Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULON° 13

Cuando un ángel se enamora, el peso del castigo de su Dios cae junto con él...

Su condena es eterna al igual que su suplicio, su pureza termina duramente mancillada por sus deseos y terminan por no ser dignos ni del cielo ni de la tierra, así que en su desesperación llegan aquí, se esconden en el averno y viven infelizmente en lo que ellos describen como una oscuridad perpetua sin  un atice de esperanza. 

Su fuerza, es la única que puede compararse a la de un demonio de rango alto por lo que sin duda llegan a ser oponentes bastante formidables. Para poder sobrevivir en el infierno se sirven a realizar cualquier tipo de trabajo, desde ser cazadores de especies rastreras hasta vender su cuerpo en burdeles exclusivos para hembras de casta que quieren divertirse con algo exótico. Su paga suele ser monedas grecanas y solo lo utilizan para poder comprar el mejor vino y ahogarse en él junto con los recuerdos de sus amores arrebatados y sus hijos asesinados, a los que una vez muchos llamaron "los nefilims".

Ahora entendía porqué Bhal había hecho que me vistiera de esta manera, yo era humana y desde luego a la mayoría de los ángeles les encantaba eso, tampoco es que eran muchos los que rondaban por el reino del pecado, de hecho, muchos de ellos decidieron cortarse las alas y escabullirse a la superficie para hacerse pasar por humanos y tratar de vivir de la manera menos dolorosa posible, al final no les servía de mucho ya que el rey se encargaba de mandar a sus lastres a deshacerse de ellos pues ya estaban corrompidos. Las leyes eran claras, un alma corrompida debía permanecer aquí, escapar de por si se consideraba una alta traición y se castigaba con muerte, aunque muchos de ellos facilitaban el trabajo y decidían acabar con su miserable vida para no llevar una existencia llena de tormentos. 

— Tú en serio estas loco si piensas que yo voy a lograr si quiera acercarme a un ángel — alegué con terquedad, definitivamente no me sentía capaz de si quiera lograr que uno volteara a verme.

Incluso los ángeles tenían sus propios gustos con respecto a las humanas y no estaba segura de ser el tipo que ellos buscaban. Bhal caminó hasta la entrada del club con toda la jodida confianza que solo un demonio príncipe tenía sin poner una pizca de atención a mis quejas e inquietudes, me estaba ignorando deliberadamente, se sentía tan seguro de su tonto plan aun sabiendo que todos los que había tenido antes  terminaron en feroces peleas o conmigo a punto de ser desvivida. 

Idiota irresponsable, gran pedazo de...

— ¿No piensas moverte? 

Lo miré de mala manera y me crucé de brazos en mi lugar negando a moverme un solo centímetro. 

— Antes dime el plan que tienes en mente, no pienso caer en tus estúpidos y pésimos juegos, Bhal. 

— Cazaremos a un ángel, ¿Qué parte de eso no entendiste? —  su tono de voz fue completamente sarcástico al igual que la ceja que habia levantando mostrando burla.

—  O sea que seré el anzuelo de nuevo, ¿Verdad? 

Él ladeo la cabeza irritado y caminó hasta mí mostrando su poca paciencia

— No cuestiones mis métodos, solo cierra esa linda boca y haz lo que tu principe ordena. 

— ¿Y por qué mejor no te pones tú el vestido para variar, eh príncipe? — empujé su abdomen con ambas manos y lo hice a un lado sin importarme tres cuartos lo cerca que se había puesto de mí.

¿Cuándo dejaría de ser su pequeño títere?

Estaba jalando muy mal de mis delicadas cuerdas, a este paso las rompería y las cosas no acabarían para nada bien, al menos no para mí aunque eso a él desde luego lo traía sin cuidado. 

Caminé hacia el club de mala gana observando el enorme lugar, era bastante lujoso y estaba fuertemente vigilado por algunos Gorkos de mejor espécimen, no era sorpresa que los ángeles pagarán mucho oro por una buena seguridad como la daban esos monstruos, no cuando había folletos ofreciendo riquezas por entregar sus cabezas. Muchos no los querían aquí y era de lo más normal, después de todo un día fueron parte del bando contrario, lo gracioso era que no los soportaban en el infierno pero tampoco se les permitía desertar a otro lado. 

Cuando menos lo esperé, alguien me tomó del brazo e hizo que girara con fuerza sobre mis talones, me topé con el musculoso pecho de Bhal por lo que rápidamente traté de apartarme, pero él se apresuró a sujetar mi otra extremidad para inmovilizarme. 

— ¿Y ahora qué? — pregunté a regañadientes.

Él se veía totalmente serio, me observó por algunos segundos y finalmente añadió con desden:

— No te distraigas porque esta vez no pienso ir por ti si te atrapan, ¿Entendido?, no hagas algo estúpido e imprudente, Selene. 

Mostré una sonrisa de lado y me acerqué un poco más a él. 

— Lo mismo digo, Bhal, evita terminar envenenado como la última vez y ponerme en riesgo como lo haces siempre, o voy  a hacer que te tragues esas palabras tuyas junto a estos horribles tacones. 

Él mostró una sonrisa entera y vio mis piernas con burla, luego bajó por ellas hasta llegar a mis tacones, eran altos y bastante puntiagudos, de hecho sentía que me estaban destrozando los tobillos pero debía soportarlo por la misión, todo por la misión, todo por el maldito Cordus. Comencé a sentirme nerviosa cuando Bhal delineó mi cuerpo de abajo arriba, lento y con cuidado, como si me estuviera poniendo a prueba así que aclaré la garganta para  llamar su atención. Sus ojos dieron conmigo fijamente lo cual me tomó desprevenida e hizo que me tambaleara un poco sobre mi lugar, sin embargo, sus fuertes manos se encargaron de sujetarme por la cintura sin mucho esfuerzo. 

Él sostuvo la mirada inexpresiva, quizá se había arrepentido en elegirme, tal vez pensaba que no era lo suficiente bonita para el plan que tenía en mente... 

— ¿Tan mal me veo? 

— Te ves horrible. 

Su respuesta fue rápida y firme, apreté la mandíbula con indignación y me safe de su agarre con tropeza.

— Pues debiste pensarlo dos veces antes de hacer que me pusiera este ridículo vestido — me crucé de brazos — si querías una buena distracción podías haber traído a una de tus tantas favoritas, o incluso a Alexa. De todas formas, ¿Quién puede pelear con esto?, ni siquiera tengo dónde ocultar mis dagas. 

Bhal soltó una sonrisa por debajo y se acercó con cuidado pasando su dedo pulgar por su labio inferior, inclinó un poco la cabeza, miró una vez más mis pechos y luego... siguió bajando, me observó una vez más directamente a los ojos y chasqueó la lengua juguetón. 

— Ponte creativa...

Rodé los ojos cuando él se abrió paso chocando de hombros conmigo y lo seguí de mala gana hacia la entrada principal, me la estaba poniendo muy difícil, incluso pensaba que esto no era más que una parte su venganza, ponerme en vergüenza y darme una buena lección. O solo tal vez había algo que estaba obviando, algo que no sabía, algo que ese idiota me estaba ocultando a propósito. 

Como sea, hoy lo descubriría.

Al llegar a la entrada me puse detrás de Bhal tratando de ocultar mi cuerpo en su alta e imponente anatomía, jalé mi vestido abajo como si la tela fuera a aumentar un poco más su largo de milagro. Tenía esa sensación tan incómoda de que las bragas se me estaban viendo ya que parecía que el vestido se subía cada vez que daba un jodido paso. 

Me fije el trasero para comprobar mis dudas y por suerte mi miedo fue en vano cuando me percaté de que todo estaba en su respectivo lugar. Cuando puse la atención al frente una vez más me topé con la mirada incrédula de Bhal.

— ¿Qué haces? — preguntó curioso.

— Nada — me apresuré a contestar. No quería decirle que estaba viendo mi trasero y la espantosa e incómoda tanga que habían elegido las Kaius, él muy idiota se haría tontas ideas y no estaba como para aguantar sus chistes.

Por suerte él ignoró mi nerviosismo pero también me tomó desprevenida cuando se acercó y pasó su mano por mi espalda para dirigirla hasta mi cadera y atraerme a su cuerpo.

— Tranquila fea, es parte del plan  — susurró en mi oreja y eso solo aumentó mi inquietud. 

Asentí sin rechinar y me quedé completamente quieta ante su cercanía siguiendo su plan, aunque todavía no lo tenía claro del todo. Avanzamos rápidamente en la corta fila de algunos demonios y ángeles que esperaban su turno para entrar y al llegar, el gorko nos detuvo como era de esperarse. Primero observó a Bhal, lo hizo con desdén, como sí su sola presencia le arruinara la existencia a él, luego, aquella mueca cambió rápidamente cuando me captó a mí.

Su mueca fue de lo más desagradable e inimaginable posible, era bastante alto por lo que incluso su sombra fácilmente podría intimidar a cualquiera que quisiera pasar por alto su resguardo.

— Humana... — susurró bastante gustoso.

Mordí mi labio inferior evitando sobresaltarme ante el gusto con el que pronunció aquellas palabras.

— ¿Vas a dejarnos pasar o solo te quedarás ahí parado viendo a mi hembra? — Bhal me apegó aun más a su cuerpo.

El gorko ladeó la cabeza y lo ignoró sin dejar de verme, sentí sus ojos pasearse por todo mi cuerpo con libertad y la sola idea de tener esa atención, su atención, me repugnaba.

— ¿Qué me darás a cambio demonio? — preguntó riendo.

— ¿Y qué rayos quieres? — respondió Bhal manteniendo aquella postura intimidante.

— ¿Qué tal si al menos me das una hebra de ese cabello rojo, eh?

— ¿Y qué tal si mejor te arranco los ojos y la lengua por si quiera haberte atrevido a mirarla y pedir algo de ella?

La voz de Bhal me sobresaltó, fue dura y amenazante, bastante temible de hecho. Ambos se miraron con furia, pero finalmente el gorko abrió la cinta roja y nos dejó el pasó libre sin decir más.

No me atreví a voltear la mirada, ni siquiera eso era necesario pues aun sentía la asquerosa atención de ese mounstro sobre mí, el hecho de que Bhal estuviera conmigo me calmaba un poco más.

El club estaba a oscuras, las luces de colores viajaban por todo el ambiente al compás de la música fuerte y muchos temibles ángeles rondeaban cada rincón o simplemente permanecían en sus mesas acompañados de mujeres hermosas que los servían gustosas.

Bhal soltó mi cintura y se apresuró a sujetarme de la mano para guiarme hacia las escaleras entre la multitud. Mis tacones sonaban cada vez que subía un escalón y cuando miré el suelo me di cuenta de que las gradas eran de vidrio. Al llegar al primer piso nos topamos con otro guardia, Bhal se apresuró a mostrarle la manilla de diamantes que tenía en la muñeca derecha y este simple gesto hizo que el gorko se hiciera a un lado y bajará la cabeza con sumisión.

Él me mostró una sonrisa de orgullo a lo que yo solo le devolví una mueca de poca gracia. Me guió hasta uno de los tantos salones vip y al llegar abrió las finas cortinas que caían como gotas de lluvia y tras meternos me empujó sobre un sillón blanco de cuero sin delicadeza.

— Idiota. — mascullé acomodándome de mala gana.

Él se sentó en frente de mi y se sirvió de lo más tranquilo una copa de vino blanco, le puso unos cuantos hielos y bebió un buen sorbo sin quitarme la vista de encima.

Contemplé el salón con más detalle, todo era blanco, los sillones, las paredes y el piso, la mesa que nos separaba era únicamente de vidrio y también estaban los espejos en el techo.

¿Porqué habría espejos ahí?

Miré una vez más mi reflejo y esa extraña sensación al verme volvió, el maquillaje me hacia ver... Más femenina y mi cabello rojo combinaba muy bien con mi vestido ajustado.

Después de usar solo armaduras y ropas poco femeninas... Por primera vez me sentía bonita...

— ¿Y ahora qué? — pregunté molesta al percatarme que Bhal continuaba observandome fijamente. Me crucé de brazos y piernas y lo reté con mi expresión.

Él bebió nuevamente de su copa y luego echó la cabeza atrás por unos segundos soltando un suspiro.

— Esperar — respondió cortante.

Solté un sonido de queja y eso pareció llamarle la atención pues me miró  unas vez más.

— ¿Te sientes incómoda?

Su pregunta me robó una risa incrédula. Lo observé de pies a cabeza delineando su fuerte apariencia, me costaba admitir que hoy que se veía jodidamente bien. Traía puesto un pantalón de cuero negro, una chaqueta del mismo material y el pecho al descubierto. Tenía una cadena larga en el cuello de plata y su largo cabello estaba sujeto en una cola un tanto desordenada.

Los ojos de Bhal eran hermosos, de una interesante tonalidad lila que quedaba muy bien con el ligero delineado que se había hecho para la ocasión, todavía tenía la duda de lo que significaba el que en ocasiones cambiarán de color. Mi atención bajó a sus labios, el piercing en el belfo inferior con el que jugaba y el de su ceja, solo lo hacían ver más temible de lo por naturaleza ya era.

Movía nerviosamente sus dedos sobre el sillón, traía puestos en ellos algunos anillos de calaveras y serpientes. Su estilo era muy oscuro pero definitivamente le quedaba muy bien.

Sí, definitivamente él me hacía sentir incómoda. Tanto que podría llegar al extremo de acabarlo con tal de quitarme esta extraña sensación.

— Así es — respondí claramente — pero no creas ni por un solo segundo que es por ti, es por este lugar. Si no te haz dado cuenta es un club de ángeles. Un paso en falso y nos harán añicos.

Él asintió comprensivo y sonrió de lado.

— ¿Hablas de éstos ángeles? — chasqueó los dedos e inmediatamente las paredes que nos rodeaban se volvieron transparentes.

Varias salas vip que estaban a lado de la nuestra descubrieron a sus visitantes. La mayoría estaba teniendo sexo, sobre la mesa del vidrio, en el piso, en los sillones e incluso contra las paredes.

— ¡¡Eres un imbécil!! — chillé asqueada tratando de cubrirme los ojos.

Podía ver cómo las mujeres gozaban y gritaban, aunque no se las podía escuchar, era obvio que gritaban idas en su placer.

— Puedes estar tranquila, están más distraídos que nunca, ni siquiera notarán que venimos por uno de ellos.

Lo miré molesta y me apresuré a buscar algún botón para hacer que las paredes volvieran a su normalidad, Apreté varios de ellos pero solo logré hacer que las luces se pagarán o parpadearán y la música erótica sonara acompañando a las escenas que había a nuestro alrededor.

¡Maldición!

— Es inútil, Selene, así no funciona — canturreó — solo yo puedo parar esta exitante función.

Saqué la daga oculta que traía en el mi cabello recogido y tras acercarme a él puse el filo sobre su cuello.

— Ya déjate de juegos, Bhal, quita eso. — advertí.

Me dirigió la mirada con desgano, yo estaba parada frente a su cuerpo así que él tenía la cabeza un poco elevada hacia arriba sin quitar esa mueca de superioridad, estaba consiguiendo enfadarme mucho más.

Sin mucho esfuerzo lanzó mi daga hacia un lado y me tomó de las caderas para sentarme sobre él. Mi espalda chocó contra su pecho y cuando traté de apartarme me sujetó de la cintura con el brazo izquierdo y con el otro se encargó de tomar mi quijada para manteneme firme.

Mi pecho comenzó a subir y bajar con rapidez, mi piel se erizó cuando sentí sus labios detrás de mi oreja y no pude evitar tragar grueso cuando percibí su aroma, su perfume se había mezclado con la esencia del alcohol que había bebido y el calor que emanaba su cuerpo contra el mío estaba tan latente como la misma tensión en el ambiente.

— ¿Cómo te atreves a levantar tu daga en contra de tu príncipe, eh, Selene?, eres una completa rebelde — siseó acariciando mi cuello con sus labios.

— Suéltame.

— ¿Y ahora me das órdenes? — soltó con una sonrisa ronca.

La mano que aprisionaba mi cintura se deslizó por mi abdomen y continuó subiendo por entre medio de mis pechos hasta tomar mi cuello, notó que tenía la cabeza un poco inclinada por lo que me obligó a enderezar la mirada hacia el frente, justo donde se hallaba la otra sala vip, mordí mi labio interior cuando vi a la pareja allí. Él ángel estaba sobre ella, la tomaba ferozmente como deseaba mientras que la mujer solo lo recibía gustosa, de no ser por los vidrios podría escuchar sus fuertes gemidos.

— ¿Qué tanto miras? — burló susurrando en mi oído — ¿Te gusta lo que ves?

Apreté los labios y cerré los ojos con fuerza negando.

— No mientas, ¿eso te excita verdad?, no puedes negarlo, Selene, tus piernas están temblando y puedo escuchar como late tu corazón... Estas ansiosa...

— Cállate — escupí con molestia negandome a ceder.

— Si eso te pone de esta manera no puedo ni imaginarme cómo te verías si te hiciera mía.

— ¡¡Ya cállate!! — me removí contra él, eso solo provocó que Bhal me sujetara más fuerte, su otra mano aprisionó mis brazos.

— Lo haría duro y fuerte, te haría suplicar y pagar por todas y cada una de tus tantas insolencias.

Mi respiración era agitada, había un dolor en mi vientre que me estaba desesperando, debía apartarme cuanto antes. Aproveché su distracción y me quité de su agarre para girar rápidamente el cuerpo y  tomarlo del cuello para empujarlo tan fuerte como pude contra el sillón, mi acto fue tan veloz que tuve que ponerme encima de él tan rápido como pude para inmovilizar sus piernas.

Bhal mostró una sonrisa ladina, dejó ver esos colmillos filosos y listos para atacar, su actitud estaba rebalsando mi vaso de agua, siempre lo hacía, a él le encantaba fastidiarme.

— Escúchame bien — susurré cerca de él — ya no eres un jodido príncipe, no desde que tu querido papi te quitó tu titulo, al igual que yo eres un jodido peon en su pieza de ajedrez, ¿Te queda claro?, así que ponte las pilas, cumple tu misión y déjame a mi cumplir la mía, no seas una maldita piedra en mi camino, ¿Entiendes?

Su mueca se tornó seria pero no le di mucha importancia hasta que se removió un poco debajo de mí por lo que observé atenta cada movimiento suyo, sus manos subieron lentamente por mis piernas hasta llegar a la tela de mi vestido.

Quise apartarme pero una vez me tomó fuertemente de las caderas y me pegó a su cuerpo con fuerza. Mis senos chocaron contra su pecho denudo y pude sentir casi de inmediato el frío de sus cadenas.

— ¡Ya para con tus estupideces! — advertí.

Pero él siguió, sin quitarme la vista de encima ni un solo segundo, bajó las manos hacia mis muslos, tan lento que por un momento mi cuerpo volvió a temblar.

— Bhal... Deja de jugar... — hablé en bajo.

Subió los costados de mi vestido con cuidado y acarició mis muslos por dentro, di un respingón cuando avanzó por mis entre piernas y traté de retroceder temerosa pero él se encargó de mantenerme firme y siguió subiendo su toque peligrosamente.

Tragué grueso viendo el proceso, obligandome mentalmente a detenerlo pero por alguna razón con la fuerza de voluntad débil ante el intento de reaccionar, seguía plácidamente el ritmo de Bhal, estaba teniendo un efecto ansioso a su simple toque.

Sentí sus dedos tomar los bordes de mi prenda interior y cuando quiso meterlos aun más sujeté sus brazos al instante deteniéndolo por instinto, su cabeza se apoyó con un suspiro entre mi cuello.

— ¿Qué pasa? — preguntó con la voz ronca — ¿No me quieres cerca de ti?

Rayos sí, lo que quería y mucho, pero lo odiaba más, lo detestaba con todo mi ser aunque cuando estaba así de cerca... simplemente no podía darme el lujo de pensar, solo cedía a todo lo que mi cuerpo quería sentir.

Miré a mi alrededor nerviosa y al parecer Bhal lo notó pues miró a nuestro alrededor con una sonrisa calmada y luego volvió a mí.

— Ellos no pueden verte — aseguró con un lento susurro en mi oído  — nadie puede verte, solo yo.

Sus labios bajaron a mi cuello y mordieron mi piel sensible y a brote de flor. Sentir todo esto era tan nuevo para mí que se estaba volviendo peligrosamente adictivo.

No habíamos ido a nada más que toqueteos y besos electrisantes, pensar cuan lejos podríamos llegar me ponía temblorosa por dos razones, la primera porque sería mi primera vez y dos, porque Bhal era el jodido principie arrogante del infierno al que no soportaba.

Mis manos bajaron cuidadosamente por su pecho perfectamente trabajo, acaricié su pálida piel y pude sentir como también se erizó con mi toque. Me preguntaba si podría escuchar el fuerte y rápido latido de mi corazón, Bhal no tenía uno, así que tenía esa duda, saber si se sentía como yo al menos en algún punto.

Me preguntaba cómo era antes con todo su poder, algunos aseguraban que con toda su energía demoníaca los demonios de sangre real eran aterradores y totalmente despiadados, tal como lo era el mismo rey.

Si a Bhal le dieran todo lo que antes le quitaron... ¿Qué tipo de demonio sería? ¿Me detestaría aun más?, incluso ahora que ya no poseía todo ese dominio, ¿podía sentir algo más que solo rabia y furia?

¿Bhal podía sentir amor o solo a caso la única forma en la que ellos podían sentir algo realmente era a través del placer carnal?, eso podría explicar su gran apetito sexual.

Me removí por un momento sobre su regazo, eso hizo que él se tensara y me apretara aun más contra su cuerpo, comenzó a lamer y morder mi cuello tan fuerte que por un momento sentí que me clavaría sus colmillos.

La sensación era deliciosa, una mezcla de dolor y placer, ni siquiera me di cuenta el momento en el que había cerrado tan fuertemente los ojos, solo los entre abrí para ver una vez más las paredes transparentes. La situación se volvió tan fogosa que por un momento aquellas imágenes morbosas comenzaron a excitarme y hacerme desear más de lo que Bhal me estaba dando.

Tomé el cuello de su chaqueta de cuero con fuerza y lo pegué más a mi soltando pequeñas quejas de placer y dolor.

Él siguió moviendo su lengua por mi piel y mordía una que otra vez, comenzó a bajar más hacia mis pechos, hacia mi escote tan pronunciado.

— ¿Lo ves?

Su pregunta me desconcertó pero seguí gozando de su cercanía y caricias.

— Dime si ya lo viste... — volvió a preguntar firmemente.

Esta vez volví poco a poco a mis sentidos y busqué con la mirada por todas partes entre jadeos.

Al final di con la barra de afuera, había un tipo sentado que vestía por completo un traje blanco, su cabello era negro y lo traía corto pero sobre los hombros, sostenía una copa de vino mientras nos observaba fijamente.

Sin entender del todo, asentí ida en mi placer.

Bhal siguió besando y apretando de vez en cuando mis caderas por dentro de mi vestido.

— Entonces el plan ha funcionado.

Y entonces me detuve.

Alejé el rostro de la endidura de su cuello de un solo movimiento y lo miré incrédula.

— ¿De qué hablas? — pregunté rogando que no fuera lo que ya me imaginaba.

Él llevó un mechón de mi cabello por detrás de mi oreja y ladeó la cabeza relamiendo sus labios.

— Lo exitaste tanto que ahora no puede quitarte la mirada de encima, buen trabajo, Selene.

¡Pero que estúpida!

Lo empujé con fuerza y me puse de pie quitando sus manos de mi cuerpo, ¡Rayos fui una completa imbécil!

Caminé de un lado para otro sin poder creer cuan idiota se había acabado de comportar. Solo fue su plan, ¡Todo fue parte de su maldito plan!

Acomodé mi vestido nerviosamente mientras que Bhal se arregló la chaqueta y se enderezó sin mucha importancia.

— Ahora que lo tienes comiendo de la palma de tu mano, solo debes hacer que hable sobre el Cordus. Mis fuentes indican que le fascinan las humanas así que no tardará en soltar la lengua.

No lo podía creer... Esto no podía estar pasando, ¿Cómo se atrevía a darme ordenes después de haberse comportado como todo un patán?

— ¡¡Jodete!! — escupí molesta con la intención de marcharme, sin embargo, él se apresuró a detenerme.

Su mano sujetó mi muñeca de un solo acto y me atrajo hacia su cuerpo una vez más.

— No olvides a lo que vinimos, ¿Bien?— su mirada fue tan seria que tuve  miedo por unos segundos.

Debes controlarte, Selene, me rogué a mi misma una y otra vez, aunque me sentía muy molesta, aunque lo único que quería era golpear ese rostro tan perfecto que tenía... ¡Quería hacerle pagar!

Mierda...

Me quité bruscamente de su agarré y arreglé mi escoté pronunciandolo aun más. Él no quitó la mirada de mis pechos, frunció su ceño y luego se dirigió hacia mi.

— ¿Y ahora qué haces? — cuestionó molesto.

A Bhal le encantaba jugar con las personas, eso lo aprendí siendo su objeto de prueba. Quizá debía poner en práctica un poco de lo que había aprendido de él, solo quería terminar con esto de una vez por todas y alejarme de su peligrosa presencia no sin antes darle una probada de su propio jueguito.

Me agaché para tomar la daga que él se había encargado de tirar al suelo y tras enfundarla volví a ocultarla entre mi cabello sin dejar de mirar al ángel, él se había dado vuelta y continuaba bebiendo completamente solo.

— Te hicé una pregunta — expresó irritado —  ¿Qué estas haciendo?

Le mostré una sonrisa ladina y pasé por su lado chocando su hombro sin cuidado, abrí la puerta lista para llevar acabo mi propio juego.

— Mi trabajo.


Antes de que me golpeen yo sé que hoy no es lunes perooooo realmente estaba atareada con la u. 🤧🤧🤧

Pero aquí esta el capítulo, espero que les guste y no olviden dejar su estrellita y comentario. 🤭 (no es una petición es una advertencia 🫵🔪)

— Beshotes 💋🔥


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro