Capítulo 30
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★彡[ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ.
—Jungkook... —Susurró sobre mi oído. Yo me removí, incómodo —Vamos, abre los ojos...
—Una hora más, ¿sí? Estoy muerto —Me quejé, moviéndome sobre la suave cama, dándole la espalda.
La sentí moverse, hasta tenerla sentada sobre mi espalda baja, sus manos se posicionaron sobre mis hombros.
—Qué lástima, pensé que el señor Inexorable era imparable... ¿te dejé agotado anoche? —La sentí inclinarse hasta dejar su boca cerca de mi oreja, susurró —Me dijiste que consumaríamos hasta en la mañana.
Mi espalda se tensó al instante, abrí los ojos y me di la vuelta, obligándola a permanecer aun sobre mí. La imagen que me encontré fue digna de admirar, Adara estaba completamente desnuda, dejándome ver esos senos pequeñamente medianos, rellenos, alzados y sus pezones rosados, más abajo estaba su vientre plano y un poco más abajo estaba...
—¿Ya estas despierto? —Volví a mirarla a la cara, tenía una sonrisa de suficiencia.
—Joder, sí —Me impulsé para quedar sentado, teniendo mucho más cerca su rostro del mío —Sería imposible no hacerlo teniéndote así sobre mí.
Esta no era nuestra cama, ni siquiera era nuestra habitación, pero no interesaba.
Abracé su cintura y la pegué a mi pecho, sintiendo como su cuerpo comenzaba a compartir calor con el mío.
—Dime que dijiste que sí... —Susurré sobre sus labios, bajando mis manos por su espalda con destino a su trasero. Ella enredó sus brazos en mi cuello.
—¿Por qué no lo averiguas?
—Jungkook... —Abrí los ojos y me encontré con los de Adara —Comenzabas a asustarme, llevo minutos tratando de despertarte.
Se alejó de mí, antes la tomé del brazo.
Recordaba la pelea de anoche, recordaba cada palabra que yo había dicho, así como lo que ella dijo.
—¿Te sientes mal? —Preguntó cuando vio que yo no decía nada.
—También te amo.
Ella me miró en silencio y después exhaló mientras cerraba los ojos un segundo, como si sintiera de repente un alivio impresionante.
—Menos mal que lo recuerdas porque temía que tuviera que decirte todo... —Volvió a sentarse en la cama, a un lado de mi cuerpo y se quedó viéndome por un par de minutos, no dije nada, sabía que iba a hablar —Nunca he dejado de amarte Jungkook. El primer año fue muy difícil para todos, yo me sentía tan fuera de lugar en todos lados, con cualquier persona... tan mal.
Me senté en la cama, en completo silencio porque finalmente iba a decirme cómo se había y cómo se sentía ahora.
—Solo fue ese año que me sentí tan perdida, después me centré un poco, pero me sigo sintiendo tan rara, hay... hay algo aquí que me asusta —Llevó sus manos a su pecho —Y aparece cada que te acercas. No sé qué es... ¿es lo que tú sientes?
Sonreí y mi mano buscó la suya.
—Ahora la sientes. La conexión, la cuerda... —Susurré —Es normal, es aterrador sentirlo porque es... inmenso, pero te acostumbras con el tiempo. Hyo Ji me habló sobre eso hace un tiempo, vas a comenzar a recordar, será mucho que digerir, pero estarás bien. Estaremos bien, te lo prometo —Acaricié sus cabellos con dulzura y la miré directamente a los ojos —¿Adara? ¿Vas a dejarme pedirte matrimonio de nuevo?
—Me pregunto si podrás sacarme ese sí —Y mi cuerpo dejó de estar tenso cuando la escuché bromear.
Me arrastré entre las sábanas para estar aún más cerca de ella.
—Créeme, voy a tenerte vestida de blanco dentro de poco, te lo juro.
—¿Ah sí?
—¿Lo dudas? —Sonreí, ladeadamente.
—Notifica a su esposa... —Le dije a Namjoon.
Estábamos a las afueras de Seúl, estuvimos cuatro horas buscando a un hombre llamado Kim SeJun, de treinta años, su esposa había visitado las oficinas diciendo que su esposo llevaba siete meses perdido y que la policía no había sido de gran ayuda, la mujer estaba embarazada, me recordó tanto a Adara que no dudé tanto en ayudarla. No fue tan difícil.
Kim SeJun había sido secuestrado por un grupo de ridículos que esperaban sacar dinero de esta pequeña familia, familiares de personas de buena posición económica, suerte que existía yo para encontrar personas y evitar este tipo de tonterías.
Mis hombres se habían encargado de sacar la basura, por eso puedo entrar con seguridad a la vieja bodega en donde habían ocultado al pobre hombre. Cuando entro, me doy cuenta que las condiciones del lugar no son tan buenas, hay una persona sentada en un colchón viejo y sucio. Cuando me ve acercarme, intenta huir de mí, como si fuera a hacerle algo.
Me agacho para estar a su altura.
—Puedes relajarte, Kim SeJun, tu esposa me pagó para buscarte —Digo —Soy Inexorable, Jeon Jungkook. Quiero creer que has escuchado ese nombre antes.
Cuando digo eso, veo como su cuerpo deja de estar tenso, cierra los ojos con alivio. Sabe bien que vengo a sacarlo de aquí, sabe que volverá a ver a su esposa y pronto, a su hijo...
—¿Ella está bien? —Me sorprende que sea eso lo primero que pregunte.
—Lo está, la verás en el hospital, te llevarán para allá en unos minutos —Me incorporo y arreglo mi ropa —Espero te mejores pronto.
No espero nada más para salir, mi trabajo ahí a terminado. La policía ya está llegando cuando yo ya me estoy yendo, me miran, hacen una reverencia, yo solo me adentro a mi carro y espero a que me lleven a casa, he pasado muchas horas fuera.
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Las cosas con Adara han ido mejorando significativamente. Necesitábamos esa plática, o esa discusión para poder avanzar, romper con esa barrera que teníamos entre nosotros. Comenzábamos a acercarnos como antes, a ser cercanos como antes, ella aún se estaba acostumbrando a esa pesadez profunda en su pecho, al cosquilleo. Me preguntaba cómo se sentiría cuando sintiera con mayor fuerza esa intensidad cuando estuviéramos en la cama...
Otro tema que andábamos viendo, era el ingreso de los niños en un jardín. No me emocionaba esa parte, prefería que estudiaran en casa, clases privadas, no eran niños comunes, mis niños eran peculiares desde el nacimiento y no les era sencillo conectar con cualquier persona, temía que los señalaran por ser distintos. Aunque si eso pasaba, me encargaría de hacer pagar a los culpables, en caso de ser niños, los padres tendrían que pagar las consecuencias.
Adara se negaba a que hiciera eso. Ella decía que era momento, que los niños debían socializar con pequeños de su misma edad, ella aseguraba que, si no lo hacían desde ahora, en el futuro, cuando fueran más mayores, sería más complicado para ellos forjar amistades. No eran comunes, pero tenían el derecho de intentar pertenecer.
Mi mujer era mucho más mejor en esto que yo, después de todo, ella sabía con mucha más precisión sobre los niños, después de todo, ellos tenían cierta conexión especial, la había visto.
—¡Appa, llegaste! —Como siempre, Dasom es la primera en aparecer cuando yo entro por la puerta de casa.
—Hola, princesa. ¿Cómo estas, hm? —Me agacho a su altura, beso su mejilla y conecto mi mirada con la de ella, que al instante se coloca de ese tono dorado que me hipnotiza al instante, ella lo sabe, por eso lo hace —¿Cómo estuvieron las clases?
—Muy bien, pa —Se ríe, mientras coloca sus manitas en mis mejillas.
El aire se me va cuando en mi mente aparece una imagen borrosa de un niño de cabellos negros, está jugando entre rocas, no lo veo por mucho tiempo porque pronto desaparece de mi mente.
—¿Te sorprendiste? Tía Hyo ji me enseño —Exclama, con orgullo —Eres tú de pequeño.
—Serás una increíble brujita, entonces —Enrollo mis brazos por detrás de sus piernas para alzarla y llevarla conmigo a la sala.
Era cierto lo que había dicho Roma, los niños eran propensos a tener cierto rastro de sangre de brujos, debido a mí. Debido a ella, aunque el que mis hijos lo tuvieran era debido a mí, al inicio odié esa idea, odié eso, pero no había nada que yo pudiera hacer para revertirlo, yo lo había visto. Man Shik y Dasom habían llegado a este mundo para algo más especial, y yo no podía evitar eso, era el destino, su destino y no podía intervenir, lo único que podía hacer por ellos era prepararlos, enseñarles, guiarlos junto a mi mujer, quien sería la encargada de darles la sensibilidad a la empatía, de darle forma a su alma, a que fueran personas de bien, con buenos corazones. Mi deber, mi deber era hacerlos fuertes, seguros, listos, capaces. Valientes, yo debía darles el empujoncito final para que ellos corrieran por su cuenta, a partir de ahí, cualquier decisión sería tomada por ellos mismos.
Debían estar preparados, en sus hombros llevarían la vida de demasiadas personas, y debían estar listos, debían ser sabios.
Por eso debía aprovechar el corto tiempo que podría tenerlos conmigo.
—¿Dónde está mamá y Man Shik? —Le pregunté a mi hija, mientras la dejaba en el suelo.
—Mami dijo que tomaría un baño, Man Shik duerme...
—Bien, ve con él. Juega un rato —Acaricié sus cabellos, ella asintió y salió corriendo, rumbo a su habitación.
Desabroché mi corbata mientras caminaba a nuestra habitación, tan pronto puse un pie en la recámara, escuché el sonido de la regadera, cerré la puerta, dejé mi corbata en la cama y mi saco en la silla del escritorio que teníamos ahí.
Me pregunto qué pensaría si me metiera a la ducha con ella.
Me siento en la cama y comienzo a desabotonar mi camisa, no puedo sacarme el pensamiento de la mente. No debería porque sé que había pedido tiempo, pero estos últimos días, las últimas semanas, algo había cambiado, ya me regresaba más miraditas, los toqueteos...
Pensar en eso me hace ponerme de pie y quitarme los pantalones, caminar a la puerta del baño, entrar y cerrarla con seguro.
—¿Dasom, eres tú, cielo? —La escucho preguntar, aún no se da cuenta que se trata de mí.
—Creo que no, ¿te importa que me dé un baño también? —No contesta, termino de quitarme la ropa, abro la puerta corrediza y finalmente entro a la regadera, hay un poco de vapor porque a ella le gusta el agua ligeramente caliente, me quejo cuando me cae un chorro de agua en la pierna —Joder, está caliente.
Ella me mira en silencio, parece tensa, cuando noto eso, me reprendo, quizás me apresuré.
—Lo siento, ¿quieres que salga? —Estoy por tomar la puerta, pero ella toma mi brazo.
—No, está bien. ¿Quieres que te ayude? —Mi mente sucia me juega una mala jugada, pero al instante sé que se refiere a darme un baño.
Asiento con la cabeza, la veo darse la vuelta para tomar el shampoo, aprovecho a mirarle el culo, y joder, debo controlarme.
Me repito eso mientras ella echa el líquido en mi cabello y masajea con cuidado, tanto que me relaja al instante, un sonido gutural de placer sale de mis labios. Ella se ríe y yo no puedo quitarle la mirada de encima, se ve preciosa, mojada, con las pestañas húmedas, desnuda.
La veo tomar la esponja, llenarla de jabón y después comenzar a pasarla por mis hombros, yo sigo mirándola como idiota.
—¿Podrías dejar de mirarme así?
—¿Así cómo? —Susurro, bajando un poco mi mirada a sus labios.
—Como si fuera tu presa...
—¿Y no lo eres? —Bromee, pasando mis manos por su cintura, con cuidado, en caso de que a ella no le guste —Eres mi presa, mi ovejita.
—Idiota.
Me lanza la esponja, me rio y esta vez yo termino con su trabajo. Cuando culmino, levanto la mirada y me doy cuenta que me está mirando, fijamente, con intensidad, mi cuerpo se tensa al instante, tenso y caliente.
—Si me sigues viendo de esa forma... —Le dije.
Me sorprende cuando se acerca a dejar un suave beso en mis labios, cuando se separa, la veo a los ojos. Los suyos me dicen algo que comprendo, pero no sé si está segura...
—Adara...
—Quiero.
—Adara, no tienes que hacerlo, no tenemos, podemos esperar más —Le aseguro, nervioso ante el pensamiento de volver a tenerla así de cerca, ella pasa sus brazos por encima de mis hombros para rodear mi cuello.
—Quiero, Jungkook —Me asegura, mirándome con determinación.
La contemplo, esperando a que se arrepienta, pero no lo hace y yo la deseo como enfermo, por eso no tardo en juntar sus labios con los míos en un beso entre dulce y hambriento, mi lengua no tarda en encontrar la suya en el interior de su sensual boca. Jadeo de gusto.
Estoy tan desesperado que mis manos van a su cabeza y la muevo de un lado al otro, profundizando con promiscuidad el beso. La escucho jadear, o creo que fui yo...
Sé que ambos estamos desesperados porque pronto ella se separa de mí para después caer hincada delante de mí, con su rostro a unos centímetros de mi polla caliente.
—No ahora, quiero... —Trato de negarme porque no la quiero hincada delante de mí, no ahora, pero dejo de hablar cuando toma mi miembro con una de sus manos.
—¿Decías? —Se burla, mientras empieza a mover un poco más rápido su mano.
En el pasado, no habíamos practicado demasiado el sexo oral, no ella. ¿Yo? Yo había probado cada maldito pedazo de su cuerpo, tenía que, tenía y quería aprenderme cada centímetro de piel.
Jadeo cuando su mano se mueve con mayor rapidez sobre mi erección, mis ojos se cierran y de repente recuerdo aquella vez en donde, mientras ella seguía en su sueño eterno, yo tuve que masturbarme para aumentar mi energía, la deseaba tanto, que acabé alucinando que ella era la que lo hacía por mí. Odié ese día, pero ahora la tenía hincada, frente a mí, tocando mi pene que era solo suyo.
—Joder... —Gruño. Necesito sentir su boca, lo necesito con urgencia, la necesito a ella y no lo pienso dos veces para decírselo —Por favor, amor. Te necesito...
La escucho soltar una risita, ni siquiera me da tiempo a quejarme cuando siento su lengua en la punta, eso me hace gemir, tiemblo de pies a cabeza y sigo haciéndolo en todo el rato en que se dedica a chupar y soplar en mi polla.
—Adara... —Suspiro, tembloroso mientras lo introduce hasta la mitad, en su boca —Así, sigue así.
Lo mete y lo saca, bajo mi mirada para encontrarme con la suya sobre mí, y mientras su cabeza se mueve con insistencia, nuestros ojos hacen el amor de la misma manera; profundo, intenso, pasional.
No puedo apartar mi mirada de la suya mientras me toma con su boca, tan bien que por momentos dejo caer mi cabeza hacia atrás.
—¿Te gusta? —Tiene la osadía de preguntar cuando lo saca de su boca, una línea delgada de saliva y quizás mis fluidos, conecta entre su boca y mi pene.
Una de mis manos quita los cabellos que estorban en su rostro.
—¿Cómo me preguntas eso? ¿No se me nota lo mucho que me encanta tu boca sobre mí? —Le susurro, con la voz ronca, llena de excitación.
Casi grito cuando siento sus manos en mis testículos, mis piernas flaquean y tengo que recostar mi espalda a la pared fría, vuelve a meter mi miembro dentro de su cavidad bucal y yo gruño. Esta vez la punta toca su garganta, tiene una arcada, pero mi nena es fuerte y soporta. Soporta mientras lo saca y lo vuelve a meter hasta el fondo, yo la miro desde arriba, contemplando la manera tan sucia en la que desaparezco dentro de su boca, escuchando el sonido obsceno, apreciando sus ojos llorosos que me provocaban desde abajo.
—Mierda, justo así, nena, justo así —La lengua se me suelta, no puedo evitar comenzar a mover levemente mis caderas en contra de su boca, comenzando a follarla —¿Crees que puedas soportar? —Le pregunto, refiriéndome a follarle la boca, la veo asentir y eso es todo lo que necesito para tomar su cabeza entre mis manos y comenzar a mover de verdad mis caderas —¡Uhg, Adara, me tomas tan bien!
Hay arcadas nuevas, pero no se aleja. Mis piernas vuelven a temblar, estoy cerca y no quiero llegar así, por eso lo saco de su deliciosa boca y la hago ponerse de pie para darle un buen beso, mientras meto mis dedos entre sus piernas, verifico que esté húmedo y lista, sonrío cuando lo está.
La hago caminar a la pared detrás de ella hasta que la tengo acorralada, con una de mis manos agarro su pierna y la subo hasta la altura de mi cadera, con la otra mano tomo mi miembro y lo acerco a su entrada, esa hendidura que me tiene agarrado de las bolas, que me tiene a sus pies, ese lugar que tanto desee volver a tocar. A sentir.
—¿Aun quieres? —Cuestiono, una vez más porque no quiero que esto sea demasiado para ella, muy pronto.
—No seas tonto —Enrolla sus brazos alrededor de mi cuello —Apúrate.
Sonrío y la veo fruncir su ceño con ese buen tipo de dolor cuando me adentro en su vagina, yo suelto un gruñido gutural, sintiendo lo caliente y húmeda que es.
—Oh dios, Jungkook... —Jadea, aferrándose a mis hombros.
Y lo veo en sus ojos, como sus pupilas se dilatan hasta casi dejar oscura su mirada, se aferra con fuerza y lloriquea, tiembla, sé que está sintiendo lo mismo que yo, la cuerda, siente la cuerda vibrar, siente la conexión profunda, ese sentimiento inmenso y aterrador, lo siente al igual que yo.
—Respira, disminuirá un poco —Le digo, aún sin moverme, acaricio sus cabellos, tratando de relajarla —Concéntrate en mí.
Ella asiente y comienzo mi balanceo de caderas. Gime bajito, gime sobre mi boca y eso me prende todavía más. No tardo en embestir con fuerza, necesito esto, a ella.
Mi mano sigue sobre su pierna, subiéndolo más para tener mayor alcance a su centro.
—Puta mierda, ¿te gusta, te gusta así? —Ronroneo.
—Me gusta —Muerde su labio, tomo su otra pierna y la cargo, ella enrolla sus piernas en mis caderas y ambos gemimos cuando su peso provoca que llegue todavía más profundo —Más, por favor.
Le doy una nalgada y continúo embistiendo, escuchando el golpeteo constante de mi piel contra la suya.
Nos damos besos en medio de todo. Dejo mi frente pegada a la suya cuando comienzo a ir veloz, sintiendo como sus paredes vaginales se cierran entorno a mi miembro. Está cerca...
—¿Estas a punto, hm? —Le sonrío ladeadamente, ella asiente frenéticamente, sus gemidos se vuelven cada vez más constantes y fuertes, está comenzando a temblar sobre mí.
—Jungkook, Jungkook...
—Así fue la primera vez que lo hicimos, ¿Recuerdas? —Digo, tomando su culo entre mis manos para hacerlo rebotar contra mí, ella grita —Te tenía justo así, me tenías justo así, profundo, húmedo, caliente, dentro de ti. Mierda...
Y joder, cuando ella grita mientras se aferra a mí, mientras su cuerpo se sacude fuertemente, sintiendo como me asfixia en su interior, justo ese instante sé que estamos aquí, que estoy aquí, sigo existiendo y no puedo estar más feliz de existir a su lado.
Sigo embistiendo hasta que deja un beso sobre mi cuello y eso me hace explotar en su interior, me vacío por unos largos minutos, sintiendo que dejo mi alma en su interior.
—Estas temblando —Me dice, cuando se recupera un poco. Sigo dentro de ella, no pienso salir en un rato.
—Creo que derramé parte de mi alma dentro tuyo —Exhalo, besando sus labios con suavidad, joder, incluso vuelvo a temblar cuando un nuevo y tardío chorro vuelve a dispararse —Te dije que me dejas seco, joder... sigo corriéndome.
—Te amo —Me dice, yo sonrió y abrazo su cuerpo más contra el mío, pero lo siguiente que dice, me hace introducirme aún más en esa nebulosa que dejó el orgasmo —Quiero casarme contigo.
—¿Qué...? ¿En verdad? —El corazón me late en la garganta.
—En verdad.
—Maldita sea —La beso bruscamente, lleno de emoción, de felicidad, de toda ella —Sí, sí. Tendrás la mejor boda de todo el jodido mundo, nena.
—Lo será porque tú serás el novio —La miro a los ojos —¿Qué?
—Necesito hacerte el amor de nuevo, vamos a la cama —Ella se carcajea, yo siseo porque sigo dentro de ella.
Y no salgo ni cuando salimos del baño, ni cuando nos dejó caer en la cama, sin importarnos si la mojamos toda.
No salgo de ella nunca, porque ese es mi lugar, en su cuerpo, en su mente, en su alma, y ella en la mía, ella en mi mente, ella en mi cuerpo. No salgo de ella, y no pienso salir nunca de su vida...
Porque para algo estamos aquí, por algo he vivido todo este tiempo, por algo ella volvió a mí, tal vez porque es así como deberíamos quedarnos por siempre, juntos.
7u7
Hola
JAJJAJJJAJA
Han pasado ochenta años... pero volví por acá, no me odien. Estuve pensando mucho y estuve trabada en este capítulo, de hecho, aun no empiezo a escribir el otro y ya siento que estaré trabada de nuevo. Pensé mucho si era correcto que ambos estuvieran juntos de nuevo... ya saben... pero llegué a la conclusión de que eso es parte de ellos, es casi su forma de amar, mas que nada de Jungkook.
Así que, aquí lo tienen, volvieron los SEVEN DAYS A WEEK
Tengo que decir que hay que irse preparando porque el final ya esta aquí. Solo tengo que descubrir cómo llegar a él...
Como siempre, muchas gracias por leer y mas que nada por esperar. Sé que no es muy emocionante ni muy largo, creo jjsjsjs, pero es necesario para llegar al final.
Gracias.
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