Infidelidad
Los personajes pertenecen a Masami Kurumada. La portada de este fic tampoco es mía, créditos a su respectivo autor.
Advertencias: Personajes OoC. En mis fics todos viven y son felices... A veces xD. Me tomé varias licencias artísticas, así que advertidos están de que la lógica en esta historia se sale por la ventana. Drabble (creo xD). MarínxAioria.
Este fic es un regalo para dos personas muy especiales, las cuales aprecio con todo el corazón y les agradezco por tenerme paciencia, por sus hermosos mensajes y seguirme a donde quiera que voy :)
Nyan-mx, Eramaan Viimeinen, esto es para ustedes, espero les guste :3
—X—
Infidelidad
Marín se llevó la taza de café a los labios, dando un pequeño sorbo a la bebida, esperando que el líquido le calentase un poco el corazón y eliminara esa fría sensación de desamparo que la acechaba una noche más, donde su única compañía era la luna pálida que le iluminaba con sus rayos de plata.
Se encontraba sentada en las escalinatas que daban al templo, envuelta en una simple sabana. Pasaban de las dos de la mañana y el viento fresco le despeinaba los cabellos castaños rojizos.
Otra vez, Aioria se había escabullido a mitad de la noche a saber dónde y con quien. Marín lo sabía desde hace mucho; él tenía a otras. Ella no era la única mujer en su vida.
Y ahí, entre los imponentes muros de la casa de Leo le aguardaba, esperándole con el alma hecha pedazos y mil reclamos pugnando por salir a gritos de su garganta.
Lo sabía desde hace meses, solo que aún no se atrevía aceptarlo. Muchos compañeros de entrenamiento le decían que lo habían visto caminar por el campamento de Amazonas con aires coquetos y jovial encanto. Y no dudaron en informarle que más de una vez le vieron entrar de una cabaña a otra, buscando a alguien que le brindara calor y satisficiera sus necesidades.
—No hubo mujer alguna que se negara a sus encantos, Águila. —le dijo Shaina una tarde cuando el sol se estaba ocultando entre las montañas que rodeaban el Santuario. Su voz amortiguada por el metal demostraba que le tenía un poco de lastima por su precaria y dolorosa situación. —La mayoría se rindió a sus ojos de fuego, su suavidad y cuerpo de pecado. Yo me incluyo. —dijo la peliverde al cabo de unos minutos de silencio. Marín no dijo ni hizo nada al respecto ese día, solamente se dio la vuelta y emprendió el camino a su nuevo hogar, rogando a Athena por no encontrar a ese infiel, pues no sabía que sería capaz de hacerle.
Marín apretó la taza entre sus manos y achico la mirada, observando con detenimiento la fachada trasera de la casa de Cáncer, en espera de que llegará al que declaró el amor de su vida y que tristemente le estaba haciendo pedazos a cada latido de corazón.
Soltó un suspiro cargado de resignación, dolor y desconsuelo. Desde un inicio de su relación le advirtieron que él no sería completamente suyo. Él era del pueblo y para el pueblo. Bien se lo había advertido Aioros cuando almorzaron por primera vez en el noveno templo.
El movimiento de los arbustos a su derecha le hizo alzarse en alerta, lista para cualquier ataque. Parpadeó varias veces, conteniendo las lágrimas cuando la silueta de su amado se dejó ver, Marín sonrió con tristeza. Salió con pasos lentos de la hojarasca, mostrando en sus movimientos los aires del triunfo por una noche buena, que seguramente estuvo plagada de caricias y besos.
El caminó junto a ella, como si no existiera. Marín resistió las ganas de echarse a llorar ante ese despliegue de indiferencia. Carraspeó y él se detuvo, volteando ligeramente la cabeza.
La japonesa se humedeció los labios, tragó saliva y con voz mecánica le saludo.
—Hola, Aioria ¿Cómo te fue con las otras? —preguntó, mirándolo con detenimiento, analizando su reacción.
Aioria, su amado Aioria, abrió su pequeña boca y soltó un alegre e hiriente;
—Miau.
Sin maullar algo más, él gato angora llamado Aioria (en honor al guardián de Leo) se dio la vuelta con su cola peluda alzada y meneándola con orgullo se perdió en la oscuridad del Templo.
—Fin—
Lo sé, lo sé, lo se ¡LO SÉ! ¿De dónde salió esta cosa? Digamos que se me ocurrió cuando vi llegar a mi gato Harry llegar con un lacito azul atado a su cuello y más gordo de lo normal. Ese desgraciado me engaña con mi vecina -_-
Espero que les haya gustado esta extraña y particular historia que me agrado narrar, se me hizo graciosa y misteriosa ¿Quién creyó que el verdadero Aioria -no el gato- le estaba siendo infiel a Marín? Debo admitir que le leí el primer borrador a mi hermano y me miró como si estuviera loca O-O Pero bueno, la vida y mis musas son así xD
Sin más que decir, gracias por leer :D
SafiroBipolar
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