Dieciséis
La alfa sintió desesperación, su loba deseaba correr, aullando lamentos por la desgracia de la omega. Lo bueno es que su instinto se agudizó, lo suficiente como para presentir que no se encontraba en la casa que compartía con su pareja.
Un número desconocido hizo vibrar su teléfono, pensó unos segundos y no dudo en atender.
―¿Hola?
Su voz tentaba a quebrarse, nerviosa.
―¿Lisa? Jennie me dió tu número, quería que lo sepas.
Respiró apenas al saber de quién se trataba.
―E-Espera, Jennie, ella... está mal, me dijo que estaba sangrando. ―habló esperando que Nayeon le diera una pista de su paradero.
―¿¡QUE!? Ella está en su casa de soltera, t-te envío su dirección, voy para allá.
Contestó rápida y precisa. Lisa terminó la llamada y corrió a su auto, instantes después recibió el mensaje con la ubicación.
Presionó el acelerador rumbo a la dirección dada, no le tomó más que un rato llegar hasta ahí con lo rápido que condujo. Apenas vislumbró la morada se encontró con el auto de Nayeon, ambas bajaron de sus vehículos. Se miraron y sin mediar palabras avanzaron al hogar, subieron al departamento y ahí Im utilizó la llave de repuesto bajo la alfombra. Apenas abrieron la puerta una imágen desgarradora llegó ante sus ojos.
Jennie convulcionaba en el piso, sangrando y temblando por el dolor, incapaz de controlar su cuerpo. Ninguna de las dos pudo notarlo, pero su cuello estaba enrojecido, el sitio donde descansaba el lazo con su alfa se veía rojo.
―Jennie... bonita... ―Lisa cargó su cuerpo con cuidado, desprendiendo su aroma, el cual fue mermando las convulsiones, la omega gritó, dolorida.― Cal-ma, yo estoy aquí. ―balbuceó la alfa.
Durante el breve instante de camino al auto ambas lobas se conectaron, la loba de Lisa podía ver como su compañera sufría sin comprender el porqué. De un momento al otro Jennie cerró los ojos, su cuerpo se agotó de temblar y agitarse.
Nayeon las observaba compungida, intentó acercarse más la loba de Lisa gruñó, presionando el cuerpo desvanecido de la pelinaranja contra si misma, en un acto de posesión. Nay comprendió, su amiga estaba en buenas manos, ayudó a la alfa y entre las dos recostaron a Jennie en la parte trasera del vehículo. Segundos después partieron al hospital.
Allí una doctora recibió a la pelinaranja y le indicó a una enfermera que la transportara a una unidad de cuidados.
Las alfas se mantuvieron esperando fuera de la guardia, nerviosos, Nayeon sacó su teléfono, le guste o no tenía que dar aviso a la esposa de su amiga. Marcó el número dos veces esperando una respuesta que no fuera el buzón de voz. A la tercera gruñó enfadada y le habló a la contestadora.
―Escúchame maldita imbécil bueno para nada, Jennie estaba sangrando y convulsionando en el living de su casa, si fuera por mi no te avisaría una mierda, pero como eres la puta esposa no me queda otra opción, estas avisada. Si te importa tan siquiera un poco y quieres saber que nos dicen los médicos llámame.
Dicho ese descargo suspiró y cortó. Caminando de un lado al otro, Lisa sentía un nudo en la garganta, fuertes ganas de llorar la invadieron, no sabía la razón, solo ver sufrir a la morena le hacía doler a ella también.
Casi una hora más tarde la médica tratante salió del cubículo donde brindó atención a la omega. Repitiendo la frase "Familiares de" con el nombre de Jennie al final. Las alfas se acercaron, rodeando a la beta vestida de blanco.
―¿Qué le sucedió? ―Lisa rompió el hielo.
―¿Usted es pareja de la paciente? ―indagó la médica, meditando sus sospechas.
―No... Somos amigas. ―aclaró.
―Ya veo, la paciente sufrió algo muy extraño de ver en una mujer joven de su género. ―miró a ambas alfas.― ¿Saben si ha tenido cachorros?
―Lo intentó, pero no pudo quedar embarazada ¿Por qué? ―Nayeon enarcó una ceja.
―La omega experimentó algo que las mujeres beta llaman "aviso", ―hizo comillas con sus dedos.― es decir, su sistema reproductor le avisó que esta lista para concebir.
Las alfas se miraron pasmadas con la noticia.
―Lo extraño es que esto suele pasarle a betas mujeres menores de dieciocho años, nunca lo he visto en mujeres omega mayores de veinticinco ―la doctora se veía tan asombrada como ellas.―. Eso no es todo, su amiga padece epilepsia tonicoclonica de causa desconocida.
―¿Desconocida? ―repitió Nayeon.
―Si, las causas podrían ser varias, he notado que su marca de lazo está inflamada y roja... ¿Conocen a su pareja? ¿Saben si hay algún problema con ella? ―el rompecabezas tenía piezas incompletas que tal vez un par de preguntas bastarían para aclarar.
―Su esposa está fuera de la ciudad, digamos que, hace poco descubrió que la estaba engañando. ―reveló Nayeon.
―Mmm ―la mujer de bata blanca pensó en ello tocándose la barbilla.―, deben localizarla, existen dos posibilidades, la alfa marcó a su amante o la loba interior de la paciente está rechazando la marca.
Im y Manoban se miraron sin saber que pensar.
―¿Eso es posible? Creí que los omegas solo rechazaban marcas no deseadas cuando son forzados o cosas así. ―murmuró Lisa.
―Son casos muy especiales, se dan en los predestinados que se encuentran de forma tardía, es decir, supongamos que su amiga estuvo mucho tiempo casada con su pareja, pero de repente encuentra a su verdadera destinada, la loba quiere abandonar la marca anterior para ser marcada por esta nueva individuo. ―explicó calmada.
Nayeon decidió exponer sus dudas también.
―¿Qué pasa si no es marcada por su pareja predestinada y la loba sigue rechazando la marca anterior? ―las suposiciones metidas en su cabeza la tenían preocupada.
―Al no conseguir que la verdadera pareja predestinada la reclame podría causarle la muerte. ―soltó sin tapujos.
―La pareja predestinada también debería sentir algo ¿o no? ―ahora la insegura era Lisa.
―Si, pero al tratarse del género alfa sus síntomas son menos intensos, es decir, sufrirá a largo plazo y tiene posibilidades de sobrevivir, pero poco a poco su lobo interior irá muriendo ―expresó, formando una duda nueva en su mente.―. Por casualidad ¿Conocen a quien podría ser la pareja predestinada de su amiga?
Lisa dudó y observó a su mayor unos breves instantes, Im presionó su hombro con cuidado, asintiendo, dando su aprobación a lo que fuese a contestar.
―Soy yo...
La doctora la miró de pies a cabeza.
―Dime algo, ―Manoban asintió.― ¿Cuándo fue la última vez que liberaste feromonas en grandes cantidades? Me refiero a tantas como para aromatizar un ambiente completo.
Gracias a esas palabras encontraron su respuesta.
―El día que nos conocimos.
Ya tenían por donde empezar y una evidencia más concisa de todo.
―Necesito hacerle unos exámenes, mientras ―fijó su mirada en Nayeon.―, por favor, localice a la esposa de su amiga, necesitamos descartar que haya sido una alteración en la marca.
Im asintió, de inmediato la doctora condujo a Lisa por un pasillo hacia el laboratorio para extracción de sangre mientras la otra alfa marcaba el número de Jisoo. Sería un milagro que descartaran la alteración, de lo contrario el estado de salud de Jennie podría ser mucho peor de lo que esperaban.
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