Capítulo 19
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: ̗̀➛Ocho meses de embarazo.
☄︎Jungkook.
—¿Comprende eso? No es cualquier pintura, es una reliquia familiar de más de cien años y la han robado, por dios... —Gruñí lleno de molestia cuando la mujer delante de mí volvió a chillar con lo mismo.
—Mujer, tienes que relajarte —Su esposo a su lado trató de controlarla, pero claro que la mujer estaba fuera de sí.
—¡No puedo calmarme! ¡este hombre de aquí se niega a buscarlo, es su deber! —Me señaló con toda la furia a su esplendor.
De acuerdo, era suficiente.
Recargué mis codos sobre mi escritorio y miré de más cerca a la mujer delante de mí, quien, al ver mi acción, dejó de pelear con su esposo, quien lucía más sumiso ante mí.
—¿No puedes entender que ahora mismo no estoy aceptando casos que no estén relacionados con personas? Mi tiempo es reducido ahora mismo y no tengo tiempo de aceptar casos con propósitos ridículos, como este... —La señalé —Si buscaras a una persona, lo pensaría, pero me estás hablando de algo material. Lamento que tu reliquia familiar haya sido robada, pero si era tan importante, debieron cuidarla mejor...
—¡Pero...!
—Si es todo, les pido que se retiren ahora que estoy siendo amable —Ambos se pusieron de pie y salieron con rapidez de mi oficina.
Dejé caer mi cuerpo al respaldar de la silla y suspiré.
—Toc, toc... ¿puedo pasar, bro?
—Ya estas entrando, Tae... —Tallé mis ojos, viéndolo sentarse en las sillas de enfrente.
—Cierto. ¿Qué pasó?
—Nada. Esos hijos de puta que creen que mi existencia solo se basa en servirles a ellos... —Gruñí con irritación.
—No te estreses por eso, no son los primeros que te dicen eso...
—Lo sé, es solo que...
—¿Qué? —Me miró con una ceja alzada.
—No he estado durmiendo bien —Admití.
—Aah, ¿ya vas sintiendo los primeros síntomas de padre luchón? —Se estaba burlando.
—Cuando nazcan, será mejor... —Ignoré sus burlas, era lo mejor.
—Se ve que no tienes idea de nada, señor In —Se acercó al escritorio —Cuando nacen es incluso peor, se despiertan a todas horas y no te dejan dormir, tus días de sexo descontrolado se verán afectados...
—¿Y tú como sabes eso?
—Era hermano mayor, ¿lo olvidas? —Asentí con los labios apretados, no solíamos hablar sobre la antigua vida que cada uno de nosotros tuvo. Ellos casi nunca me hablaron sobre eso, pero yo lo supe todo desde el primer momento en el que conocí a cada uno de ellos —Nunca te pregunté.
—¿Sobre qué? —Lo miré.
—¿Qué se siente tener a tu otra mitad, a tu alma gemela?
Sonreí.
—Es justo eso, Taehyung. La otra mitad de mi alma... —Me enderecé en mi silla y miré un punto fijo del suelo, tratando de buscar palabras entendibles y coherentes para describir lo que sentía por Adara —Antes de ella era como si tuviera un hoyo en donde se suponía que debía estar el corazón, era solo un vacío ahí. Como tener la vista como el lente de aquella vieja cámara que usabas, veía todo a blanco y negro, nada tenía sentido, sabía todo, pero al mismo tiempo, no tenía idea de nada... —Lo vi sonreír —Y cuando ella llegó... uf, cuando lo supe, de repente en donde había vacío, de la nada estaba lleno y pesado, pude ver todo a color y lo que no sabía, lo que no tenía sentido, finalmente lo tuvo.
—Como encontrar un propósito.
—Sí. Ella es mi propósito, nací para ella o ambos nacimos para algo, es algo más grande que el amor. Tiene por completo mi existencia con ella y, pronto, también estará para mis hijos...
—Hablando de fetos... ¿cómo van los pequeños Jeons? —Noté la emoción en sus ojos, Taehyung siempre tuvo una conexión especial con los niños. Siempre quiso tenerlos, pero después de su inmortalidad, ese sueño tuvo que quedarse de ese modo, un sueño que jamás se podría cumplir —Deberías dejarnos visitarlos.
—Están perfectos. Adara no para de decir que es una pelota, tiene dolores de espalda muy recurrentes y sus pies se hinchan de vez en cuando y eso la pone de mal humor. ¿Pensabas que nada era peor que tener insinuaciones de mujeres de ochenta años? Error. Lo peor es tener a una mujer embarazada y con mal humor, la tercera guerra mundial, joder...
—Lo imagino.
—Pero después están esos momentos en donde les habla, es tan dulce y es asombroso como ellos le entienden. Me entienden...
—¿No le dijiste sobre que tuviste una visión de ellos y que sabes su sexo?
—No. Ella quiere que sea sorpresa, no quiero arruinarle eso.
—Estas perdido por ellos, Jungkook —Ambos reímos.
˚ ༘♡ ⋆。˚
—¡¡Ya llegué!! —Grité cuando dejé mi chaleco en el sofá de la sala de casa —¡Adara!
Me asomé a la cocina y no la vi, estaba por salir cuando me percaté de un frasco de fresas tirado en el suelo. Eso me hizo sentir un escalofrió por la espina dorsal, los cabellos en mi nuca se erizaron.
—¿Adara? —Salí de la cocina y caminé por el pasillo que daba con las habitaciones —¿Nena, donde estas?
Y me detuve un segundo antes de abrir la puerta de nuestra habitación. Cuando la abrí con lentitud, me encontré con aquella joven de cabellos color carbón sentada en el suelo, viendo dibujitos animados, mientras comía un frasco de fresas y le narraba a su vientre lo que pasaba en el programa.
El alma me volvió al cuerpo.
Entre por completo al cuarto y me agaché a un lado de ella, me miró sorprendida.
—Ya llegaste, no te escuché —Me sonrió con la boca llena de fresas.
—Avisé cuando llegué, pero estabas muy sumergida en eso... —Me acerqué a besarla porque hacerlo me era necesario a toda hora, el sabor a fresa se hizo presente, me separé de ella para mirarla —¿Qué demonios estás viendo?
—No sé, la encendí y apareció eso, decidimos verlo, hay animales hablando, eso es cool... —Sonrió como niña pequeña.
—Muy cool —Acaricié su vientre con una de mis manos, recordé el frasco en el suelo —¿Qué pasó en la cocina? ¿por qué hay un frasco en el suelo?
—Ah eso, queríamos comer fresas, así que fuimos a la cocina por ellas, pero acabé por dejarlas caer y no pude levantarlas, estaba sola en casa, así que me dije que cuando llegaras, podrías recogerlas por mí.
—Tonta —Volví a dejar un beso sobre sus labios y me levanté —Iré a recogerlas. Me asusté...
—¿Por qué?
—No lo sé, ya vuelvo.
Recogí el frasco colocándolo en su lugar y después fui por la pequeña sorpresa que tenía para mi mujer. Detestaba a los pájaros de Adara, eran ruidosos y en ocasiones parecía quererlos más a ellos que a mí, pero sabía que eran importantes para ella, además de que mis hijos parecían disfrutar de escucharlos cantar. Las malditas aves tenían una vieja y pequeña jaula, había comprado una mucho más grande de color dorado, era costosa, pero sabía que a Adara iba a amarla.
Lo supe cuándo entré con la jaula a nuestra habitación y ella chilló como loca.
—¡Dios! ¿¡De donde la sacaste!? ¡es preciosa! —Dejó las fresas de lado para observar a sus aves, que cantaban y saltaban dentro de la jaula.
—La compré para ti. La vieja era muy pequeña, pensé que sería mejor que tuvieran más espacio... —Dejé la cosa en la cama y me acerqué a ella cuando me pidió ayuda para ponerse de pie.
—Gracias, amorcito —Ronroneó mientras tomaba mis mejillas entre sus manos y dejaba un sonoro beso en mis labios.
Enredé mis manos en sus caderas. —Podrías agradecerme cuando salga de darme una ducha... —Golpeó mi pecho y yo sonreí —No me agradezcas. Sabes que te daré lo que quieras.
Hizo el amago de alejarse para mirar la jaula, pero se sostuvo de mis brazos cuando se tambaleó.
—¿Qué pasó?
—Nada. Solo me maree, creo que me puse de pie muy rápido —Se quejó.
—Hay que ir más lento, cielo... —Me aseguré de que llegara sin problema a la cama, la dejé sentada ahí y me alejé —Iré a darme una ducha y después vemos que se te antoja para la cena, ¿sí?
—Bueno...
☄︎Adara.
Estaba en mi octavo mes de embarazo, ya entrando al último mes y cada vez sentía que todo dentro de mí dejaba de tener espacio. A veces me dolía la espalda a muerte, tanto que estar de pie no era una opción.
Pero valía la pena, todo lo valía cuando sentía a mis bebés moverse dentro mío, o cuando veía a Jungkook hablarles por horas antes de dormir, ver sus ojos brillosos y redondos emocionados de sentirlos moverse. Era hermoso verlo así de emocionado y feliz, haría cualquier cosa por mantener esa felicidad en él, ya había sufrido y perdido demasiado. Quería mantener su emoción viva todo el tiempo que pudiera...
La habitación de los pequeñines ya estaba lista, todo estaba completamente amueblado, dos cunas preciosas perfectamente acomodadas por el padre perfeccionista de estos bebés, todo hermoso. Me gustaba entrar y mecerme en la silla mecedora que Kook había puesto para mí.
Acomodé mi sombrero y sonreí al ver un conejito blanco en una de las cunas, Kook había comprado peluches y juguetes. Era un exagerado...
—¿Ya estas lista? —Se asomó por la puerta.
—Sí, te estoy esperando a ti.
—Ya llevé las cosas al carro, vamos... —Desapareció de mi vista.
Iríamos a un viaje corto a un lugar sorpresa, Jungkook se había negado a decirme. Mencionó algo sobre que debía conocer mi pasado para poder continuar con mi presente y futuro, me imaginaba un poco a que se refería...
Solo íbamos nosotros dos y sus hombres en un auto aparte.
—Abróchate el cinturón, en la parte de atrás hay unas bolsas de chucherías ¡pero no comas todo! —Me advirtió cuando hice el intento por tomar las bolsas.
—Lo dices como si fuera una tragona —Hice un puchero.
—Estos días sí —Fue sincero, mientras arrancaba el motor del auto.
El viaje fue tranquilo y cómodo, Jungkook me dejó poner música. Hubo un momento en donde bajó las ventanas, dejando que el aire fresco golpeara y se infiltrara dentro del auto, recorriendo y alocando nuestros cabellos, reímos mucho debido a eso, tanto que acabé con dolor de estómago y eso hizo preocupar al señor In.
Siempre exagerando.
El viaje debió durar una hora. Entramos a un camino rodeado de árboles, no había casas cerca, y si las había, se encontraban lejos. No reconocía para nada el lugar...
Nos detuvimos a unos metros de lo que parecía ser los restos de una vieja casa, escombros cubiertos por la naturaleza. Jeon apagó el motor y nos quedamos en silencio, mirando nuestro alrededor.
—Los chicos dijeron que no debía hacerlo ahora por tu embarazo, pero pienso que una vez que nazcan, tú vida y la mía ya no volverán a ser iguales, quiero que lo sepas, quiero que sepas quien eras antes de todo esto... —Murmuró, sacando y dejando una carta sobre mis muslos.
Para ese punto, mis manos temblaban. Lo supe cuando me costó trabajo abrir el sobre. Era una foto, un grupo de personas miraban a la cámara mientras sonreían, la foto era vieja y estaba descuidada, pero lograba ver los rostros sonrientes de las personas en ellas. Lo que llamó mi atención fueron dos en particular porque sus rostros estaban rodeados con un círculo rojo.
—Woo Ah y Jun Do son sus nombres —Me dijo —Ellos son tus padres, nena.
Mi pecho se encogió y miré a esas dos personas con atención. No los recordaba y no sabía nada de ellos, pero eran mis padres...
—Ambos médicos. No había mucha información, pero al parecer se conocieron en ese hospital, se casaron después de tres años de relación y te tuvieron cuando tenían veinticinco. Tu nombre si es Adara, Roma no lo eligió... —Sollocé —Y puedo asegurar que te amaban.
—E-esa es... —Miré aquellos escombros.
—Esa era tu casa.
Decidí salir del auto y caminar con lentitud hasta estar más cerca del lugar.
—¿No tenían más familia? —Le pregunté cuando estuvo a mi lado, sentí sus manos acariciar mis brazos.
—Tu madre era huérfana y tu padre perdió a sus papás años antes de conocer a Woo Ah. Escucha, el lugar va a ser comprado y van a hacer una fábrica, destruirán todo esto, pero puedo comprar el lugar si quieres... si deseas conservar esta parte de tu vida, yo pued...
—No. Siendo sincera, no me siento de este lugar, sé que fue el lugar de las personas que me tuvieron, era mi casa, pero no recuerdo nada de ella, no los recuerdo. No quiero aferrarme a algo que no recuerdo, pero agradezco que me hayas traído aquí, Jungkook, ahora sé cuáles eran sus nombres... —Lo miré —Gracias.
—¿Quieres quedarte más tiempo?
Miré los escombros, la naturaleza tragándose lo último que quedaba de lo que alguna vez fue la casa de mis padres y, por un cortísimo tiempo, mía también. Inhalé profundo, intentando que ese aire se quedara en mi cuerpo un segundo más, antes de soltarlo para siempre, no iba a olvidarlos, pero ya no iba a tener que preguntarme los nombres de las personas que me tuvieron.
—Vamos —Le dije, mientras acariciaba con ternura mi vientre.
Díganles adiós a sus abuelitos...
Visitamos también el orfanato en donde estuve parte de mi niñez, seguía abierto y seguía manteniendo niños y niñas, esperando una familia. Jungkook donó una cantidad alarmante de dinero que dejó a la directora del lugar loca y con una eterna devoción a mi acompañante.
Convivimos con los niños, muchos de ellos eran pequeños y apenas hablaban de manera correcta. Tuve muchos recuerdos míos corriendo por esos pasillos viejos y con olor a humedad y niñez e inocencia. Pude volver a sentarme en aquel enorme comedor en el cual muchas veces me quejé porque era tan pequeña que mis pies no lograban tocar el suelo, esta vez mis pies eran capaces de hacerlo, y estuve rodeada de niños curiosos que dejaban caer comida al suelo, esta vez estuve ahí con mis propios hijos creciendo dentro de mí y con su padre a mi costado, con los ojos escudriñando a cualquier niño que intentara tocarlo o rozarme, según él porque eran lo suficientemente descuidados y podían lastimarme.
Eran las seis con quince cuando nos dirigimos a la entrada del lugar, listos para irnos.
—¿Estas contenta de haber venido? —Preguntó Jungkook al verme detenerme justo antes de entrar al auto.
—Sí, aunque también me siento triste, por mucho tiempo pensé que jamás saldríamos de ahí, con padres que nos amaran...
—Ya no tendrás que volver a estar en un lugar así nunca más, amor.
—Lo sé —Susurré más para recordármelo a mí misma
El último lugar al que iríamos era, de nuevo, desconocido para mí, pero el señor In aseguró que me iba a gustar, aunque también dijo que probablemente me iba a negar al inicio, pero que acabaría aceptando.
También mencionó que era un regalo para los cuatro.
Y lo entiendo cuando llegamos a una casa mediana, casi grande que se encuentra a varios metros del mar. De la playa, en realidad...
—Jungkook... —Le advierto, una vez que me bajo del carro y me acerco a la hermosa casa. En realidad, no sé qué rayos estoy tratando de advertirle —¿Qué hiciste?
Él solo se carcajeó mientras tomaba de mi mano para acercarnos más a la casa.
—¿E-es nuestra?
—Correcto, nena —Me abrazó por la espalda y descansó su mentón en mi hombro —El departamento es genial, me gusta, pero no creo que sea la mejor opción para criar niños... además, podrás bajar a la playa cuando quieras, es precioso de noche, va a encantarte, lo sé...
—Eres el mejor —Sentí su pecho inflarse de orgullo —¿Podemos verla ya?
—No. Aun se están arreglando cosas, pero cuando esté todo como quiero, podrás verla por dentro...
Hice un puchero. Jungkook tomó mi mano y nos dirigimos a la playa, la cual comenzaba a pintarse con colores naranjas y amarillos debido a que el sol comenzaba a esconderse.
No había nadie más que nosotros...
Nos quitamos nuestros zapatos, Kook me ayudó a sacarlos de mis pies y los dejó a lado de unas rocas, me tomó de una mano y caminamos tranquilamente por la arena cálida.
—¿Fue un buen día? —Murmuró, mientras nos acercábamos al agua fresca.
—Diría que fue llena de sentimientos, pero creo que también fue un buen día.
Sonrió. Tomó mis caderas entre sus manos y se acercó a darme uno de esos besos que me dejan jadeante y con ganas de todo menos de parar.
—Tenemos que ir preparando la maleta que tenemos que llevar al hospital... —Susurró sobre mis labios —Cada vez estamos más cerca de tenerlos aquí.
—Lo sé... —Le sonreí y dejé un besito en su nariz.
—Por cierto. La casa tendrá tu propio lugar de flores, de naturaleza y tendrás que cuidarla tu misma, necesitas tener eso cerca... —Me miró —Me pregunto cuales serán sus fuentes. En realidad me pregunto si serán dorados.
—Tienen que serlo, tú y yo lo somos —Jugué con sus cabellos —¿Has pensado en nombres?
—He buscado, pero no estoy muy seguro. Voy a armar una lista de los mejores y podemos elegir algunos de ahí, los que quieras...
—Me malcrias.
—Me gusta malcriarte —Gruñó y dejó un beso húmedo en mi cuello.
Miré hacia el mar. Me sorprendí de ver tan bella vista, el sol ocultándose y las nubes de colores preciosos.
—Mira que hermoso, jamás había visto el atardecer en la playa... ¿no es bonito?
—Ya viví algo como esto —Susurró.
—¿Qué quieres decir?
—Nada. Una vez vi un atardecer como este y estaba con dos personas que amo.
—¿Tus padres?
—No... —Sentí sus manos jugar en mi vientre, yo lo miré en silencio mientras veía sus ojos intentar decirme algo.
—¿Ya los vistes? —Murmuré, tratando de ocultar mi emoción.
—Sí...
—¿¡En serio!? ¡espera, espera, no me digas que son! —Me tapé la boca.
—Son preciosos, Adara —Tomó mi rostro con sus manos —Estábamos aquí mismo, mirando un atardecer como este y eran hermosos. Nuestros hijos son hermosos, ya vas a verlo...
Chillé emocionada, dejando un beso tronado sobre sus labios rosados. Él descansó su frente en la mía.
—Quiero que seamos una familia. Quiero que nos casemos, Ada.
—¿Qué? —Me separé para mirarlo.
—Escucha. Jamás pensé casarme, nunca. No después de todo lo que pasó antes de ti, no era algo que deseara, pero contigo quiero todo... —Tomó mi mano y la dejó sobre su pecho —Hay una delgada cuerda dorada entre nosotros y que siempre estuvo ahí, desde que nací y desde que tu naciste, estuvo ahí para hacer que nos encontráramos, me lleva a ti, me ata a tu cuerpo, a tu mente, mi existencia esta enlazada con la tuya y sé que eso jamás va a desaparecer, ni siquiera mis sentimientos. Así que, sí los tuyos tampoco van a desaparecer... ¿Puedo casarme contigo?
Exploté.
Buenas noches. O días o mañana... no importa. Vengo de nuevo por aquí.
No se si decir que tenemos que irnos preparando porque ya casi llegamos al fina, no se si decirlo porque ni siquiera yo lo sé. Pero presiento que estamos mas cerca...
¿Qué les pareció? ¿esperaban que Jungkook le pidiera matrimonio a Adara de esa manera, pensaban que sería mucho mas cursi o elaborado, creen que tenga pensado hacerlo de esa forma? Díganme sus opiniones en los comentarios, siempre los leo...
Como siempre, gracias por leer, votar y comentar...
Nos leemos pronto.
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