Somos amigos. Me hace reír.

—Al igual que Rhodey y nunca te he visto igual de emocionado por verlo —lo confrontó.

—No me gusta nada tu tono —dijo serio antes de salir del coche y dirigirse hacia la entrada del lugar, donde lo esperaban bastantes personas.

Más cerca de la puerta, estaba su madre y sus hermanos menores charlando, mientras que el pequeño Morat correteaba después de ser dejado de la compañía de Steve. También estaba Rhodey hablando bastante cerca de una chica rubia que jugaba con un mechón de su largo cabello.

—Iré adentro a ver cómo lleva todo Evandro —avisó Tony antes de dar un apretón a la mano de Loki y entrar al establecimiento por una puerta trasera.

Mientras tanto, Loki quería aclarar algunas cosas que le parecían de vital importancia. Inflando su pecho y estirando el cuello lo mejor que pudo, caminó hasta el lado de Steve, interrumpiendo su conversación con la mujer turca.

—Adalet —sonrió y asintió con la cabeza a modo de saludo, antes de voltear a ver al hombre—. Rubio.

La mujer se removió incómoda en su lugar, cambiando su mirada del azabache al rubio y se disculpó para buscar a su hijo, dejando a los dos hombres solos. Steve miró al otro y quiso reír al ver los intentos del hombre para verse más intimidante que él, así que con una sonrisa burlona, se paró derecho e intentó pelear en ese duelo de intimidación. Aunque Loki no se sintió amenazado, porque se notaba que tenía mucha más experiencia en peleas de lo que podría tener el rubio.

—¿Te puedo ayudar con algo? —preguntó Steve con fingida amabilidad.

—Quiero saber qué pretendes con acercarte a Tony —Loki lo miró amenazante, lo suficiente como para hacerlo retroceder un poco.

—Aunque yo quiera más, él me ofreció su amistad y la voy a tomar. —Alzó el mentón y le devolvió la mirada dura—. Supongo que es algo con lo que te puedes identificar.

El azabache carraspeó con fastidio y tuvo que ser fuerte para poder contener los enormes deseos que tenía en esos momentos de poder sacarlo a patadas, pero sabía que si lo hacía, estaría arruinando el día de su mejor amigo.

—Si sabes lo que te conviene, no intentarás nada más con él...

Steve rió con la amenaza que había quedado en el aire. 

—¿Algún otro consejo? —expresó fastidiado de la conversación entre ambos.

—Sí —respondió Loki de inmediato, de nuevo con un aire intimidante que sorprendió a Steve—, no te atrevas a lastimar a Tony. Dejar que se enamorara de un tipo tan malo como Thor fue un error que no pienso volver a hacer.

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