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Capítulo 22

























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Su piel seguía suave. Sus manos delicadas y pequeñas...


Cada tarde, entraba a su habitación y la aseaba. Le hidrataba la piel, peinaba su cabello y cambiaba su ropa cada tanto porque a ella no le gustaba usar la misma ropa tanto tiempo.


—Aquí estabas —Namjoon entro a la habitación. Se quedó en el marco de la puerta al verme terminar de acomodar a Adara en su cama —¿Cómo va todo?

—Está bien... —Murmuré. Voltee a mirarlo —¿Para qué me buscabas?

—Roma... —Fue todo lo que necesitó decir para que mi cuerpo se tensara y buscara tomar la mano de mi mujer con rapidez —¿Vas a ir a verla? Ya pasaron 4 meses desde ese día...


Desde ese veinticinco de mayo no había visto a Roma. Estaba en aquella misma habitación en donde había llevado a Adara cuando me enteré de que conocía a esa bruja. Mantuve a Roma ahí, sin ir a verla ni una sola vez para hablar sobre cómo y con qué pagaría por lo que hizo. No quise verla, no hasta que tuviera decidido su castigo...

Lo tenía.


—Vamos —Besé el dorso de la mano de mi bella durmiente y salí con Namjoon de esa habitación.




En todo el camino pensé en cada una de mis palabras. En cómo sería esto porque esta sería la última vez que la vería, la última vez que vería a mi jodida hermana mayor, el último miembro de mi familia que quedaba vivo...


—¿Estas bien? —Sentí la mano de Nam sobre mi hombro. Me había quedado de pie, delante de aquella puerta, de la puerta en donde ella estaba.

—Lo estoy, quédate afuera —Y abrí la puerta. Había una pequeña cama en el fondo, una mesita de noche y en el suelo, estaba un cuerpo con cabellera rubia, quien me miró al instante, sus ojos se abrieron y me miraron con asombro.

Ella estaba esperando a que viniera a verla.


—Jungkook...

—Siéntate —La ignoré y señalé la silla delante de la mía. Ella obedeció y nos miramos en silencio.

—Adara, ella... —De ser Roma un hombre, la hubiera golpeado. La hubiera golpeado una y otra vez hasta que no quedara nada.

—No va a despertar, pero mis hijos están bien.

Dejó caer su mirada.

—¿Alguna vez la amaste? De verdad —No podía dejar de verla, de verla con furia.

—La amaba. Yo la crie, la adoraba, pero no más que a ti, no lo suficiente. Tenía un deber...

—¿Sabes que me dejaste muerto en vida? ¿Que dejaste a dos niños sin su madre, recuerdas cómo es eso? Le hiciste eso a tus sobrinos, a mí y eso no te lo voy a perdonar, Roma. Nunca...

—Jungkook... tienes que entenderme. No quería herirla, no quería lastimarla, pero me estaba quita...

—Cállate. Esto es lo que va a pasar, dijiste que, así como tú, querías que viviera un infierno sin ella, lo haré y tú vendrás conmigo. Voy a ahogarme en dolor y tu conmigo, Roma. Vas a recibir cantidades mínimas y suficientes de energía dorada para mantenerte, pero, así como yo, no volverás a ver la luz del día.

—¿De qué mierda estás hablando?

—Estas cuatro paredes serán tu infierno y tu hogar. Disfrútalo, disfruta la inmortalidad que tanto anhelabas.

Me puse de pie. Ella se lanzó a mí, tomando mis brazos con desesperación.

—No me puedes hacer eso, Jungkook...

—Esta será la última vez que me veas, Roma. No volverás a verme... cuídate, hermana —Tomé su cuello entre mis manos y me acerqué a dejar un beso en su frente, la miré —Soporta.

Y salí de ahí. Escuchando sus gritos y como rompía contra las paredes las pocas cosas que estaban ahí...


—¡¡Vas a morir también, sin sexo no podrás seguir!! —Fue lo último que escuché de ella.



Lo sabía. Mejor que nadie, pero no pensaba mucho en eso, no quería pensar en eso...

Según lo que la bruja blanca dijo es que podía sobrevivir durante un año por medio de mí mismo, dándome placer, pero que posiblemente durante ese año muchas cosas cambien en mi cuerpo, en mi salud debido a que mi anatomía estaba acostumbrada a una vida sexual demasiado activa y de repente ya no habrá.

Pero, demonios, se escucha como si lo único que interesara fuera eso, como si Adara fuera solamente sexo para mí. Malditamente no lo es, nunca, jamás. Ella estaba en casa, estaba en una cama de mi hogar, a lado de la habitación de nuestros hijos y a la vez, no podía sentirla, ya no la sentía. El sentimiento pesado que se instaló en mi pecho el día en que recordé la visión que tuve de niño, cuando fui consciente de esa cuerda dorada en mi pecho... eso, se desvaneció.


Quizás porque ella ya se fue...


Su cuerpo sigue respirando, hay actividad cerebral. Su pecho se mueve, pero ya no es por sí misma, una jodida máquina conectada a ella hace que mi mujer respire. Nos quitaron nuestra vida, nuestros hijos, los sueños que empezábamos a crear, todo...


No podía saber si lograría sobrevivir sin ella, por supuesto que no me refiero a morir, no sabía si podría seguir sin ella, pero tenía algo por lo cual intentar quedarme...



















































Sonreí al ver a mis hijos dormir uno a lado del otro, juntitos, como siempre estuvieron.

Estaban en la cuna de Man Shik.


—Jungkook... ya nos vamos —Jimin entro a la habitación y se quedó en silencio al darse cuenta de que estaban dormidos —Joder, son hermosos, hombre.

—Lo se... —Susurré, sin apartar la mirada de ellos —Y los culpé. Los estaba culpando, me atreví a hacer eso como si no supiera que ellos no tienen idea de nada...

—Fue estúpido. Pero acabas de pasar por muchas emociones fuertes, no estabas pensando, no te sientas mal. Nosotros siempre supimos que los amabas, que te aferrabas a la cama para intentar quedarte ahí cuando los escuchabas llorar.

Llevé una de mis manos a la mejilla de Dasom.

—Tengo una nena, Jimin.

—La tienes... mírala, con sus pestañas largas y esa boquita y ese lunar. ¿Qué sientes?

—Que tengo que protegerlos con todo lo que tenga. Mierda, quiero guardarlos así y...

Dasom abrió los ojos. Pensé que se soltaría a llorar, pero solo se me quedó viendo, esta niña loca se me quedaba viendo fijamente cada que podía, me removía todo el interior, y si viniera y me dijera "papi arrodíllate y jura que me comprarás un país entero" yo iría y compraría todos los que pudiera.


—Hola, bebé... ¿Te desperté? —Le murmuré, aun acariciando su mejilla roja. Ella comenzó a removerse, queriendo que la alzara y, como dije antes, no pudiendo negarle nada a ella, la alcé con cuidado de no despertar a mi bello durmiente —Está el tío Jimin.

—Hola princesa —Jimin se acercó a jugar con sus manitas y me miró —Tenemos que irnos, sabes que puedes llamarnos cuando quieras, pero a partir de hoy... estas a cargo por completo.


Se despidió y cuando salieron por la puerta de entrada, el departamento quedó en silencio. Ese mismo silencio que hubo aquella vez que Adara se fue, sentí miedo y me aferré al cuerpo de Dasom...

No soportaba ese ruido blanco inexistente así que puse la tv en uno de esos programas que Ada solía poner y me quedé en el sofá, Dasom sobre mi abdomen y con la otra mano revisaba cada tanto la cámara en la habitación de los niños, por si Man Shik se despertaba al sentirse solo.


Así sería a partir de hoy.


Sin mi mujer. Con mis hijos...


"Serán ustedes tres contra el mundo..."


Miré a Dasom. Nosotros tres contra el mundo.

Pero aún seguía ese silencio instalado en mi cabeza. Un vacío en mi pecho y al mismo tiempo, el amor hacia mis niños.

Tenía que encontrar la manera de mantenerme fuerte sin volver a tocar a otra mujer.


Tenía que encontrar la manera de cumplir con lo que juré...





























Es mucho mas corto de lo normal, prometo que el siguiente será mas largo.

Cuéntenme sus sentimientos hasta ahora sobre lo que paso y esta pasando...

Como siempre, gracias por leer, votar y comentar.

Nos leemos pronto.

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