•|Capítulo 17|•
Cuando ya acabó por completo el receso, yo y los Mukamis volvíamos juntos hacia nuestras respectivas aulas de clase, y para variar en el camino no dejaba de joderme la vida Kou-san. O tal vez trata de coquetearme; porque sus intentos resultan en vano ya que lo he estado ignorando sin cambiar mi expresión neutra.
—“Ya tengo bastante con Laito. ¿Y ahora tengo que lidiar con el bipolar de Kou?”
Suspiré para mis adentros estresado, por lo menos el pelirrubio no me odia, no quisiera llevarme mal con él por lo de Yūma-san.
Como sea, siempre y cuando ellos no se metan en lo que no les incumbe.
Llegué a mi aula, despidiéndome de ellos con despreocupación. No tardé en darme media vuelta para entrar a mi salón hasta chocar con alguien; alcé la vista un poco para encontrarme con una ojiverde, espera... ¿Ayato-san?
—¿Puedo saber... POR QUÉ ESTABAS CON ESOS VAMPIROS DE CUARTA?
—“¿Vampiros de cuarta?”— Me le quedé mirando confundido. —¿Se refiere a los Mukami?
Siento un jalón en mi camisa por el mentón, atraído por el mismo pelirrojo, quien fruncía el ceño sin inmutarme.
— Por si no lo notaste, te he estado observando del como platicabas con ellos. ¡No sé porqué le sonreíste a esos adoptados!
Se me baja una gota en la sien, así que... él era quien me “espiaba”, mierda.
—¿Y~, puedo saber por qué me estabas “espiando”?—. Hice énfasis en la última palabra, mostrándome inexpresivo a la situación.
Aflojó su agarre de mi mentón, pero todavía me estaba agarrando.
Él chasqueó la lengua con frustración, soltando de repente.
—¡Porque eres mío!
Anomá...
¿Qué... dijo? Bueno, no debería darle importancia, después de todo sólo quieren mi sangre. Y éste se aprovechó en darme dos mordidas porque fui un inepto que creyó poder sentir al fin ese sentimiento; el dolor. No obstante, sólo conseguí en que me joda la vida, junto con Laito y Kanato, y probablemente Shū, pero los que no me han molestado son Reiji y Subaru-san. Suspiré aliviado.
El peliblanco/rosa tiene razón, ya no debería relacionarme con ellos, aparte, porque todavía tengo el presentimiento de estar en un Harem, me pregunto si Yui-san siente lo mismo, porque obvio, vive con un montón de vampiros inmortales que he de admitir que son “lindos”; esa palabra los define por fuera, ah; pero por dentro son unos completos sádicos, aunque tengan algo de humanidad.
Me solté del agarre de sus manos. -No soy de nadie. Y ya déjame en paz.
—¡Tch!
Sentí un toque en el hombro, al mismo tiempo que escuché una voz familiar.
—Ayato, no molestes a Tatsumi-san, qué descortés.— ¿Reiji-san?
—Ése no es asunto tuyo, cuatro ojos.
—Al menos comportate como se debe.— Le dijo esta vez más serio y arisco, sin quitar su tono educado. Que crazy.
Se sintió por un momento la tensión de aquellos dos, vi que se echaban chispas por los ojos, pero no duró su contacto visual ya que Ayato apartó la mirada chasqueando la lengua molesto, después se adentró al salón.
—Siento la conducta de Ayato. A veces no controla su mal genio.— Veo que no se llevan para nada bien, en mayúscula. Se ajusta los lentes con el ceño fruncido.
—No hacía falta que se interpusiera, Reiji-san.
A menos que tenga una razón para decirme el porqué ahora se mete.
—Bueno, últimamente ellos muestran desinterés en la novia de sacrificio.— Comenzó a argumentar con seriedad. —Laito, Kanato, y Ayato han estado juntos desde que fueron a tu departamento.
—¿Le contaron?—. Pregunté desinteresado al tema que quería llegar.
—Sí, ellos no paraban de contarnos sobre lo exquisita que sabía tu sangre.— Me observa con desdén. —Y la verdad, nos invadió la curiosidad si nosotros tomáramos a otra presa que no sea la torpe humana.
No me di cuenta que se me estaba acercando demasiado, hasta que él juntó su frente contra la mía. El ojimagenta sonrió con algo de prepotencia.
—Sería descortés de mi parte morderte sin su permiso pero...— Me tomó de ambos hombros.
Sin embargo, él nos había teletransportado a otro salón que estaba vacío. A su pinchi...
—“Espero que no sea lo que esté pensando.”
Reiji-san me arrinconó en el escritorio del maestro, tomándome de ambas muñecas fuertemente. Nuevamente el pelinegro se me acerca al rostro sin quitar su sonrisa que se me figuraba a una sádica.
—Vamos... Quejate del dolor incondicional...
Mierda, si sigue así me romperá las muñecas, y lo peor es que mi seguro de vida está en mi casa.
—Sentirás el verdadero placer de ser mordido.— Me susurra en el oído con una voz... ¿más ronca?
¿Qué carajos?
—Comprobaré yo mismo si tu sangre es de la mejor.— Él sacó sus colmillos no sin antes dejar al descubierto mi hombro. Su mirada se está poniendo intensa,, mala señal.
—“R.I.P Tatsumi Toriyama. 2003-2019. Feliz Navidad... Ni madres.”— Éste vampiro, es fuerte igual que Subaru.
—¡Pon resistencia! No veo que implores el que no beba tu sangre.— Pues bebela y ya, de por sí, estoy frito.
Esperé pacientemente lo que ocurriría después, pero no me esperé oír una voz despreocupada.
—Reiji, parece que no soy el único en saber que también lo quieres por su sangre.
—Tch, maldito mantenido.— Chasqueó la lengua molesto. —Como siempre interrumpiendo lo que no te incumbe.
—Claro que me importa.
De repente Shū se puso detrás mío, sujetándome el mentón con algo de cuidado.
—Después de todo... Yo también tengo curiosidad sobre ti. Todo de ti.— A su mecha.
Genial, mientras Shū me muerde en el mero cuello, Reiji está mordiendo mi hombro izquierdo. Ambos no dejaban de hacer sonidos raros al estar chupando mi sangre, se les escuchaba muy desesperados.
No dejaban de beber como locos desquiciados. Me comenzó a dar punzadas en donde estaban mordiendo, y siento la falta de sangre. Si antes creía que los trillizos mordían y succionaban peor; ahora sé que los Sakamakis mayores son más peores.
Pierdo fuerzas a medida que mi sangre se iba minuciosamente.
Cuando al fin dejaron de hacer lo suyo, lamieron la zona en donde mordieron dando por último... ¿Un beso?
—Es mejor de lo que imaginé.
—Así es, Shū.
—¿Có-Cómo me has dicho?
Preguntó el Sakamaki mayor anonadado por lo que dijo Reiji.
—Te llamé por tu nombre, ¿no? Tch, no lo voy a repetir de nuevo, holgazán, estate atento.
¿Por qué le habrá sorprendido el que lo llamase por su nombre? ¿Tuvieron algo ellos dos?
—Aún así, tu sangre es muy ligera y tiene un aroma tan atrayente, que a cualquier vampiro que estuviese cerca, lo hubiera vuelto loco.— No sé si Reiji alagó, o me dijo que soy una presa fácil indirectamente.
—Entonces está decidido.— ¿Are? ¿Desdé cuándo Shū se puso a un lado del pelinegro? Ambos me están mirando seriamente. —Tatsumi Toriyama. Tú...
—Eres nuestro.— Dijeron ambos al unísono. Esperen... ¿Qué dijeron?
—.....
No dije nada al respecto, limité ponerme bien la camiseta de la escuela y hacer un saludo de sargento en forma de despedida sin dejar mi inexpresividad hacia ellos.
Tan sólo di dos pasos que... Terminé cayendo de golpe. Mi vista se nublaba por completo, y mis párpados pesaban cada vez que intentaba abrirlos en vano. Cedí a la oscuridad por está vez. Aun sin perder la conciencia pude sentir unos brazos cargarme al estilo nupcial.
Gran noche la de hoy, ¿eh?
(...)
Es un papucho~... xD
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