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CAPÍTULO N° 19

— ¿Qué quieres un hechizo de protección?

Asentí repetidas veces mientras bebía un poco de agua y me balanceaba en mi silla como si no hubiera otra cosa más interesante que hacer en el mundo del pecado.

Arcana me miró dudosa mientras preparaba algunos ungüentos, machacaba algunas hierbas y mezclaba otras pensando muy bien en sí debía ceder o no a mi petición.

Le había comentado que deseaba un polvo de protección o cualquier otra cosa que ella pudiera darme para cumplir la misma función, así yo podría esparcirlo en mi habitación o incluso beberlo púes ya no me sentía segura. Con la amenaza de Tielo ya no podía estar tranquila, debía hacer algo cuanto antes y esto fue lo único que se me ocurrió en mi desesperación. Acudir a Arcane, una descendiente directa de las fieles devotas de Lilit, heredó el don y se benefició bajo el poder del rey para proporcionar mezclas de sanación, venenos peligrosos y hechizos de protección, entre otros.

Era tan sagaz como orgullosa así que debía convencerla a como diera lugar.

— ¿De quién es que quieres protegerte? — preguntó curiosa arqueando la ceja mientras probaba un poco de su mezcla.

— Es un secreto, pero mi vida esta en juego.

— Pero si tú ya estas muerta, ¿O no? — mostró una sonrisa malvada y se cortó el dedo índice para echarlo en su preparación.

Hice una mueca de asco y tragué grueso, la carne de la servidora en una mezcla como ofrenda era esencial, pero nunca dejaba de verse como algo retorcido muy a pesar de que este les volviera a crecer tan solo pasando unos cuantos segundos.

— Lo sé — aclaré con disgusto y me enderece sobre mi silla — pero en serio lo necesito.

De solo pensar en Tielo la piel se me erizó con terror, ¿De cuántas formas se atrevería a jugar con mi cuerpo?, ¿Cuánto dolor podría aguantar para satisfacer su deseos maniáticos?

¿En qué momento me había vuelto su presa favorita?

— Lo siento, Selene, pero no soy un hada madrina que concede deseos, sabes que mis dones son meramente para el beneficio del rey, él controla cada paso que doy y la verdad — se aclaró la garganta —, no quiero que me castigue.

Suspiré con decepción y asentí cabizbaja, no podía obligarla o amenazarla, después de todo solo estaba haciendo su trabajo así que debía buscar otra manera y pronto, antes de que Tielo perdiera el interés de jugar con las mujeres del harem y fuera a acordarse que tenía a un conejillo de indias escondiéndose de él por ahí.

Sí, todo este tiempo había hecho eso, evitarlo. Cada pasillo por el que solía caminar, cada salón que frecuentaba y hasta el lugar donde fácilmente podría encontrarme, el campo de entrenamiento o mi habitación. Algunos días dormía con Brie y otros me escondía en diferentes salones para poder cerrar él ojo. Ya me estaba volviendo loca.

— Entonces no voy a molestarte más, Arcane, ya me retiro.

Me puse de pie, lista para marcharme, pero ella me llamó y se puso de pie de inmediato en señal de que me detuviera. Se veía un poco preocupada y ese gesto en ella era verdaderamente sorprendente.

— Pídele protección a Bhal, es tu superior, quizá pueda ayudarte de quién sea que te este viendo como un cordero al que fácilmente puede cazar.

Sonreí de lado tratando de mostrar tranquilidad.

— Claro, eso haré. 

Ella asintió y siguió haciendo lo suyo con normalidad.

Salí de su salón de trabajo tratando de calmar el fuerte palpitar de mi corazón, de solo pensar en Bhal se me ponía inquieto, quizá se debía a que no lo soportaba y eso solo me confirmaba que definitivamente lo odiaba.

¿Y pedirle protección?, desde luego que no haría eso. 

Bhal no protegía, él destruía.

Además, no estaba aquí. No desde hace más de catorce lunas, no sabía nada de él ni de la misión, quizá todo había empeorado o solo tal vez todo había salido tal cual lo planeó, después de todo fue preparado desde que era solo un niño. Era un gran estratega y su habilidad en combate era casi incomparable, así que no me preocupaba mucho. Aun así... Algo no estaba bien en mi, me sentía... Extraña.

¿Cuándo volvería?

¿Cuánto más estaría fuera?

A estas alturas solo el emisario sabía cómo marchaba el plan, había recibido una que otra misiva para nuevas órdenes o simplemente para ponerse al tanto sobre los hechos suscitados, pero mantenía cerrada la boca muy bien y en parte era su labor, un emisario jamás podría soltar información por más que quisiera, la magia demoníaca que tenían desde sus nacimientos se los impedía, ya era parte de su naturaleza, ni siquiera el ser torturado podría hacer que soltara una palabra. Así que por más que quisiera, por más nerviosa y ansiosa que me sentía solo me quedaba esperar pacientemente. 

Si Bhal regresaba pronto quizá Tielo se lo pensaría mejor antes andar por ahí con los humos de grandeza por encima de la cabeza, se mantendría al margen ya que a Bhal no le gustaba mucho que se paseara por estos lugares, estaría más segura de esa forma, con él presente Tielo se mantendría en las zonas opuestas al castillo y evitaría acercarse por aquí, solo así yo podía tener algo de paz y tranquilidad.  

También comenzaba a extrañar a Katrien, había partido  hace mucho con las tropas del príncipe bastardo, tenía  tanto que contarle... Aunque no podría hacerlo ni teniéndola en frente de mí, de algún modo me sentía un tanto estúpida, no sabía cómo se lo tomaría, no después de haber escuchado mis constantes quejas sobre Bhal. Ni si quería se lo había dicho a Brie, las chicas del harem no dejaban de molestarla así que debía estar constantemente detrás de ella, protegiéndola y cuidando que ninguna de ellas la fuera a lastimar, mucho menos Alexa, no nos topamos desde nuestra discusión y eso en parte era bueno, la última vez  mi paciencia casi llegó a su límite, si eso hubiera ocurrido quizá le habría hecho algo horrible...

Me sentía agotada de estar en constante alerta y también débil por no poder conciliar un buen sueño o tener apetito como para probar bocado alguno. Así que solo se me ocurrió la brillante y desde luego inútil idea de acudir con Arcane, aun cuando desde antes ya sabía en mis adentros que era muy probable que se negaría a hacerlo, y de hecho fue así, pero también la comprendía, en su lugar quizá actuaría de la misma manera, no arriesgaría mi cuello por nadie. En el infierno nadie podía darse ese lujo. 

Caminé por los pasillos jugando un poco con la típica trenza que solía hacer por las mañanas con mi cabello, solté un suspiro que otro mientras mis ojos se perdían en las piedras simétricas del sendero. Mi sombra se reflejaba en la pared con la tenue luz que irradiaba el fuego de algunas antorchas que todavía estaban encendidas, casi todo estaba a oscuras, muchos descansaban y otros simplemente evitaban estos lugares, se divertían más por los otros rincones. Quizá esta noche iría con Brie, era muy seguro que a estas alturas ya estuviera profundamente dormida, pero aun así entraría con cuidado en su habitación. 
 

Me detuve al mismo instante que escuché un ruido a mis espaldas, así que voltee rápidamente para ver de quién se trataba, mi respiración se agitó en solo aquellos segundos, por suerte no había nadie, estaba sola, aun así mis ojos buscaron por cada rincón, incluso miré hacia abajo, por el enorme balcón, y solo pude divisar que el viento azotaba fuertemente el árbol rojo, mecía sus hojas de un lado a otro con vigor. Guardé silencio y me quedé como un jodida estatua esperando otro movimiento pero fue inútil, no había nada. 

Cálmate Selene...No te pongas histérica, solo fue el viento, solo fue tu imaginación que se mezcló con todo tu estrés. Respira profundo, cuenta hasta diez y vete...

Giré sobre mis talones solo para encontrarme con unos ojos color miel y una sonrisa ensanchada, mi reacción fue tardía pues Tielo me tomó por el cuello y me empujó con fuerza contra la pared haciendo que algunos huesos de mi espalda crujieran. Él era alto, demasiado para mi, ni si quiera removiéndome podría lograr alejarlo. Cerré los ojos con fuerza mientras hacía una mueca dolor, a este paso me quedaría sin aire. Al pasar los segundos, la desesperación recorrió cada parte de cuerpo y me hizo reaccionar, hizo que ejecutara una de mis tácticas de entrenamiento por lo que con ambas manos golpee sus  antebrazos y pude hacer que me soltara, aproveché ese momento para alejarme lo suficiente y poder llenar mis pulmones con algo de oxígeno. 

Lo miré con odio mientras tosía, algunas lágrimas cayeron por mis ojos pero no por temor, sino por la dureza con que la había apretado mi piel, la garganta me estaba quemando y aun cuando estaba lejos de él todavía podía sentir sus dedos hundidos en mi carne. Mostró su sonrisa siniestra y caminó hasta mí lentamente, tenía puesta su armadura plateada, símbolo de rango  de nobleza, más importante que cualquier soldado común. 

— ¿Qué mierdas crees que haces? — hablé forzosamente caminando en sentido contrario para mantener la distancia entre nosotros. 

No quería que por ningún motivó percibiera mi temor, eso solo haría que su juego fuera más interesante de lo que obviamente para él ya era. 

Relájate, Selene, solo mantén la calma por tu jodido bien... Mantente firme...

¿Cómo es que sabes esconderte tan bien, eh, Selene? soltó una risa tratando de acercarse.  

Retrocedí rápidamente poniéndome en posición de ataque, lista para para enfrentarme cuerpo a cuerpo. Sin importar qué, hoy pensaba dejarle muy claro que jamás podría tener una sola parte de mí, incluso si eso significaba quedar hecha pedazos por sus manos. 

— ¿Y quién te dijo que me escondo de ti? — burlé — ¿Cómo es que siempre te sientes tan importante?

Su mirada se oscureció con mi respuesta, sus pasos fueron rápidos y sus fuertes manos atacaron contra mí en puños, me hice a un lado por su costado derecho y tomé su hombro para impulsarme y treparme sobre su espalda, golpee su nuca con mi codo y luego seguí con la punta de su cabeza. Tielo se removió soltando pequeñas maldiciones y cuando menos lo esperé sujetó una de mis piernas y estiró tan fuerte hacia abajo que caí sobre el piso frio, solté un gemido de dolor al sentir cómo mis huesos volvieron a estrellarse esta vez contra las piedras, él se apresuró a lanzar un golpe directo a mi rostro por lo que me giré a un costado para evitar que fuera a noquearme. Aprovechó mi posición y me tomó del cabello para obligarme a levantarme, luego me exigió con brusquedad mirarlo a la cara sacudiéndome una y otra vez entre fozajeos.  

Eso, Selene, pelea... lucha contra mi, no sabes cuánto me excita eso... 

¡Asqueroso cerdo! — escupí en su rostro removiéndome contra su agarré. 

Tielo se limpió mi saliva de la cara y al abrir los ojos noté que solo había logrado enfadarlo aun más por lo que reí con burla, eso terminó por sacar lo peor de él y provocó que nuevamente me lanzara al suelo, esta vez puse las manos por delante para evitar golpearme, pero antes de poder reincorporarme volvió a levantarme y estrellarme contra la pared. Su mano tomó nuevamente mi cuello y comenzó a apretar con fuerza, sus dedos estaban enterrados en mi piel, abrí un poco la boca tratando de inhalar algo de aire pero fue inútil, mi tráquea se contraía, ya no sentía el oxigeno y la garganta comenzaba arder, como si hubiera bebido de un solo trago agua bastante caliente. 

— S-suéltame... — gimotee enterrando mis uñas en la carne del brazo que me aprisionaba.

Él ni siquiera se movió, incluso ver la sangre deslizarse por su piel le causo satisfacción.

— Me encanta verte así, pequeña, rogando y sufriendo. Quiero hacerte suplicar de muchas otras  formas, cuando te haga mía y cuando vea la sangre sobre tu delicioso cuerpo.

Comencé a desesperarme al no sentir el airé nuevamente así que esta vez llevé mi mano hasta mis dagas pero él la detuvo en el intento, tomó mi muñeca con brusquedad y la llevó hasta sus labios para lamer mi piel. Me removí lo más que pude suplicando en mis adentros que parara, que se detuviera y  me dejara en paz.

Delicioso... Jodidamente delicioso... 

Ver su mueca ida en placer me perturbo, al final no logré evitarlo, vino por mí, vino a tomar lo que quería y a este paso lo haría.  Mis ojos comenzaron a nublarse, no podía permitirme perder el conocimiento, ¡Mierda!, sentí cómo algunas lagrimas bajaron por mis mejillas, su fuerza era demasiada... 

Como un grito escuchado en el silencio, alguien sujetó el brazo de Tielo y lo torció haciendo que me soltara, rápidamente caí y comencé a toser un poco de sangre. Luché por recuperar el aire que había perdido mientras sujetaba mi cuello y me hacía a un lado con desesperación.

— ¡¿Qué crees que haces hijo de perra?! — la voz de Katrien fue lo primero que escuché tras el leve gruñido de Tielo.

Ella se acercó hasta mi y me tomó por los hombros para ayudarme a ponerme de pie.

— ¡¿Joder qué te ha hecho?! — me miró preocupada haciendo a un lado mi cabello y sujetando mis mejillas. 

No pude hablar, su fuerza en mi cuello había lastimado mis cuerdas vocales al punto de que dolía el solo intentarlo.

— Kat, Kat... — susurró Tielo reacomodando su brazo  — ¿Tú querido padre no te enseñó a no meterte en asuntos que no te incumben?

— No — dijo ella poniéndose de pie y sacando su fina espada para apuntarla en su dirección — pero si me enseñó a cortarle los huevos a cabrones como tú.

La sonrisa de él desapareció al instante y fue reemplazada por una bastante molesta. Su ceño se frunció y sus facciones se contrajeron al punto de que las venas de su cuello y frente se remarcaron. Hizo ademán de sacar su espada al igual que Katrien, ella tomó una posición de contra ataque, los dos estaban listos para entrar en combate. Esto iba a salir mal...debía detenerla. Me apresuré a sujetar su chaqueta antes de que hiciera una estupidez, ella me miró de reojo con furia.

— ¡Suéltame Selene, voy a darle una lección a este cabrón!

Negué repetidas veces y le supliqué con la mirada para que se detuviera.

— ¡¡Joder mira lo que te ha hecho!!, ¡Si lo dejo ir ahora te va lastimar en adelante o mucho peor!

Negué nuevamente al borde de las lágrimas.

— Vamos Katrien... Estoy ansioso por jugar contigo... — Tielo comenzó a carcajearse.

Ella trató de contenerse pues sabía muy bien que podría acabar con él, tenía esa oportunidad a diferencia de mí. Sus habilidades eran del mismo nivel, ambos eran hijos de sangres puras, dotados de fuerza, estrategia e inteligencia en batalla pero, si Katrien se atrevía a acabar con la existencia de Tielo ahora y aquí mismo, le costaría la vida tambien ella. El rey no se lo perdonaría tan fácilmente, la castigaría por mucho que fuera una valiosa guerrera, porque aunque costaba admitirlo, Tielo tambien lo era.

Tener este enfrentamiento conllevaría horribles consecuencias y no pensaba ser la causa de que la fueran a lastimar, antes prefería que acabaran conmigo. Él la estaba provocando, deliberadamente la estaba incitando a iniciar un enfrentamiento, luego se jactaría de ser la victima y el rey no dudaría a quién darle la razón, Tielo luchaba por sus instintos, Katrien lo hacía por una simple humana. 

Debía evitarlo por mucho que quisiera que le cerrará la boca, por mucho que deseara que lo hiciera añicos. Era la peor escoria y desde luego se lo merecía, nadie más que él aquí se merecía eso, pero por sobre todas esas cosas, Katrien era mi amiga y no iba a permitir que nada malo le pasara, no por mí. 

Apretó la mandíbula y tras un silencio y aura bastante pesada, guardó su espada con impotencia.

— ¡¡Mierda!! — maldijo en voz alta.

Las carcajadas de Tielo se hicieron más fuertes.

— ¡¡Si por si acaso te le acercas juro que voy a matarte!! — lo amenazó con un grito que sonó desesperado en la cruda estancia. 

Tielo ladeó la cabeza con puro gozo y sin quitar su mirada satisfecha de mí, luego captó a Katrien y tras guiñarle el ojo con diversión le lanzó un beso en el aire. 

— ¡Imbécil de mierda! — volvió a gritar frustrada, caminando de un lado para otro, tratando de no cruzar su límite e ir por él. 

— Cuando estés sola... Cuando duermas... Yo estaré ahí... Selene. Hasta que te tenga, no voy a parar... Y tú, Katrien, no vas a poder protegerla, no estarás siempre detrás de ella, ¿O sí?

Katrien se apresuró en ir a golpearlo pero fui más rápida en detenerla abrazando su cuerpo por la espalda con toda la fuerza que aun tenía. Ella no se atrevió a moverse un solo paso más al sentirme, se contuvo y no hizo otra cosa que no fuera mirar a Tielo con tanto odio que por primera vez tuve miedo por ella y por lo que fuera a pasarle, casi siempre andaba sonriente o juguetona pero ahora estaba en una faceta completamente diferente y temía no poder apaciguarla. 

— ¡¡No te acerques a ella imbécil de mierda!! — lo amenazó decidida.

Tielo me echó una mirada de pies a cabeza y se marchó con esa sonrisa tétrica.

Eso... Estuvo muy cerca...









— Si le doy esto... Puedo ser castigada.

— Y si no le das lo que te pidió juró que te sacaré los ojos con mis jodidas manos.

Arcane lo pensó unos segundos y a regañadientes comenzó a preparar el hechizo que antes me había negado. 

— Bebe, Selene. — Katrien me alcanzó un poco de agua caliente con hierbas especiales para curar mi garganta. Era la tercera taza que tomaba y por suerte comenzaba a surtir efecto. 

— ¿Por qué no me dijiste nada? — Brié estaba llorando a un lado mío sin poder contenerse.

De las tres ella, era la más sensible.

— ¿Y qué podrías hacer tú? — se burló Katrien mirando detenidamente sus largas uñas afiladas — ¿Golpearlo con tu escoba?

Brie la observó de mala manera limpiando sus mejillas.

— No seas cruel con ella — hablé en bajo reprochándole.

Katrien rio y tomó algunos dulces de miel de la mesa.

— Pero es cierto, ella solo es una sirvienta del castillo, no tiene experiencia en combate, ¿Qué podría hacerle a Tielo, lanzarle o plumero?

— ¡¡Yo daría mi vida por Selene!!

— Y eso es justo lo que no quiero que hagas, Brie — tomé su mano con cariño — ¿Cómo podría vivir en este mundo sin ti? — le mostré una sonrisa amable.

Ella continuó llorando.

— Debí acabar con él... — se quejó Katrien encajándose otro dulce en la boca para calmar su ira.

— ¿Y luego qué?, te sentenciarían por matar al hijo de un noble y aun más con el rango que ahora tiene Tielo, no quiero que ninguna de las dos se arriesguen nunca por mí ¿De acuerdo?, esto es algo que yo debo resolver.

— Claro, ¿Lo de hace un rato fue un intento de resolver el problema por ti misma?

— Él me tomó desprevenida, es muy diferente  — traté de defenderme.

— No, diferente es la manera en la que él va a volver a atacarte, Selene.

Tal vez era cierto, ni con todo mi entrenamiento podría lograr vencer a un demonio de alta categoría, tal vez mi intento de protegerme sería inútil, pero aun así lo intentaría. 

— Bueno... — solté un largo suspiro de resignación — lo mejor será ponerme en alerta.

— Lo mejor hubiera sido que le cortara la cabeza, así estarías segura — Katrien aun estaba inquieta, dudosa y convencida en que atacar a Tielo era la mejor opción, no estaba midiendo las consecuencias que vendrían por ella después. 

— No puedes hacer eso — le recordé con reprocho, esa idea, por más tentadora que fuera , no podía pasar — Tu vida es por mucho más importante que la mía, Katrien.

— Eso es verdad... — susurró Brie cabizbaja.

— ¡Eso no es cierto!, solo soy la hija de un comandante, además, mi padre ya tiene muchas hijas más, perder a una no le afectaría mucho — aseguró cruzándose de brazos.

— ¡Eres su favorita!, y por si fuera poco eres muy hermosa, Katrien, podrías llegar a desposar a uno de los Duques  — la sonrisa de Brie era amarga sabiendo perfectamente lo que le pasaba a mujeres como ella... o yo — es reconfortante saber que al menos una de las tres tendrá una buena existencia.

— ¡Por favor! — Katrien bufó con sarcasmo — ¡¿Quién quiere ser la esposa de un Duque?!, ¡¿Darle hijos como si no fuera otra cosa más que un vientre fértil?!, ¡Estas demente si crees que eso es tener una buena vida!, prefiero mil veces morir en batalla que ser el títere de un idiota.

Las tres comenzamos a reír tratando de olvidar lo terrible que podría ser nuestro futuro. Es decir, ¿Qué podría esperar una demonio de clase baja condenada a ser una esclava eterna y una humana que valía tan solo una moneda de oro? Llegar hasta aquí fue pura suerte, desear algo mejor ya era demasiada ambición. Tal vez vivir como una escoria dentro de estas paredes era a lo que estaba destinada.

Las tres nos quedamos en completo silencio segundos después, de repente el ambiente se tornó sensible y casi triste, mordí mi labio interior mientras removía mis manos temblorosas una y otra vez en un tic nervioso. Quería mostrar que estaba bien aunque por dentro estaba gritando de puro miedo y angustia. Todo el cuerpo me dolía, sentía como si me hubieran roto los huesos, incluso respirar era torturoso, la sensación de que aun tenía su mano al rededor de mi piel seguía latente y cualquier movimiento me ponía tensa y ansiosa. 

— Esta listo.

Volví a mis sentidos cuando Arcane extendió su palma hasta mi y me entregó un frasco de polvo negro, lo tomé con rapidez y lo estreché contra mi pecho como si fuera mi única salvación en estos momentos.

— Extiende todo el contenido en los cuatro rincones de tu habitación para que no quede ningún punto débil, así formarás el cuadrante de protección de Lilit. Agradece cuatro veces a las servidoras y dales una ofrenda, un poco de tu sangre estará bien, una gota por cada esquina será suficiente, así el hechizo se activará. Nadie podrá entrar en tu espacio a menos que tú se lo permitas. 

Asentí cerrando los ojos con fuerza y soltado un ligero suspiro de tranquilidad. 

— Quisiera hacer más por ti — Katrien tomó mis manos y me observó con preocupación.

Negué mostrándole una sonrisa.

— Esto es más que suficiente, considerando que en tan solo dos noches te irás nuevamente, esto me ayudará muchísimo para mantenerlo alejado al menos de mi habitación, tendré más cuidado, evitaré los pasillos y los salones vacíos. Al menos ahora podré dormir tranquila...

Ella asintió impotente de no poder hacer otra cosa. 

Pude volver a respirar, con el hechizo de Arcane al menos tendría la oportunidad de protegerme con algo, tendría una pequeña ventaja contra él, al menos por el momento, no podría intranquilizar mis noches ni mucho menos mi sueño...

— Esta noche haré guardia fuera de tu habitación. 

— No es necesario... 

— No estoy pidiendo tu permiso, haré guardia al menos hasta que me vaya, si Tielo se atreve a poner tan solo su sombra cerca de tu habitación voy a castrarlo. — Katrien se cruzó de brazos y frunció el ceño sin dejar de observarme. 

Baje un poco la cabeza y sonreí de lado con amargura, lo que menos deseaba era ser una carga para nadie y ahora me había convertido en eso, quizá lo que dijo Bhal era cierto, era débil, en ese momento no quise aceptarlo pero ahora, con lo que había pasado, comenzaba a creerlo y realmente tenía sentido. Era humana, y por mucho que lo deseara, por más que me fuera entrenar día y noche hasta romperme el cuerpo, hasta magullar cada parte de mi piel, jamás llegaría al nivel de un demonio. Finalmente lo estaba entendiendo, comprendía con más claridad el porqué se había decidido por no llevarme con él, no sería más que un peso extra sin un gran impacto al final, sería un estorbo para los demás.

Mierda...¡Maldita sea! 

Aguanté mis impulsos de gritar, de sacar todo ese horrible sentimiento de inferioridad pero no podía, al menos no por esta noche, no después de haber sido vencida como tal, aunque sea por esta noche iba a aceptarlo y el día de mañana volvería a levantarme, a ponerme de pie una vez más y seguir tratando de superarme a mí misma para dejarle en claro a todos que por más humana que fuera, que por más débil que era, no podrían doblegarme, antes verían mi cuerpo pudrirse pero nunca dirían que no luché hasta mi ultimo aliento. 

— ¿Qué te parece si hoy duermo contigo?

Miré a Brie un poco avergonzada y al notar la sonrisa de consuelo en sus labios mis ojos se cristalizaron. Y entonces lo hice, lloré...

Dejé que mis amigas me consolaran, dejé que abrazaran mi cuerpo para hacerme sentir que no estaba sola y permití que limpiarán mis lágrimas, con ellas tambien dejé ir mi miedo, mi dolor...mi sentimiento de ser nada...

No supe en qué momento me quedé dormida, pero sí que en toda la noche no me había apartado de los brazos de Brie ni mucho menos de las dulces canciones que Katrien había cantado para mi. Quién podría pensar que incluso era tan buena en algo como eso. Me removí ligeramente sobre la mesa y cuando estaba a punto de perderme nuevamente en mi sueño, el rostro de Tielo se me vino a la cabeza logrando hacer que me abriera los ojos de un solo golpe y levantara mi cuerpo de un solo tirón, mi respiración era rápida y mi piel temblaba de nuevo. Miré en todas direcciones atenta y poco a poco fui recuperando la calma a percatarme que todavía seguía en la sala de Arcane, sin embargo no había señal de Brie ni mucho menos de Katrien. 

La puerta se abrió e inmediatamente saqué una daga para apuntarla en esa dirección, solté un suspiro de alivio cuando vi a Arcane darse paso y trayendo algunas ramas de plantas y algunas otras hierbas. Elevó una ceja dudosa y luego mostró una sonrisa de lado mientras se adentraba y dejaba todo aquello en la mesa rectangular. 

— Cuidado pelirroja, aquí no se usan armas así que baja eso. 

Me negué a hacerlo, todavía tenía todos mis sentidos de defensa activados por lo que ella rio por debajo y negó sin remedio. 

— Tranquila, Selene, aquí estas segura, ¿Crees que no tomaría mis propias previsiones?, tambien soy una mujer en este castillo lleno de demonios hambrientos, nadie podría entrar por esa puerta sin mi consentimiento, se podría decir que te di algo similar, algo que yo cree para protegerme... como tú. 

—¿Cómo yo...? — pregunté con un hilo de mi voz. 

Ella asintió con una sonrisa en sus labios y comenzó a cortar algunas ramas, luego se detuvo y apuntó el cuchillo que traía en la mano derecha a su mejilla izquierda, con el filo hizo a un lado su cabello y me dejó observar esa parte de su rostro, me alarmé al ver que tenía varios cortes de ese lado. 

— Sí, bueno, esto no funcionó mucho que digamos... 

Tragué grueso y bajé lentamente mi daga para guardarla de nuevo en el sustentor de mi cadera. 

— ¿Qué pasó luego?, quiero decir... con el demonio...

Ella volvió a ensanchar su sonrisa y me captó con amargura.

— ¿Después de tomar lo que quería de mí? — soltó un largo suspiro y lo pensó algunos segundos — Lo ascendieron a un cargo alto, de hecho,  todavía camina por ahí cuando no esta en sus misiones. 

— Lo siento... 

—¿Por qué?, no fuiste tú quien mancilló mi cuerpo, así que no lo sientas, solo no dejes que te intimiden como a mí, me hice estos cortes pensando que él tendría asco pero incluso así una noche se apareció y tomó lo que quiso. Ahora me la paso encerrada en estas paredes y no salgo más que a recoger hierbas cuando sé que ese monstruo no esta ahí fuera. Te di el polvo de protección pero no te atrevas a vivir como yo, lucha, no les demuestres miedo o vivirás en constante tormento tal como yo lo he hecho desde entonces...

Asentí conmovida con sus palabras y miré nuevamente el frasco que tenía en las manos, el que no había soltado en toda la noche como si fuera un tesoro invaluable, Arcane tenía razón... esto podría resguardarme al menos por ahora... pero solo yo podía protegerme, mi esperanza y fe solo debía depositarla en mi misma, no en hechizos como estos. 

— Tu amiga la loca de la espada se marchó hace poco, tengo que aclarar que me amenazó si decidía sacarte de aquí mientras dormías — no pude evitar sonreír al imaginarme a Katrien — ah, y la castaña bajita fue cumplir con su trabajo, creo que esta limpiando los escalones del ala oeste, se negaba a dejarte pero tambien sabía que aquí estarías más segura. Tambien estarás feliz de oír que llegó otra misiva del príncipe Bhal, solicitaron a Tielo nuevamente en las cascadas desérticas así que no lo verás en un buen tiempo, estaba más que furioso. 

Mi corazón tembló al escuchar aquello, Bhal... 

No, era imposible...

Guardé el frasco en mi bolsillo y caminé hasta la puerta sintiendo más calma, finalmente Tielo se había ido, solo esperaba estar lista para cuando volviera, la próxima vez, las cosas serían completamente diferentes o eso esperaba.

—  Arcane... — Ella volvió a mirarme de reojo — gracias... 

Asintió amablemente y siguió con lo suyo, después de salir cerré muy bien la puerta y la dejé en el único lugar que ella consideraba seguro. 

Vagué por los pasillos silenciosos con lentitud, con Tielo fuera, el palacio se sentía un poco más pasible, ya no tendría que ocultarme, podía permitirme dar un corto paseo y respirar...al fin. Llegué a uno de los corredores del ala este y el ambiente todavía estaba un poco oscuro, las mucamas no habían pasado por aquí por lo que nadie se molestó en abrir las enormes cortinas rojas y eso impedía que los rayos de sol entraran por los ventanales. 

Seguí con mi andar hasta que alguien me tomó del brazo y pegué un grito cuando me metió entre las enormes persianas. Me removí cuando una su mano selló mis labios para que guardará silencio y tras golpear su pecho algunas veces me detuve al notar de quién se trataba.

— ¿En dónde te metiste?

Quise llorar al verlo a los ojos, pero me contuve con todas mis fuerzas y en lugar de eso solo me detuve a observarlo fijamente, divise sus hermosos ojos color lilas y su sonrisa cautivadora, tambien delinee el perfil de su rostro, fino y delicado pero con ese toque bastante varonil, apuesto e intimidante. Mis puños se abrieron sobre su pecho e inmediatamente mis dedos sintieron el hierro de su armadura, las figuras talladas en oro en forma de raíces y algunas rosas con espinas. Su cabello blanco brillaba con la luz del sol, lo tenía en una cola alta con algunos mechones sueltos que caían sobre los costados de su cara.  

Bhal... ¿Dónde te metiste tú? 

Apoyaba su cuerpo contra la ventana y me tenía delante de él, una de sus manos sujetaba mi cintura y la otra cubría mis labios mientras mostraba una mueca divertida

¿Qué se sentiría ser protegida por Bhal?

Nunca podría saberlo, él me salvó una vez, cuando teníamos que completar con éxito nuestra misión de capturar al ángel, solo fue por eso, solo para que no estropeara su plan. 

Si yo fuera a contarle... No, imposible.

Quité su mano de mi boca y la bajé lentamente.

— ¿Qué crees que estas haciendo? — mi voz se soltó temblorosa.

— ¿Así recibes a tu príncipe? — mostró su sexi sonrisa ladina.

Me detuve a degustar su perfume, varonil y bastante exquisito. Bhal olía muy bien...

Me aclaré la garganta no pudiendo evitar recordar lo que pasó en la sala de juntas, con lo de la misión, lo de Alexa y ahora... con él aquí... Me estaba confundiendo demasiado o solo yo lo estaba malinterpretando. 

— No sé qué clase de juego es este Bhal, pero como sea, yo ya no quiero ser parte , ¿Lo entiendes? — pronuncié bastante segura.

Su ceño se frunció e inmediatamente borró su sonrisa.

Hice ademán de marcharme, pero él me sujetó esta vez con ambas manos de la cintura y me pegó contra su cuerpo. Se sentó sobre la repisa de la ventana y me acomodó entre sus piernas  con demasiada facilidad, me sujeté de sus hombros para evitar caer e incliné un poco el rostro para mirarlo con molestia. Empujé su cuerpo para liberarme pero me encerró entre sus brazos, sentí sus manos recorrer mi espalda y ese toqué erizó mi piel, me quede completamente quieta cuando me atrajo aun más a su cuerpo y temblé cuando besó el espacio que había entre mis pechos, luego elevó su rostro y se me quedó viendo totalmente inexpresivo. 

De pronto la ira se apoderó de mi, lo odie, lo deteste... Mordí mi labio interior y no pudiendo aguantar más mi impulso de desquitarme por su ultimo comportamiento empujé de nuevo su pecho, pero él ni siquiera se movió. 

 — ¡Dije que es suficiente! — lo abofetee.

Su rostro giró hacia un lado pero aún así no me soltó. Movió la quijada un poco y sopló algunos mechones de su cabello que cayeron sobre su cara para apartarlos. Me observó bastante serio y esa expresión hizo que volviera a abofetearlo más fuerte. Bhal Cerró los ojos conteniéndose y después de unos segundos los volvió a abrir para mostrarme que su color había cambiado por completo, ahora estaban dorados... 

Antes de que pudiera reaccionar, se puso de pie haciéndome retroceder frente su imponente altura, cuando menos lo esperé me sujetó por la nuca con una mano y sin soltar mi cintura con la otra, tomó mis labios con los suyos. Me negué a besarlo, traté de resistirme pero sus movimientos impasibles lograron hacer que abriera la boca, aprovechó esa ventaja para introducir su lengua y juguetear con la mía a su antojo. Se negaba a dejarme ir. 

Solté un gemido contra él y no me di cuenta en qué momento fue que comencé a tirar su cuerpo hacia mí. Mordí sus labios una y otra vez mientras estos se movían frenéticamente contras los míos. Bhal sonreía mientras continuaba besándome, la respiración comenzaba a faltarme pero tomaba pequeñas bocanadas negándome a detener el delicioso roce de nuestras bocas. 

Nuestras lenguas no paraban de deslizarse la una contra la otra, parecía una competencia o más bien un castigo, esto siempre pasaba entre nosotros. Ambos queríamos llevar el control y ninguno quería ni pensaba ceder.

El sonido de nuestros labios chocando eran fuertes, mis gemidos se avivaban cada vez más y eso pareció prenderlo pues de repente no le fue suficiente. Bhal llevó su mano a mi pecho y lo apretó con fuerza, solo lo suficiente como para no lastimarme pero sí como para hacerme sentir placer, eché la cabeza atrás y cuando volví a enderezarme él no perdió tiempo en volver a tomar mi boca.

Ambos nos detuvimos al instante cuando escuchamos voces en el pasillo.

Miré a Bhal con temor y él solo mostró una sonrisa burlona por lo que me apresuré a callarlo tapando su boca con ambas manos.

Rogué en mis adentros que no nos descubrieran, ¿Qué dirían de mí?, ¡Que me besuqueo con el príncipe a escondidas por ciertos beneficios o que soy una de sus amantes!

¡No joder!

— ¿Irás a la fiesta para festejar a los nuevos? — habló una voz masculina.

— Tengo guardia, ¡Joder! — se quejó el otro.

Al parecer eran soldados. 

— Es increíble, el príncipe Bhal nunca falla, ni siquiera liderando a simples novatos...

Ambos se marcharon a los pocos segundos, doblaron la esquina por lo que pude tranquilizarme.

Eso estuvo cerca...

Al mirar nuevamente a Bhal me quedé estática, estaba totalmente serio, ya no sonreía, su atención estaba fija en una sola cosa, su ceño estaba fruncido con molestia y su aura era por completo sombría. Tomó mis manos con su derecha y las bajó lentamente, con la otra, sostuvo mi mentón y la elevó un poco dejando a la vista mi cuello.

— ¿Quién mierdas te hizo eso?




— Beshotes 💋🫶

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