•|Capítulo 18|•
Hum~, me removí en algo cómodo y suave. Lentamente abría mis párpados, viendo por primera vez en mi campo de visión el techo blanco junto con una iluminación que daba el foco.
Cuando intenté levantarme sentí mi cuerpo un poco pesado, chasqueo la lengua.
Mejor me acomodo en la cama; está mil veces mejor quedarme aquí que estar en un salón con profesores que hablan de puras estupideces.
Suspiré para mís adentros. Veo que a mi alrededor están unos pares de cortinas celestes rodeando la cama.
—“Al parecer estoy en la enfermería.”— No soy tan idiota como para decir el típico: “E-Etto... ¿Dónde estoy?”. En serio, no mamen.
La pregunta lógica es: ¿quién me trajo hasta aquí? Porque si no me falla la memoria, quedé inconsciente gracias a los dos Sakamakis por darme como recompensa falta de sangre hasta dejarme inválido.
Dudo mucho que alguno de ellos haya sido. Por lo que me contó Yui-san; ellos no se preocupan por el prójimo. No obstante sentí como me cargaban al estilo nupcial. Hum, hay una probabilidad... muy poca.
—Oh, veo que despertaste.— Escucho una voz amable y, ¿varonil? al hablarme. Pongo una mueca a lo Poker por lo que dijo. —¿Cómo te sientes?
Lo miré detenidamente, al parecer es un adulto pero es muy joven, tiene el cabello largo y rizado hasta por la mitad de su espalda de un color blanco y rosado en las puntas, teniendo sus ojos color ámbar acompañados de unos lentes. Tiene la típica bata blanca de doctor, noté que en sus manos tenía unos guantes blancos.
Contesté a su pregunta con seriedad. —Estoy bien, solamente me desmayé.— Intenté por segunda vez en levantarme.
El doctor peliblanco/rosa vio mis intenciones, no sé porque se acercó a mí con preocupación.
—Ha perdido mucha sangre, le sugiero que no se mueva en un rato y reponga energías.— Me tiende de quien-sabe-donde un vaso con agua. —Tome.
Ayudó a sentarme poniendo su mano en mi espalda, para después ayudarme en que yo la bebiera. Cuando finalmente me la acabé, agradecí.
—Gracias, no tenía porqué...— Él me interrumpió con una sonrisa.
—No es nada, ayudar y cuidar a los alumnos es parte de mi trabajo.— Mientras decía aquello, no pude evitar mirar su boca, viendo principalmente lo que me llamó la atención; sus colmillos.
—“No-ma-mes.”— ¡¿EL DOCTOR TAMBIÉN ES UN VAMPIRO!? —“¡¿Todos son vampiros, o qué pedo!?”
Por dentro estaba sorprendido, que suerte que por fuera puedo ser discreto. Que crazy.
Aunque, era de esperarse al estar en una Academia Nocturna.
—Ah, unos dos alumnos vinieron a dejarte por tu desmayo, se les notaba muy preocupados.— Abrió la cortina, viendo la sala de la enfermería, el doctor buscaba entre unos cajones algo. —Jamás vi a los dos Sakamakis tan preocupados por alguien, especialmente de un chico.
Volví a acostarme con fatiguez, posando mis ojos rojos en el techo como si fuera importante ahora, le contesté al peliblanco mayor con otra pregunta.
—¿Se refiere a Shū-san y a Reiji-san?
—Correcto.— Afirmó. Vaya, mi probabilidad se hizo al 100%. —Un pelirrubio te trajo cargando mientras el otro me informó que te habías desmayado por pérdida de sangre y que estabas enfermo.
—“Entonces Reiji dio una mentirilla para no meterse en problemas, típico de alguien cómo él.”— Di un suspiro frustrado.
Me preocupa que el doctor siga buscando algo, quizás me drogará y beberá la poca sangre que me queda para después dejarme escuálido por debajo de un puente para que así la policía no lo encuentre. ¿La noche no puede ser peor?
—¡Ah! ¡Aquí está!—. Exclamó de repente el enfermero aliviado. Encaminándose hacia a mí con una sonrisa, tendiéndome está vez el vaso de agua acompañado de una pastilla antibiótica. —Es para tu enfermedad; ayuda en que no te duela la cabeza, no tengas la ingestión, o en quitar la tos.
—Eh~.— Muy sospechoso, pero ya qué. Él es el experto. De nuevo me ayudó a quedarme sentado, está vez me tomé la pastilla pasándola con ayuda del agua. —Gracias. “Otra vez.”
Espero que no sea para drogarme y violarme como la última vez.
—No hay de qué.— Me dice al igual que sonreía, dejó el vaso de vidrio a un lado de un buró. —Siento no haberme presentado antes, mi nombre es: Reinhart. ¿Y el suyo, joven?
—¿Ah? Creí que los Sakamakis ya se lo habían dicho, Reinhart-san.— Respondí confundido.
—Oh, bueno, ellos después de dejarte se retiraron con prisa, tampoco les pregunté por su nombre.— Sonrió cohibido, dándome una mirada extraña.
—Este... Pues si es así. Mucho gusto señor Reinhart, soy Tatsumi Toriyama.— Di un asentimiento con la cabeza en forma de presentarme por educación, sin dejar de hacer contacto visual con el peliblanco/rosa. —Lamento si fui una molestia para usted.
—No diga eso, Toriyama-san. Soy el médico de la Academia Ryōtei, mi trabajo es asegurarme de que ningún alumno esté en malas condiciones y pueda seguir con su vida cotidiana.
—“¿Okey~?”— Estoy comenzando a tener una corazonada, en serio.
—La verdad, muchos estudiantes han estado faltando a esta escuela, ya sea por rumores falsos o por...— Lo interrumpí, vaya que quiere echar plática.
—Vampiros, lo sé.
—Oh~, al parecer no es ingenuo como otras personas. Normalmente la gente cuando sabe que hay vampiros en este instituto dejan de asistir.— Su mirada se muestra con algo de tristeza, sonriendo con afligidez.
—Entonces...— No pude evitar cuestionarle con curiosidad. —¿La mayoría de alumnos son vampiros?
—¡Ah, no! ¡Claro que no! Solamente hay una mitad del porcentaje entre ellos y los humanos.— Respondió como si fuese algo normal.
No puedo dejar de mirarlo fijamente, algo tiene éste doctor que trata de disimular su personalidad. Y mi intuición me dice que... estoy jodido.
—Bueno— Comencé a reincorporarme como si nada, sentándome en la orilla de la cama. —, muchas gracias por su ayuda, Reinhart-san. Si me disculpa...
Estaba a punto de levantarme cuando siento una presión en mi hombro. ¿Pero qué?
Alcé una ceja por la repentina acción del oji-ámbar, lo miré un par de segundos hasta que él me la devolvió sonriéndome de lado.
—Nee~, Toriyama-san. No sea tan prudente en irse sin antes haber descansado lo suficiente.— ¿Acaso me está obligando?
—No lo creerá Reinhart-san, pero ya estoy bien, mi sangre ya circula a la perfección.— Está vez presionó más en mi hombro por culpa de su fuerza. Cuando escuché el típico crujido de mi hueso, reaccioné.
Lo tomé de la muñeca con una velocidad sobrehumana gracias al reflejo, viendo en su expresión una sorprendida e impactada.
Sin dejar de mirarlo con frialdad, apreté se sobremanera su muñeca de modo en que se escucharía sus huesos romperse.
—Reinhart-san, le sugiero que me suelte. Por favor.— Sin quitar la formalidad le digo mirándolo fijamente.
Él intentó apartar su muñeca derecha que ahora ya está aprisionada por mi agarre súper fuerte, pero no lo dejé y forcé más el agarre.
El oji-ámbar empezó a reír levemente, hasta echar carcajadas. Yo me quedé sacado de onda por sus repentinas risas retrasadas.
—Es tan irónico en que un vampiro como yo esté siendo agarrado fuertemente por un humano enclenque.— Decía entre risas con algo de superioridad. —¡Eres muy interesante, Tatsumi-kun!
—“Está fumado. Definitivamente.”
—¿Sabés quién soy yo, eh~?—. De repente su vista se puso sombría, agrandando más su sonrisa dejando ver claramente sus colmillos, que inconscientemente se volvían un poco más grandes de lo normal, y su apariencia cambiaba.
No chingues.
Su cabello era más largo hasta casi rozar el suelo, su vestimenta era elegante y sacado de esos típicos cuentos de drácula.
Alzó su mirada cambiándola a una intimidante.
—Soy el Rey de los Vampiros: KarlHeinz Sakamaki. Veo que me estás comenzando a llamar la atención.— Se acerca con una velocidad inhumana hasta mi oído, susurrándome. —Y veo que mis hijos ya te echaron el ojo.
—... ¿Eh?
Le diré a Atsushi-san que me expulsé de la escuela permanentemente. En esta escuela todos te quieren violar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro