Capítulo XI
Tosió incómodo al ver que ChanYeol se movió de un lado a otro dentro de la habitación, como un animal enjaulado.
—Si me quieres golpear hazlo ya —habló seriamente y chasqueó la lengua.
El tipo se dejó caer con pesadez en la cama y, luego de pasarse la mano con frustración por el pelo, le dedicó una mirada al castaño.
—¿Qué haré contigo, BaekHyun? —El tipo se lamentó, cosa que le dio más confianza para bromear.
—Puedes llevarme a casa.
—¿Siquiera tus padres te soportan?
—Soy el hijo de papá. —Puso ambas manos sobre su barbilla y fingió ternura.
ChanYeol soltó un sonido de frustración, se dejó caer de espaldas a la cama y posó la mirada en el techo.
—Debemos hablar —sentenció.
Asintió sin darle mucha importancia y se puso de pie para acercarse a la bolsa que dejó a un lado de la puerta. Ahí KyungSoo metió todo lo que necesitaba junto con un poco de ropa de su talla que le dio MinSeok.
—¿Por dónde quieres empezar? —preguntó. Volvió a sentarse en la cama y tomó las cosas que necesitaba.
—¿Qué mierda hablaste con YiFan?
Su cuerpo se tensó y su mirada quedó fija en el cobertor desteñido con flores mientras sostenía el algodón en una mano y el alcohol en la otra. ¿Qué postura debería adoptar? ¿Inocente? ¿Chupapollas? ¿Altanero? ¿Hijo de puta?
Tosió, incómodo—. Me sorprendió que dejases de ser mi dueño. —Fue sincero y pensó que eso sería lo mejor—. Cuando llegué dijiste que solo podíamos confiar en el otro y toda esa mierda...
—Lo siento —interrumpió el tipo, haciendo que lo mirase—. Las cosas se complicaron.
—Lo sé. Lo entiendo. —Untó un poco de alcohol sobre el algodón—. Me asusté cuando estuve en la perrera. —Miró el algodón húmedo, de repente sintiéndose indefenso por contar sus sentimientos tan directamente—. Esperé que me buscaras —susurró a modo de confesión, sin querer que el otro realmente lo escuchase.
—Lo siento, BaekHyun. Estuve haciendo otras cosas y...
—Está bien —interrumpió, dándole una sonrisa fingida.
Se llevó la mano con el algodón húmedo al cuello y tanteó a ciegas la zona donde YiXing pasó la hoja del machete unos días atrás, lugar que aún no terminaba de cicatrizar por completo y que seguía ardiéndole cada vez que movía la cabeza.
—Déjame ayudar —musitó ChanYeol y le quitó el algodón de la mano.
El tipo se movió para estar más cerca de él y se sentó a su lado en la cama. Le puso la mano alrededor del cuello y apoyó el pulgar sobre su quijada para levantar su rostro. Maldición, BaekHyun lo tuvo tan cerca que nuevamente se le pasó por la cabeza que podría besarlo.
—¿Por qué me dejaste solo? —preguntó y arrugó el rostro ante el ardor.
—No fui a verte porque no estuve aquí. Tuve que viajar de manera urgente —mencionó el tipo sin dirigirle la mirada, al parecer demasiado concentrado en limpiar su herida.
—¿Pasó algo?
ChanYeol le envió una rápida mirada—. No realmente. Solo tenía que hacerme cargo de unos asuntos.
—¿Esos asuntos te dejaron así?
Fue claro a qué se refirió, así que no hubo necesidad de ser explícito. Sin embargo, de igual forma ChanYeol se tocó el pómulo, donde continuaba el parche.
—Podría decirse que sí. —El tipo tocó su cuello unas cuantas veces más antes de echarse hacia atrás—. Está listo.
Miró dentro de la bolsa para ver qué más le pasó el doctor, encontrándose con gasa, cinta adhesiva y una crema. Optó por sacar esta última, suponiendo que era para los hematomas. Una vez que abrió el frasco ChanYeol se lo quitó de las manos, metió los dedos en el interior y sacó un poco del contenido blanco.
—No me eches si aún no está seco.
Esperó que el sujeto le hiciese caso, y lo hizo. Sin embargo, además hizo otra cosa que lo asombró por completo. El pelinegro se acercó a él, giró la cabeza para estar más cerca de su cuello y sopló ahí. Una electricidad le recorrió el cuerpo y temió excitarse como un jodido niño estúpido de quince años que pasaba por la primera experiencia sexual de su vida.
—Ehh... —empezó a hablar, nervioso—. Entonces, fui con YiFan para que me explicase lo que sucedió y así saber qué hacer ahora que estaba solo.
ChanYeol se alejó y acercó los dedos con crema para pasarlos suavemente sobre su cuello, provocándole una mueca en el proceso, porque la opresión que ejerció contra su tráquea le causó dolor.
—¿Cómo terminé siendo tu dueño de nuevo?
—Supongo que se compadeció de mí —mintió, dio una sonrisa nerviosa y se ganó una ceja alzada por parte del contrario—. No sé. Le pedí que me dejase contigo de nuevo.
Al parecer sus palabras sorprendieron al contrario, porque este dejó caer su mano hacia un lado y lo miró atentamente.
—¿Por qué conmigo?
—No sé. —Soltó una risa nerviosa, incómodo porque ChanYeol desease profundizar en el tema—. Confianza, quizás. ¿Te molesta que estemos juntos de nuevo?
Maldición. Sonó como si fuesen la típica pareja tóxica que volvía después de cuatro rupturas.
—¿Soy sincero? —Asintió, emocionado por tener la confianza del tipo—. Eres difícil de controlar y eso me exaspera.
El tipo soltó una risa y él hizo una mueca. A pesar que quiso decirle una mierda de las suyas, prefirió guardar silencio, sin querer arruinar el momento. Ya hablaron sin insultarse o golpearse y eso era un avance, un avance que ahora BaekHyun necesitaba más que nunca si quería salir vivo de ahí.
ChanYeol se echó hacia atrás—. Está listo.
—Gracias.
Miró el interior de la bolsa y se quedó quieto. Se sintió incómodo de repente, porque tenía que revisar su herida del hombro y aquello conllevaba desnudarse. El tema lo puso intranquilo debido a que, a pesar de todo lo que habló con el otro, aún no podía sacarse de la cabeza la imagen de sus labios húmedos y un qué pasaría si llegasen a besarse.
—¿Te molesta si me quito la camiseta?
Mierda, BaekHyun nunca sonó tan tímido en su vida. Aparentemente, ChanYeol notó su nerviosismo porque negó con ambas manos, como si quisiese recalcar que no le importaba y lo miró con los ojos bien grandes.
—No hay problema. Déjame ayudarte.
No se opuso cuando el tipo tomó el borde de su camiseta y suavemente la subió, rozándole el cuerpo con los nudillos y haciéndolo estremecer ante el tacto. Fue tan lento y suave que BaekHyun sintió que perdía la cabeza, aunque finalmente terminó por hacerlo. Al quitar por completo la prenda se encontró de frente con los ojos de ChanYeol. Estaba tan cerca, maldición. BaekHyun quiso besarlo, quiso y pensó hacerlo. Hizo el primer movimiento. Se fue hacia adelante con lentitud, pero ChanYeol se alejó. Se irguió e intentó disimular sus primeras intenciones.
—¿Saco el parche?
—Déjame hacerlo. Duele como la mierda —dijo sin mirarlo, de repente enojado consigo mismo por ponerse en esa situación, donde se carcomió la cabeza él solo.
Agarró el inicio de la cinta adhesiva y aprovechó los sentimientos de molestia para tirar y sacarse el parche de una vez, generando un dolor intenso que, por suerte, no lo hizo gritar y solo lo dejó con los dientes bien apretados. De hecho, ChanYeol tuvo la misma expresión cuando miró su hombro herido, como si compartiese su dolor. Ojalá también compartiese el sentimiento de querer besarlo, maldito bastardo.
—Déjame limpiar. —Suspiró y asintió—. Ahora dime por qué te comportaste así con el arco.
Puso los ojos en blanco—. Estaba furioso y necesitaba descargar mi ira.
—¿Furioso conmigo? —El tipo le envió una mirada y él asintió—. ¿Y ese comportamiento de quinceañera con Jackson?
—Maldición, el tipo sabe sonreír. Aquí dentro se agradece.
ChanYeol bufó—. ¿Y yo qué?
Recordó de inmediato la sonrisa que le dio el tipo con los rayos del sol entrando directamente por la ventana.
—¿Qué pasa contigo?
—Te sonreí y no te comportaste conmigo como lo hiciste con Jackson.
Me comporté incluso peor, más humillante, y tú no te diste cuenta, quiso decirle, pero ya se humilló lo suficiente como para tener ánimos de seguir haciéndolo.
Bufó y miró sus rodillas—. Entonces, ¿debo comportarme así contigo cuando me sonrías?
Levantó la mirada para encontrarse con el rostro del tipo muy cerca del suyo y su corazón revoloteó. Sin embargo, no caería en la misma mierda de nuevo.
—¿Terminaste?
El tipo pestañeó unas cuantas veces y miró su hombro—. Aún no empiezo. Dame más algodón.
Le hizo caso al sujeto y recibió un roce ligero de dedos en el proceso. ¿Pasaban cosas extrañas entre ellos o era él quien se imaginaba cosas?
—Podrías tratarme un poquito mejor —acotó el pelinegro, haciéndolo chasquear la lengua.
—Pues tú también podrías hacerlo. —El tipo quiso hablar, pero lo interrumpió—. No vengas con eso de que eres mi dueño, porque es una mierda muy mierda.
El tipo soltó una risa por lo bajó y presionó el algodón húmedo sobre la herida, sacándole una mueca y un gruñido entre dientes.
—Te ves muy masculino. —Elevó una ceja ante el comentario, sin entender a qué se refería—. O sea, tienes cara de niñita, ¿sabes? Pero con los corchetes pareces más varonil.
ChanYeol rio, como si fuese chistoso. BaekHyun se mantuvo con la misma expresión de hijo de puta, ante lo cual el otro tosió incómodo.
—Ya, ¿y? —El tipo lo miró sorprendido y él rio suavemente, divertido con la situación—. ChanYeol, eres un tipo tan anticuado. ¿Cuántos años llevas metido acá dentro?
—Justamente es esto lo que me hace cambiar de opinión.
—¿Qué cosa? ¿Estar acá dentro?
—No. Tu boca. —Inmediatamente se sonrojó y, mierda, fue tan obvio. Le ardió la maldita cara—. Apenas hablas arruinas todo tu encanto.
Bufó, desilusionándose sin siquiera saber por qué.
—En realidad, este es mi encanto —dijo por lo bajo, fue sincero y se ganó una mirada curiosa por parte del pelinegro.
—Callado te ves más bonito.
Refunfuñó en respuesta—. Que te jodan si me veo más bonito.
—Pues me has jodido durante toda tu estadía aquí.
Ojalá pudiese joderte de otra forma. Se quedó petrificado al ser consciente de sus propios pensamientos y se echó hacia atrás, provocando que ChanYeol lo mirase con extrañeza.
—¿Qué pasa? ¿Duele mucho?
—Necesito ir al baño. —Se puso de pie y caminó a la salida con los brazos tiesos y apegados al cuerpo, incómodo.
—BaekHyun, la camiseta.
Le importó una mierda y simplemente caminó, se alejó de la habitación y de ChanYeol, perdiéndose entre los pasillos del cuarto piso. No se detuvo hasta que sintió que estaba lo suficientemente lejos como para suspirar con tranquilidad.
—¿Qué mierda me pasa?
Se sintió incómodo ante sus propios pensamientos, de repente demasiado sexuales como para encontrarse en un recinto como aquel, donde nadie estaba dispuesto a decirle cosas bonitas y darle palmaditas en la espalda.
Gruñó al ser consciente de unos gemidos, de seguro en la habitación que estaba del otro lado de la pared en la que se apoyó.
—Malditos bastardos —susurró y miró la superficie, de repente sintiéndose celoso.
Se volteó para ir al baño como le dijo a ChanYeol, pero no alcanzó a dar ningún paso cuando se encontró de inmediato con el pecho de alguien que terminó por cubrirle la boca y apegarlo más hacia sí. Se asustó y estuvo dispuesto a golpear al sujeto cuando escuchó el suave susurró contra su oído.
—Soy yo. —Intentó huir de ChanYeol, pero el tipo se esforzó en retenerlo—. Escucha.
Se quedó completamente quieto al oír las palabras del tipo. Sin embargo, no escuchó ninguna mierda aparte de los gemidos de la habitación del lado y el latir del corazón de ChanYeol.
Ya pasaron unos cuantos segundos, así que pensó en alejarse, pero una mano sobre su cabeza lo hizo quedarse completamente petrificado, se sintió emocionado por el contacto y la calidez ajena. De hecho, estuvo a punto de atreverse a pasar las manos alrededor de la cintura de ChanYeol y abrazarlo, pero un sonido fuerte a lo lejos lo hizo saltar. Un disparo.
—Vámonos —dijo el alto y lo tomó de la mano para caminar rápidamente por el pasillo.
—¿Qué pasa?
Otro fuerte sonido se escuchó por detrás de ellos, como si botasen una puerta, un mueble o una mierda parecida. Solo recién BaekHyun se asustó y avanzó más rápido mientras ChanYeol seguía tomándolo de la mano. Cuando llegaron a la habitación lo empujó hacia el interior y pensó que ya estarían a salvo, pero el pelinegro se movió con desenfreno por el lugar, deteniéndose en el armario para abrir este y sacar del interior cosas con urgencia. Tomó una chaqueta grande junto con un jockey y se los tiró.
—Vístete.
Hizo caso sin siquiera preocuparse por lo que se ponía. En él nació un ligero miedo, el cual se hizo cada vez más presente al ver cómo el contrario sacó todas las armas del armario y las metió dentro de un gran bolso.
—Agarra tus cosas.
—¿Siquiera tengo cosas?
ChanYeol le envió una mala mirada, dándole a entender que no era momento para andar con sus mierdas.
Tomó la bolsa y guardó las cosas con las que se hacía curaciones. En el proceso el pelinegro se paró a un lado de la puerta, dispuesto a abrirla en cualquier momento y salir corriendo.
—Toma tu arco.
Agarró todo y tomó a ChanYeol de la mano, aunque este no se la extendió, llamando así por completo su atención. Por suerte, el contrario no lo alejó, de hecho, lo tomó firmemente antes de abrir la puerta. Miró hacia el exterior y luego abrió por completo para dejarlo pasar.
Caminaron con rapidez a través del pasillo y bajaron por las escaleras más cercanas. Al parecer, el resto de personas en el lugar escuchó lo que sucedía, porque se escucharon pasos, cosas romperse y disparos. Mierda. BaekHyun ni siquiera en las películas escuchó tantos disparos juntos. Y, a pesar de que se creía muy chulo, empezó a sentir miedo, especialmente al ver que ChanYeol pareció tan atento a su alrededor, con los ojos bien abiertos y la mano tan apretada a la suya.
Una vez que llegaron al primer piso el pelinegro se escabulló por el comedor, pasando el campo de tiro y yendo mucho más allá, tanto así como para perderse en el frondoso bosque.
—¿A dónde vamos? —se atrevió a preguntar.
—Deben estar esperándote del otro lado.
—¿A mí? —El tipo no le dio ningún tipo de importancia a su pregunta y continuó caminando—. ¿Por qué a mí?
—Eres el hijo del primer ministro, BaekHyun.
—¿Me vinieron a rescatar?
Se detuvo, deshaciéndose del agarre de su mano, provocando que ChanYeol se girase a mirarlo con los ojos bien abiertos.
—BaekHyun... —Las palabras del tipo tuvieron un deje suplicante.
Tanteó de forma estúpida su cuerpo, dejando caer la bolsa en el proceso. Tomó el arco con inseguridad, sacando rápidamente una flecha para apuntar a ChanYeol.
—Vete —dijo con el corazón latiendo fuertemente dentro de su pecho.
—Solo ven conmigo. —El tipo movió las manos, como si le hablase a un perro—. Prometo que te daré lo que quieras.
—¿Crees que soy estúpido? —espetó molesto. Vio a ChanYeol llevarse las manos a la espalda y él rápidamente tensó la cuerda—. Quédate quieto.
El tipo suspiró y elevó ambos brazos—. No confío en que eso pueda hacerme algo.
Soltó la flecha, quedando esta incrustada en el tronco de más atrás. ¿Cómo era posible que se sintiese incapaz de hacerle daño?
El tipo miró detrás suyo y luego le dio una sonrisa nerviosa—. Fallaste.
Se llevó la mano a la cintura para sacar otra flecha, pero no pudo hacerlo antes de que los brazos de ChanYeol lo envolviesen y lo subiesen, por lo que terminó sobre el hombro del contrario. De forma inmediata tanteó al chico en busca de la pistola que siempre llevaba contra la espalda, pero detuvo abruptamente sus movimientos cuando sintió algo duro presionar sus costillas.
—No digas absolutamente nada. No me equivoco a la hora de disparar.
Se quedó quieto y pestañeó aturdido por todo lo que acababa de pasar. No obstante, de todo lo que sucedía no sabía cuál era la peor opción. Podía ser que lo buscasen o no. No lo sabía y estaba seguro que esa era solo una hipótesis que se le escapó al más alto.
No tuvo que esperar mucho más para caer de espaldas y con pesadez sobre algo medianamente blanco. Estaba dentro de los asientos traseros de una camioneta y su cuerpo quedó recostado a lo largo de la cabina.
—Hazte a un lado —dijo ChanYeol, tomó una de sus piernas e intentó empujarlo.
—¡Solo súbete! —gritó una voz dentro del vehículo, al parecer quien conducía.
Maldición, literalmente terminó sobre él.
Las luces del vehículo se apagaron y este se puso en marcha, desapareciendo por entre el bosque. El cuerpo del más alto siguió sobre el suyo, teniéndolo completamente congelado, porque el chico apoyó la pierna muy cerca de su entrepierna y eso le causó muchos sentimientos que él no terminaba de comprender.
—Muévete —exigió ChanYeol entre dientes, al parecer enredado con el bolso de las armas.
—Eres tú quien está sobre mí.
El suelo era desprolijo, quizás ni siquiera conducían por un camino, por lo que fue de esperarse que hubiesen baches, fue uno de esos lo que provocó que la boca de ChanYeol terminase encontrándose con la de BaekHyun, generando una mínima presión que no duró prácticamente nada, porque el mismo vaivén los hizo volver a separarse. Sin embargo, fue ese mínimo contacto el que aceleró el corazón de BaekHyun a mil, sonrojándolo y dejándolo completamente perdido en los ojos bien abiertos del contrario, quien también fue consciente de la situación.
El tipo no dijo nada y solo pataleó unas cuantas veces, al parecer saliendo del enredo en el que se metió, logrando quitarse la incomodidad para sentarse cómodamente, cosa que BaekHyun también aprovechó. Se arrastró al otro lado del vehículo mientras sujetaba fuertemente su arco y el carcaj con las flechas.
—¿Todo bien? —preguntó quien conducía. Se topó de inmediato con los ojos de YiFan a través del retrovisor.
Tosió incómodo y miró a través de la ventana que estaba más cercana a él, intentando huir de ChanYeol, porque suponía la cara de molestia que le pondría el tipo.
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