Prólogo
—Ya sabes dónde queda la puerta —Pronunció el hombre de cabellos negros mientras se subía sus pantalones y se ponía de pie para abrocharlos —Y por lo que más quieras, cierra bien la puerta, odio que esté entrecerrada...
La bella mujer que aún se encontraba sobre el sofá negro de cuero, estaba asombrada y un sentimiento de indignación y vergüenza comenzaba a crecer en su interior. Ella, con la intención de seguir conservando la poca dignidad que le quedaba, se puso de pie, buscó su ropa interior en el suelo para colocársela, sacudió y arregló su vestido y mientras peinaba sus cabellos rubios, miraba al hermoso hombre frente a ella.
—Pensé que querrías ir a cenar —Le comentó al hombre.
El masculino solo se río y miró con burla a la mujer.
—Yo no recuerdo haberte ofrecido una cena después del sexo —Caminó a la entrada de aquella opaca oficina y abrió la puerta de par en par —Necesito que me dejes trabajar, tengo mucho que hacer.
—Pero dijiste que era la mujer más bella que habías visto, que te volvía lo suficientemente loco como para dejar de lado tus pendientes —Le reclamó la femenina.
—Sí, eso es verdad, aunque lo era hace cinco minutos atrás, ahora necesito que desaparezcas, me estás haciendo perder el tiempo y, no quieres que pierda el tiempo... —Su voz bajó dos tonos, haciendo sonar su voz mucho más ronca, la mujer sintió escalofríos, pues esa misma voz le había susurrado minutos atrás lo mucho que le ponía, mientras sus caderas golpeaban agresivamente contra su trasero desnudo, ahora usaba ese mismo tono de voz para pedirle que se largara justo después de obtener lo que quería —Apúrate, no me hagas pedir que te saquen a rastras...
La rubia caminó con la frente en alto a la puerta, antes de cruzar el marco, volteo a ver al hombre.
—Tengo que decirle que es usted el hombre más desagradable que he conocido, un maldito.
—Interesante. Eso no fue lo que dijo tu rostro después de esos cinco orgasmos, ten un buen día, Micca —Y con una mano tomó la espalda baja de la mujer para empujarla y cerrarle la puerta en la cara de un portazo.
Caminó de nuevo a la silla giratoria detrás de su escritorio cuando justo alguien abrió fuertemente la puerta de su oficina, no tuvo que darse la vuelta para saber de quién se trataba, sólo había seis personas con la suficiente confianza y valentía como para no llamar a la puerta antes de entrar.
—¡Tú en verdad eres un cerdo, Jeon! —Le insultó un hombre vestido de traje negro, nariz chata y lentes —¡Hay otra mujer en la recepción diciendo que va a demandarte, hoy es la tercera, la tercera!
—Ah, Namjoon, no me arruines mi momento. Esa mujer por lo menos supo estarse quieta...
—El presidente te estuvo esperando, el presidente, Jeon...
El de cabellos negros maldijo, había olvidado por completo que tenía una reunión con el presidente del país, aunque no podía quejarse, había valido la pena.
—Lo llamaré para agendar otra. Igual sabes que está desesperado, acepta lo que le dé, aunque por dentro me esté ahorcando con sus viejas manos.
—A veces se me olvida que eres una reliquia de más de mil años... actúas como un adolescente hormonal descontrolado... —Le regañó mientras dejaba unos papeles sobre el escritorio —Se le perdió el rastro, la última vez que alguien la vio fue hace más de treinta años.
Jeon tomó la carpeta sobre el escritorio, la abrió para encontrarse con cientos de datos y algunas fotos levemente borrosas de una mujer, una mujer que él conocía muy bien, para su mala suerte.
—Se un buen niño y abre las piernas para tu Noona —Una hermosa mujer le susurró sobre sus delgados labios mientras sus manos lo ayudaban a separar sus delgadas y firmes piernas —Voy a enseñarte mi tipo de diversión favorita, pero mamá y papá no deben enterarse ¿bien?
—¡Jungkook! —El hombre de cabellos negros volvió su atención a su compañero, quien lo miraba con una pizca de preocupación —No me gusta esto, cada que te traigo noticias de este caso, pareces perderte en tus pensamientos. ¿Es necesario hacerlo? No necesitamos...
—Quizás ustedes no, pero yo sí —Lo interrumpió con fuerza y sequedad. El tema lo ponía con los pelos en punta.
—Pero ¿por qué? Fue hace tanto tiempo que apenas lo recuerdas... ¿por qué necesitas hacerlo?
—Quizás pueda revertirse... y ella puede saberlo.
—¿Eres consciente que no hay reversión a esto? Lo sabes, sabes que no hay vuelta atrás, ella no sabía lo que hacía, en cualquier forma, morirías, ¿eso deseas?
Namjoon miró con curiosidad a su amigo, ambos se habían conocido hace muchísimo tiempo, lo suficiente como para saber muchas cosas sobre él otro y ahora Namjoon podía saber que Jeon Jungkook deseaba dejarse ir, de todos sus amigos, aquel joven pelinegro parecía ser el que más le afectaba el no poder tener lo que todo ser humano tiene comprado desde que nace; la muerte.
—Mi familia murió hace mucho tiempo, Nam. Los tengo a ustedes y eso lo agradezco, sin embargo, no siento que tenga algo por lo que seguir viviendo una vida que debió acabar hace mucho.
Las siguientes horas fueron como normalmente era en las oficinas Inexorable. El señor Jeon, como normalmente era llamado Jungkook por todos, salía de las oficinas a eso de las seis con siete para encontrarse finalmente con el presidente. Sería una reunión a puertas cerradas en uno de los restaurantes de lujo favoritos del señor Jeon, Namjoon iba a su lado como abogado y representante.
—Y por favor, abstente de hacer cualquier ridiculez, no necesitamos más problemas. Ya son suficientes con todo lo de los intentos de secuestros, hice malabares para poder contratar guardaespaldas confiables y fieles... —El abogado le iba leyendo la cartilla a su jefe, técnicamente lo era, pero también eran mejores amigos y eso le daba la confianza de hacerle ver al adonis que debía mantenerse a raya.
—Lo prometo. Y esa promesa llega hasta dónde llega mi tolerancia... —Le contestó. El de lentes soltó un bufido y comenzó a rezar para que el presidente estuviera de buen humor porque sí con algo se le reconocía a Jeon era como un hombre de muy poca paciencia.
—¡Vaya! ¡hasta que se da la suerte de encontrarme con usted! —Exclamó con ironía el hombre importante —Hasta podría asegurar que estaba evitándome...
—Déjate de palabrerías Kyun-Ho, y vayamos a lo interesante, ¿Quieres? —Jeon le cortó sus provocaciones y pasó por su lado para ingresar al restaurante.
El señor Jeon, muchos lo conocían y lo llamaban "Señor Inexorable" debido a que se dedicaba a encontrar todo aquello que estaba perdido, conocía probablemente todo y cuando algo se le proponía era imposible evitar que pasara, algunos le decían Señor In, o eterno, amo, o incluso en algunas épocas llegaron a llamarlo Dios, pero a él ese último no le gustaba mucho. Todos lo conocían, probablemente todo el mundo conocía su nombre y que sí deseaban saber algo, debían acudir a él debido a que muy probablemente el señor In tendría la respuesta. Gracias a sus habilidades especiales y únicas, era alguien muy importante y necesario.
—Escuché que tuviste un problemilla hace unas semanas, cada vez están más interesados en convertirlo en un conejo de experimentos.
—Les causa necesidad el estudiarme, creen que quiero mantenerlo para mí mismo, pero no entienden que no pueden estudiar algo a lo que no se puede estudiar. No es físico... —Repitió mecánicamente, no era la primera vez que decía aquello. Debido a que era un hombre que había vivido demasiados siglos, muchas personas deseaban estudiarlo y así encontrar la cura para la muerte —¿Qué es lo que quieres?
—Necesito noticias sobre el caso que te pedí.
Jeon, cansado de lo mismo, recostó su espalda a la silla.
—Te he dicho que aún no hay nada, estas cosas llevan tiempo, además, no eres el único que necesita saber algo.
—Pero soy el único que te dará una paga como la mía —El viejo se puso de pie —Quiero información, y la quiero ya. Haz lo que mejor haces...
Y Kyun-Ho salió del restaurante con sus guardaespaldas siguiéndole los pasos.
Jungkook bebió de su copa de vino, a unas mesas de la suya había una castaña que le hacía ojitos, lo bueno de ser un hombre poderoso y asquerosamente rico era que las mujeres llovían a cántaros, como un diluvio y Jeon no podía desaprovechar esa sagrada recompensa.
Le devolvió la sonrisa, una ladeada que derretía a cualquier mujer que se le presentara, volvió a llenar su copa de vino sabiendo que la bella chica se acercaba a su mesa con pasos sensuales y provocativos. Jungkook jamás era el primero en acercarse, le gustaba que las mujeres tomaran esa iniciativa por él, él le decía carácter.
—Señor In... —Ronroneo la femenina cuando estuvo delante del adonis quien se la comía con la mirada —Que sorpresa encontrarlo aquí.
—Vengo siempre, pero fingiré que no me comías con la mirada cada que venía —La descubrió. Dejó su copa sobre la mesa y se puso de pie dejando un par de billetes —Dejémonos de mierdas y vayamos a por lo que viniste ¿Te parece?
—Claro —La mujer sonrió en grande. Siguió al hombre a los baños de caballeros, aunque lo que Jeon haría no era digno de uno.
Muchas de las mujeres que se acercaban a Jungkook esperaban cautivarlo y tener la posibilidad de salir oficialmente con un hombre así de poderoso como él, tristemente para todas ellas, los sentimientos de romance y amor estaban apagados y muertos en el corazón de ese hermoso hombre, él solo una vez creyó enamorarse, pero todo fue una farsa.
—Oh dios mío —Jadeó la chica mientras era embestida fuertemente por Jungkook, la tenía sobre los lavamanos, él estaba entre las piernas de ella, la chica tenía sus piernas dobladas mientras se sostenía con fuerza debido a las fuertes embestidas del chico en su centro —¡más, más, más fuerte!
Inexorable jadeaba de vez en cuando por el esfuerzo realizado, tenía sus manos a cada lado del cuerpo de la joven, sus ojos oscuros estaban enganchados en el espejo frente a él.
Gruñó con molestia cuando sintió las manos de la mujer ir a su cuello para acariciar sus cabellos, él quitó sus manos de allí y siguió empotrándola sin piedad.
—Oh Jungkook —Gimió la chica. Jungkook al escucharla pronunciar su nombre, detuvo él movimiento de sus caderas y tomó el mentón de la chica con una de sus manos y la hizo mirarlo.
—Sí vuelves a llamarme de esa forma voy a ahorcarte aquí mismo y desapareceré tu cuerpo y nadie va a saberlo —La chica lo miró asustada, su respiración era un asco. Después de decirle eso volvió con las penetraciones. Llegó un punto en donde eran tan salvajes que la joven le rogaba a él para que se detuviera.
—Basta —Le ordenó a la chica cuando de nuevo retiró sus manos de su cuerpo. Dio unas cuantas embestidas más cuando sintió el tercer orgasmo de su compañera y el primero de él —Eres una pesada...
Él se retiró del cuerpo de la joven, subió sus pantalones después de tirar el condón usado, acomodó sus ropas y sin mirar a la chica, salió de los baños, se encontró a Namjoon en la entrada.
—Cerdo.
Jungkook se rio mientras iba a la salida del lugar.
Durante el camino a las oficinas, el abogado le iba recriminado las "cochinadas" que había hecho en el baño con otra mujer desconocida. Era un caso perdido desde donde Namjoon lo veía...
Al llegar, la secretaria de Jeon, una señora adulta de sesenta años, lo interceptó tan solo llegar.
—¿Qué sucede, Yumi? —Le preguntó Jungkook mientras caminaba con pasos firmes por el pasillo, la pobre mujer seguía a tropezones a su jefe.
—Señor, hace tan solo media hora vino otra clienta...
—¿Otra clienta?
—Sí, una joven exigía verlo. No tenía cita, apenas fueron capaces de sacarla...
Jeon negó.
Para poder pedir los servicios del señor Inexorable se debía hacer una cita con anticipación, era demasiado difícil conseguir una cita con él debido a que todos los días alguien nuevo exigía una de ellas, también, cada persona que entraba a su oficina debía pasar antes por una serie de revisiones debido a que muchas personas intentaban secuestrar al señor In.
Jungkook se detuvo justo delante de las grandes y elegantes puertas negras de su oficina, se dio la vuelta y miró a la mujer.
—No te preocupes linda, probablemente era otra loca más que no volverá a pisar las oficinas. No quiero que nadie me moleste, estaré trabajando...
—Sí, señor... —Dijo con apurancia la viejita antes de que Jeon cerrara la puerta.
La señora Yumi exhaló con cansancio, era complicado trabajar para un hombre tan difícil como el señor Jeon Jungkook.
˗ˏˋ 'ˎ˗
Iniciamos finalmente con los capítulos de esta nueva historia, no olviden de votar, comentar alguna vez y seguirme. Esto será un tanto distinto a lo que estoy acostumbrada a escribir puesto que desde ya tengo que decirles que esta novelucha lleva muchas escenas SEVEN DAYS A WEEK you know... no es mi fuerte, pero estoy dando tomo de mí para que salga algo decente. No estaba segura de subirlo ya, pero gracias al LIVE de anoche de Jk, ay, mi señor, ese hombre un día de estos va a matarme... de por si ya corazón yo ya no tengo debido a que él se lo quedo. No tiene piedad...
En fin, gracias por leer.
SIGAMOS AMANDO A SEVEN.
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