Capítulo IV
BaekHyun era inteligente. Podía encontrar un modo de escapar, o al menos eso creía, pero la única manera de descubrir una posible salida era quedándose allí el tiempo necesario como para encontrar las fallas del sistema o de la edificación misma y aquello tomaría demasiados días como para que soportarlo. Por otra parte, podía hacerse el idiota con ChanYeol y con esos hombres que estaban ahí, así como lo hizo con MinSeok y JongDae. Quizás, solo quizás, encontraría algún modo de ganar su confianza y largarse de allí.
Con las lágrimas ya cubriéndole las sonrojadas mejillas se levantó de la cama y se acercó a la puerta con la intención de abrir esta, pero estaba con llave. Encendió la luz y miró por toda la habitación hasta encontrarse con una gruesa manta que estaba muy bien doblada a un costado del lugar. BaekHyun la tomó y la puso debajo de la puerta con la intención de que quienes estuvieran fuera de la habitación no notaran que la luz estaba encendida. Hace un rato escuchó pasos ir y venir a lo largo del pasillo y no quería exponerse a la idea de sufrir algún tipo de daño si descubrían que estaba despierto.
Una vez que se aseguró de dejar la manta bien puesta se dirigió al armario y buscó dentro de este, encontrándose con unas cuantas armas que no sabía utilizar, por lo que eran inútiles para BaekHyun. Por más que pensara que podía intentarlo, seguro terminaría disparándose a sí mismo.
Revisó a cabalidad el mueble, aunque no se topó con algo que realmente le sirviera, así que decidió ordenar todo como estaba, pero antes de eso tomó una camiseta negra que había en uno de los cajones y volvió a pararse en la cama para acercarse a la ventana. Puso la camiseta alrededor de su mano y la metió en el pequeño agujero de la ventana. Después se afirmó al vidrio e, imponiendo la mayor cantidad de fuerza que pudo, intentó romperlo, cosa que no consiguió. Suspiró frustrado y se bajó de la cama para ir al armario, de donde sacó una de las armas de ChanYeol, la más pesada que encontró. Volvió a subirse a la cama y puso la tela de tal manera que esta impidiera la caída del vidrio al interior de la habitación.
Con la parte del empuñador le pegó un fuerte golpe al vidrio. No consiguió que este se rompiera en un principio, por lo que lo intentó una segunda vez, luego otra y otra hasta que finalmente un pedazo de vidrio cayó sobre la tela. Tomó el pedazo más grande y sacudió la camiseta con la intención de botar los otros pedazos fuera de la ventana. Escondió el vidrio entre la ropa que dejó sobre la cama, guardó la pistola y acomodó adecuadamente la ropa como estaba. Apagó la luz y dejó la manta en su lugar.
—¿Cómo debería hacerlo? —susurró para sí mismo y caminó con paso tembloroso a la cama, justo donde dejó la camiseta con el vidrio.
Tomó la tela con cuidado y descubrió el trozo de vidrio. Se dirigió a un costado de la puerta, se apoyó en esta para dejarse caer y acomodó el vidrio en la camiseta para no cortarse.
Ahora solo faltaba esperar a ChanYeol.
Y así lo hizo. Esperó pacientemente mientras no dejaba de estremecerse y sentir dolor de cabeza entre tanto calvario mental.
Mucho tiempo después escuchó unos pasos apresurados acercándose por el pasillo, cosa que lo puso alerta. Afirmó con fuerza el vidrio y se obligó a dejar de temblar cuando escuchó que ingresaron la llave en la cerradura y la manilla giró. Se puso lentamente de pie y esperó que la persona ingresara a la habitación y encendiera la luz.
Sus actos fueron descoordinados y temblorosos, especialmente teniendo en cuenta que ChanYeol era muchísimo más alto, fuerte y ágil que él, así que terminó tomado por las muñecas y aplastado por un cuerpo que se puso sobre él luego de que lo tiró a la cama. Gracias a la luz encendida tuvo una clara vista de los ojos oscuros de ChanYeol, los cuales no dejaron de mirarlo fijamente.
En ese instante sintió un líquido correrle por la muñeca derecha. Se miró a sí mismo, asustado a pesar de que no sentía ningún tipo de dolor. Se encontró con el vidrio a un costado de su mano siento teñido por un líquido rojo mientras la palma de ChanYeol no dejaba de sangrar. Miró al contrario, asustado, y pensó que la cagó. De seguro al amanecer su cabeza rodaría por esos asquerosos pasillos.
Esperó un grito por parte del alto, un improperio o incluso un zarandeo, pero en vez de eso recibió un fuerte golpe en el pómulo izquierdo que lo hizo rodar sobre la cama y lo botó al suelo. Se abrazó a sí mismo cuando ChanYeol caminó hacia él, pero eso no evitó que el chico le diera una patada en el abdomen, haciéndolo encogerse de dolor.
—Vamos, deja de golpearlo —escuchó una voz masculina desde la puerta de la habitación, pero desde donde estaba no podía ver quién era.
—Es un hijo de puta —escuchó decir a ChanYeol y pensó que este volvería a golpearlo, pero no lo hizo—. Ponte de pie.
Su cuerpo tembló en todo momento, pero aun así le hizo caso a su dueño, viéndose en la necesidad de apoyarse en la cama para no desplomarse.
—Mira lo que hiciste. —El chico abrió la mano hacia él, mostrándole la cortada que provocó—. Te haces una idea de lo que pasará contigo ahora, ¿no?
—¿Me matarás? —susurró estoico, orgulloso incluso, pero también dejando en evidencia el miedo que sentía.
Hay cosas que se pueden soportar y otras que no, y de seguro lo que sucedía era uno de los últimos casos para BaekHyun. Se maldijo a sí mismo por verse vulnerable, pero también tenía que ser razonable. No había manera de que pudiera ganarle alguna pelea a ese bastardo.
De imprevisto sintió un golpe fuerte en la canilla, lo cual lo botó al suelo y por lo mismo se llevó ambas manos a la zona dañada.
—ChanYeol, detente —la persona que estaba en la puerta volvió a hablar. Se trataba de JongDae.
Al parecer, su dueño no era tan bueno como pensó.
—Ponte de pie.
Esta vez tuvo mayor dificultad para levantarse, pero logró hacerlo. Una vez que estuvo estable sintió una mano posándose sobre su cuello, obligándolo a estirarse para evitar que lo dejara sin aire. Miró a ChanYeol mientras este seguía sosteniéndolo, encontrándose con unos ojos oscuros y brillantes que hicieron que una corriente le recorriera el cuerpo y no específicamente por el miedo, aunque BaekHyun no logró descifrar por qué. ChanYeol lo soltó bruscamente, haciendo que cayera sobre el colchón.
—Sígueme.
Rápidamente se puso de pie y caminó hacia la salida del lugar, tendiendo un poco de dificultad para hacerlo. Pasó por un costado de JongDae para salir de la habitación y caminó por detrás de ChanYeol, encontrándose con la mirada apenada del hombre y BaekHyun no supo por qué.
El alto caminaba tan rápido que no podía igualar su caminar, por lo que se vio en la necesidad de afirmarse de las paredes para avanzar con mayor rapidez debido a que el dolor le impedía caminar como hubiera querido. Se detuvieron delante de una puerta metálica que BaekHyun recordaba superficialmente. Una vez que ChanYeol la abrió confirmó que se trataba de la sala de las camillas, donde se encontró con el doctor loco que lo golpeó.
—KyungSoo —llamó ChanYeol mientras se dirigía a una puerta que había en la habitación, cosa que BaekHyun antes no notó. Por esta misma se asomó el doctor con el ceño fruncido.
—¿Qué haces aquí? —El hombre les dio un rápido vistazo de pies a cabeza—. ¿Qué pasó?
—Mi chico —respondió ChanYeol y lo apuntó sin mucho interés.
En respuesta, BaekHyun se encogió un poco y miró atentamente la situación, a lo que recibió un ceño fruncido por parte del doctor.
—Pudiste curarte esto solo —reclamó el más bajo luego de darle una mirada a la herida.
—No tengo nada en mi habitación. —ChanYeol se encogió de hombros antes de apuntarlo con la barbilla—. Y necesitaba salir de ahí antes que terminara matándolo.
—No te enojes con él —habló KyungSoo sin dejar de mirar la herida—. Es normal que los recién llegados quieran escapar.
—Me esforcé en tratarlo bien —susurró ChanYeol entre dientes por lo bajo, a lo que KyungSoo rio—. Oh. ¿Podrías mirarlo a él también? Lo golpeé un poco y tengo miedo de haberle quebrado una costilla.
KyungSoo se detuvo y miró a ChanYeol con el ceño fruncido—. ¿En serio esperas que le saque radiografías a tu chico? ¿A esta hora?
—Solo quiero que lo revises.
El doctor rápidamente curó a ChanYeol y luego le hizo gestos a BaekHyun para que se acerara, cosa que hizo a pesar del repudio que le tenía al médico.
—Recuéstate sobre la camilla.
ChanYeol se levantó del lugar y le dio el espacio a BaekHyun, este. un poco temeroso, se recostó sobre la camilla y dejó que las manos de KyungSoo le recorrieran suavemente el estómago hasta que estas hicieron una fuerte presión en este mismo lugar, quitándole el aire. A pesar de que BaekHyun pensó que moriría debido al fuerte dolor, dejó que el doctor lo revisara por completo.
—Está bien —dijo finalmente.
BaekHyun inhaló a profundidad cuando las manos de KyungSoo se alejaron y tuvo oportunidad para respirar.
—Podrías poner un poco de crema para que baje la inflamación. —KyungSoo hizo gestos para que se levantara, así que rápidamente obedeció y con temor se puso a un costado de ChanYeol—. Ahora lárguense de aquí. Quiero dormir.
El doctor le dio a ChanYeol un pequeño pote antes de dirigirse a la puerta por la que antes salió, posiblemente para volver a dormir. Su dueño ni siquiera le dirigió una mirada antes de caminar hacia la puerta, obligándolo a apurar su paso para no perderse entre los pasillos de la instalación. Finalmente llegaron a la que era su habitación, ante lo cual ChanYeol suspiró al ver el desastre y BaekHyun se encogió temeroso a un lado de la puerta.
ChanYeol tomó el pedazo de vidrio que había sobre la cama y lo enrolló en la camiseta negra antes de dejarlo sobre el mueble que estaba a un costado del lugar. Luego cerró la puerta y se dirigió a un lado del colchón, todo esto sin dirigirle la mirada en ningún momento.
—Ven aquí. —BaekHyun tembló al escuchar ese tono tan duro—. Sácate la camiseta. —Prefirió no pensar en la petición y se sacó la gran tela que le prestó ChanYeol—. Recuéstate boca arriba sobre la cama.
Rápidamente obedeció y el pelinegro se sentó sobre su cintura, con ambas piernas alrededor de su cadera, asustándolo. Reaccionó llevando las manos a las muñecas del contrario para detenerlo y este no hizo nada más que enviarle una mirada severa. BaekHyun entendió de inmediato que, por muy mierda que fuera ChanYeol, debía tener aunque fuera una mínima consideración con el tipo.
—¿Aprendiste algo de lo que sucedió, BaekHyun? —El contrario le envió una mirada despiadada al no recibir respuesta—. Quiero que me respondas.
—Sí —dijo con rapidez.
ChanYeol abrió el pote que le dio KyungSoo y metió los dedos de la mano sana dentro de este, sacando luego un poco del contenido, el cual consistía en un gel verdoso y un tanto transparente.
—No quiero que vuelvas a hacer algo como eso. ¿Entiendes?
BaekHyun asintió con lentitud, como si no estuviera preparado para hacer promesas de ese tipo.
Procuró no estremecerse cuando los helados dedos ajenos se posaron sobre su abdomen con la intención de esparcir el gel. El contacto fue suave y superficial, cosa que lo extrañó porque ChanYeol era un tipo de manos grandes y parecía bastante tosco, pero su contacto fue sutil.
—No debes traicionar a tu dueño.
—Lo siento —se disculpó sin realmente sentirlo, cosa que ChanYeol percibió, porque este pasó con fuerza las manos por sobre su zona lastimada.
—¿Nunca más, BaekHyun?
—Nunca más —repitió sin dejar de mirar los oscuros ojos ajenos, sintiendo la corriente eléctrica de hace un momento.
Debido a lo helado del líquido y al ligero dolor que sentía en la zona afectada, no pudo evitar arquearse cada vez que los grandes dedos de ChanYeol recorrieron su piel y se aventuraron a pasar sobre los relieves de sus costillas. Después de eso no pasó mucho más, el contrario terminó de untarle el ungüento y se levantó de la cama, al parecer para dejar lo que cargaba y cambiarse de ropa.
—Si realmente querías lastimarme hubieras usado otra cosa —mencionó el tipo, al parecer sin verdadera intención de hablar con él.
—Solo quiero salir de esta mierda —soltó con asco y rodó sobre la cama para quedar en posición fetal, dándole la espalda al contrario.
—Al menos debiste dispararme en la cabeza —susurró ChanYeol como si hablara consigo mismo, cosa que lo sorprendió, pero no lo suficiente como para girarse a mirarlo.
—Si tanto quieres que te den un tiro en la cabeza hazlo tú mismo.
El chico rio en respuesta y BaekHyun esperó que le dijera una mierda de las suyas, pero la habitación quedó en completo silencio. Se sorprendió por no escuchar esos alaridos que comúnmente se escuchaban desde las otras habitaciones.
—Es más fácil decirlo que hacerlo. —Las palabras suaves del pelinegro le indicaron que algo no estaba bien, que esa actitud tristona no era típica de él. Por muy poco que conociera a ChanYeol, prácticamente nada, no podía imaginarse a alguien como él teniendo ese tipo de pensamientos.
A pesar del ferviente dolor que sentía en el cuerpo, rodó sobre la cama y se encontró con ChanYeol sin camiseta, parado al otro costado del lugar. Por su cabeza pasó el decirle una broma o alguna cosa estúpida, pero sus ojos quedaron anclados a la cicatriz que se apreciaba en uno de sus hombros y en los pequeños puntos que la cubrían. Debido a la poca luz no logró notar si eran lunares o la cicatriz misma.
—No me mires así. —El tipo rio y se puso rápidamente una camiseta, haciendo que frunciera el ceño porque lo último que miró fue el abdomen marcado, haciéndolo sentir extraño.
—¿Estás bien?
ChanYeol se quedó completamente quieto, como si se hubiese petrificado, y él se apoyó sobre sus codos para alzarse un poco. El pelinegro pestañeó unas cuantas veces para salir de su estupor.
—Sí. —El chico esperó un momento antes de volver a hablar, soltando un susurro—: Gracias.
El contrario se acercó a la cama y se sentó en el borde, lejos de él.
Después de volver del doctor la luz nunca se encendió, así que lo único que iluminaba la habitación era la luz natural de la luna que ingresaba por la pequeña ventana.
Al ver que el otro no se movía soltó una pequeña risa, nervioso—. ¿Por qué no te acuestas?
—Claro.
ChanYeol hizo a un lado las mantas, pero se quedó unos segundos ahí, mirando las sábanas. De improvisto se puso de pie y caminó hasta su lado. BaekHyun ni siquiera pensó mucho en lo que hacía el otro y solo se encogió mientras ponía los brazos sobre su cara de forma automática, temeroso de que lo volviera a golpear. El tipo tomó suavemente su muñeca y quitó uno de los brazos, haciendo que sus ojos se encontraran de inmediato.
—Déjame ayudarte.
Lo ayudó a acomodarse sobre el colchón y corrió las mantas. Le sacó las sandalias que nunca se cambió y lo ayudó a meter ambos pies debajo de las sábanas. Una vez que lo cubrió se irguió y fue al otro lado de la cama. ChanYeol se sentó en el colchón y se acomodó para acostarse a su lado.
Cuando ambos estuvieron en la cama todo se volvió sumamente incómodo. A pesar de que el espacio era pequeño, ambos estaban bien o al menos así era para BaekHyun. Después de todo, su cuerpo era pequeño y cabía bien en cualquier lado. Además, así todo enrollado por el dolor parecía aún más pequeño.
Ambos se quedaron simplemente así, con la mirada fija en el techo y las mantas hasta el pecho. BaekHyun se tapó hasta el cuello, porque estaba acostumbrado a su habitación con calefactor, ventanas selladas y la chimenea en el primer piso de la casa.
—Así que eres abogado —comentó ChanYeol de repente, como si no aguantara el silencio.
—Aún me queda por titularme.
—Oh... —mencionó el tipo simplemente, sin saber qué más decir.
—¿Crees que lograré hacerlo?
—¿Qué cosa? —ChanYeol giró la cabeza para mirarlo, curioso por su pregunta.
—¿Crees que lograré titularme? —Al parecer, el pelinegro no aguantó su mirada, porque volvió a fijarse en el techo—. ¿No puedes responderme?
—Lo siento.
Formó una línea con los labios y suspiró—. ¿Por qué estás aquí?
Sabía perfectamente que su pregunta no tenía ningún sentido, no si consideraba que ChanYeol era su secuestrador o algo por el estilo. En realidad, BaekHyun no sabía exactamente cuál relación tendría con el pelinegro más allá de que debía llamarlo "dueño".
—Simplemente aquí estoy.
—¿Y te gusta?
—Me gusta disparar —confesó el tipo y sonrió con la mirada fija en el techo.
Al verlo se acomodó mejor sobre el colchón y pasó ambas manos por debajo de su mejilla izquierda para apreciar de mejor forma el chico. Sonrió también, no por lo que dijo el contrario, más bien por la sonrisa sincera que se formó en los labios ajenos.
—¿Te gusta... matar personas? —soltó suavemente en un intento de no sonar acusador, al menos no en un momento como ese, donde por fin sentía que relajaba sus músculos.
El tipo rio, esta vez divertido con su interrogante—. No, solo me gusta disparar. No lo sé. Siento adrenalina.
—¿Qué más te gusta hacer?
ChanYeol se giró a mirarlo con los ojos abiertos, al parecer actuando de forma inconsciente porque luego, cuando pensó en sus propios movimientos, tosió incómodo y se reacomodó sobre la cama.
—Me gusta... —El tipo se giró sobre el colchón para mirarlo de frente—. No lo sé. ¿Qué te gusta a ti?
Soltó una suave risa. Lo que más le gustaba a BaekHyun era hablar de sí mismo, aunque ni jodiendo lo admitiría en voz alta.
—Me gustan muchas cosas. Soy fanático de los perfumes, así que los colecciono, pero por lo general siempre uso el mismo. —Jugó con la costura de la sábana, ya dando rienda suelta a su monólogo—. Me gusta lo que estudio, salir con mis amigos y comer cosas dulces...
—Pareces bastante normal —ChanYeol lo interrumpió. Se sintió extraño por lo que dijo.
—Supongo que lo soy. O sea, a comparación con lo que hay aquí, por supuesto que lo soy.
Rio suavemente, con cierta incomodidad. Quizás era la primera vez en la vida que se sentía insuficiente, desencajado, como si lo que ofreciera no fuera suficiente. No podía creer que una mierda como esa le extrañara, después de todo, la realidad en la que estaba en aquel momento no era ilusoria como la que solía vivir, donde todos los días eran soleados, los pájaros cantaban y él podía moverse libremente en su Mercedes.
—No por ser normal dejas de ser interesante.
ChanYeol le dio una pequeña sonrisa y rodó sobre la cama para darle la espalda, quitándole el aliento con su comentario y dejándolo completamente confundido en su lugar, no solo por las palabras ajenas, sino por como revoloteó su corazón dentro de su pecho y por ese sentimiento extraño que sintió en lo alto del estómago.
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