Capítulo 2
—Entraré primero a la ducha— escucho la voz de Hayden, todas las mañanas el sale a trotar, tomo el cepillo y comienzo a medio arreglarme el cabello, es mejor estar presentable, después de eso tomo mis lentes, oh sí, Dios no me bendijo con un buen par de ojos, maldigo a mi miopía.
Puedo no estar tan ciega, pero me encanta ver en HD.
Me cambio y bajo las escaleras, el desayuno ya está servido, papá salió temprano al hospital, está bien.
Tomo mi tiempo para poder saborear la comida.
—¿Cómo te sientes?— Heyden baja con una toalla en el cuello y el cabello aún goteando.
—Pues bien, no he tenido ningún dolor.
—Bueno, cómo a ti te encanta dormir hasta tarde yo ya desayuné apresúrate cepillándote los lentes— muy tarde Hayden se da cuenta de su error.
—Dame diez y bajo cepillándome los lentes.
—Eran dientes, repito dientes, te espero en el auto.
...
Primer día de clases, puedo sentir el aroma a hormonas en los pasillos y también puedo sentir las miradas amenazantes.
Odio ven a mí.
—Creo que necesitaré un paramédico.
—Hermanita, no es mi culpa ser tan bello.
Está puede ser una escuela pública pero es la única de este pueblo, y somos los nuevos, es decir carne fresca.
Las chicas miran a Hayden como si el mismísimo Patch estuviera frente a ellas, pero cuando lo conozcan cambiarán de idea.
—Bueno, tú salón es el 12 A, el mío el 12 C— Hayden me toma por los hombros y me mira a los ojos— Llámame si te duele algo.
—Bien mamá— digo con un poco de gracia, pero los ojos serios de Hayden no cambian.
—Aura es en serio.
—Lo sé, pero estaré bien—logro que Hayden me sonría.
—Bueno, suerte perdedora— me despeina el cabello, genial veinte minutos peleando con el cepillo arruinados, y se va, me quedo analizando en la entrada los pro y contras de la educación.
Justo cuando voy a dar el primer paso, para huir.
—Lo siento— una chica está parada frente a mi extendiéndome su mano— pensé que estaba retrasada— me duele el trasero ya que caí sentada.
—No, no pasa nada— tomo su mano, ella abre los ojos que no tengo idea por qué cerro, se me queda viendo a la cara, espero que no sea un moco, puedo tolerar un grano, es decir es normal.
—Aura— murmura con sorpresa.
Me la quedo observando, su cabello es de un color diferente y ahora ya no lleva lentes, también ha bajado mucho de peso, pero las facciones son las mismas.
—Claire— acabo de ponerme de pie, cuando ella se me abalanza.
—Pasaron tantos años pero al fin volviste, ¿cómo está tu padre?, ¿Hayden?, ¿tú madre?.
Finjo no haber escuchado lo último.
Justo cuando voy a abrir la boca
—Señoritas podrían retirarse de la entrada— el profesor llega.
Ambas asentimos y nos vamos a sentar.
Claire tiene una cara de felicidad única, pero se contiene de hablar en clases ya que, ella es y siempre lo ha sido, innecesariamente responsable y también algo torpe y creo que es principalmente por lo segundo que no dice nada.
...
Después de secarme en mi asiento por cuatro horas, las clases terminan y es hora del almuerzo.
Claire me está esperando para salir juntas, cuando ambas estamos en el comedor, Hayden hace su grandiosa aparición, sin embargo no viene solo.
Junto a el está chico de cabello caoba y ojos del mismo color que los míos, al verlo siento una punazada en el pecho, pero no le presto importancia.
Regreso a ver a mi amiga, y veo un ligero sonroso en sus mejillas, cuando éramos niños Claire, tuvo un pequeño (grande) crush con Hayden, pero nunca le dijo nada.
—Aura— me saluda—Claire— mi amiga agacha un poco más la cabeza y se dedica a su juguito de cartón— El es Zane.
—Mucho gusto— Zane sonríe, el dolor en mi pecho se está volviendo más agudo, no quiero preocupar a mi hermano.
—Lo siento, pero tengo que ir al Deblyn— Hayden lo entiende pero los demás no, sin embargo salgo corriendo.
Llegó al baño, me tocó la cara, estoy sudando, el dolor se intensifica cada vez más, ya casi no puedo respirar.
Me pongo de rodillas en el suelo, arde, en serio duele mucho.
El tiempo corre y tú estás en cuenta regresiva.
"El negro jazmín que reluce en tu pecho, ausente la luna nueva que te da aliento"
Intento alcanzar las pastillas que tengo el bolsillo para poder calmar el dolor, pero todo se torna oscuro.
...
—Es una hermosa niña su majestad.
—¿Puedo verla?— en su pecho acomodan a la pequeña, sin embargo ella no siente el peso.
—Sebastián— la mano moribunda de la reina se extiende a su amado, el cual la toma entre las suyas con cuidado, en sus ojos se puede observar su desesperación— Ya no siento está mano como si fuera mía— escucha el llanto de un bebé pero se el sonido se aleja.
—Por favor no te vayas Cassandra, no me dejes— le suplica el caballero, intentando mantener las lágrimas a raya.
—Ahora tienes a.... vive por ella— observaba con de sus ojos de escapaba la vida que tanta alegría le había traído.
—Cassandra—murmuró, pero ya no hubo respuesta.
....
Sentí como me incorporé de golpe.
—Tranquila nena— estaba en la enfermería, ¿Cómo llegué aquí?—¿Cómo te sientes?, ¿Te duele algo aún?— escuché la voz amable de una mujer.
—Sí, siento preocuparla.
—Un chico te trajo cargando, dijo que te había encontrado desmayada en el suelo, ¿Tienes algún problema de salud?.
Dude por unos segundos en si contarle o no, pero al final me decidí—Sí.
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