15. Buenas sorpresas.
A la mañana siguiente, Tony despertó con los brazos de su esposo alrededor de él en un cálido abrazo. En cuanto se percató de eso, decidió hundirse un poco más. Había extrañado hacer eso por las mañanas.
Tony no quiso perder tiempo, pues sabía que Thor iría pronto al trabajo y quería sorprenderlo con un rico desayuno como en sus primeros meses de vivir juntos. Pero primero, corrió a tomar un baño rápido.
Después de su ducha, entró a su vestidor para comenzar a arreglarse. Cuando aún no terminaba, sintió unos fuertes brazos rodearlo y unos besos siendo repartidos a lo largo de todo su cuello y hombros. Soltó una pequeña risa y miró el reflejo de ambos en el espejo de cuerpo completo que estaba frente a él.
—Perdón por lo de ayer, sé que fui un idiota —dijo Thor, levantando la mirada para también ver el reflejo. Aún no se vestía, por lo que podía apreciar muy bien los músculos de sus hombros, pero no podía apartar la vista de sus hermosos ojos claros de cachorro que lo veían con arrepentimiento; eran los mismos ojos que lograban ponerlo de rodillas si se lo pedía.
—No te preocupes, no importa —dijo sin pensar, haciendo que se sintiera como un gran estúpido en cuanto lo hizo.
Pero las sorpresas no terminaron ahí, porque su esposo no dejó ir el tema como usualmente lo hacía.
—¡Claro que importa! —exclamó, y después hundió su cabeza en el cuello de su esposo como un niño pequeño—. Tú eres lo más importante para mí y no lo he demostrado últimamente.
Tony sonrió como tonto. Era demasiado bueno para ser verdad.
—¿Hablas en serio?
—¡Por supuesto! A partir de ahora no más horas extras en el trabajo —Thor se levantó de encima del otro sólo un poco para que se pudieran ver directamente al rostro. Ambos portaban grandes sonrisas—. Pero igual necesito llegar a tiempo hoy, así que lo mejor será bañarme ahora. Oh... —agregó desde el marco de la puerta—. Y espero que no te importe, pero tomé tu cargador prestado.
Observó a su esposo salir del vestidor usando sólo un bóxer ajustado. Para siempre estar ocupado en el trabajo no descuidaba para nada el gimnasio, porque su cuerpo seguía igual. Quizás también debería hacer ejercicio, pensó el castaño mientras tocaba su estomago flácido.
Mientras que Thor se bañaba, Tony bajó a la cocina para comenzar a preparar el desayuno con música de fondo, tarareaba y bailaba feliz. Duró varios minutos de esa forma, bailando mientras cocinaba y ponía la mesa; ni siquiera se dio cuenta de que su marido ya había bajado vestido con un traje gris y lo estaba observando con una sonrisa.
—Te amo —habló el rubio sin pensar, llamando la atención del otro.
Thor estaba feliz de haberse casado con el castaño, y era verdad que lo amaba, tanto que a veces se sentía culpable.
Lamentablemente, sólo a veces.
—Yo también te amo —sonrió Tony. Las cosas parecían haber mejorado por sí solas, pero de todos modos, Tony sentía que tenían que hablar para evitar que volviera a ocurrir algo como lo del día anterior—, pero tenemos que hablar.
El rubio se tensó por completo con miedo.
—Tengo que irme, hablemos después.
Comenzó a avanzar hacia la entrada, pero su esposo lo detuvo tomando su mano.
—Por favor, esto es importante —suplicó con la mirada e hizo que el otro tragara duro—. Incluso hablaré con Rhodey para que no se moleste contigo.
—En realidad, hoy regresa la señora Rhodes a la oficina... —Trataba de evadir la plática, pero los ojitos suplicantes del más pequeño lo hacían imposible—, pero supongo que puedo llegar diez minutos tarde.
Tony sonrió victorioso y lo invitó a tomar asiento en el comedor, donde estaban los alimentos listos para el desayuno.
—La verdad es que lo que pasó ayer sí fue algo duro para mí, en especial porque no es la primera vez —comenzó a explicarse, y a cada palabra, el otro se encogía más en su lugar—. No me gusta que llegues tarde, o aún peor, que te olvides de mí. También a veces siento que mi opinión no te importa realmente y eso me hace sentir muy desplazado.
» A lo que quiero llegar con todo esto... —Supongo que este es el final, pensó Thor con pesar. Esta mañana había intentado ser más cariñoso para evitarlo, pues había encontrado la tarjeta de Natasha en el cajón de Tony mientras buscaba su cargador—. Es que quiero que esas cosas cambien. Quiero que vayamos a terapia de pareja.
Thor soltó un suspiro de alivio junto con unas suaves carcajadas.
—La terapia es absurda e innecesaria, yo puedo cambiar sin ayuda de un loquero —soltó sin pensar. Estaba muy feliz de que no pidiera lo que quería, pero se arrepintió en cuanto vio la expresión de su esposo.
Siento que mi opinión no te importa, sonó en la mente del más alto.
—Pero supongo que tienes razón y quizás lo necesitemos —confesó Thor a regañadientes.
—Gracias —dijo muy feliz Tony y corrió a abrazar a su marido, quien lo recibió con gusto.
Todo por mantenerlo a su lado.
—Ahora, será mejor que me vaya si no quiero llegar tarde —rompió el abrazo.
—Seguro, solo dame unos minutos para que lleves algo de la comida que preparé.
El hombre de traje aceptó y esperó con una sonrisa a que le diera un gran recipiente con suficiente comida para todo el día.
—Gracias, eres el mejor —Thor le dio un casto beso en los labios antes de salir de la casa.
Tony estaba demasiado contento por la forma en que se había dado las cosas, esperaba un arranque de furia por parte del otro, pero fue todo lo contrario.
Necesitaba contarle esto a alguien de inmediato, y no hubo nadie mejor para eso que su mejor amigo, por lo que sin dudar le marcó a su celular.
Cuando por fin contestó, pudo escuchar la aún adormilada voz de Loki. Seguramente seguía dormido.
—¡Loki, estoy muy feliz!
Del otro lado de la línea, el azabache sonrió a pesar de querer seguir durmiendo. No podía molestarse con Tony por nada del mundo.
—Cuéntame qué pasó, beloved.
—Thor aceptó a que tengamos terapia de pareja, ¿no es eso maravilloso?
—Es increíble, Tony —contestó con honestidad—, pero si no deja de ser un idiota, le voy a patear el trasero.
El castaño rió divertido.
—Gracias por siempre estar para mí.
—En las buenas y en las malas, corazón —dijo con gran cariño y una sonrisa boba en su rostro—. Oh, y aprovechando la llamada, yo también tengo una buena noticia que contar.
Tony esperó ansioso en la línea para escuchar lo que su amigo tenía que decir.
—El otro día fue una chica al estudio a hacerse un tatuaje, y le gustó mucho uno de mis cuadros que colgué —la sonrisa en su rostro era demasiado grande, parecía que si sonreía un poco más, ocuparía toda su cara—. Preguntó dónde lo había conseguido, y cuando dije que yo lo había hecho, se volvió loca. Me dijo que está por abrir una exhibición de arte y aún le quedan varios espacios por llenar, así que vendrá en estos días para ver todos los cuadros que he hecho... Aunque supongo que estoy algo asustado de que no les guste ninguna de mis obras; estoy haciendo de más para que tengan de donde escoger.
—¡Eso es excelente! —felicitó Tony a su amigo—. Y no te preocupes por eso, todo tu arte es asombroso, lo amarán.
—Aunque hay un cuadro que ya eligió... —se mordió el labio con nerviosismo—. Y te aseguro que será la joya de la exhibición.
—¿Puedo saber cuál es? —preguntó curioso.
—Oh, Tones... Te aseguro de que esas horas sin moverte valieron la pena.
Su boca se abrió por completo de la sorpresa. No podía ser cierto que la obra que dijeron sea un retrato de él.
—Voy enseguida para asegurarme de que me retrataste bien.
Y es que no lo había podido ver. Loki no le permitía ver ninguno de los cuadros que hacía del él, sin importar cuánto le rogase.
—Lo siento, tendrás que esperar al día de la exposición —dijo Loki con diversión antes de colgar.
La verdad es que había dudado en siquiera mostrar cualquier pintura de Tony a la chica que había llegado a su estudio de tatuajes, diciendo su proyecto de abrir una galería de arte; ni siquiera dejaba que la madre de éste los viera, pero sabía que ese cuadro era probablemente lo mejor que había hecho en su vida.
Solo esperaba que nadie lo mal interpretara.
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