Treinta y cinco
―¿Qué sucede? ―preguntó la pelicaoba, ante una nerviosa Jennie que no sabía como empezar.
―Todo este tiempo, Jisoo tuvo un plan, ella no me dará el divorcio, porque siendo su esposa soy la accionista mayoritaria de su empresa mientras ella esta en tratamiento. ―suspiró, apenas era la punta del iceberg.
―Genial, así que pretendía tener toda tu vida arreglada a su antojo. ―gruñó, disconforme.
―No puede confiar en Taehyung, pero hay una forma de arreglarlo... ―murmuró ansiosa.
―¿Cuál? ―la miró expectante, ajena a todo lo que vendría después.
―Tú... ―la presión en su pecho comenzó a disminuir, al menos en parte.
Lisa cambió su mirada a una de duda, la verdad tenía miedo de preguntar que significaba eso.
―Hace mucho tiempo, cuando empezamos a salir, Jisoo me contó que estaba segura de tener una hermana ―respiró, buscando la fuerza para continuar,―, Rosé y yo cotejamos la fecha de nacimiento con la tuya, tu podrías ser esa bebé de la que tanto me habló.
La omega sintió liberación, en cambio la alfa guardó silencio. Mirando un punto fijo en el suelo, perdida entre miles de ideas que giraban en su mente. Llevó ambas manos a su cabello, peinando este hacia atrás, lágrimas desoladas rodaron por sus mejillas.
―¿¡De todos las hermanas que podía tener, porque ella!? ―gritó rompiendo el silencio en pequeños fragmentos.
―Lisa cálmate, ¿cómo que "de todas las hermanas"? ―señaló haciendo comillas con sus dedos.
―Mira, yo... yo se lo dije a Nayeon en el hospital, pero no tenía el valor de contártelo ―Jennie frunció el seño, conmocionada y mareada a la vez.―, tuve problemas de autocontrol y conducta en el pasado, solía ser alguien muy impulsiva ―hizo una pausa para respirar, luego continuó―, peleaba con quien me hablara raro, se me acercara o tan siquiera me miraba mal, le pregunté a mis padres si tenían alguna idea del porqué, y ahí me dijeron que soy adoptada. ―sollozó.
―Que tenía una melliza, pero no sabían nada de ella. Años más tarde hablé con la jefa de médicos del hospital donde nací, por aquel entonces fue la partera de mi madre biológica, ella me explicó la cruza de alfa y beta-theta, también dijo que mis padres biológicos quisieron deshacerse de la que pensaron sería la peor de las dos. ―concluyó su triste relato.
Jennie quedó en shock, todo tenía sentido ahora, pero era tan horrible, ¿como los padres pudieron hacerle eso? Deshacerse de una bebé porque la creían peor que la otra, sin duda algo descabellado.
La omega abrió los brazos, acunando a su pareja entre ellos.
―T-Te juro que me esfuerzo, quiero ser diferente. ―respiró y trató de calmar el llanto.
Kim se dedicó a darle caricias, por el momento no sabía muy bien que decir, de hecho ella tampoco era una blanca paloma. La bofetada que le dió en el hospital se plasmó en su memoria de repente. Recordándole como su loba y su persona humana se volvieron fuertes, tanto que era difícil bajar la guardia y no estar lista para golpear.
Abrazó a su alfa tan fuerte como pudo. Quería hacerle saber que esto no cambiaría nada entre ellas.
―Cariño... ―habló despacio, levantando el rostro de Lisa para que esta la mire.― No tienes que hundirte en esa familia de mierda, al diablo con la empresa y con las acciones, lo siento por Jisoo, aún podemos huir juntas.
―¿Tú crees? ―preguntó curiosa.
Ambas se recostaron en el sillón, Jennie abrazaba a Lisa por la espalda, dejando su mentón sobre el hombro de la alfa.
―Creo que si, además, dudo mucho que Jisoo quiera saber que eres su hermana. ―rió por un minuto.
―Si, nos pelearíamos más que ahora ―acarició las manos de su omega.—, sé un poco de leyes administrativas, podrías dejarle un poder notarial a alguien, el plazo debe coincidir con el final del tratamiento de Jisoo, para que pueda retomar sus funciones una vez dada de alta ―explicó.—. Debe haber alguien de confianza.
―Creo que lo hay ―Jennie susurró pensativa.―, alguien que es capaz de controlar a Taehyung, y moverlo a voluntad.
―¿A quién te refieres?
―Tal vez Nayeon y Momo me maten por esto, pero Jeongyeon es la indicada para la gerencia.
―Claro, recuerdo cuando lo ví en el hospital, cuando está cerca de ella es otra persona.
Las dos tenían una idea fija, Jennie conocía la fortaleza y determinación de la alfa menor, sabía que haría un excelente trabajo.
―Ella puede acabar con lo que sea que Taehyung esté haciendo, el directorio no tendrá objeciones. Tiene un historial perfecto dentro de la empresa, ha sido el cerebro detrás de muchas exitosas campañas.
Si combinamos esas cualidades con la atracción que el alfa siente por Jeongyeon, estaban enfrente de una gran candidata.
―Mañana hablaremos con ellas, por hoy solo descansemos. ―dijo Lisa, acomodando su cuerpo de modo que Jennie durmiera en su pecho.
Horas más tarde, cuando el cielo se teñía de un azul intenso, Lisa levantó los párpados, ligeramente adormilada. Tanteó en el sillón, vacío, Jennie no estaba ahí, se levantó y miró a la entrada de la cocina. Las luces estaban encendidas, un delicioso aroma venía de allí.
Sonrió creyendo que su omega le esperaba en ese lugar, caminó en silencio hacia ella, pero solo encontró la cocina encendida con una olla, arroz frito con kimchi y carne de cerdo se cocía dentro, revolvió la preparación y bajó el fuego, procurando que no se queme.
Dejó todo como estaba, lista para buscar a la omega en otros rincones de la vivienda, más ello no hizo falta, puesto que Jennie ingresó un poco agitada y con la cara húmeda.
―¿Estás bien? Vine a buscarte y como no te vi me preocupé. ―dijo la alfa, abrazando su cintura con cariño.
―Si tranquila ―sonrió,―, estaba cocinando, pero el olor de la comida me dió náuseas, mi estómago debe sentirse mal por tantos días de tensión.
Murmuró tranquilizando a su amada, la pareja se dedicó a terminar la cocción de su receta, sin pensar que las molestias de Jennie eran más que un pico de estrés.
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