17. Lavanda.
"¿Qué le dijo?" envió Tony como mensaje antes de entrar al edificio donde trabajaba su marido.
Esta vez no había venido para ver a su esposo, sino porque Rhodey le pidió que lo acompañara a su oficina para llevarse algunas de sus cosas; ahora su madre parecía querer permanecer en la empresa por un buen tiempo, y él aceptó con la condición de que para antes del medio día, debía de estar en su restaurante para comenzar a cocinar.
Además de que podría sorprender a Thor, a pesar después de lo de esta mañana. Estaría más que feliz de verlo aunque fuera solo por unos minutos.
—¡Hola! —saludó feliz a Jane en la recepción.
—¡Tony! —respondió igual de alegre—. Por favor, sé un amor y lleva a Thor su encargo de desayuno.
Frunció el ceño, pero se relajó al ver que sólo era un termo seguramente lleno con café. Temía que algo le hubiera pasado a la comida que le había empacado esa mañana.
Cuando recibió el recipiente, pudo notar cómo la mano de la chica tenía pintura roja, pero lo ignoró. De seguro seguían pintando la oficina.
Subió hasta el piso donde se encontraban la oficina de su esposo y de su amigo. Todo seguía exactamente como la última vez que se había pasado por el lugar.
Fue hasta la oficina de su esposo y tocó con el ritmo de una canción de los 80's.
—Adelante —escuchó la varonil voz hablar del interior del cuarto, y con una sonrisa entró.
Thor dejó de lado los papeles que tenía y todo su rostro pareció iluminarse al ver al chico parado en la entrada de su oficina.
—Rhodey me pidió que le ayudara a llevar algunas cosas y me pareció buena idea poder pasar a saludar.
—Y vaya que fue una buena idea —dijo el más alto, levantándose de su lugar para llegar hasta donde se encontraba el otro y poder rodearlo con sus brazos.
Thor levantó al castaño para llevarlo hasta su lugar y sentarse con el pequeño en piernas, y mientras le daba besos en el cuello, haciendo reír a Tony. Justo en ese momento, vibró su celular, lo sacó para ver de qué se trataba: era un mensaje de Rhodey preguntando si tardaría en llegar, y otro de Steve, que había llegado hace algunos minutos.
"Soy sincero :D"
Primero solo sonrió por el mal chiste, pero después comenzó a reír sonoramente, llamando la atención de su esposo, quien por curiosidad echó un vistazo al teléfono de su marido para ver qué lo había hecho reír de esa forma. Frunció el ceño confundido; era uno de los peores chistes que había leído en su vida, no podía ser cierto que le diera tanta risa a Tony.
Observó cómo respondía el texto. "Jajajajaja, excelente chiste, acabas de hacer mi día aún mejor" y esa fue la gota que derramó el vaso. Thor vio el nombre del contacto.
—¿Quién es Steve? —preguntó Thor, tratando de esconder sus celos.
—Es solo un amigo que me manda chistes de vez en cuando —respondió Tony encogiéndose y bloqueando su teléfono. Estaba por guardarlo en su chamarra, pero fue arrebatado rápidamente por su esposo.
—¿También puedo hacer que tus noches sean mejores? —leyó Thor el mensaje que acababa de enviar Steve. Ahora se veía completamente furioso—. ¿Eso te parece algo que un amigo mandaría?
Tony rodó los ojos con molestia, haciendo que Thor se enojara aún más.
—No lo dice en serio —mintió Tony, como un actor merecedor de un premio Oscar—, incluso es heterosexual y tiene novia.
Ahora no podía dejar de mentir, porque no quería que todo lo que pasó en la mañana se esfumara.
Thor lo miró con los ojos entrecerrados, tratando de saber si su esposo le estaba mintiendo, pero para su mala suerte, su esposo era muy buen mentiroso y no lograba distinguir cuándo lo hacía, por lo que con un fuerte suspiro decidió dejar ir el tema.
—Perdón por sobre reaccionar, pero me preocupa que otro hombre intente llevarte de mi lado —de nuevo hacía los ojos de cachorro que doblegaban a Tony; hasta lo hacían sentir culpable por haber mentido.
—Nadie podrá separarme de tu lado, jamás.
—¿Lo prometes? —preguntó Thor, rodeándolo con sus brazos.
—Lo prometo —depositó un corto beso en sus labios a modo de despedida, para después salir de la oficina con la piel de gallina por lo ocurrido.
Quizás debería de bloquear a Steve. Seguramente sería lo mejor para su matrimonio.
Sacó su móvil dispuesto a bloquear el contacto, pero cuando estuvo a punto de hacerlo, se encontró a sí mismo dudando si eso era lo que quería, porque aunque odiara aceptarlo, Steve sí estaba alegrando mucho sus días últimamente.
Sabía que no era la mejor idea, pero decidió confiar en su suerte y guardó su teléfono sin hacer nada con el contacto de Steve.
—¡Ahí estás, pequeño escurridizo! —exclamó Rhodey al final del pasillo, sorprendiendo a Tony, quien se sentía como un criminal que acababan de descubrir—. Ya tengo todo listo, solo falta que me ayudes a llevar todo esto a tu coche.
Tony entró a la oficina donde se encontraba el moreno.
—¿Mi coche?
—Pues claro, esta mañana vine con mamá, por eso te llamé —dijo con una expresión que expresaba lo obvio que todo eso era para él—. Necesito un aventón, o que me prestes tu auto también funciona.
En el suelo había dos cajas medianas llenas de cosas, en su mayoría eran empaques de frituras y dulces que no le sorprendería que hubieran estado ocupando todos los cajones de la oficina por los últimos meses.
Tony rodó los ojos y tomó una de las cajas, mientras que Rhodey tomaba otra y caminaban hacia el elevador.
—¿Por qué tu madre quiere tan de repente retomar su puesto?
—Un tío dijo algo sobre que debía considerar el retiro a su edad y ella no iba a soportar eso —se encogió de hombros al mismo tiempo que cerraba las puertas del ascensor—, pero no importa realmente. Trabaje o no como director de la empresa, ella me sigue dando la misma cantidad de dinero.
—Bastardo con suerte —comentó el castaño con una sonrisa traviesa, recibiendo una igual de parte de su amigo—. ¿Y cuánto tardarán en terminar de pintar todo el edificio?
Preguntó principalmente para mantener la plática fluyendo, pero en gran parte porque también le sorprendía que ya había sido casi una semana desde que Thor comenzó a llegar a la casa con manchas de pintura, y le molestaba que hasta las sábanas de su cama habían sido manchadas por el descuido de su esposo.
—Si decidiéramos pintarlo, tomaría como unos cinco días máximo si contratamos al equipo correcto —respondió Rhodes confundido por la pregunta, que parecía fuera de lugar.
—¿Si decidieran hacerlo? —preguntó confundido.
—Quiero decir, aunque se ensucia más fácil, el blanco sigue siendo elegante y aún está en perfecto estado la pintura en todo el lugar —ahora estaba divertido por la curiosidad de su amigo—. Pero no entiendo por qué tanto interés en las paredes de mi edificio.
Tony negó con una sonrisa para no delatar ante Rhodey lo que realmente ocurría en su mente: las miles de preguntas que se formulaban y las respuestas que trataba de darse a sí mismo.
Cuando estaban por salir del edificio, Jane los detuvo. Ella corrió hasta ellos con un muestrario de colores en la mano.
—Antes de que se vayan, díganme cuál les gusta más para mi comedor —preguntó, ofreciendo tres paletas diferentes.
—Tony es el indicado para eso. Solo ahora no dejaba de hablar sobre pintar todo el edificio —bromeó Rhodey.
—¿Vas a pintar tu casa? —preguntó Tony con una sonrisa, aunque por dentro comenzaba a pensar cosas alocadas.
—Llevo toda una semana pintando, solo me falta el comedor porque no logro decidirme por una gama de colores —la chica rodó lo ojos ante su propia indecisión, y volvió a ofrecerles las paletas de muestra que tenía en la mano.
—¿Una semana? —preguntó con algo de molestia y la chica asintió con la cabeza—. Esta me gusta más —dijo Tony señalando una en tonos lavanda y beige, aunque en realidad no había mirado con detenimiento ninguna de las opciones.
—¡Gracias! Compraré la pintura después del trabajo y empezaré a pintar mañana.
Ambos se despidieron de la chica, quien estaba tan alegre como la recordaba Tony. Antes de salir de la recepción, le dedicó otra mirada a Jane y negó con la cabeza. Esperaba estar equivocado con lo que estaba pensando, y lo peor era que tenía miedo de preguntarle a Thor si era verdad o no.
Se quedaría con la duda por miedo a la verdad.
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