🥀 Capitulo 34.
Los omegas pararon en la casa del mayor, preferían estar en la comodidad de un hogar y evitar cualquier inconveniente en sitios públicos. Apo abrió la puerta y dio paso al menor.
-Aquí hablaremos más tranquilos, -dijo retirándose el cubrebocas del rostro.
-Si, solo iré un poco de agua primero, -comentó el moreno antes de sentir la saliva acumulada en su boca, creciendo como el flujo de un río, una arcada sobrevino a ello.
Cubrió su boca con la mano derecha y salió disparado hacia el baño.
-¡Phi! ¿Estás bien? -preguntó asorado
por su repentina huida.
-S-Si, -respondió a duras penas.
Apo se encontraba dentro del baño, con las manos sosteniéndose del inodoro, no es difícil adivinar lo que estaba haciendo.
-¿Seguro? No suenas bien, -se apegó a la puerta por si a caso.
-Solo, solo son nervios.-contestó
recuperando el aire.
Unos minutos después salió del baño, con la cara lavada y el estómago más tranquilo.
-Te dije, ya estoy mejor– sonrió de lado, un poco fanfarrón.
Tras acabar con ese sorpresivo episodio, el par de chicos tomó asiento en el living, esta era la oportunidad de Apo para ver que tan complicado era su panorama actual.
-Se que conociste a la familia de Tong... ¿Qué tanto sabes de sus negocios?
Miró al omega, esperando una respuesta de su parte. Naphat lo pensó unos minutos, realmente no creía que fuera del todo importante.
-Creó que me hago una idea de lo que quieres saber– Inició su explicación -Yo que tú solo me preocuparía por Min, esa perra está loca.
Dijo haciendo alusión a un meme muy popular. Apo no contuvo la risa, captando de inmediato la doble intención en el comentario.
-¿Qué tanto debería? -Arqueo una ceja.
-Bastante, verás, Tong literalmente dejo su vida en tus manos, -sus palabras sobresaltaron al omega mayor, -Él desconfiaba de sus capacidades para estar al mando de la empresa, por lo que pude enterarme, puso sus acciones a tu nombre, todo este negocio estaba a cargo de Min, los padres aquí no quieren saber nada, ella exigía que Tong tuviera un hijo, porque sabía que tarde o temprano esto de la internación pasaría, cada descubrimiento se volvía más desconcertante que el anterior.
-Al suceder la internación y no haber un bebé de por medio, eres un accionista oficial, como sabes Tong heredó la mayoría de las acciones cuando su padre se desvinculó de la empresa, por lo tanto eres accionista mayoritario.
Apo cerró los ojos unos minutos, masajeando sus cienes con los dedos.
-Y yo sabiendo todo esto al final, que buena suerte la mía, lo que menos me importa es dirigir una empresa, ella puede quedarse con esas acciones si quiere. —Bufó molesto.
-No es tan fácil, Min no se controla a si misma cuando esta enojada, es derrochadora y ha pedido préstamos que dejan en una situación compleja a la empresa, Tong no tiene a nadie más para ocupar su lugar, podría venderle las acciones por supuesto, pero sabe que si deja todo en sus manos quedarán en quiebra mucho más rápido.
Naphat suspiró, en el tiempo que compartió como supuesto amante del alfa, fue confidente de muchos secretos familiares.
-Es un caos, ¿No hay alguien que pueda hacerlo? Un amigo a quien le pase un documento de poder temporal o algo así? -preguntó algo cansado.
Su mente rebuscaba en los rincones alguna respuesta factible.
-Alto, – Wattanagitiphat tomó la palabra antes que el menor. -Hace unos años, Tong me comentó que creía tener un hermano, dijo que había algo incoherente en su partida de nacimiento, lo pensó porque fue a pedirla en el registro y le dieron una diferente a la que vio en su casa de la infancia, había otro nombre, ... Thakoonauttaya —suspiró y frunció el ceño, recordando– Won Thakoonauttaya, pero no había forma de confirmar que hubiera otro bebé.
-¿Y la fecha de nacimiento? -Naphat creía que ese dato podría ser fundamental.
-Treinta de diciembre del noventa y cinco, el supuesto bebé nació un minuto después, treinta y uno del mismo mes.
Naphat abrió los ojos a sorprendido, haciendo que Apo imitara su expresión de sorpresa.
-Mile nació en la misma fecha, es decir, la misma fecha que el bebé, a las doce y un minuto del día treinta y uno. -Completó la información.
-No puede ser... —murmuró.
Los omegas se observaron incrédulos, pasmados con la nueva situación presentada ante sus ojos. El destino no podía ser más laberíntico, cada pasadizo tenía un nuevo secreto y ese secreto un nuevo caos.
-¿Qué haremos? Mile quedará devastado cuando lo sepa-habló Naphat con un cúmulo de miedos y dudas.
-No podemos ocultarlo, es su vida y su identidad, tendrá que saber, pero yo me encargaré de eso ¿Si?-tomo las manos temblorosas del menor, logrando que termine sonrojado.
Mile giró la llave en la cerradura y empujó la puerta con suavidad, es un echo que su lobo gruño por lo bajo al ver la escena, aclaró su garganta y avanzó.
-Regrese antes de lo pensado-comento sereno.
-Hola, Mil– el omega moreno sonrió, levantándose para recibir a su alfa con un pequeño beso.
Naphat desvió la mirada, tocando su mejilla interna con la lengua. Se puso de pie y camino hacia la pareja.
-¿Todo bien phi?-lo saludo con un apretón de manos.
-Si, tengo buenas noticias, la famosa mujer es alfa, llame al hospital cuando llegue a la oficina, después de unas preguntas me dijeron que la única enfermera llamada Hana Lee era alfa.
Sonrió, su gesto se contagió a los omegas que sonrieron a su par, aún estando nerviosos.
-Me alegró, bueno, tengo que irme.
Beso la mejilla del omega mayor y huyo de la mirada molesta del alfa. Apo suspiró, Naphat tendría que dejar esos hábitos algún día. Tomo la mano del pelirrojo y lo guió al sillón.
-Yo...Tengo mucho que contarte, pero necesito que estés calmado.
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