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Capítulo V

Ni siquiera pensó en qué pasaría si se quedaba dormido, en vez de eso las palabras de ChanYeol dieron vuelta dentro de su cabeza junto con aquel tormento de todo lo que sucedía. El cansancio, el dolor de cabeza que le generó todo el embrollo con el chico y los golpes sobre su cuerpo solo le indicaban que no había nada más que pudiera mantenerlo en pie, ni siquiera el miedo que alguien le hiciera algo mientras dormía.

Al día siguiente le llegó el rayo de luz directo a la cara, haciéndolo pestañar unas cuantas veces para acostumbrarse a la luminosidad. Intuyó que era temprano, cerca de las siete de la mañana, por lo que no esperó encontrarse con los ojos de ChanYeol mirándolo desde el otro lado de la cama. Se veía mucho más... claro; así lo definió BaekHyun. Con el cabello no tan negro como lo vio la noche anterior, con los ojos más almendrados y la piel mucho más brillante. Pareció tan natural y normal que se sorprendió, porque ya no estaba esa sombra que vio anteriormente sobre el chico.

ChanYeol rodó sobre la cama hasta quedar observando lo alto del techo y lo miró de reojo mientras le enviaba una sonrisa. Eso lo dejó estático y con un estremecimiento recorriéndole el cuerpo. ¿Qué mierda le pasaba a ese tipo? ¿Acaso cambió algo desde la noche anterior? ¿Fue abducido y no se dio cuenta? ¿Estaría en un mundo paralelo?

—¿Por qué me miras así? —preguntó BaekHyun de manera tosca, ganándose una pequeña risa por parte del contrario.

—Estabas babeando. —El chico soltó una risa suave y se irguió sobre el colchón hasta sentarse.

BaekHyun rápidamente se pasó la mano por la mejilla, notando así el rastro húmedo que lo dejó en evidencia. Continuó mirándolo desde donde estaba y volvió a obtener su mirada junto con un ceño fruncido.

—¿Qué pasa?

—Te ves distinto —se atrevió a decir, viendo por primera vez una expresión sincera en el rostro del contrario.

Con un poco de dificultad se enderezó en la cama y sintió mucho dolor en las costillas una vez que logró acomodarse, cosa que lo llevó a mantener sus manos en ese lugar, como si de alguna manera aquello pudiera quitarle dolor.

Sabía que ChanYeol no tenía intenciones de pedirle disculpas por lo que sucedió la noche anterior, así que simplemente continuó pensando en si correspondía o no que diera una explicación por su comentario, pero el contrario se le adelantó.

—¿Te refieres a la luz? —Levantó una ceja, sorprendido, ante lo cual ChanYeol solo soltó una pequeña risa—. Es extraño, pero todos parecemos otros temprano en la mañana.

—Una maldición —susurró al ver a través de la camiseta la cicatriz que estaba sobre el hombro ajeno, dándose cuenta que los puntos que vio el día anterior eran el tatuaje de una constelación—. Como Fiona.

ChanYeol rio, pero BaekHyun tenía los ojos fijos en la piel teñida, cosa que cambió rápidamente la expresión del más alto.

—Deja de mirar mi cicatriz.

—No la estoy mirando —espetó.

—Entonces, ¿qué ves?

—Tu tatuaje —murmuró mientras tenía los ojos fijos en los del contrario.

Ambos se quedaron en un completo silencio que pareció durar minutos. El pelinegro despabiló, pestañeó repetidas veces y se puso de pie. Se dirigió hacia el único armario de la habitación y tomó algunas cosas con urgencia.

—Me iré a duchar. Puedes vestirte con lo que quieras. Tenemos que salir a practicar.

—¿Practicar qué?

El chico ni siquiera le respondió y simplemente salió de la habitación. BaekHyun bufó, sintiéndose molesto porque el otro lo ignorara. De igual forma, se puso de pie, aunque teniendo siempre máximo cuidado, porque sentía que el cuerpo se le haría pedazos en cualquier momento. Era la primera vez en toda su existencia que tenía un dolor como aquel y lógicamente no estaba acostumbrado a algo así.

Caminó lentamente hacia el armario y abrió este, encontrándose con mucha ropa negra, tanto que lo hizo resoplar. BaekHyun era alguien que le encantaba la moda y los colores, pero ahí lo único que encontró de color fue una camiseta roja sumamente ancha que promocionaba un exterminador de plagas. Se la puso de igual forma y optó por ponerse sus jeans negros para sentirse cómodo junto con sus preciadas zapatillas. Hizo una nota mental para comprarse ropa nueva una vez que saliera de ahí.

Solo cuando estuvo por cerrar la puerta del armario se dio cuenta que en el interior de este había un pequeño espejo trizado, en el cual intentó verse para acomodarse el pelo y limpiarse los dientes. Hizo otra nota mental para pedirle a ChanYeol un cepillo de dientes.

Una vez que estuvo listo caminó hasta la cama y se dispuso a ordenar esta, aunque no tuvo ni puta idea de por qué sintió la necesidad de hacerlo. Después de todo, el cuerpo le dolía a morir y a ChanYeol no le debía absolutamente nada. ¡Ni siquiera sabía cómo ordenar una jodida cama!, pero aún así lo hizo, o al menos puso todo su esfuerzo para conseguirlo.

Entre todo lo que se tardó haciendo eso, enfocándose en dejar todo perfectamente estirado, ChanYeol llegó a la habitación con tan solo una toalla cubriéndole la cintura y un manojo de ropa debajo del brazo, el cual dejó caer al suelo apenas entró a la habitación.

—¿Por qué no te vestiste antes de venir? —preguntó mientras se cruzaba de brazos y lo miró con el ceño fruncido, cosa de la cual no se percató hasta que vio una ceja alzada por parte del contrario.

—¿Y eso por qué te debería importar?

El chico le dio la espalda para abrir el armario y BaekHyun puso los ojos en blanco mientras se tiraba mierda a sí mismo mentalmente. El bastardo tenía razón.

Volvió a la realidad al fijarse en la espalda de ChanYeol, bastante pálida, pero teñida ligeramente con aquellos puntos negros; no eran muchos ni muy pocos. Estaban tatuados justo en el lugar correcto, pareciendo una obra de arte perfecta.

En un intento de dejar de pensar en esos detalles se encontró con otros más, como la curva que se formaba entre los omóplatos del chico, junto con los músculos de los brazos y cómo goteaba su pelo, dejando que las gotas cayeran por su espalda, estableciendo una carrera muda entre ellas por ver cuál de todas lograba perderse primero por debajo de la toalla.

—Soy gay.

Se llevó la mano a la boca, golpeándose en el proceso.

ChanYeol se giró a mirarlo con el ceño fruncido, aunque BaekHyun no supo si fue porque no lo escuchó o por lo que dijo.

—¿Qué?

Supuso que fue por lo segundo.

—Nada —se apresuró en agregar, aunque el tipo dio un paso para acercarse a él.

—Repítelo.

—No es nada.

—BaekHyun...

—Soy gay. —Se cruzó de brazos, altanero—. ¿Qué tiene?

—Pues lo mismo me pregunto. ¿Qué relevancia tiene para que me lo digas?

Se encogió de hombros y abrió la boca para decir algo, pero nada salió de entre sus labios. En respuesta consiguió una ceja alzada por parte del contrario.

—Solo olvídalo.

Se sentó sobre la cama y miró hacia otro lado, intentando escapar de la mirada de ChanYeol. Ya podía sentir su rostro arder debido a la vergüenza. ¿Por qué mierda dijo eso?

—Te dejaré en el comedor para que desayunes mientras ordeno unas cosas —mencionó suavemente el contrario después de un rato, esforzándose por hacer como que no pasó nada.

—¿Solo? —se atrevió a preguntar al recordar los ojos curiosos de los hombres que habitaban en ese lugar.

El pelinegro comenzó a vestirse y BaekHyun se esforzó en mirar hacia otro lado en un intento de dejar de concentrarse en el puto tatuaje del tipo y en su ancha espalda.

—MinSeok estará ahí. —El chico se puso el arma por debajo del cinturón y se le acercó—. Confío en él.

ChanYeol se detuvo frente a él, muy cerca como para sentirse cómodo. Sin embargo, lo que realmente lo descolocó fue que extendió un arma hacia él. Sus ojos quedaron anclados en el objeto, en cada relieve y picadura. BaekHyun no estaba preparado para ello, en realidad, no creía estar preparado para algún tipo de cosa de ese estilo, especialmente en ese momento.

El chico le hizo un gesto de cabeza y él lentamente tomó el arma con las dos manos. Su cuerpo se estremeció ante el contacto frío.

—Vámonos.

Solo bastaron esas palabras para ponerse de pie e ir detrás del tipo. Una vez que salió al pasillo encontró el lugar lleno de hombres moviéndose de un lado a otro, además de los sollozos, los cuales parecían música de ambiente de lo común que era escucharlos. Los veía caminar a todos de forma tan normal que se preguntó si era posible que se hubiesen acostumbrado a todo aquello.

Avanzaron por los pasillos, BaekHyun siempre por detrás de ChanYeol, pero bien apegado a él, de repente sintiéndose aún más expuesto por el arma que llevaba en las manos. Una vez que llegaron al comedor el pelinegro le hizo un gesto de cabeza para que caminara hasta la mesa donde estaba sentado MinSeok, quien les daba la espalda, sin embargo, BaekHyun podía reconocer ese cabello rubio con fijador en cualquier lado.

Dejó la pistola con lentitud sobre la mesa y tomó asiento, llamando la atención de MinSeok. No le dedicó una sonrisa, pero por alguna razón supo que MinSeok estaba feliz de verlo.

—Buenos días —saludó con suavidad y se ganó un asentimiento por parte del rubio, aunque no consiguió realmente su atención.

—¿Y ChanYeol?

—Buscando algo para comer.

Solo en ese momento el contrario le prestó atención, aunque el otro terminó concentrándose en el arma que estaba sobre la superficie.

—¿Hoy aprenderás a disparar? —preguntó MinSeok con simpleza, quien dejó de pellizcar la comida que estaba sobre su bandeja, dándole toda su atención.

—Supongo. —Soltó una risa nerviosa y se quedó callado. Recibió una mirada curiosa por parte de su acompañante.

Se quedó quieto durante unos segundos y pensó seriamente en lo que estaba a punto de pasar. El pensar en usar un arma le causaba, en cierto grado, excitación, pero no podía imaginarse haciéndole daño a alguien.

—No te preocupes mucho. ChanYeol es bueno con las armas y te enseñará bien.

Eso no le preocupaba realmente. Estuvo tantos años leyendo un montón de libros, memorizándose leyes, normas y sanciones. Sin embargo, de repente se encontraba en esa situación, a punto de practicar para incumplir cada una de ellas, o al menos la mayoría. Aquello lo jodía psicológicamente y de verdad no creía poder conseguirlo.

—No creo estar preparado para esto —susurró cabizbajo y pensativo.

—No es la gran cosa. Lo harás bien.

—No se trata de hacer esta mierda bien o mal —espetó de repente, molesto porque el otro le hablaba como si él hubiera escogido estar en esa puta situación—. Se trata de que esto va en contra de mis creencias y de lo que soy. —Se llevó una mano a la frente, acariciándose esta en busca de algún tipo de relajación—. Estudio derecho. Mi meta de vida es convertirme en fiscal y meter a tipos como ChanYeol a la cárcel. No quiero convertirme en uno de ellos.

MinSeok soltó una sueva risa y se encogió de hombros—. Entonces tómalo como si estuvieras conociendo al enemigo.

Guardó silencio y pensó en lo que dijo el tipo. De hecho, sus palabras siguieron rondando en su cabeza incluso después de que llegó ChanYeol con una bandeja de comida para él. Ambos sujetos hablaron con normalidad y BaekHyun se mantuvo callado, importándole una mierda si hablaban de él. En ese momento no tenía cabeza para nada más que reflexionar lo que dijo el rubio.

—Vamos.

No se movió y continuó con la mirada en su bandeja. Recibió un zarandeo y despabiló, cosa que lo llevó a mirar a ChanYeol en espera de que le dijera algo.

—Tenemos que irnos.

—Déjalo conmigo. —Ambos giraron sus cabezas para mirar a MinSeok, quien sonrió—. Quiero enseñarle un poco de lo que hago.

—Pero nosotros tenemos...

—ChanYeol —interrumpió el rubio—, solo déjamelo un rato. No le haré nada malo.

El aludido guardó silencio durante un momento y luego le dirigió una mirada, como si le preguntase qué quería hacer, cosa estúpida porque si fuera por BaekHyun no se quedaría con ninguno de los dos.

—Iré con MinSeok. Si tú no me contarás de la mierda que pasa aquí, entonces lo descubriré por mi propia cuenta.

Se puso de pie y tomó su bandeja. Se sintió molesto por encontrarse en esa situación y era curioso, porque BaekHyun no pensaba directamente en que estaba ahí contra su voluntad o que podrían dispararle en la cabeza en cualquier momento, en vez de eso no podía dejar de pensar que él sería quien le disparara en la cabeza a alguien más.

—Cuídalo —fue lo único que dijo ChanYeol antes de irse de ahí.

Una vez que se quedó solo con MinSeok lo miró y esperó a que se moviera. El contrario rio con suavidad y le hizo un gesto con la cabeza a la vez que se ponía de pie.

—¿Cuál es tu área? —preguntó mientras caminaban por el pasillo, uno al lado del otro.

Aprovechó ese momento para acomodarse la pistola en el bolsillo, sin saber como guardarla para no perforarse una pierna o el culo.

Muerte. —Rio el rubio—. Me parece tan ridícula la descripción de mierda que le dan.

—¡A mí también! —Movió los brazos, casi emocionado, casi. Definir las áreas era una estupidez que para él no tenía ningún tipo de sentido.

—De igual forma, tiene su razón. —El chico se encogió de hombros—. La mierda es grande, se masifica por todo el mundo y es lógico que deba categorizarse para no ser un desastre.

—Aun así, ¿por qué es necesario ponerle nombrecitos estúpidos?

—No lo sé, pero así está y así funciona. —El tipo chasqueó la lengua.

—Por cierto —susurró BaekHyun un poco después—, ¿dónde vamos?

—A mi sección. Estoy en Muerte, pero puedes suponer que esto se subdivide en otras áreas.

Caminando junto a MinSeok se sintió mucho más cómodo y normal, casi como si anduviera por los pasillos de la universidad junto con un compañero, pero casi, tampoco tan así porque el lugar seguía apestando a mierda y meado.

—¿Qué lugar es este? —preguntó mientras bajaban por unas escaleras, adentrándose a un lugar muy oscuro.

—Fue un hospital para tuberculosos y luego se convirtió en un asilo para enfermos mentales. —El tipo se encogió de hombros, como si lo que dijo no tuviera ninguna relevancia—. Quedó abandonado poco después, como la mayoría de estas mierdas.

—¿Así sin más? —El chico asintió—. ¿Cómo lograron quedarse aquí?

—Se compró el terreno. Legalmente quedó como patrimonio histórico, pero se las ingeniaron para que quedase olvidado, asegurando que era peligroso por derrumbe. —El chico sacó un manojo de llave del bolsillo delantero de su pantalón y abrió la puerta—. Así se convirtió en una de nuestras sedes principales en Asia.

Guardó silencio y prestó atención a su alrededor, se encontraban en un lugar recubierto con paredes metálicas. Parecía mucho más limpio y moderno que cualquier otro lugar que vio por ahí.

—¿Dónde estamos?

—Antiguamente era la morgue. Ahora es mi lugar de trabajo.

MinSeok encendió las luces, las cuales parpadearon unas cuantas veces antes de mantenerse en su máxima iluminación. BaekHyun ingresó lentamente a la habitación y dio un vistazo a lo que colgaba de las paredes, en su mayoría eran cuchillos y fotos de cortes de carne.

—¿Y qué haces?

Casi se le cayó el corazón cuando volteó y vio a MinSeok dejar caer un trozo de carne con pesadez sobre una amplia superficie metálica. Se acercó con cuidado, lentamente, y con la respiración retenida, porque lo que veía no era precisamente un trozo de lomo vetado.

—Eso... —Se calló a sí mismo y se acercó más a la mesa.

—Muslo izquierdo. —El tipo caminó hacia una de las paredes de la habitación, donde tomó un gran cuchillo, cosa que lo paralizó.

Aún en su lugar acercó la mano al bolsillo donde guardó el arma que le entregó ChanYeol, aunque no tenía ni puta idea de cómo usarla, ni siquiera sabía si estaba cargada, pero por alguna razón se sintió más confiado tocando el polímero de acero que bordeaba el objeto.

—¿Qué? —El rubio soltó una sueva risa—. ¿Tienes miedo?

Cuando MinSeok agarró de mejor forma el gran cuchillo procedió a sacar la pistola y apuntó al chico. Sujetó el objeto con ambas manos, pero aun así fue evidente que su agarre era desconfiado y tembloroso, cosa que causó risas en el otro.

Los movimientos del rubio fueron rápidos y eso lo desorientó, más aún cuando se vio sin la pistola entre sus manos y con el chico frente a él, poniéndole el cañón sobre la frente. Su respiración se cortó y su corazón latió con urgencia dentro de su pecho.

—No eres para esto, BaekHyun —susurró el tipo y oprimió el gatillo.

Apretó fuertemente los ojos y aguantó la respiración, pero no pasó nada.

—Ni siquiera está cargada. —MinSeok dejó con desgano el arma sobre la mesa—. ¿De verdad creíste que ChanYeol te pasaría un arma cargada?

Dejo de aguantar la respiración y MinSeok le regaló una sonrisa junto con una palmadita en uno de sus hombros, confundiéndolo.

—No te asustes. No te haré daño. —El rubio rodeó la mesa y volvió a tomar el cuchillo—. No obstante, si sigues con esa actitud de que te las sabes todas conseguirás que se deshagan de ti.

—Eso quiero —espetó entre dientes, ganándose nuevamente una media sonrisa por parte del contrario.

—ChanYeol no te la pondrá tan fácil.

—¡Deja de hablar de ChanYeol!

—¿Por qué? ¿Te hace sentir extraño? —Guardó silencio, de repente sin tener algo por decirle a la mierda esa—. ¿Te gusta?

Soltó una risa irónica y caminó hacia una silla giratoria que estaba en una de las esquinas del lugar y se dejó caer ahí. No sería capaz de aguantar su propio peso por mucho tiempo más.

—¿Qué mierda dices? —dijo luego de un rato, cuando recuperó el aliento.

—Solamente pregunto. ¿Por qué te pones así?

—Porque llevo un día aquí y ya supones que me gusta ese malnacido.

El rubio apoyó ambas manos sobre la mesa y se inclinó hacia él mientras le regalaba una sonrisa—. No te lo tomes tan en serio.

Ardió por dentro al notar que MinSeok se imponía ante él, como un total bastardo, y definitivamente BaekHyun no permitiría algo como eso. Hizo rodar la silla y se puso delante de la mesa, del otro lado del rubio. Apoyó ambos codos sobre la superficie metálica y entrecruzó sus propios dedos, adoptando una postura autosuficiente con la barbilla alzada y todo, dispuesto a hacer arder al otro.

—De hecho, creo que JongDae me gusta mucho más.

El golpe que dio MinSeok con el cuchillo sobre la mesa hizo un ruido tremendo, pero BaekHyun no se permitió asustarse y simplemente elevó la comisura derecha de su boca en una sonrisa, satisfecho consigo mismo por descolocar al contrario.

—Creo que eres tú quien necesita el pene de alguien —soltó, venenoso.

El tipo alzó el cuchillo en lo alto, pero BaekHyun simplemente se mantuvo ahí, como si no sintiera que en cualquier momento se pondría a vomitar.

MinSeok dejó caer el cuchillo sobre la carne, anclándolo en el muslo humano.

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