Capítulo VII
Caminaron por los pasillos sin decir ninguna palabra y bajaron muchas escaleras hasta que volvieron al sótano. Se adentraron profundamente en la oscuridad y no se detuvieron hasta que llegaron a una puerta mal instalada. Una vez dentro de la habitación se encontró con una ampolleta colgando en lo alto y una celda justo frente a él. ¿Lo estaban jodiendo?
—¿Y los chicos? —preguntó YiXing con extrañeza, como si esperara ver una multitud.
—¿De verdad esperas encontrarte con alguien aquí? Ni los cadáveres me sirven —comentó MinSeok y se cruzó de brazos, descolocando aún más a BaekHyun.
—Ven aquí.
BaekHyun se mantuvo en su lugar, pero fue claro que YiXing le habló a él. De igual forma, no recibió ninguna respuesta de su parte y su deseo fue mantenerse así, pero un codazo suave por parte de JongDae le indicó que debía ir. YiXing balanceó el machete entre sus manos, parecía divertido por lo que estaba por pasar.
—Sácate la camiseta —ordenó el otro, cosa que hizo después de mirar a sus lados en busca de que alguno de los presentes dijera algo, pero no fue el caso.
Obedeció. Luego de sacarse la camiseta le pasó la prenda a ChanYeol, quien extendió la mano para tomarla. Se puso frente a YiXing, quien agarró con más firmeza el machete.
—Dime dónde lo quieres.
No tuvo ni idea de a qué se refirió, pero, a juzgar por cómo sostenía el machete, supuso que perdería algo ese día, como mínimo un trozo de piel. Maldición, la operación para recuperar eso le dejaría cicatriz.
—Vamos —animó YiXing—. Dime dónde quieres que te haga el primer corte.
Guardó silencio, pero se concentró en pensar con la cabeza fría.
—En el mismo lugar donde ChanYeol tiene su cicatriz.
Lo jodió, lo pudo notar al ver que los ojos de YiXing se abrieron con asombro y de entre sus labios salió un pequeño jadeo junto con una risita.
—Wow. De verdad te gustaría chuparle el pene.
—No más que tú.
El machete cayó en seco sobre su hombro izquierdo, provocando que de entre sus labios saliera un grito y sus piernas flaquearon. De inmediato se llevó la mano al pecho en un intento de acercarse a la zona dañada. YiXing quitó el machete y lo sacudió, dejando caer las gotas de sangren que lo manchó. Miró sobre su propio hombro. Tres centímetros, unos jodidos tres centímetros de profundidad o incluso más. Con la sangre no podía ver ninguna mierda. Si no fuera porque era un bastardo orgulloso se hubiera desmayado ahí mismo.
YiXing no dijo ni hizo nada más. Solo agarró bien su machete y salió de la habitación con YiFan por detrás.
Estiró el brazo sano y se apoyó en la pared, una vez ahí se tocó la zona dañada. Miró sus propias manos llenas de sangre y se mordió el labio inferior. Dejó que su cuerpo descendiese lentamente y acercó las rodillas a su pecho. No le importó que lo miraran. No, para ese momento le importaba una mierda y simplemente dejó escapar el primer sollozo.
El único que pareció reaccionar fue ChanYeol, quien se llevó las manos a las caderas y le pegó una fuerte patada a la puerta mal colocada, botando esta. A pesar de que BaekHyun esperó que el chico le dijera alguna cosa, lo que fuera, este ni siquiera lo miró y simplemente salió de la habitación. MinSeok suspiró y, luego de enviarle una pesada mirada, salió detrás del alto. JongDae permaneció ahí un rato más y después se acuclilló frente a él, llamando su atención. El tipo le dio una suave sonrisa y le acarició el cabello.
—Estarás bien —alentó el otro—. Solo sé el mismo hijo de puta de siempre.
Luego de eso el chico se retiró, dejándolo solo en la habitación y libre para llorar todo lo que quiso, así que no se limitó. Lloró tanto como se lo permitió su cuerpo, dejó escapar sollozos y muchas lágrimas. Después de todo, era lo único que le quedaba.
No supo exactamente cuánto tiempo estuvo ahí, pero de seguro pasaron horas, porque en un punto se sintió adormilado y le dolió el estómago por la falta de comida.
—Hola.
Se sobresaltó al escuchar una voz desconocida dirigirse a él, encontrándose entonces con un tipo delgado y alto que lo miró desde la entrada. El chico suspiró al verlo mejor y le ofreció la mano, la cual BaekHyun dudó en tomar.
—No te haré daño.
Lo miró a los ojos y recibió su sonrisa, lo que lo hizo sentirse un poquito mejor. Una vez que se puso de pie el tipo lo tomó de la cintura para mantenerlo erguido.
—Lo siento, pero tengo que encerrarte.
Miró entonces hacia el frente, encontrándose con los fierros enterrados de forma vertical en el suelo, el cual estaba cubierto con tierra suelta y manchada, de seguro con sangre o con alguna otra mierda. Todo el perímetro estaba bordeado con cemento, a exceptuar de la extensión que estaba justo frente a él. Le hizo caso al tipo y caminó para dejarse caer dentro del lugar.
—Soy ZiTao. —El tipo sonrió—. Cuidaré que no te escapes.
El pelo del chico estaba teñido de un castaño casi pelirrojo y estaba bien peinado. De solo verlo BaekHyun se sintió cómodo, y no precisamente por su actitud, sino por el aura que emanaba; parecía un ángel en ese tumulto de enfermos. El tipo trajo consigo una silla desplegable, una revista y toda la cosa. BaekHyun se preguntó cuántas veces ese sujeto tuvo que ver a hombres desangrándose frente a él.
—¿Cómo te llamas?
—BaekHyun —soltó suavemente, ya sintiéndose sin aire.
—¡¿Eres el chico de ChanYeol?!
Sonrió por lo bajo. Ya perdió la cuenta de cuántas veces le dijeron lo mismo, pero ya le importaba una mierda, especialmente al ver dónde terminó por contradecir aquello.
—Sí —dijo seguro y le dedicó una suave sonrisa al chico.
—ChanYeol es genial. —El tipo abrió un estuche que llevaba consigo y sacó un espejo—. Ojalá fuera mi dueño.
—¿Quién es tu dueño? —preguntó con suavidad, sin fuerzas para hablar más alto.
—No tengo. —El tipo se encogió de hombros—. He tenido, pero todos se aburren de mí.
—¿Por qué? ¿Cómo llegaste aquí?
ZiTao se pasó una toallita desmaquillante por el rostro.
—Llegué igual que tú. Me secuestraron. —El tipo se encogió de hombros—. En cuanto a los dueños... Pues, al parecer, no soy muy útil aquí, así que desisten de enseñarme.
Miró el suelo y pestañeó unas cuantas veces, sintiéndose un poquito mal por el chico.
—¿Cuánto tiempo llevas aquí?
—Nueve meses.
Se le cortó la respiración y su corazón pareció detenerse—. ¿Nueve?
El castaño estuvo por responderle, pero justo en ese momento una pequeña figura se asomó por la puerta.
—¿KyungSoo?
Arrugó la nariz al reconocerlo. Le caía mal la mierdecilla esa.
—¿Qué haces aquí? —continuó ZiTao con el interrogatorio.
—ChanYeol me pidió que viniera. —De inmediato prestó atención al escuchar el nombre de su dueño—. Ábreme la puerta.
—¿Qué? Sabes que no puedo abrirle a nadie. Ni siquiera deberías estar aquí.
—Vamos... Solo vengo a cocerlo.
Se estremeció al escuchar las palabras del médico y solo en ese momento se dio cuenta que el chico cargaba un botiquín.
—No puedes.
—Lo sé. —El bajito suspiró.
—Tú no haces cosas que sabes que no puedes hacer.
—Me lo pidió ChanYeol.
¿Por qué todos le chupan el pene a su dueño? O sea, ¿qué mierda?
—Ábreme —insistió el médico.
—Si YiXing y YiFan se enteran...
—ChanYeol dijo que se haría cargo. Ahora solo abre la puta puerta. —KyungSoo le envió una mala mirada a ZiTao—. No quiero que me vean aquí.
El castaño obedeció, moviéndose apresuradamente. KyungSoo ingresó al lugar apenas el tipo se hizo a un lado y se acuclilló a un costado de BaekHyun.
—Déjame ver.
Quitó la mano de la herida y sintió dolor, porque la piel se pegó a su palma debido a la sangre seca y dolió como la mierda. Sabía que KyungSoo era un médico hijo de puta, por lo que no quiso mostrarse débil ante él. Aun así, no pudo evitar gritar de dolor cuando el tipo volteó la botella de alcohol sobre su hombro, mojándolo por completo.
—Cállate, imbécil.
No le respondió una mierda, porque sabía que el bajito le hacía un favor. Estaba dispuesto a aguantar lo que fuera necesario, pero no pudo sentirse más aterrado cuando vio que el tipo le acercó un instrumento extraño que él no conocía.
—¿Qué es eso? —se atrevió a preguntar con dificultad por sentir la boca seca.
—ZiTao, sujétalo.
El castaño lo tomó por lo brazos y el doctor apoyó el aparato sobre su herida. Sintió un increíble dolor cuando el otro presionó su piel con el instrumento, sacándole un alarido. Ante su actuar, KyungSoo sacó un pedazo de gasa del botiquín y se la metió a la boca. Como ZiTao lo sujetó por los brazos no pudo hacer mucho más que dar gritos ahogado mientras sentía un dolor intenso debido al corte y lo que hacía el hombrecillo.
—Es una grapadora cutánea —avisó el doctor una vez que terminó.
BaekHyun lo miró con odio en respuesta, pensó que al menos pudo decirle antes.
—Te duele porque la herida es reciente. Seguirá doliendo. —El tipo guardó las cosas y se puso de pie—. No te toques o se infectará.
—Gracias —susurró con dificultad y solo recibió un asentimiento por parte del pelinegro.
Una vez que tuvo las manos libres se quitó las lágrimas que cayeron debido al dolor. Estuvo dispuesto a hablar, preguntarle cosas al tipo, pero este se encaminó a la salida para irse de ahí.
—¿ChanYeol no puede venir? —se atrevió a preguntar.
—Es él quien no quiere venir.
Se quedo quieto y dejó que KyungSoo se fuera. Pensó que ChanYeol estaría más preocupado como para ir a verlo.
—No lo pienses mucho —susurró ZiTao una vez que quedaron solos—. De seguro está haciendo algo para sacarte de aquí.
Asintió, no muy convencido, y juntó las manos para intentar quitar la sangre seca que quedó sobre su palma. ZiTao le alcanzó una toallita desmaquillante, a lo que agradeció con una sonrisa y procedió a limpiarse. El castaño continuó limpiándose la cara, de ese modo se percató de la cicatriz que estaba en la mejilla del chico, la cual le cubría todo el lado izquierdo, naciendo desde debajo de la oreja y llegando hasta un poco más arriba de la comisura del labio.
—¿Qué te pasó?
El tipo soltó una risa, como si la pregunta le hiciera gracia—. ¿Conoces a YiFan?
—¿El jefe?
—Exacto. —El castaño miró sus propias manos con una sonrisa amarga—. No sé qué mierda tiene el tipo contra mí, pero en una discusión me la hizo. Recién había llegado y fue horrible.
A pesar de que ZiTao rio, él se mantuvo con la mirada seria, sintiéndose triste de repente.
—Lo siento.
El tipo le dio una sonrisa y chasqueó la lengua—. Da igual. Ya pasó.
Miró la pared de concreto que estaba frente a él y luego observó a su alrededor.
—¿En qué consiste esto? ¿Nos dejan desangrarnos?
ZiTao negó, abrió un pote de crema y apuntó a una de las esquinas de la habitación. BaekHyun recién en ese momento se percató de la pequeña puerta metálica que había en una de las esquinas.
—Sinceramente, no quiero contarte. Es bastante cruel teniendo en cuenta que tu estás del otro lado de la reja.
—Solo dime.
El tipo tomó aire a profundidad antes de continuar—: Suelen hacerle cortes a la gente y los dejan aquí. Cada cierto tiempo sueltan a los perros, los cuales no alimentan, por lo que al sentir el olor a sangre...
—Jódeme —susurró sin poder creérselo.
—Es horrible —mencionó ZiTao, haciendo que se diera cuenta que era él quien veía todo eso prácticamente en vivo—. A veces solo cortan sus extremidades y tiran todo ahí dentro. Es bastante asqueroso.
Quedó con la mirada fija en la pared de enfrente y tomó una profunda respiración mientras apretaba los labios. Lloró bastante debido a todo lo que pasaba, pero las lágrimas nuevamente tuvieron intenciones de salir y él simplemente las dejó caer. Sollozó y ZiTao se mantuvo callado a su lado, acompañándolo.
—Tranquilo. Sé que ChanYeol te sacará de aquí.
Suspiró, miró sus propias manos y se mordió el labio inferior para evitar que el llanto resonara en el lugar.
Sin embargo, no... ChanYeol no lo sacó.
ZiTao se fue luego de unas horas, ante lo cual supuso que ya era más de media noche y el tipo debía de dormir. No obstante, cuando volvió al día siguiente y le preguntó por ChanYeol solo negó con la cabeza.
—Pregunté por él, pero no quiere verte.
¿De verdad lo dejó botado, así como así, después de que le dijera que solamente debían confiar en el otro?
En el tercer y cuarto día no hubo perros, pero tampoco comida. Solo un poco de agua que pudo beber gracia a ZiTao.
—Antes de que llegaras estaba repleto de gente aquí, así que tienen que dejarlos con hambre para... ya sabes... para que hagan su trabajo.
Asintió al escuchar las palabras del castaño ante su pregunta de por qué aún no soltaban a los perros. Para ese momento no sabía qué era peor, que lo hicieran sufrir de ese modo o que dejaran a los perros muriéndose de hambre. No pudo dormir en ningún instante e incluso creyó que dejaría de sentir también. Entre tanto dolor y el paso de los días su hombro se adormeció.
Para el quinto día ZiTao le llevó unas mandarinas del comedor.
—Aún nada —dijo el castaño e hizo una mueca sin siquiera escuchar su pregunta, pero estaba claro que su duda seguía siendo ChanYeol.
Y no, no apareció. Ni ese día ni al siguiente.
Se permitió llorar el séptimo día en la mañana, se acercó las rodillas al pecho y abrazó sus piernas. ZiTao le avisó y solo quedaban unas horas para que abrieran las puertas de los perros. De hecho, el que no sacaran a los animales durante tanto tiempo era una suerte increíble.
—BaekHyun —llamaron, despertándolo. Ni siquiera se dio cuenta que se quedó dormido.
Supuso que ZiTao le hablaba para avisarle que abrirían la puerta, pero una vez que enfocó la mirada solo se encontró con JongDae, cosa que lo hizo ponerse de pie de inmediato, aunque con un poco de dificultad.
—¿ChanYeol viene contigo?
El tipo se mostró inexpresivo y se quedó quieto del otro lado de los barrotes.
—Te sacaré de aquí, BaekHyun.
Asintió. Claro, ZiTao le decía todos los días que ChanYeol vendría por él, pero en el fondo seguía siendo la misma mentira ilusa de siempre y de seguro seguiría siéndolo. Al menos eso pensó, pero su corazón se detuvo cuando JongDae sacó un manojo de llave de su bolsillo y se dirigió al candado que cerraba la puerta de la celda. Bastó un giro de muñeca para que la puerta se abriera frente a él, dejando ver a un JongDae con sonrisa amplia desde el otro lado. BaekHyun no tenía idea de por qué ese hijo de puta lo trataba tan bien, pero le daba igual. Ni siquiera le importó el dolor de su hombro y simplemente rodeó a JongDae para darle un abrazo, recibiendo unas palmaditas suaves en la espalda a modo de respuesta.
—Vamos a comer algo. Estás muy delgado.
El tipo hizo un gesto para que caminara hacia la puerta, donde se encontró a ZiTao, quien le regaló una sonrisa. Aprovechó que estaba contento y que el dolor pareció extinguirse para rodear al castaño con los brazos, apretándolo fuerte.
—Gracias por estar conmigo todo este tiempo.
—No te preocupes. Aquí estaré para cuando me necesites.
Le sonrió ampliamente al chico y pasó por su lado para salir por fin de aquel horrible cuarto. JongDae iba por detrás suyo y caminaron así durante unos cuantos metros. Al doblar en una de las esquinas se encontró a MinSeok, quien estaba apoyado contra la pared, tenía las piernas y los brazos cruzados.
—Lo siento —fue lo primero que dijo apenas obtuvo la atención del rubio.
—No te preocupes. Tú la pasaste peor que yo. —El tipo hizo un gesto de cabeza, como esos que solía hacer—. Ahora te acompañaré para que te bañes. Conseguí ropa de tu talla.
Asintió, agradecido, y acompañó al chico de cerca, temeroso de que volviera a sucederle nuevamente esa tortura indescriptible. Y sí, fue a ducharse, luego a revisarse las heridas y finalmente a comer. Pasó por muchas partes, pero no vio a ChanYeol por ningún lado. Tampoco se sintió capacitado para preguntarle a MinSeok o a JongDae. No quería que pareciera
que el tipo le preocupaba.
—ChanYeol está en el campo de tiro —dijo JongDae como quien hablaba del clima.
BaekHyun quitó los palillos del interior de su boca y miró al castaño, quien continuó comiendo como si no hubiera dicho absolutamente nada.
A juzgar por el reloj de muñeca de MinSeok, eran cerca de las cuatro de la tarde. Comió despacio, como si no estuviera ansioso por ir detrás del pelinegro para tirarle unas mierdas a la cara y preguntarle por qué no lo fue a buscar.
Una vez que terminaron, ambos chicos lo llevaron al campo de tiro, el cual no estaba muy lejos. Se trataba de un lugar amplio, sin ningún árbol en muchos metros. A lo lejos estaban las figurillas para practicar tiro al blanco.
—Puedes ir solo. Nosotros te esperaremos aquí —comentó MinSeok mientras se apoyaba en la pared.
Caminó hacia la única persona que se encontraba en el lugar, la cual estaba completamente vestida de negro y le daba la espalda. Llevaba unos jeans apretados, una camiseta normal y un jockey negro, sobre el cual tenía las orejeras de tiro.
Cuando solo se encontró a unos pasos del tipo tomó aire profundamente.
—ChanYeol.
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