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Capítulo 15





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☾︎Jungkook.








El silencio era extrañamente tranquilizador.


Siempre había dicho y pensado que el silencio podría tener dos significados; peligro y paz.

Este silencio llevaba paz...



Mis pies estaban descalzos sobre un césped verde y húmedo. Podía escuchar el canto de aves que no era capaz de ver, el aire movía las ramas y hojas de los árboles y las distintas plantas que estaban a mi alrededor. El olor, era húmedo y había un aroma bastante agradable, no sabía qué era, pero me gustaba...

Seguí caminando a pesar de que no sabía a dónde iba, hasta que llegué a aquel río de piedras y ese árbol torcido justo en medio, esta vez no había aves, en su lugar había una mujer sentada sobre esas rocas húmedas, en sus brazos había un bultito, se movía y soltaba gorgoteos, no necesité apreciar más aquellos cabellos negros para saber de quién se trataba, lo sabía, una parte de mí ser lo sabía desde el momento en el que llegué aquí.

Ella levantó su mirada y me miró con esos ojos negros y profundos. Mi corazón comenzó a latir con fuerza cuando me sonrió suavemente... como incitándome a que me acercara, y así lo hice.


Las piedras se sentían frías debajo de mis pies, pero no le tomé importancia, me agaché justo delante de ella y la miré a la cara, ella observaba con atención aquel bulto cubierto con una cobija blanca, yo no había mirado porque estaba ocupado viéndola a ella, la extrañaba tanto.

—¿No vas a mirarlo? —Por primera vez habló. Yo mire sus ojos y después desvíe la mirada hacia lo que había en sus brazos, me puse de pie y me incliné a observar a aquello que ella deseaba que yo viera.

Con lentitud, quitó la cobija y destapó un pequeñito cuerpo, su piel era extremadamente blanca, una naricita tan pequeña que sólo parecía un pequeño montículo de carne, sus manitas, aun levemente arrugadas y torpes, se abrían ante el cielo e intentaban encontrar el cuerpo de la persona que lo sostenía. Su cabello era tan negro, había superado al de Adara, jamás había visto un negro así de profundo en el cabello de alguien, era hermoso... y pensé que ya había visto todo hasta que la criatura abrió los ojos, un reflejo dorado traspasó por los ojos del bebé, fue un segundo y después se tornaron de un tono café oscuro.

Volví a mirar a la mujer.


—¿Quién...? —Entonces ella me señaló el único detalle que yo había pasado por alto, un diminuto lunar se asomaba justo debajo de la boquita del bebé, justo como el lunar que yo tenía. La miré al instante —Adara...

Ella me sonrió, pero fue una sonrisa triste.

—Lo lamento.




—¡Adara! ¡espera! —Grité mientras me incorporaba en el asiento de piloto. Mierda, seguía en el auto, anoche había manejado hasta la antigua casa de las hermanas, sabía que ella no estaba aquí, pero de alguna manera sabía que pasaba cerca.

Me sentía como un perro siguiendo un rastro invisible...


Peiné mis cabellos aun con el pulso acelerado. Había estado dormitando mucho, era estúpido porque era tanto el sueño que en varias ocasiones estuve a punto de quedarme dormido mientras manejaba, tuve que quedarme a dormir en el auto.


—Mierda —Me quejé por el dolor de cuello que me dejó el dormir mal acomodado. Cerré los ojos y de pronto me vinieron imágenes del sueño, parecía ser una visión, pero se sentía ajena.

¿Por qué rayos sostenía un bebé, por qué se disculpaba?

Tenía que hallarla...

Porque Roma estaba cerca, podía sentirla.


















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Mis zapatos pateaban de vez en cuando las piedras y ramas que se interponían en mi camino. No sabía por dónde rayos me estaba metiendo, pero sentía que debía ir por aquí... yo no era una persona que se dejaba guiar por simples sensaciones, pero con Adara había aprendido a hacerlo.


En cierto punto pensé que me había perdido, hasta que llegué a un punto en donde las ramas de los arbustos ya no rasgaban mi ropa, había un caminito de pequeñas piedras, lo seguí, lo seguí y lo seguí hasta que, a unos metros, una pequeña casita se alzó entre la naturaleza...

El cosquilleo en mi pecho se intensificó y fue cuando me di cuenta de que la había encontrado, justo al mismo tiempo que Roma.


No fui consciente de dos camionetas negras aparcadas a un lado de la casa, hasta que escuché un estruendo dentro de la misma, como cuando algo choca con un objeto de cristal y este se hacía añicos sobre el suelo.

No dudé en correr hasta allí, la puerta estaba abierta, ni siquiera me detuve a apreciar el interior, fui hasta la diminuta sala de ese hogar y entonces la vi...

Estaba tirada en el suelo, y a su lado estaba Roma, mirándola como si fuera un paquete importante.



—¡Oh, miren quien llegó...! —Expresó la rubia cuando fue consciente de mi presencia. Iba a reaccionar en su contra cuando dos hombres me tomaron de los hombros y me obligaron a hincarme —No interrumpas, querido.

—Adara... —La llamé para que supiera que estaba aquí, que ya estaba aquí. Mi mujercita me miró con esos ojos negros y llenos de lágrimas —Todo va a estar bien...

—¡Oh! ¿Y cómo sabes eso, papi? —Siguió burlándose la bruja. La miré cuando me llamó de esa forma —¿Qué, no lo sabes? Pensé que ya habías tenido la visión... —Volvió su mirada a la que solía llamar hermana y la observó con dulzura fingida —Nuestra dulce y pequeña Adara está embarazada...


Fue como si ya lo supiera, de alguna manera ya lo sabía. Miré a la mujer a la que amaba y ella evitó mirarme, no necesité nada más para saber que era cierto, lo confirmé cuando me di cuenta de que en su mano tenía una prueba de embarazo.

Tuve miedo...


—Llegaste justo a tiempo, le contaba a nuestra Adita que tú no quieres esa vida para ti, que tu no quieres hijos, que lo único que deseas es sexo sin compromiso y muerte —Declaró la bruja —No a una perrita que se dejó follar sin protección cuantas veces pudo y que ahora resultó preñada por un hombre al que no le interesa...

—Tú no sabes lo que yo quiero —Rugí, intentando zafarme del agarre de los hombres a mis espaldas. Miré a Adara —Nena, mírame. Mírame, por favor...

Apenas fue capaz de observarme de reojo.

—Vuelve conmigo, te p...

—¡Ya sé! ¿Por qué no dejamos que ella elija? —Me interrumpió Roma. Ordenó a los hombres que me pusieran de pie y me soltaran —Dejemos que ella elija, Jeon.

Ada se puso de pie con dificultad.

—Solo tienes que elegir, hermanita. Yo, la única persona que te amó en verdad, la única persona que te va a amar por siempre y que siempre estuvo ahí para ti, o prefieres al hombre que te enamoró y después mintió.


Entonces fui consciente de lo que hacía Roma, toda su vida le hizo creer a Adara que ella era la única persona que la amaría, lo hizo como para asegurar que Ada jamás se fuera de su lado, y ahora menos que nunca que cargaba a un ser concebido por dos almas doradas, no sabíamos si sería también dorado, pero Roma prefería no correr riesgos y llevarse a ambos, y que mejor que hacerle creer a Adara que tenía elección.

Yo también jugaría... solo que con sabor a verdad.


—Adara, lo lamento, debí decírtelo desde un inicio, pero después, cuando comenzamos a tener relaciones, cuando comenzamos por ese camino, me pareció innecesario —Ella me miró y proseguí —Después tuve miedo de decírtelo y que te fueras, siempre desee morir, Ada, vi morir a mis padres y en sus ojos cargaban la decepción que sentían de mí, ya no tenía nada en este mundo, pero cuando llegaste, ya no sentía solo la inmortalidad correr en mis venas, te sentía a ti, tú voz, tu sonrisa, la manera en la que admiras todo, tus jadeos, tus gemidos, la manera en la que me tocas, de pronto me di cuenta que no sabía nada de la vida hasta que llegaste...


—Por dios, Jeon —Se burló Roma.

—No mentí nunca cuando dije que te quería, te amo, Adara. Y siempre lo hice, incluso antes de conocerte, permanecí vivo en este mundo no por un error, permanecí vivo por ti, nací por ti, desde el momento en el que fui concebido, yo ya tenía un propósito —Sentí mis ojos picar por las lágrimas contenidas —Tú, tú eres mi propósito, eres mi alma, mi vida...

—Jungkook...

—Quédate conmigo. Quédate, por favor —Supliqué.


Tenía miedo, miedo porque ahora tenía dos seres que amaba y no sabía qué era capaz de hacer Roma por arrebatármelos.


Y entonces, Adara correteó hasta mis brazos y se afianzó a mí, justo como mi vida dependía de ella.


Tomé su rostro entre mis manos y la acerqué a mí para besarla, porque desde el segundo uno en el que mis labios conocieron los suyos, fueron la fuente de mi vida.

—Perdón por huir... —Sollozó bajito sobre mis labios.

—No, nena, la culpa es mía, debí decírtelo yo —Besé su frente y la atraje de nuevo a mi cuerpo para abrazarla —Voy a llevarte a casa, lo prometo.

—¿Crees que voy a dejar que te la lleves? Me pertenece, yo la crie —De pronto recordé que ella seguía aquí. Me separé de Adara para dejarla detrás de mí.

—Es una persona, Roma. Ya no es una niña, puede decidir por sí misma, querías que ella tomara una decisión, la ha tomado, acéptala... —Exigí.

—¿Y morir? No, me niego a morir, ella nació para nosotros, para otorgarnos inmortalidad...

—No, no es así. Adara viene conmigo, Roma, y te sugiero que nos dejes en paz porque a la siguiente que te vea cerca no voy a tener piedad contigo —Empujé a mi chica hacia la puerta, estábamos por salir cuando escuché como quitaban el seguro de un arma, me di la vuelta y Roma nos apuntaba directamente a nosotros.

—Aquí la que toma decisiones soy yo, Jeon, siempre soy yo la que tiene la última palabra —Llevé a Adara detrás de mí, después de todo, yo no podía morir aun así me disparara en la frente —No vas a quitarme mi vida eterna, no pude tenerte, entonces tampoco la tendrás a ella...

—Olvídalo, Roma, no voy a dejar que Adara vaya contigo, ni en mil años.

Ella carcajeó con fuerza. Sus hombres estaban a nuestros costados, esperando la señal de su jefa... yo mantenía a Ada detrás de mí espalda, la sentía temblar.

—¿Prefieres que le dispare justo ahora, en el vientre? —Movió su mano, tratando de llegar a apuntar a la mencionada, pero debido a mi cuerpo no lo lograba —Entrégamela, Jungkook y ella vivirá, al menos un tiempo más.

La tensión que había en el lugar no me dejaba pensar con claridad, en el pasado me hubiera importado una mierda lanzarme a ella y quitarle el arma, aunque me llevara unos cuantos balazos en el cuerpo, pero ahora no podía arriesgarme, no cuando tenía a la mujer que amaba a mis espaldas, con un muy posible embarazo primerizo, y mío...

Tenía que pensar cómo salir de aquí sin que ella saliera herida.

Y mientras ideaba un plan de escape, alguien más se me adelantó, escuché disparos en el exterior de la casa, todos nos agachamos al instante, Roma en ese momento estaba distraída al igual que los dos hombres, tomé a Adara del brazo y corrí con ella a la salida.

—¡¡Jungkook!! ¡¡Voy a encontrarlos y no vas a volver a verla nunca, nunca!! —Gritó histérica, al mismo tiempo que una detonación se escuchaba a nuestras espaldas, no me detuve, corrimos por el caminito de piedras blancas, entre los arbustos y piedras hasta que llegamos a la antigua casa de ellas.

—J-jungkook... —Tartamudeó a mis espaldas.

—Está bien, nena, te llevar... —Volteé a verla y entonces vi sangre. Había sangre en ella, en su pierna —Mierda, mierda...

Se tambaleó y la tomé en brazos antes de que cayera al suelo, la subí a mi auto y arranqué al mismo tiempo que otros carros aparecían, uno de ellos lo reconocí como el de Yoongi.



—Vas a estar bien, Ada, van a estar bien —Besé el dorso de su mano antes de arrancar con fuerza. 

















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No pensaba subir capítulo hoy, mucho menos mañana, pero ya que esta semana es la última para mis vacaciones de diciembre, decidí publicar antes de empezar mis pruebas finales. 

No voy a mentir, estoy triste gente, como muchos, me supongo, no pude ver el último live de mi niño porque estaba en clase, y eso termino por cuartearme, mañana voy a romperme así que... eso

Gracias por leer, votar y comentar, se les quiere mucho. 

Estaré esperando por ustedes, niños. Esperaré por ti, mi niño...


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