•|Capítulo 20|•
Después de pasar por esa extraña situación con los trillizos Sakamakis, por arte de magia me hallaba en la azotea, sentado en una pequeña banca que había por ahí, para apreciar la vista de la noche... Agh, ¿a quién engaño? Era el receso y no podía faltar mi cena del día, aunque no sé si el vaso con ramem es cena. No pregunten como es que tengo esto.
Prácticamente hablando, si voy a la cafetería de nuevo, podría encontrarme con los Sakamakis, o probablemente con los Mukamis, pero la verdad es que no me siento cómodo con ninguno, excepto por Yūma-san, siento que nos entendemos sin necesidad de hablar sobre temas personales.
Ahora que lo digo, todos tienen un aura misteriosa, como si lo cubriesen con barreras de impenetrabilidad. Ah, me oí muy metafórico, y es mala señal. Los vampiros son raros. Ya veo porque las mujeres se vuelven locas por ellos, especialmente las lectoras.
Melanny: Mordiste la mano Tatsumi. ¡La mordiste!
Ay ya, perdón, lo hago sin querer.
Mientras cenaba mi rico ramen de vaso, pude escuchar la puerta que conecta a la azotea siendo abierta, shit.
—¿Eh?
No quería voltear al estilo exorcista quien era, pero tenía que estar precavido para lo que me enfrentaría en el futuro. En realidad sería innecesario, pero más vale prevenir que lamentar.
Iba a voltear y mirar de reojo, hasta que escucho una voz reconocible.
—Ah, eres tú. Creí que estabas en la cafetería.— Dijo él con mala gana. Bueno, desde que nos vimos por primera vez, supe que no le caería bien.
—“Últimamente nos estamos topando, ¿ah?”— Y es demasiada casualidad para mí. Sospechoso.
—Tch, ¿acaso no te importó mi advertencia?
Comenzó a acercarse el peliblanco de mechones rosados, dando pisadas algo pesadas. Su rostro estaba fruncido, y su mirada me quería matar. Pero no me inmuté, de hecho, quería saber que pedo con él.
—Otra vez hueles a su maldita presencia, y para variar, ahora Reiji y Shū están interesados en ti. Maldito...— Veo de reojo que aprieta con impotencia sus manos, convirtiéndolas en puños.
Con sinceridad le dije. —Creame, Subaru-san, he querido irme de esta estúpida Academia.
Él, solamente suspiró con pesar, sentándose a un lado mío con los párpados cerrados, sin hacer contacto visual. Desvié mi vista en su silueta, para enfocarme en mi almuerzo.
Mientras comía mis fideos, juré que sentía la mirada del ojirrojo en mí, no sabía porque lo estaba haciendo, sin embargo, envés de que me incomodara, me dio igual.
—No sé porqué mis hermanos pusieron sus ojos en ti y, veo que no son los únicos, sino también los Mukami.— Por lo menos rompió el hielo. —Tch, aún así...
—¿Quieres un poco?—. Le mostré con los palillos una porción de fideos.
Él se mostró sorprendido por mi acción, tal vez nadie le había ofrecido alguna comida que sea compartida, o a lo mejor, le pareció raro.
Acerqué el vaso y la porción cerca de su rostro a ver que reacción pondría, él seguía sorprendido. De repente mostró una faceta molesta y fruncida, haciendo de lado su cabeza, evitando el ramen que le tendía en frente.
—No... gracias.
—“¿Eh? ¿Dónde había visto esto?— No estoy loco, cuando evitó el ramen, ¿estaba sonrojado? —Jah, sí, como no.”
Pensé con incredulidad. No podía ser un Tsundere... ¿O sí? Agh, no lo sé. Acabaré mi ramen y me iré de aquí lo antes posible.
—¿Seguro que no quieres?—. Le volví a ofrecer con desinterés.
No dijo ni pío. Bajé los hombros despreocupado volviendo a comer.
—¿Acaso sabés lo que pasará si sigues estando aquí?
Vuelve a preguntar con seriedad. Yo simplemente contesté. —No lo sé.
—Sabes que somos vampiros y que la mayoría de aquí asisten aquí, ¿no?
—Sí.
—Y que podrían morderte y succionar tu sangre hasta que ya no quede nada de ti.
—Correcto.
—Si quisiera yo, en estos momentos, podría matarte...
Lo miré de reojo inexpresivo. —¿A dónde quieres llegar?
—Por alguna razón, siento que puedo decirte cualquier cosa, inclusive, si fuera algo personal.— Okey, por primera vez me estoy incomodando. —No obstante...— Me mira por unos segundos, pude observar en su iris algo de melancolía. —¿No... nos tienes miedo?
—... “¿Cómo dice qué dijo?” ¿Eh?
—Pregunté, si no nos tienes miedo.— Está vez su tono se puso reacio y mucho más serio, y creo que frustrado de no sé qué.
No dejó de mirarme que hasta se acercó a mi rostro neutral. Estoy más confundido que nunca.
—¿Por qué preguntas algo cómo eso?
El desvió la mirada, mordiéndose el labio. —¡Sólo contesta!
—“Oye, tranquilo viejo.”
Cómo dije antes y lo confirmo; los vampiros tienen bipolaridad, estoy seguro. Pero mejor le contesto, antes de que me entierre con la mirada, si es que vuelve a hacerme contacto visual.
Sin pensarlo dos veces, respondo con otra pregunta. —¿Por qué debería?
—¿Ah?—. De nueva cuenta voltea a verme con una pizca de sorpresa y, a la vez confundido.
—Digo, sé que ustedes son vampiros desde que Ayato-san me mordió por puro capricho. Pero, conforme avanzaba el tiempo, supe que los vampiros son... raros.
No sé si fue mi imaginación, o Subaru-san se le cayó una gota en la sien teniendo ahora un rostro a lo Poker Face. Ups.
—Ah, ya veo.
Con algo de curiosidad le pregunté. —¿Preguntas eso a menudo cuándo conoces a alguien?
—Emh, para nada. Oh, bueno...— Pone su mano izquierda a su cuello en signo de que le debió dar algo de pena. —Solamente quería preguntartelo.
—Hmm~.— Sigo sospechando. Bah, no importa. —Veo que eres diferente a los otros Sakamakis.
Lo miré detenidamente y, al parecer no muestra malas intenciones como lo pensé. Aunque no cambia el hecho de que también tenga un aura misteriosa que no logro comprender.
... Meh, ¿a quién le importa?
Desvié mi mirada hacia mi vaso de ramen yase vacío, wow. Yo ni en cuenta de que me lo había acabado.
—Bueno...— Me levanté con algo de pereza, mirando a Subaru-san con neutralidad, diciendo lo siguiente. —No me esperaba tener su compañía, no obstante, lo agradezco.
—Tch, ni que fuera tan importante. Estúpido.— De nuevo, a Subaru-san se le subieron los colores rojizos a sus mejillas. ¿Acaso tendrá fiebre o qué?
Iba a tocarle la frente sin su consentimiento, hasta que su mano derecha detuvo mi acción. Mirándome con molestia.
—No vuelvas a hacer eso. ¿Entendido?
Apretó más el agarre en mi muñeca. Para su sorpresa, me quité de su agarre con facilidad sin mostrar signos de dolor. Como siempre, permanecía inerte ante todo.
—Creí que estaba enfermo, pero ya veo que no, Subaru-san.
Estaba a punto de irme cuando siento un ligero jalón en mi sudadera negra de Star Wars de Han Solo, de reojo miré a un peliblanco/rosa que me miró con algo de determinación. Esperen...
—Tatsumi Toriyama...— Oh ouh. —Yo...
—“Jo-der. A final de cuentas, si era un Tsundere.”
Pero no sabía porqué a cada rato se sonrojaba conmigo. ¿Tendrá fiebre o coronavirus?
(...)
¡Perdón por no haber publicado! Es que mi imaginación estaba acabada, a parte de no saber que más agregarle y quedarme trabada con la trama.
Estoy muy feliz de que sigan esta historia a pesar de que se quedó pausada un tiempillo, ¡fue gracias a ustedes que cada día me inspiran a seguir!
Y sé que también hay otras historias que se quedaron a medias, pero la verdad... No sé si tendré la misma motivación a seguir, a parte de que ya mero se acaban las vacaciones. Chale xD.
Bueno, sin más que decir. Nos vemos en otro capítulo. Probablemente suba el siguiente capítulo. Eso sí, no prometo nada.
Sé que ya han leído esto pero.... Cuídense bien del CORONAVIRUS!!! j.pg
Jaja! Okey, espero de que les haya gustado. Se que no se vino lo chido como esperaban, pero apuesto a que no se esperaban esto. ¿Verdad?
El Subarín sonrojándose a cada rato por nuestro prota 7u7, ¿por qué será?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro