23. La joya.
Thor llegó pasada la media noche y se fue esta mañana antes del amanecer. En otras palabras, estaba evitando a Tony, pero ya había prometido que lo acompañaría a la exposición de arte por la noche, así que sabía que la conversación no se pospondría más tiempo.
Tony fue a trabajar como todos los días, con la excepción de que salió antes para poder llegar a tiempo a la inauguración.
—Cariño, ya estoy de camino a la galería. Por favor, trata de llegar temprano... —habló por el manos libres que llevaba en su oído derecho—. Te amo.
Aún lo decía con honestidad. Claro que lo amaba, pero ya no estaba seguro de que el otro hombre se lo mereciera completamente. Thor tragó profundo del otro lado de la línea al escuchar la inseguridad que tenía de decir esas palabras.
—Comenzaré a cerrar todo para alcanzarte antes. Te amo.
No esperó a escuchar nada más y le colgó a su esposo, incluso se quitó el aparato de la oreja para conducir tranquilo las pocas cuadras que le faltaban.
La galería se encontraba a unas cuadras de un museo de historia muy importante, rodeada de muchos restaurantes y bares. Sin duda el lugar perfecto para exhibir arte.
En cuanto logró encontrar un lugar para estacionar el auto, fue hasta la entrada de grandes puertas de cristal que aún se encontraban cerradas. Había un gran grupo de personas rodeándola, incluyendo a su mejor amigo: éste se encontraba hablando con una mujer de estatura baja de cabello oscuro y sus mechones de adelante de color plateado; seguramente era la dueña de la galería. Se paró detrás de él para esperar que se desocupara, después de todo no quería interrumpir.
A lo lejos pudo distinguir a Sigyn hablando con una chica morena. Ambas estabas vestidas de forma glamorosa sin rayar a lo exagerado, después de todo, el evento era algo sencillo.
—Beloved, llegaste —se volteó Loki, un poco tímido.
—No me lo perdería por nada, Loki —Tony le dio un abrazo temeroso, que fue bien recibido por el más alto.
—¿Ya hablaste con Thor? —preguntó el azabache. Se separaron para recibir una negación de cabeza del otro—. Tony, es importante que no pospongas esto.
—Podrías decirme tú lo que está pasando y terminar con todo esto —los ojos de Loki mostraban pena por él—. Me está evitando desde ayer.
Laufeyson lo volvió a jalar hacia él para atraparlo en otro abrazo.
—Me gustaría hacerlo, pero creo que es mejor que escuches esto por él —habló con su aliento, rozando el cabello de Tony.
—Hacen una hermosa pareja —los interrumpió la misma chica de cabello oscuro y mechas plateadas, que platicaba con Loki hace unos momentos.
Tony se separó, sonrojado. Hace años que nadie los confundía por una pareja, le recordaba a los viejos tiempo en que su vida no tenía ninguna complicación.
—Solo somos amigos —aclaró el castaño con una sonrisa.
—Oh... — fue todo lo que dijo la mujer, antes de disculparse y dar la vuelta para hablar con otras personas, mostrándose en extremo sorprendida por la aclaración.
Poco después se les unió una sonriente Sigyn con su amiga, que fue presentada como Ororo, y solo unos minutos más tarde llegó el Rhodey vestido con un traje claro parecido al que llevaba Tony.
El único que faltaba por llegar era Thor, pero ya era esperado por todos que llegaría tarde. Algunos —Loki— incluso preferían que no llegara en absoluto para no arruinar la noche.
—Damas y caballeros —habló la dueña de la exposición, llamando la atención de todos los presentes—, agradezco a todos por venir esta noche a la inauguración de mi primera galería. Los invito a que pasen y disfruten de todo el arte que se ha reunido dentro de estas cuatro paredes. Incluso podrán hablar con la mayoría de los artistas responsables que también se encuentran presentes —Tony rodó los ojos ante el dramatismo que estaba dando la mujer a la situación—. ¡Sin más que decir, las puertas quedan abiertas para todo el mundo!
La mayor parte de los invitados abrieron los ojos de par en par cuando por fin pudieron ver mejor el interior del lugar. Era enorme.
—Prácticamente se podría considerar como un museo —vociferó Rhodey, aunque eran las palabras que todos querían decir.
Mientras tanto, Loki sonreía orgulloso.
—Mis pinturas están en el piso de arriba.
Los cinco caminaron alrededor de la primer planta, observando y hablando del arte que decoraba el lugar. Mejor dicho, Loki decía comentarios sofisticados sobre las piezas mientras que los demás asentían con la cabeza y decían ocasionalmente palabras de afirmación.
Rhodey era el más callado de todos, lo cual no era sorpresa, ya que seguía tomando bocadillos de las charolas que ofrecían los meseros que rondaban por todo el lugar. Tony, por su parte, iba con su segunda copa de champaña.
Cuando estuvieron por subir las escaleras para por fin ver la sección con las obras de Loki, Tony recibió un mensaje de texto de Thor. "Estoy buscando estacionamiento". Sonrió al leer el texto y rápidamente le escribió que los buscara en la planta alta.
—¡Oh, wow! —exclamó finalmente Rhodey por primera vez en la noche. Él fue el primero en entrar a la sala que Loki había dicho que era "suya".
Uno a uno fueron entrando y todos pudieron ver las hermosas pinturas de Loki. Muchas ya las había visto Tony antes en el estudio de su mejor amigo, otras eran de paisajes que podía reconocer de su adolescencia. Todas eran hermosas, pero la sorpresa del moreno no era debida a eso, si no a cuatro obras en particular que se encontraban al fondo.
Colgando de la pared, estaba el rostro de Tony riendo, los detalles que tenía eran increíbles: sus ojos se veían preciosos, incluso tenían arrugas en los bordes de sus mejillas como sólo se veían cuando sonreía mucho, y el cabello que le caía en la frente le daba un aspecto más joven.
—Es un excelente retrato —comentó la chica morena, volteando a ver a Tony y de nuevo a las pinturas varias veces.
—Gracias, pasé toda una semana asegurándome de que todos los detalles fueran correctos —agregó orgulloso el artista de la planta—. Fue la más difícil de las cuatro.
A su lado, estaban tres pinturas similares pero con expresiones diferentes del castaño; en una estaba molesto con el ceño fruncido, en otra estaba triste con lágrimas formándose en sus ojos, mientras que en la última miraba al frente, con lo que podía ser explicado como cariño.
—Wow, Loki... —comenzó a hablar finalmente Tony—. Soy yo.
El mencionado lo miró emocionado.
—¡Te dije que serías la joya de la exposición!
El castaño volteó a ver a Sigyn para ver su reacción a todo esto. Se veía bastante calmada para no haber ni una sola pintura de ella en todo el lugar, pero eso no significaba que no se pudiera ver su inconformidad.
—No recuerdo haber posado para estos cuadros —comentó Tony, antes de dar otro trago a su copa.
—Esos siguen en mi estudio, estos los hice a memoria —La sonrisa con la que Loki dijo eso fue más brillante que la que se veía en el retrato.
Todos lo miraron sorprendidos por el dato, y sin idea de qué responder a eso.
—¡¿Laufeyson, quieres explicarme esto?! —sonó la fuerte y muy molesta voz de Thor haciéndose presente en la habitación.
Todos se giraron para ver de cerca una pintura a varios pasos de ellos. Era obvio que su esposo se molestaría al ver que había prácticamente una colección de Tony colgada en la pared, pero su enojo no se debía a esas cuatro pinturas, sino a la que estaba detrás de él.
El grupo se acercó para ver mejor la razón por la que el hombre recién llegado estaba furioso, Loki era el único que sabía por qué. De hecho, se había preparado para eso desde el día en que lo pintó.
Frente a ellos, estaba el cuadro que Tony había visto incompleto hace unas semanas. Ahora que había sido terminado, podía distinguir con claridad que la persona que se veía era él de espaldas, completamente desnudo, con los codos recargados en el barandal y permitiendo una vista excelente de su retaguardia.
El joven de ojos marrones escuchó unos tacones golpear el suelo. Frente a él, Sigyn le dio la primera bofetada que recibía en toda su vida. Se llevó la mano a la mejilla con enojo, pero no se atrevió a ver a la chica a los ojos.
Después de todo, aún recordaba el día en que tuvo sexo con su mejor amigo.
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