•|Capítulo 15|•
Se me olvidó por completo que les debo dinero a los Sakamakis por romper la puerta del sanitario. Pero lo bueno es que ellos no me han exigido sobre aquello.
Sin embargo, no sé donde mierda voy a sacar 6,000,000¥ para comprar una puerta de mansión, y lo peor es que era una de esas típicas puertas caras de ricos. Pero me las arreglaré con el tiempo, en cuanto busque un trabajo con buen salario, todo bien.
Ahora me dirigía a la Academia Ryōtei caminando, mientras miraba a los alrededores las tiendas aún iluminadas por las calles, ya que era de noche, aparte miraba en los puestos si buscaban empleados restantes, pero no hallaba ninguno que decían solicitarlos y así.
Era algo ventajoso ir a una escuela nocturna; porque no te dejan “mucha” tarea, igual puedo trabajar a las 24/7 sin cansarme tanto. Sufro solamente de insomnio por el día, o aveces si me quedo despierto perdiendo por completo la noción del tiempo sin que me haga la falta de sueño.
Llegué a la institución, y como siempre justo a tiempo para ver el mini teatrito que formaban los Sakamakis y Mukamis gracias a sus admiradoras, chasqueo la lengua sin cambiar mi expresión.
Ignorando toda la muchedumbre reunida, iba directo a la puerta principal, pero un toque en el hombro me impide dar otro paso. Por encima de mi hombro volteo a ver quien era.
Una sonrisa socarrona aparece en sus labios. —Tanto tiempo, cerdo.
—Hola, Yūma-san.— Ahora giré mi cuerpo estando frente a frente, tuve que alzar la cabeza ya que él era muy alto, casi superaba los dos metros. Mide como 1.90 centímetros mientras que yo soy 1.60. —¿Cómo has estado?
—Meh, lo normal como siempre.— Hace ademanes restándole importancia. Me mira serio, sin quitar su tono amigable. —Oye, después de las clases te presentaré “formalmente” a mis hermanos.
—¿Eh...?
Solamente pude formular eso, ya que la idea que tuvo me pareció algo... inesperado, aparte de que no le agrado al teñi-digo; a Kou-san. Le responderé directo pero sin que se ofenda.
—¿No cree que es algo repentino? Al parecer no le caigo del todo bien a tus hermanos por lo del otro día.— Relajé los hombros mirándolo neutral.
—¡Seguro que les caerás bien!—. Siento una mano posarse en mi cabello negro, que por cierto lo traigo suelto, casi no me gusta amarrarlo. —Deberías sentirte honrado porque eres al primero en quien considero como mi mejor amigo.— Veo que sonríe de lado, dejando ver sus colmillos.
—¿Honrado? “¿A qué se refiere?”— Ladeo la cabeza confundido.
—Eh~, nada. Olvídalo.— Suelta su mano de mi cabeza comportándose ahora nervioso. ¿Por qué?
Ignoraré lo que pasó recién. Asintiendo a lo que comentó. —Hai.
—Yūma...
Una voz un tanto apagada y cortante me hizo querer saber quien era, aunque no era de importancia. Me despedí de una vez del pelimarrón alto.
—Nos vemos en el almuerzo, Yūma-san.— Sin más que objetar, me fui de ahí relajado, oyendo apenas un...
—Nos vemos, Tatsumi.
(...)
Las horas de “clases” iban pasando, extrañamente algunos profesores nos dieron clases dejándonos un montón de tarea. Malditos... Ojalá que se pudran por la autoestima.
Faltaban cinco minutos para que la clase libre acabase e irme a “conocer” a los hermanos de Yuma, francamente me vale madres si siguen de rencorosos conmigo por haberle quitado la dignidad a su “hermanito del alma”; osea, a Kou.
Mientras los minutos pasaban lentos como si quisieran torturarme, sentí una presencia a un lado mío, observé con desdén quien diablos era y... En efecto, era el pinchi bipolar.
—Nee~, Tatsumi.— Hice un sonido poco audible, éste men no dejaban de mirarme con esas ojeras. —¿Te gustaría que ahora mismo probase de tu sangre?—. Su sonrisa se ensancha más al verme fijamente. Siquiera me inmuté ante su mirada psicópata que ponía.
—Safo.— Fue todo lo que respondí, pero él se lo tomó como algo... ofensivo.
—¡No es justo, Teddy dijo que si yo sería amable contigo podría beber de ti! ¡PERO TÚ ME LO PAGAS IGNORÁNDOME!
Suspiré con desgano, mirándolo inexpresivo. El peli-lila estaba cabreado, se le notaba fácilmente por su expresión.
—Pues dile a tu Teddy, que cometió un error.— Oí un chasquido de su parte.
—¡No lo metas en esto, idiota!
—Estás loco si crees que me dejaré está vez.— No tiene cordura el vato loco.
—¡ERES UN...!
—Nfu~, Kanato-kun. Deja de molestar a Tami-kun~.— Otro perro con el mismo hueso. —Mejor a mí dame de tu sangre.— Empieza a oler mi cuello.
—“No mames.”— Trato de alejarme de él, pero ahora siento una mano en mi barbilla, pinchi Kanato.
—¿Por qué no puedes ser sólo mío, Tatsumi?
—Vaya, Kanato. ¿Acaso quieres quitármelo?
—Laito, ese no es tu asunto.— Espeta serio el ojimorado.
¿Por qué siento que estoy en un maldito Harem?
Como sea, lo único que quiero es paz y tranquilidad, me vale madres ser de su propiedad, sólo quiero...
—¡ORE-SAMA LO VIO PRIMERO! ¡¿Es qué acaso no lo entienden par de mediocres!?
—“Ayato-san, usted es el mediocre.”— Pensé crédulo al mirar que venía hacia acá.
De nuevo los trillizos comenzaron a pelear a quien le pertenecía y así, no le tomé importancia, y como si Kami-Sama tuviese piedad de mí, sonó el bendito timbre. ¡Aleluya!
Salí de la sala lo más silencioso posible, hasta ver que ya estaba en el pasillo, viendo que no era el único en salir del salón.
Seguí caminando hasta ver que alguien venía en sentido contrario hacia a mí.
Vaya, pero si es...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro