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Abrió los ojos cuando sintió una luz molestándolo. Lo primero que vio fue una habitación de paredes color amarillo pastel junto a un conjunto de cortinas blancas con bordes doradas.

Confundido se sentó en la cama admirando el lugar, no sabía dónde estaba y el dolor de cabeza que empezaba a sentir no le ayuda en nada.

¿Qué había pasado? O mejor dicho, ¿qué había hecho?

-Despertaste...-Una voz profunda y rasposa llamó su atención. Asustado miró hacia la puerta donde estaba un hombre de traje negro recostado en el umbral de la puerta con los brazos cruzados mientras le observaba.

-S-si... -intentó recordar que fue lo que pasó el día anterior, pero solo unos cuantos recuerdos fue lo que vio. Aunque lo suficiente como para saber lo que había pasado.

Miró, que estaba sin playera, alzó la sabana que lo cubría, observando que también no tenía nada debajo. Estaba completamente desnudo en la cama de un desconocido. Recuerdos donde él gemía y pedía por más mientras montaba a alguien llegaron a su mente que fue inevitable que sus mejillas no se tornaran rojas por la vergüenza.

-He pagado la noche. -habló el hombre de nuevo mientras se acercaba a la cama. -Necesitaba irme temprano, pero no quería irme sin despedirme de ti adecuadamente...- Comento sentándose en la acolchonada zona sin dejar de verlo.

-Oh... Yo no recuerdo mucho, solo que... -trago en seco al sentirse nervioso.-Que lo disfrute.

El hombre de cabello negro sonrió al escucharlo, pero no dijo nada al respecto.

-Fue una noche grandiosa... -dijo el hombre aun con esa leve sonrisa. Sin evitarlo recibió una mirada en todo su cuerpo. -Si le gustaría repetirlo, puede buscarme.

JiMin observó cómo el tipo le tendía una tarjeta con la mano. Con manos temblorosas la tomó y observó al hombre que le guiño el ojo antes de ponerse de pie y caminar hacia la puerta.

-Que tenga un lindo día, JiMin. -habló antes de irse cerrando la puerta.

JiMin solo enrojeció aún más al escucharlo, sabía su nombre, era de pensarlo al recordar lo mucho que bebió. Entonces recordó la tarjeta en sus manos y la miró, en letras bien hechas de color negro se veía el nombre de lo que parecía ser una empresa. Volteándola observó los datos.

-Industrias M.A.D. -miró el hombre que se encontraba debajo del número telefónico. -Jeon Jungkook...

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-Dime absolutamente todo.-dijo Jin en cuanto se sentó frente a él en la silla de la cafetería.

Después de haber despertado y conocido a Jeon Jungkook, se duchó y vistió para después llamar a su amigo y pedir verse para contarle todo. La cafetería que siempre iban estaba casi vacía por ser aún un poco temprano, Jin no dudo en aceptar alegando que quería saber todo con detalles.

-Solo te diré que se llama Jeon Jungkook y es el maldito dueño de las industrias M.A.D. -Dijo con un suspiro.

-¿Qué? Diablos JiMin pescaste un pez demasiado gordo... -dijo Jin con una risa.

-¡Ya! Habló en serio Jinnie. -miró el café que estaba frente a él aún en la mesa. -No recuerdo mucho, solo que disfrute como perra en celo y lo hubieras visto esta mañana... -se mordió el labio recordando.-Mierda se veía tan sensual y elegante al mismo tiempo.

Jin rio al escucharlo, debía imaginarse que JiMin terminaría así. Era un tipo muy lindo, por lo que siempre llamaba la atención de todos.

-Me dio su tarjeta y dijo que si quiero volver a repetir lo sucedió que le llamara. -mordió su labio nervioso.

-¿Y qué piensas hacer?

-¿Estás loco? Obvio no voy a buscarlo, recuerda que estoy casado y a pesar de todo aun sigo queriendo a Chanyeol por lo que no le seré infiel a mi esposo. -dijo decidido, aunque al principio lo dudo un poco.

-Digo, si lo vemos bien ya le fuiste infiel, pero si cambias de opinión solo dime. -Jin le robo el café a su amigo. -Además, es como si Chanyeol no existiera, te apuesto lo que querías a que ni cuenta se dio que te escapaste anoche.

JiMin sabía que su amigo tenía razón, pero aun así no podía dejar de sentir ese sentimiento de culpa que lo hacía sentirse mal. Chanyeol era su esposo, estaba casado desde hace cinco años y aún amaba a ese hombre, así que no podía simplemente meterse con otros. No quería seguir siéndole infiel...

-Ahora tú dime, ¿cómo te fue anoche? -preguntó JiMin a Jin que dejo de tomar del café robado.

-Después de que te fuiste me quedé otro rato bailando, un tipo intento sobrepasarse conmigo, pero alguien me ayudo...

-Oh Dios, ahora me siento culpable...-dijo haciendo una mueca triste.

-Sufre perra. -Jin le miró con ojos entrecerrados. -Cómo decía, un tipo me ayudó. Me dijo que estaba buscando a su hermano menor y que pensó que era yo, pero aun así agradecía poder ayudarme. -comentó recordando lo de anoche. -Me invitó unos tragos y después dijo que tenía que irse, así que nos despedimos y ya...

-Bueno, mínimo pasaste un buen rato con tu salvador.

-Sí, era muy divertido y me hacía reír mucho. -dijo con una sonrisa. -Esta mañana me habló kai...

-Hay, no, ni me nombres a ese idiota que te juro que voy y lo busco para golpearlo.

-N-no fue para tanto... -dijo desviando la mirada

-¿Estás de broma? Jin, la madre, te corrió de su casa después de haberte tirado la comida encima y él solo se quedó observando sin hacer nada.

-Sabes como es su familia respecto a su orientación sexual... -dijo tratando de justificar lo sucedido.

-¿Y tú qué culpa tienes?, kai debería ponerse los malditos pantalones y defenderte de su asquerosa familia si en verdad te ama. -dijo ya enojado. -Y tú deberías ponerte a pensar sobre lo que pasa, soy tu amigo y, por lo tanto, es mi deber decirte que Kai no es para ti. Él no pelea por su relación, no pelea por ti, mientras que tú te llevas enemigos encima solo por defenderlo... No es justo.

Jin mordió sus labios al escucharlo, sabía que tenía razón en todo, pero aun así él está enamorado de kai y le dolería perderlo.

-Tengo que irme a casa, de seguro Chanyeol ya se fue a trabajar, así que tengo que ir a hacer mis cosas.-dijo JiMin sacando de su billetera dinero y dejándolo en la mesa. -¿Hablamos por teléfono?

-Sí, recuerda que tengo unas pruebas hoy. -dijo terminando de acabarse el café de su amigo. Volvió a ponerse su chamarra y ambos se despidieron estando fuera del lugar separando sus caminos.

JiMin tomó un taxi, ya que el auto (como siempre) Chanyeol era el que lo traía, aunque siempre le pidió uno, su esposo se justificaba diciendo: "¿para qué? Después de todo no tienes a dónde salir. Sería un desperdicio de dinero."

A pesar de eso decidió darle la razón y siguió con su vida tratando de que fuera normal. Cuando llegó a casa dejó sus cosas en el sillón y estiró su cuerpo, aún seguía un poco tenso, además de que su cadera dolía, así que fue a la cocina para buscar unas pastillas del dolor. Pero pego un grito al ver a Chanyeol sentado en una de las bancas mientras tenía un vaso de jugo en la isla.

-Hasta que apareces...-habló el más alto dándole una mirada de pies a cabeza. -¿Dónde estabas?

-Creí que ni cuenta te ibas a dar de que no llegué a dormir. -dijo JiMin llegando a abrir unos de los gabinetes de la cocineta y sacar la pastilla que buscaba. Al tenerla en su mano sacó una y después tomó el vaso para servirse agua. -¿Qué? -preguntó al ver que su esposo no dejaba de verle.

-Soy tu esposo JiMin, claro que iba a darme cuenta de que no estabas.

-Oh, entonces si recuerdas que somos esposos. -después de tragar la pastilla miró a su esposo. -¿Por qué no fuiste a trabajar?

-Quería pasar el día contigo, hace mucho que no estábamos juntos... -se puso de pie para acercarse al menor y acarició la mejilla gordita.-Te he extrañado...

JiMin sintió la caricia en su mejilla, desde hace años que Chanyeol no lo tocaba como lo estaba haciendo. Sintió como su esposo lo tomo de la cintura y se acercó para darle un beso en los labios, un pico.

-¿Tú me has extrañado? -preguntó el mayor mirándolo a los ojos. Algo que siempre le había gustado de JiMin era sus ojos azules.

-S-si... -comentó perdido en la mirada de su esposo. Así ambos, sin pensarlo, se besaron con pasión.

JiMin había olvidado como era sentir las manos de Chanyeol en su cuerpo y ahora que volvía a sentirlas era como si fuera algo nuevo. Pero no se negaba en hacer el amor con su esposo.

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