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—Ahh... Ahhh...— Hoseok suspiraba ligeramente, acostado en la cama con las piernas abiertas, con una de sus manos masajeaba sus testículos y con la otra penetraba su ano.
Gemía poco mientras movía sus piernas impacientes y temblorosas, las arrastraba por la cama y las flexionaba un poco.
Muy impaciente por llegar al orgasmo masturbo su pene con violencia.
—Ahh... Ahhh... Ahhh— cerró sus ojos con fuerza y se liberó, se quedo acostado en la cama esperando a que su respiración se controlará y su pecho que subía y bajaba se detuviera.
—Maldito Taehyung— maldijo a la nada, sentía vergüenza al masturbarse pero la lejanía de su esposo aumentaba cada día, ya no había ni siquiera besos y él se sentía necesitado, era joven aún y tenía sus necesidades básicas.
Se levantó de la cama dispuesto a tomar una ducha para luego ir a recoger a su hija del preescolar.
Eunha era la niña mejor portada del preescolar, con las mejores calificaciones, la mejor conducta, la favorita de los profesores y eso le causaba problemas con algunos de sus compañeros que eran comparados con la perfecta Eunha, no tenía amigas y eso la ponía triste, sus compañeros a veces escondían sus cosas, tiraban su material del trabajo o ensuciaban su uniforme con pintura.
Aquel día habían robado el almuerzo que su papí le había regalado y tenía miedo de decirle a su profesor porque sus compañeros le dirían que era un chismosa.
Cuando su papá llegó a recogerla corrió hasta sus brazos sin aguantar las lágrimas.
—Papito... Papito— chillo —ya no quiero estar aquí.
—Pero... ¿Qué paso Eunha?— Hoseok le pregunto preocupado, la pequeña sólo lloraba sin decir nada.
—Papito vamos a casa.
Hoseok subió al coche con la niña, había decidido hablarle a su profesora más tarde para saber que es lo que estaba pasando con su hija, también hablaría con Taehyung estaba dispuesto a cambiar a Eunha del colegio si la situación así lo requería.
Hoseok trabajaba en casa, tal vez sus ingresos no eran tan grandes como los de Taehyung y es que con el trabajo de Taehyung era suficiente para vivir más que bien, pero Hoseok no quería sentirse inútil y ese trabajo era la mejor forma de distraerse sin descuidar su casa, además de tener un ahorro para cualquier cosa.
Mordió el lapicero nervioso, EunHa ya se había calmado y él le había preparado un pay de piña para que comiera mientras veía un programa infantil en la televisión, siguió escribiendo en el borrador, él era editor en una de las revistas juveniles más importantes, tenía su propia sección donde daba consejos a sus lectores. Sí Hoseok era psicólogo.
A veces se reclamaba así mismo, ayudaba a gente para mejorar su matrimonio a pesar de que el suyo iba en picada y él no podía hacer nada.
No era tonto sabía que Taehyung estaba actuando raro y seguía a la perfección el patrón de un hombre infiel.
Pero Hoseok no tenía las pruebas para enfrentarlo y tampoco quería encararlo por simples suposiciones.
—Perfecto— dijo para si mismo. Mando el correo con su trabajo a su supervisor y se acostó en el sillón clavando la vista en su pequeña EunHa.
—Bebé, ven con papá— la pequeña se levantó y se acostó a su lado.
No paso mucho tiempo y los dos cayeron profundamente dormidos.
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