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CAPÍTULO N° 14


Maldito animal.

Si tuviera una lista negra, Bhal ocuparía el primer puesto sin duda alguna.

¿Qué sabía yo de seducir?

Digo, ¿Debía agitar el cabello?, Quizá sonreír más y pestañar seguido?

Ese era mi concepto de seducir y tan solo imaginarme haciéndo eso con un ángel caído me aterraba. Era humana pero eso tampoco me aseguraba que él fuera a quedarse prendido de mi al instante.

Me preguntaba de qué categoría era, de saberlo tendría al menos el tiempo de idear un plan mejor, a estas alturas solo tenía dos armas que debía pensar muy bien en como usarlas a mi favor, la daga oculta en mi cabello y el vestido rojo que traía puesto con su escote desde luego bien pronunciado. Bien, iría por mi segunda opción, la daga pensaba guardarla para clavársela en el pecho a Bhal después. 

Aunque si era un ángel de alto rango no tendría más opción que usarla, de ser así estaba perdida, no tendría oportunidad, eran de los más difíciles de tratar, de aquellos que sufrieron más con su perdida de estatus y desde luego, de aquellos que más resentimiento tenían, no solo por los demonios del infierno sino también muy probablemente por la raza humana...

Si lo pensaba bien, estando en su lugar yo también odiaría el amor que un día me condenó y me arrebató todo lo que conocía, odiaría todo lo que tuviera que ver con lo que dio origen a mi condena eterna. 

Caminé hasta la barra, por medio de varías mesas de ángeles y entre comentarios en su mayoría asquerosos y pedantes. Algunos halagos iban directo a mi trasero y otras palabras de desprecio directamente a mi raza, no les di mucha importancia, después de todo, si bien algunos nos odiaban, estaban los otros que continuaban deseando a nuestra especie. 

Mientras avanzaba, hice lo posible por tratar de dominar los tacones, parecía que caminaba en la cuerda floja y que en cualquier momento iba a caer llevándome conmigo una pierna rota, ahora me lo pensaría dos veces antes de burlarme de Alexa, desde luego esto también tenía su riesgo y eso que ella solía usar unos del doble de altitud.  

El ángel se había dado la vuelta en cuanto me había visto salir de la sala vip, era obvio que sentía mi esencia acercándose a la suya, la debía de conocer mejor que cualquier otra, fue evidente gracias a su reacción pues sus músculos se tensaron y de inmediato me lanzó una mirada sigilosa de reojo que luego quitó cuando se percató que estaba pocos pasos de él.

Me detuve por unos segundos y aproveché para tomar aire, sacar una sonrisa y porqué no, acomodar mi escote. Mi acercamiento debía ser certero y parecer de lo más casual, no podía lanzarme al éxito como lo hacia Katrien porque lo más seguro era que saldría perdiendo, así que primero debía jugar un plan maestro y llamar su atención, aunque pensándolo bien, el idiota de Bhal ya se había encargado de eso. 

Me senté a su lado, crucé las piernas poniendo una sobre la otra y dejé los brazos sobre la mesa de la barra. Llevé uno de mis mechones rebeldes por detrás de mi oreja y mordí mi labio interior jodidamente nerviosa, mierda me sentía tan patética.

— ¿Qué deseas guapa? — preguntó el bartender, un curioso demonio de mezcla exótica, no pude evitar ver sus cuernos pequeños en la frente y menos su larga cola que tintineaba como el cascabel de una serpiente.  

Morirme, eso deseaba, pero desgraciadamente ya lo estaba.

— Agua.

Tanto el ángel como el demonio de la barra se me quedaron viendo con burla y rareza.

— ¿Agua? — preguntó creyendo no haber escuchado bien.

— Sí, es que quiero mantener sobria, ah, y ponle algo de hielo por favor.

El bartender frunció el ceño y fue a servir mi vaso mientras que el ángel río por debajo bebiendo de su copa.

Carajo, lo estaba arruinando todo antes de empezar. 

— ¿Vienes a un bar a mantenerte sobria? — preguntó burlón.

—Sí... — le sonreí — bueno no — me resigné al instante.

Él soltó una carcajada y quise golpearme por bruta.

— Interesante, humana ¿Cómo te llamas?

Genial, estaba avanzando bien.

— Selene.

— Selene... — saboreó cada letra — es un nombre muy hermoso.

Mostré una sonrisa de lado y relamí mis labios con picardía. 

— ¿Y tú?, jamás te había visto por aquí — pregunté siguiendo su aire de galán.

Él me miró de abajo arriba y mostró una sonrisa de suficiencia. 

— Soy yo el que nunca te he visto por aquí, ¿De qué jerarquía eres?

— La más baja que puede haber en este infierno — burlé.

Él lo pensó unos segundos y bebió nuevamente de su copa.

— No lo creo — aseguró — no si vienes acompañada de ese demonio — señaló a Bhal con el mentón.

Miré en su dirección discretamente y puse una mueca de asco e ira. Dos chicas altas y hermosas entraban en la sala vip, llevaban botellas de alcohol y contoneaban sus caderas mientras se prestaban a servirlo.

Fruncí el ceño cuando él chocó miradas conmigo y se relamió los labios acomodándose sobre el sillón de cuero. Bebió un trago directamente de la botella y les dio la bienvenida a ambas mujeres señalándoles donde debían sentarse.

— ¿Es tu novio?

Negué al instante y traté de mostrar una sonrisa lo más convincente posible, me sentía tan molesta que no podía concentrarme en mi única función.

Cálmate, Selene, recuerda a que viniste. Sacarle la información al ángel es tu única misión, no te desvíes del camino en cosas tan insignificantes como Bhal.

— ¿Mi novio? — espeté sarcástica — ese imbécil no sería mi novio ni aunque fuera el último demonio del abismo.

"Escuché eso, Selene".

Llevé rápidamente la mano a mi cabeza. No, no, no, ¡Lo que menos quería ahora era a Bhal en mi cabeza!

Sácalo de tu mente Selene, solo concéntrate y saca a ese infeliz de mierda. 

"Todavía puedo escucharte".

Ignoré por completo su voz y le sonreí al ángel en el momento en el que el barman dejó el vaso de agua en frente de mi.

"No me ignores Selene, sé que me oyes".

Lo miré fulminante de reojo, mostraba aquella sonrisa tan típica de él, burlona y maliciosa. Acarició el cabello de la demonio que traía sentada en su pierna mientras dejaba que la otra lamiera a gusto su cuello.

Imbécil.

— ¿Sucede algo?

Volví a mis sentidos cuando el ángel se aclaró la garganta confuso. 

— ¡Para nada!, solo ando un poco distraída. — respondí ansiosa sujetando el vaso de agua y bebiendo un sorbo desesperada por terminar la misión. El ambiente era tenso y solo rogaba que el ángel no fuera a hartarse de mi y marcharse.

Me fui con toda la confianza de esa sala vip y no pensaba volver arrastrando mi dignidad para luego soportar los comentarios sarcásticos de Bhal.

"Si continuas ignorándome voy a castigarte, Selene".

— Púdrete.

— ¿Que me pudra?

Tosí un poco del agua que bebí al notar que hablé en voz alta, el ángel arqueó la ceja sin entender mi comportamiento, ¡Pero que estúpida!, estaba siguiendo el juego de Bhal.

— ¡No! — me apresuré a aclarar — es decir, me refería a otra persona, disculpa yo... — traté de justificar pero al percatarme de las carcajadas de Bhal a lo lejos me perdí nuevamente — ando distraída. Lo siento.

El ángel siguió aquel punto en el que yo estaba tan concentrada y luego no hizo más que sonreír de lado y negar. Bebió el último sorbo de su copa y luego dejó el recipiente vacío sobre la barra de forma brusca.

— Sí, soy consciente de lo que te esta distrayendo — aseguró poniéndose de pie —  si me disculpas...

¡Carajo!

— ¡Un momento! 

Me paré de un solo tirón negándome rotundamente a perder la oportunidad, no debía dejar que escapara, solo él conocía el posible paradero del Cordus, no ahora, ¡No podía marcharse!, piensa Selene, ¡Piensa joder! 

Mierda, no tenía de otra...  

Tomé ligeramente su brazo y en el preciso momento en el que se giró un poco fingí tropezar por lo que él tuvo tiempo de sobra para poder sujetarme de la cintura, aproveché el momento para dejar ambas manos en su pecho y ponerme firme lentamente con su ayuda. 

— Lo siento... — mordí mi labio inferior — es solo que he tenido un pésimo día. Primero soportando a ese inepto demonio y luego buscando a un despreciable Cordus que no ha hecho más que estafarme una gran suma de oro grecano. Hasta ahora, nuestra charla ha sido lo único bueno de todo esto y no me gustaría que termináramos de esta manera por una simple confusión...

Fingí aflicción lo cual el ángel se lo tragó al instante pues mostró una sonrisa de lado. ¡Bingo!

Su mano se dirigió hasta mi quijada y la elevó hacia él para tener mejor vista de mi rostro. Lo disfrutó por unos segundos, disfrutó la sola idea de creer que me tenía a su merced. Los chismes eran ciertos, a un ángel siempre llegaría a atraerle una humana, ya sea para cosas buenas o simplemente para disfrutar una dulce venganza. Solo esperaba que mi caso no fuera la segunda opción.  

Aún así ¿Qué era lo que le gustaba tanto a este ángel de mí?

Definitivamente no lo sabía, lo que si tenía muy claro era que debía apresurarme y sacarle la información a como diera lugar.

— ¿Eso es cierto? — preguntó acercando su rostro al mío.

Asentí fingiendo inocencia. Eso le encantó pues mostró una sonrisa entera y acarició mi mejilla con las yemas de sus dedos.

"¡¿Qué mierdas haces Selene?!, ¡Aparta esa puta cara de la tuya pero ya!, ¡Concéntrate en la jodida misión!"

Ignoré por completo los gritos iracundos de Bhal, estaba muy cerca de lograrlo y él no iba a meter su narizota en mi plan. 

— Es una lástima que jueguen con una bella creación como tú — susurró rozando sus labios contra los míos — me miró fijamente y luego bajó su atención a mi escote — ¿Qué podría hacer yo por ti?

Su pregunta parecía mas bien una adivinanza, me la estaba poniendo realmente fácil.

—  No lo sé... — hablé bajito — ¿Qué podría hacer alguien tan grande como tú por alguien tan insignificante como yo?

Y ese fue el punto de su límite.

Tragó grueso y miró mi cuerpo con satisfacción. 

— Quizá darte algo de información sobre la rata que estas buscando... — espetó desafiante.

Adula a un hombre, susúrrale cosas lindas al oído de manera sigilosa como toda una serpiente y cuando menos lo espere, aprieta tan fuerte su cuello hasta acabarlo.

— ¿Por qué eres tan gentil conmigo? — pregunté ladeando la cabeza.

No me vería la cara de estúpida, estar al lado de Bhal me había dado ciertos beneficios, como por ejemplo, aprender del canje. En el infierno nadie te tendía la mano en ayuda sin que antes tú pusieras una moneda de oro en la suya, la pregunta era: ¿Qué es lo que ángel deseaba exactamente de mí?

— Mi gentileza tiene un precio, linda — aclaró.

Y ahí estaba, el otro lado de su linda cara.

Pequeña rata...

— ¿Y cuál es tu precio entonces?

Extendió su mano hacia mi y guardó la otra en el bolsillo de su elegante traje.

— Solo si vienes conmigo lo sabrás...

Mierda.

¿A qué venía eso?

¿Ir con él?

Esto debía ser una maldita broma porque cuando parecía estar cada vez más cerca de lograr la misión, circunstancias como estas me hacían retroceder muchos pasos atrás que de por si ya me habían costado dar.

¿Había otra forma?

Desde luego que no. Y si la había no tenía tiempo suficiente de si quiera pensarlo, nuestro lapso era cada vez más escaso como la paciencia del rey, si me pasaba del límite impuesto lo más seguro era que volvería a lo más profundo de las fosas hirvientes. 

— No suelo ir con extraños... — le arrebaté la mano rápidamente y me alejé de su cuerpo. 

Debía haber otra forma. 

— Ya no soy un extraños, Selene — susurró volviendo a sujetar mi muñeca — ven conmigo, te aseguro que solo hablaremos en un lugar más privado, además, soy el único que ha visto a la rata que estas buscando. 

Mierda, eso era cierto. Él era el único en estos momentos que podría llegar a darnos algo de información valiosa...

¿Qué rayos debía hacer ahora cuando me encontraba entre la espada y la pared?, negarme y dejar que se marchara retrasando mas la misión o acceder en ir con él y sacarle más charla con algunos coqueteos para después intentar poner un sedante en su copa y poder huir? después de todo, había ocultado un poco entre mis pechos...

Tragué grueso y asentí nerviosamente. 

— De acuerdo... 

"¿Qué crees que haces, Selene?".

Y su voz en mi cabeza volvió.

Lo miré sigilosamente a través de esas paredes transparentes, todavía tenía a las dos chicas sobre su cuerpo mientras él me observaba fijamente con una mueca molesta.

¿Y a este qué le pasaba?

No estaba para soportar sus cambios de humor. No era precisamente el momento.

"Cumplo mi misión, idiota" le respondí evitando por completo volver a observarlo.

"Te lo advierto, Selene, ni se te ocurra ir con él".

No pude evitar soltar una risa incrédula.

Bhal era realmente increíble, me utilizaba a diario como su jodida muñeca, primero se atrevió a usarme como anzuelo y ahora me negaba seguir con la misión. 

¡Pues a la mierda!

"Solo obsérvame..."

Acepté seguirlo a un lugar más privado como él quería, mientras nos adentrábamos en lo profundo del club y llegábamos a unas salas con bastante seguridad y a oscuras, no pude evitar mirar atrás, no había rastro de Bhal...

La música estaba demasiado fuerte, de un momento a otro las luces se apagaron y otras fosforescentes danzaron por todo el ambiente, ahora solo se veía siluetas de cuerpos bailando lascivamente por todos lados y a lo lejos. Ambos entramos a una sala vip donde las luces eran rojas, había espejos en todas las paredes y techo con la única diferencia de que en la otra no había una cama.

Busqué rápidamente la mesa de vidrio con los ojos y cuando la encontré en un  rincón de la sala me apresuré en ir hasta ahí mientras el ángel se quitaba el saco con desgano. Vertí un poco de vino en la copa de vidrio y metí la mano en mis senos para buscar el pequeño sobre con sedante, lo abrí nerviosamente y eché el polvo rápidamente, luego tiré la envoltura al suelo y con la punta del tacón lo deslicé por debajo de la cama. 

Solo debía hacer que primero bebiera la copa entera para después capturarlo. 

—  ¿Y bien? — pregunté captandolo y enfrentando al ángel.

Él se dio media vuelta y dejó caer su prenda a un lado, luego aflojó su corbata mirando mi cuerpo de arriba abajo.

— Desnúdate — ordenó.

¡¿Qué?!

— ¿Disculpa? — pregunté creyendo no haber escuchado bien.

Siguió desabotonando, esta vez las mangas de su camisa.

—  Te quiero denuda — repitió acercándose lentamente hacia mi.

Reí nerviosamente y retrocedí lento hasta que mi espalda chocó contra la pared y di un respingón cuando me atrapó con su cuerpo. 

— Solo espera un momento... —susurré — dijiste que hablaríamos, al menos ten esta copa y...

Solté un pequeño quejido cuando tomó la copa y la estrelló contra el piso con fuerza haciendo que el líquido y los pedazos de vidrio volaran en todas direcciones. Llevé ambas manos a mi rostro por instinto de protección de manera temblorosa pero él se apresuró a sujetarme fuertemente de las muñecas para jalarme a su cuerpo bruscamente. 

— No quiero hablar, en este preciso momento solo quiero coger con una jodida humana y ya. 

— ¿Y qué pasa con la información? — sonreí nerviosamente empujando levemente su pecho. 

Él me sujetó esta vez de la cintura y estrechó todavía más contra su cuerpo.

— ¿Sobre ese Cordus? — espetó mostrando su sonrisa ladina — ¿En serio crees que un ángel de mi categoría es tan idiota?, ¡¿A caso creíste que no notaría la maldita copa envenenada ?! ¡Puedo sentir su aroma incluso a metros de distancia!¿Pensaste qué no me daría cuenta de que viniste con el príncipe demonio? reconozco cuando alguien es de la realeza, pequeña, y si no eres su hembra entonces eres su esclava. Sé donde esta el Cordus, ¿Pero por qué debería darte tan valiosa información? — entonó con ironía — sí, las mujeres humanas me fascinan pero jamás olvido que fui expulsado del paraíso por una, y el rencor continúa carcomiendo mi esencia, todavía tengo el deseo de acabar con todas y cada una de ustedes, corromperlas hasta dejarlas por completo inútiles y despojarles de lo único que les queda en este asqueroso lugar...su dignidad y orgullo. 

Traté se zafarme de su agarre pero este se hizo más fuerte, me estaba apretando cada vez más, me estaba inmovilizado por completo.

— Suéltame... — advertí temerosa. 

— Desnúdate — ordenó con amenaza h—  ¡Te quiero desnuda ya! — soltó un grito con furia. 

Cerré los ojos con fuerza y tras tomar un poco de aire tomé la fuerza para volver a mirarlo a los ojos y soltar con toda firmeza mi respuesta. 

— No lo haré. 

Él  mostró una sonrisa llena de odio y cuando menos lo esperé me tomó del cabello y me lanzó a la cama bruscamente, me giré lo más rápido que pude solo para encontrarlo hecho toda una bestia, avanzó hasta la cama y se arrancó la camisa de un tirón, me apresuré a  huir por el otro lado de la cama pero él me sujetó del tobillo y me jaló hacia él. Comencé a patalear y forcejear evitando que me tocara.

— ¡Maldita escoria si te atreves a tocarme voy a cortarte las manos! — grité tratando se sujetarme de los bordes de la cama. 

Él logró estirar mi cuerpo y detener mis manos para llevarlas por encima de mi cabeza sin mucha dificultad, ahí las sostuvo con dureza y aprovechó para tomar mi escote y destrozar de un solo tirón la parte superior de mi vestido. 

Pegué un grito desesperado mientras trataba de quitarlo de encima, hice muy mal en confiarme demasiado, ¿Cuál era su categoría?, ¡¿Por qué era tan fuerte si solo se trataba de un ángel desterrado?!

Comenzó a besar mi cuerpo, cada toque suyo se sentía como si estuvieran vertiendo ácido en mi piel, quemaba y daba asco, era realmente repulsivo. Trató de quitar mi sujetador pero aproveché su descuido y me solté velozmente, los segundos eran claves para poder defenderme. Logré empujarlo y ponerme encima de él, casi al mismo tiempo tomé la daga de mi cabello y con ambas manos traté de clavársela en el pecho, sin embargo fue inútil, apartó el tórax y eso solo provocó que el filo se introdujera en el colchón.  

Me quedé estupefacta en mi posición, no podía entender lo veloz que había sido, él mostró su sonrisa maliciosa tomó mi cuello con su mano derecha y me empujó lejos de él con una fuerza casi descomunal que me hizo imposible evitar la fuerte caída. Me quedé por algunos segundos en el suelo tratando de recuperar la respiración hasta que volvió a sujetarme por los hombros, volvió a lanzarme sobre la cama en lo que yo intentaba volver a mis sentidos. 

Mi atención cayó en el espejo del techo y mi pecho se contrajo cuando vi mi rostro, me veía asustada e indefensa ante él... ante su fuerza. Lo miré de reojo con despreció, él comenzó a quitarse el cinturón de su pantalón sin apartar la mirada de encima, cualquier movimiento que fuera a dar lo más seguro era que él lo predeciría y se abalanzaría sobre mi.

¡Mierda!

Pateé sus piernas y logré tumbarlo en el suelo, no desperdicié la ventaja y corrí hacia mi daga, sujeté apenas el mazo cuando el ángel agarró de nuevo mi pierna y me arrastró. Me sostuvo de la cintura y me lanzó nuevamente en la cama, esta vez caí boca abajo por lo que mi rostro golpeó con las sábanas y cuando menos lo esperé, sujetó mis caderas y me atrajo hacia su cuerpo. Su mano fue hasta mi cuello y me sometió una vez más.

—¡Eres un pequeña perra humana! — habló en mi oído y luego lamió mi cuello.

—¡Suéltame maldición! —grité asqueada.

— ¿No querías la información? — se carcajeó — pues si te quedas quieta y cooperas te la daré, ¿De acuerdo?

—¡Me vale una mierda!, ¡Juro que te mato si no me sueltas!, ¡Suéltame! — me removí, pero fue inútil, quise volver a gritar pero él cubrió mis labios y ahogó mi auxilio. 

— Shh... — cayó —Hoy nos vamos a divertir...

No, no, no, ¡Maldición no!

Cuando su mano apretó mi pecho lo hice, hice algo que me juré a mi misma nunca hacer, pero lo necesitaba, necesitaba de él. Mordí su mano tan fuerte como pude hasta que él la apartó y grité casi desgarrándome la garganta. 

— ¡¡Bhal!!

Grité su nombre...

Y entonces pasó, de pronto ya no sentí el agarré del ángel sobre mi, caí sobre la cama libre y débil, aun así me senté rápidamente y miré hacia atrás para encontrarme con él. Bhal sostenía del cuello al ángel y lo miraba fijamente tan molesto que por un segundo logró atemorizarme incluso a mí. 

— ¡¿Qué mierdas crees que haces con mi humana?! — preguntó llenó de sarcasmo y frialdad.

El ángel no pudo responder, tenía las filosas garras de Bhal clavadas en la carne de su cuello.

Limpié rápidamente mi rostro para evitar que me viera llorar, no quería caer más bajo en frente de él.

— Te hice una pregunta pedazo de mierda, ¡Responde! — exigió elevando su cuerpo sin mucho esfuerzo y luego dejándolo dejándolo caer ante él.

Este comenzó a toser sangre negra y espesa, lo miró asustado y trató de golpearlo pero Bhal detuvo su puño al instante.

— ¿Y ahora te atreves a levantarme la mano? — se carcajeó — tú en serio quieres morirte hijo de perra.

Apretó su puño tan fuerte que el ángel gritó de dolor,  definitivamente se desgarró la garganta cuando Bhal la giró en dirección contraria rompiéndola de un solo movimiento.

La sangré comenzó a desparramarse por todos lados por lo que hice una mueca de asco y aparté el rostro. 

— ¿Sabes?, detesto a los ángeles caídos, no los quieren arriba y mucho menos nosotros los queremos aquí abajo — aseguró caminando por la habitación — Se creen tan grandes que olvidan su lugar en el abismo, son los gusanos de nuestro reino, la peste de este lugar.

Bhal se quitó el collar de su cuello y se agachó para ponerlo al rededor del cuello del ángel para comenzar a ahorcarlo poco a poco, tan lento que la desesperación fue siendo más evidente en el rostro de su víctima.

Su piel se puso roja, luego morada y pronto comenzó a cerrar los ojos. Por un momento quise que lo matara, que le quitara el último aliento que le quedaba, sentía tanto odio que pensaba que solo con ese acto  esa sensación se esfumaría. 

Pero simplemente no podía darme ese jodido lujo, ni siquiera después de lo que me había hecho.

— ¡Lo necesitamos vivo! — hablé lo suficientemente fuerte como para que Bhal saliera de su trance y me escuchara.

Y así lo hizo, me miró de reojo fastidiado y tras pensarlo unos segundos lo soltó a regañadientes.

Descargó su irá rompiendo la mesa de vidrio y caminó en círculos llevando su cabello atrás de manera brusca. Me quedé totalmente quieta sobre la cama, sabía lo que se venía y ya estaba preparada, después de todo, Bhal era un demonio y tenía los instintos destructivos como cualquier otro.

— ¡¡Te dije que no fueras con él joder!! — me gritó.

Bajé la cabeza aceptando la culpa.

— Lo siento... — susurré.

— ¡¡¿Por qué tienes que ser tan ingenua, eh, Selene?!! — preguntó pateando las sillas.

— ¡Fue tu plan! — le recordé — ¡Me usaste como a una cualquiera! — me puse de pie harta, si, aceptaba que era mi error pero no tenía porque tratarme de esa forma, no ahora cuando no tenía las fuerzas de aguantarlo a él también.

Se detuvo al oír eso.

Sus ojos se pusieron tan rojos de la irá que no pudo contenerse y me tomó del brazo con impulso. 

— ¿Insinúas que fue mi culpa?, no me vengas con esa mierda, Selene — advirtió.

Me quité de su agarré y lo miré fulminante.

— ¡Eres un idiota!, ¿Quién te crees?, ¡Todos tus planes resultan ser nefastos y yo tengo que pagar los platos rotos! — me defendí — ¡Crees que todo esto fue mi culpa entonces?

— Lo creo  — puntualizo seguro — Le hiciste caso al primero que te lanzó palabra lindas. 

— ¡Ya basta Bhal! — traté de salir de la habitación pero él me detuvo.

— ¡Te fuiste con el primero que te dijo que te deseaba! — siguió — ¡¿A caso estas tan desesperada de que alguien te ponga atención?! 

Mi pecho dolió tan fuerte que las palabras no pudieron ser formuladas en mi boca así que hice un esfuerzo. 

— ¡Pues tú no eres más que un absurdo príncipe que a diario busca con quien descargar su maldita rabia Bhal, eres un imbécil!

Él bufo y se acercó un poco más hacia mi.

Me miró detenidamente sin quitar esa mueca.

— ¿Soy un imbécil?, pues entonces tú eres una simple humana a la que nadie desea, a la que nadie quiere tocar y eso te duele, ¿O no?, ser la simple del lugar.

Sin ser consciente lo abofetee.

Las lágrimas cayeron por mi rostro mientras Bhal trataba de asimilar lo que había pasado. Me limpié las mejillas con molestia, ya estaba harta de él y harta también de mi porque en el fondo sabía muy bien que todo lo que dijo era cierto y dolía, dolía muchísimo aceptar esa cruda realidad.

Él me observó frunciendo el ceño.

— Eso ya lo sé — mi voz tembló — Lo sé, Bhal, ¡Así que ya déjame en paz!

Por primera vez se quedó en silencio.

Tragué grueso y me marché de ahí hecha un lío total. Necesitaba desahogarme, necesitaba dejar la mente en blanco.










🤭🤭🤭 Qué les pareció el capitulo de hoy??? Tarde pero llegó ❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥

—Beshotes ❤️‍🔥💋

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