Capítulo III
Cuando acabó de desnudarse le pasó la última prenda a ChanYeol.
—No se te ocurra perdérmelo que te lo cobraré.
Se giró para mirar hacia la pared, pero el chico le habló—: Puedo comprarte otros.
Elevó una ceja, sorprendido—. ¿Puedes?
El chico soltó una risa, pero no le contestó, así que BaekHyun optó por ignorarlo, aunque de igual forma se pensó en lo que dijo. Encendió la ducha y recibió el chorro de agua directo en la cabeza, tirándolo un poco hacia atrás y todo, pero eso no fue lo peor, claro que no, sino el chillido que pegó al sentir el agua helada caerle encima y la risa de ChanYeol sonando desde atrás.
—Lo siento. Se me olvidó decirte que no hay agua caliente.
Escuchó la disculpa de ChanYeol, pero no lo hizo sentir más tranquilo, especialmente por aquel tono burlón que utilizó el chico a la hora de decir su supuesta disculpa.
Debido a la temperatura del agua se intentó duchar lo más rápido que se lo permitió la vida. Utilizó las cosas que el pelinegro le facilitó y envió miradas sobre su espalda para saber si el chico se volteó a mirarlo o no. Para su suerte, ChanYeol en ningún momento giró el cuerpo para poner los ojos sobre él, aunque notó que otros hombres lo miraron desde lejos e hicieron gestos tan obscenos que el asco le recorrió de inmediato, junto con las ganas de salir de ahí, mojado y todo, a pegarles unas patadas en el culo.
A pesar de que sabía que no necesitaba de nadie que lo defendiera, agradeció mucho que ChanYeol les gritara mierda a los otros tipos. BaekHyun no supo si debía o no, pero en el fondo estaba un poquito agradecido con el chico, aunque solo un poco. El pelinegro no pareció ser tan malo como otros que estaban allí.
Una vez que terminó cerró la llave de la ducha con apuro y se preparó para pedirle a ChanYeol la toalla, pero este apenas escuchó que cerró la llave le pasó la tela sin siquiera darse vuelta.
—Gracias —susurró y se envolvió la cintura.
—¿Estás listo?
Dio un pequeño murmuro como afirmación y ChanYeol se volteó hacia él con la camiseta en la mano y lista para entregársela, supuso, aunque en realidad este no hizo eso, sino que se la pasó por la cabeza y luego lo obligó con cierta brusquedad a pasar los brazos por las mangas, como un niño pequeño, ganándose un rechinido de dientes por su parte.
—Estamos atrasados, así que necesito que te apresures.
BaekHyun casi se tropieza cuando tuvo que ponerse los bóxers y, luego de colocarse los pantalones cortos, ni siquiera tuvo tiempo para ponerse las zapatillas antes de que ChanYeol lo tomara del brazo y lo obligara a caminar por el angosto pasillo hacia la habitación en la que anteriormente estuvieron.
—Deja los zapatos y ponte la chaqueta.
El chico sacó con rapidez algo de entre el mueble que antes vio, encontrándose con una pistola negra y reluciente que lo hizo temblar. BaekHyun sabía hacer muchas cosas, pero usar un arma claro que no. ChanYeol notó su mirada asustada, porque soltó una pequeña risa y lo tomó de la muñeca para salir de la habitación.
—¿Por qué tienes eso? —tartamudeó, de repente sintiendo que la cosa iba más lejos de lo que creía.
—No te preocupes, no es para hacerte daño. —El chico no lo miró, pero BaekHyun notó que sonreía de medio lado, burlándose.
Lo obligó a caminar a paso rápido a través del pasillo y solo lo soltó cuando llegaron a una amplia sala que tenía semejanza a un comedor. Su dueño se puso la pistola por la espalda, por debajo del cinturón y la chaqueta.
—No te alejes de mí.
—¿Qué pasa? —se atrevió a preguntar cuando ChanYeol lo volvió a tomar del brazo, aunque esta vez para conducirlo hacia una larga fila.
—Nada. —ChanYeol le envió una mala mirada, como si quisiera que se callara—. Solo comeremos.
—¿Y por qué la pistola? —preguntó en voz baja luego de pararse de puntillas y acercarse a la oreja del chico, viéndose en la necesidad de apoyarse en su hombro.
El chico le dio un pequeño empujón para que se alejara.
—Porque luego iré a entrenar. —BaekHyun recibió un ceño fruncido—. Toma una bandeja.
Hizo lo que le indicó y dejó que ChanYeol hiciera el pedido de todo. Supuso que el chico no querría matarlo aún, así que confió en que este no lo envenenaría o algo así.
Una vez que terminaron se dirigieron a una mesa que estaba vacía, cosa que fue difícil de encontrar porque al parecer era la hora de la cena y el lugar estaba repleto de gente. BaekHyun se percató de que todos eran hombres, incluso los cocineros que le sirvieron la comida. De hecho, no vio a ninguna mujer en todo el lugar.
ChanYeol dejó la pistola sobre la mesa en la que lo obligó a sentarse, a la vista de todos, cosa que lo hizo desesperar un poco, porque los tipos esos le daban cada vez más miedo, especialmente cuando notó las cicatrices en sus rostros y lo desordenado de sus dientes.
Tomó los palillos metálicos con la mano temblorosa al ver que ChanYeol le dio una mirada de reproche por no comer.
Lo que había dentro de su bandeja no tenía mala apariencia ni olor, pero lo que estaba a su alrededor sí que lo tenía, y con esto no se refería específicamente a ChanYeol, sino a aquellos hombres que no le quitaban la mirada de encima.
—¿Por qué todos me miran? —preguntó, no dejó de ver el arroz en su bandeja y se esforzó en tomar este con los palillos.
—No te miran a ti...
—Entonces, ¿qué hacen? —interrumpió, ganándose un suspiro del contrario.
—Nos miran a ambos.
—¿Por qué? —preguntó de inmediato y ChanYeol dejó caer con pesadez los palillos sobre la bandeja para enviarle una oscura mirada, cosa que lo hizo rodar los ojos.
—Eres mi primer chico. Supongo que todos esperan que acabe contigo o algo así.
—¿Por qué?
ChanYeol ni siquiera le envió una mala mirada, porque alguien más se sentó junto a ellos con una bandeja llena de comida, justo frente a su "dueño". A pesar de que pensó que ChanYeol le diría alguna mala palabra al chico o le daría algún gruñido como solía hacer, este no recibió nada de parte del tipo.
—¿Es un chico útil? —preguntó el recién llegado sin mirar a ninguno de los dos.
—Aún no lo he probado, pero tiene un carácter de mierda —contestó ChanYeol sin mirarlo, ganándose un ceño fruncido de su parte.
—Tiene una apariencia demasiado débil como para serte útil.
—Quizás estaría mejor con SeHun.
El recién llegado paró de comer y levantó la cabeza hacia ChanYeol.
—SeHun lo haría mierda y LuHan lo mataría a él por eso. —El chico volvió a comer—. Yo creo que está bien contigo. No parece demasiado inútil.
—Dejen de hablar de mí como si no estuviera aquí —dijo deliberadamente y le dirigió una mirada con ceño fruncido al chico nuevo, ganándose una ceja alzada.
En aquel momento, cuando pudo ver directamente la cara del chico, logró darse cuenta que este tenía el labio inferior perforado, justo del lado izquierdo. Su pelo era rubio y lo tenía peinado hacia atrás.
—Me da igual la mierda que digas. Solo calla y come —el chico contestó con simpleza y asintió con la cabeza, todo esto sin cambiar su expresión de seriedad.
—¡MinSeok! —El chico rubio cerró los ojos al escuchar el grito proveniente de alguna parte, como si intentara contenerse—. ¿Cuántas veces debo decirte que no comas sin mí?
Delante de ellos apareció un chico de cabello castaño oscuro que traía una bandeja con comida en las manos y que BaekHyun logró identifica de inmediato como JongDae, el jefe de la que era su categoría. El tipo ni siquiera esperó a que alguien le dijera algo y tomó asiento en la misma mesa, justo delante de ellos.
—Eres mi chico —continuó hablando JongDae con un tono serio, como si regañara al tipo del labio perforado.
—Deja de ser un bastardo, JongDae. Ya no soy tu chico. Acéptalo.
—Sigo siendo tu jefe, así que no vuelvas a hablarme así, hijo de puta.
Se formó un silencio entre ambos personajes y ChanYeol suspiró, haciendo que BaekHyun le dirigiera una mirada. Solo en ese instante se dio cuenta que estuvo durante toda la aparente discusión apegado al cuerpo del más alto, como solía hacer de pequeño con su madre cuando lo llevaba con personas que no conocía.
—Dejen de discutir —mencionó ChanYeol antes de volver a comer.
Ambos chicos comenzaron a comer luego de enviarse una mala mirada entre ellos.
—ChanYeol —volvió a hablar al chico rubio—, ¿entrenarás con nosotros esta noche?
—Esa es mi idea.
—¿Dejarás a tu chico solo la primera noche? —preguntó JongDae con el ceño fruncido—. Se me hace extraño viniendo de ti.
—Él podrá cuidarse solo —aseguró ChanYeol y continuó comiendo.
Por alguna razón que BaekHyun desconocía, recibió una mirada extraña por parte de JongDae y MinSeok, quien aparentemente se llamaba el rubio, pero francamente a BaekHyun podían chuparle entre los tres el testículo izquierdo; le daba completamente igual. Si estaba solo era mucho mejor para él, así tenía oportunidad para hacer cualquier tipo de mierda y largarse de allí.
BaekHyun ni siquiera recordaba por cuánto tiempo no comió, ni siquiera sabía cuántas horas o días pasaron antes de que despertara en esa oscura celda, pero el hambre se lo comía vivo y, a pesar de que era un chico que iba al gimnasio tres veces a la semana y que era sumamente riguroso con su alimentación saludable y baja en gluten, se atrevió a ponerse de pie para caminar hasta la fila que hacían los hombres para conseguir más comida, ganándose en respuesta un tirón de brazo que lo obligó sentarse.
—¿A dónde vas?
—Tengo hambre —soltó con simpleza y se encogió de hombros, ganándose unos ojos en blanco por parte de ChanYeol. El chico corrió su bandeja medio llena hacia él, provocando que frunciera el ceño—. Pero yo quiero camarones.
—¡Maldición!
ChanYeol se puso de pie con su bandeja desocupada y él sonrió cuando lo vio ponerse en la fila para buscar más comida. Cuando volvió a mirar a su mesa se encontró con los otros dos chicos, quienes dejaron de comer y lo miraron con los ojos bien abiertos.
—¿Así que te llamas BaekHyun? —preguntó el rubio mientras hacia a un lado su bandeja y apoyaba los brazos sobre la mesa, acercándose a él.
BaekHyun elevó una ceja al ver el tatuaje de una serpiente roja rodear el brazo izquierdo del tipo.
—Ajá. ¿Por qué? —Apoyó los brazos también sobre la mesa, aunque él no pudo mostrar nada más que una piel lechosa con unos cuantos lunares.
—Me gustas.
—¡¿Ah?! —A pesar de que las palabras estaban en la punta de la lengua de BaekHyun, no fue él quien las dijo, sino el castaño que también estaba sentado en la mesa.
—Quiero decir que me gusta su carácter, idiota.
La cara de alivio de JongDae fue evidente, cosa que lo hizo soltar una risa porque era demasiado obvio que le gustaba el rubio.
—¿Ya son pareja o aún no? —se atrevió a preguntar y con los palillos sacó unos brócolis del plato de ChanYeol, ganándose una ceja alzada por parte del rubio.
—¿Estás loco? Lo hace del asco —comentó y retomó su comida.
—¿Qué? Eso no es cierto —se defendió el otro, sacándole una sonrisa a BaekHyun mientras aún tenía los palillos entre los labios.
—Sí lo es. Te pones tierno y gimes mucho.
BaekHyun rio nuevamente, tan ensimismado y entretenido con la discusión que ni cuenta se dio de que ChanYeol ya había llegado.
—¿Me estás jodiendo? —preguntó al ver la bandeja llena de camarones. O sea, toda. Ni postre le dio el maldito bastardo.
—Tú querías camarones.
—Uy, que obediente de tu parte. Gracias —dijo irónico, ganándose una ceja alzada por parte de ChanYeol.
Y este estuvo dispuesto a rebatirle, pero una risa por parte de sus compañeros de mesa hizo que su mirada volviera hacia el frente.
—ChanYeol, por favor, jódetelo. Es un hijo de puta —mencionó JongDae, ganándose una ceja alzada de su parte.
—Me jode y me pega la sarna —se atrevió a decir y agarró uno de los camarones con sus palillos.
Se preparó para llevárselo a la boca, pero una mano grande le envolvió la garganta, obligándolo a voltearse. Sus ojos quedaron fijos en los negros del contrario y su cuerpo se estremeció por completo. De repente perdió toda la confianza que consiguió al hablar con JongDae y MinSeok.
—Repítelo —escupió ChanYeol sobre su rostro, demasiado cerca como para que aquello se escuchara decente.
Se sintió extraño en ese momento, como... hechizado, con los ojos fijos en los contrarios y con el tacto ajeno quemándole la garganta. El aliento a menta y frutilla le chocó contra el rostro, BaekHyun pudo verle los poros limpios de la nariz y lo bien perfilado de sus cejas.
—¿Cada cuánto te haces limpiezas faciales? —preguntó, diciéndose a sí mismo que podían decirle lo que quisieran, pero que él sería quien tuviera la última palabra.
Claramente descolocó al chico, así que aprovechó eso para poner la mano sobre la muñeca ajena y alejó la extremidad.
—Dámelo —mencionó MinSeok con seriedad y emoción a la vez.
—No jodas. Es mío. —Las palabras de ChanYeol fueron extrañas, lo que provocó que todos se giraran a mirarlo, pero este los ignoró y simplemente continuó comiendo lo que le quedaba en la bandeja.
El tema quedó ahí, así que él se concentró en continuar comiéndose los camarones. La cosa fue bastante incómoda después de eso, aunque solo bastaron unos minutos para que JongDae volviera a abrir la boca y MinSeok se quejara para que este se callara. Era divertido verlos.
No pudo comerse todos los camarones, así que JongDae junto al rubio picotearon sobre su plato mientras hablaban con él. BaekHyun se permitió conversar, mostrarse confiado y autosuficiente. Por otro lado, se dio cuenta que ChanYeol era un hombre de pocas palabras o puede que directamente no haya querido hablar con ellos, porque la mayor parte del tiempo se la pasó con la espalda recostada sobre la silla y los brazos cruzados, como un niño amurrado.
—¿Ya terminaron? —preguntó el pelinegro al ver que JongDae y BaekHyun se pelearon por el último camarón—. Necesito dejarte en la habitación —dijo mirando a BaekHyun.
—¿No puedo acompañarlos? —se atrevió a preguntar antes de meterse a la boca el camarón que le ganó a JongDae.
El silenció fue sepulcral y por primera vez estando con ellos BaekHyun temió decir algo malo.
—Prefiero que te quedes en la habitación —mencionó ChanYeol y se acomodó el reloj de muñeca—. Es más seguro y, como no estaré, podrás descansar con tranquilidad.
Se sorprendió ante sus palabras, especialmente considerando que el hijo de puta era un mierda con él.
—Puedes llevar postre si quieres. —ChanYeol apuntó con la barbilla el mesón de la cocina, sorprendiéndolo más.
Al mirar a los otros presentes en la mesa se dio cuenta que no fue el único sorprendido por el comentario del pelinegro. De hecho, el mismo ChanYeol se dio cuenta que dijo más de lo que tenía que decir, porque chasqueó la lengua y les hizo un gesto de cabeza para que se pusieran de pie. Nadie dijo nada y BaekHyun lo agradeció, porque su cabeza seguía intentando procesar lo que dijo el tipo.
Una vez en la puerta del comedor se despidieron de MinSeok y JongDae y caminaron por los pasillos, al parecer en dirección a la habitación. Había menos gente en el lugar, cosa que le sorprendió, considerando todos los hombres con los que se encontraron unas horas antes.
—¿Dónde están todos?
—Trabajando —mencionó ChanYeol sin darle ningún tipo de atención a su pregunta.
—ChanYeol —llamó, ganándose su mirada—, ¿qué es este lugar?
—Te darás cuenta con el tiempo.
—Pero quiero saber... —El pelinegro guardó silencio y continuó caminando como si no lo hubiese escuchado—. ChanYeol.
—No puedo decirte ahora. Luego lo sabrás por tu cuenta.
El chico metió la llave dentro de la cerradura y abrió la puerta, dejando ver nuevamente aquellas paredes celestes y descascaradas.
—Por nada del mundo puedes salir de aquí, ¿entiendes?
BaekHyun asintió con un chasquido de lengua, ganándose un ceño fruncido por parte del contrario. Ingresó a la habitación y ChanYeol se quedó parado en la entrada con la puerta abierta a la vez que mantenía una mano sobre la manilla. Mientras tanto BaekHyun se sacó los zapatos y se dirigió a la cama para sentarse en esta, sintiendo recién el cuerpo cansado. Desde donde estaba miró al pelinegro, diciéndose a sí mismo que lo único que quería era que se fuera para así descansar cómodamente. Ya para ese momento le daba igual lo que tenía que hacer ese tal ChanYeol. Por él que se muriera.
—Volveré tarde, así que no me esperes.
El chico apagó la luz y cerró la puerta luego de decir aquello, dejando a BaekHyun sumergido en una aterradora oscuridad que hizo de eco a los sonidos que brotaban de otras habitaciones que estaban cercanas a la suya. Por mucho que creció y que ya estuviera en cuarto año de la universidad, seguía teniéndole un poco de miedo a la oscuridad, especialmente al ser consciente de dónde estaba; un lugar con tantos insectos y bacterias que lo hicieron sentir arcadas.
La pequeña ventana que estaba un poco más arriba de su cabeza era lo único que hacía como fuente de luz en el lugar, permitiéndole una clara vista de la puerta.
Lo meditó durante unos minutos eternos y no quitó la vista de esa manilla sucia. Se puso de pie aún sobre la cama y se afirmó de los bordes de la ventana para mirar a través de esta, encontrándose con unos gruesos barrotes y un vidrio roto que seguramente se puso ahí en un inicio con la intención de que no entrara el frío. Sin embargo, más allá de esos pequeños detalles, BaekHyun vio el cielo estrellado y la luna resplandeciente iluminando las copas de los árboles que se extendían por un verde campo que parecía infinito. BaekHyun forzó sus brazos con la intención de ver un poco más, encontrándose con una reja inmensa que separaba la edificación de aquel libre campo.
Se volvió a sentar en la cama, cerró los ojos y dejó que la primera lágrima cayera. Bien, era la primera vez que lloraba en ese lugar, ni siquiera lo hizo cuando despertó en esa oscura habitación o cuando el chiquitito doctor lo golpeó. No obstante, en ese momento no pudo aguantar más, al menos no estando solo y siendo consciente de lo que sucedía. Mierda. Lo metieron ahí contra su voluntad y no había ningún indicio de que fuera para mandarlo de vacaciones al extranjero.
Maldición. Además, estaba en el cuarto piso. Escapar por la ventana no era una opción.
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