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Capítulo 14


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Roma tenía que volver a viajar. En corea ya no encontraban más niños dorados, los brujos y ella estaban en peligro, la última persona dorada que nació fue Adara y eso ya tenía mucho tiempo...



Estaba resultando complicado encontrarla, y ella sabía que Jeon también la buscaba, debía de encontrarla antes que él.

Pero Adara siempre había sido buena para esconderse.



Por otro lado, Jeon se preparaba. Había un hilo dorado invisible que salía de su pecho y él ya no tenía duda que el otro extremo de ese hilo terminaba justo en el pecho de la persona a la que buscaba, e iba a encontrarla...


—¿Estás seguro? Podemos acompañarte...

—No, Nam, esto es algo personal. Yo debo hallarla, ella es mi deber, siempre lo fue... —Él volteó a mirarlo —Gracias hermano. Lamento que hayas tenido que ocultar tus sentimientos por mí.

—¿De qué hab...?

—De la bruja. Tienen algo ¿no es así? No lo ocultes más —Palmeó su hombro y abrió la puerta del Mercedes —Cancela toda las reuniones y citas hasta nuevo aviso, te llamaré en cualquier momento y más vale que estés atento...


Y sin esperar respuesta de su amigo, subió al auto y arrancó deprisa. No tenía ni la menor idea de a donde iría, pero el cosquilleo en su pecho le indicaba por dónde debía ir y esta vez solo se dejaría guiar por eso...








 : ̗̀➛Adara.








Hace mucho tiempo, cuando era niña y Libia finalmente me había permitido ir a la escuela, recuerdo que cuando salía de estudiar, me desviaba del camino a casa para investigar y descubrir nuevos caminos, aun sabiendo que posiblemente jamás podría llegar al final de estos y saber a dónde me llevarían.

Un día, después de desviarme del camino y caminar por un buen tiempo, me encontré con una pequeña casa, estaba vieja y sucia, pero en buenas condiciones, y cada vez que salía de la escuela, pasaba por esa casa y la arreglaba y limpiaba hasta que quedó hermosa.

Libia no sabía sobre ella, esa casa era mi propio espacio, sin mi hermana y sus pensamientos y reglas.

Nadie sabía de ella.

Por eso estaba aquí.


Miré por la ventana y noté que comenzaba a llover levemente. Extrañaba a mis aves, no había tenido tiempo de traerlas conmigo, extrañaba a los chicos y... lo extrañaba a él, a pesar de todo.

Ahora mismo no sabía si había sido correcto huir de esa manera, pero no podía estar en un mismo espacio que Roma, que él, sabiendo que fueron algo, que eran algo y que Jungkook jamás me dijo...


No podía sacarme de la cabeza aquellos recuerdos. Las palabras que decía Jeon, las cosas que hicieron. No podía olvidarlas, se repetían a cada segundo, incluso había empezado a soñar con eso.

También había soñado con un llanto infantil, primero se escuchaba tan lejos que apenas era capaz de sobresalir entre el ruido que provocaba el aire en los árboles, y después se acercaba a mí, pero siempre que estaba por alcanzarme yo despertaba con la respiración acelerada y con una presión extraña en el pecho que me jalaba a algún lugar, lo ignoraba siempre.

No sabía si Roma o Libia, o cuál sea que fuera su verdadero nombre, iba a lograr encontrarme, o Jeon...

Cualquiera de los dos.


No había comido mucho estos días, no tenía mucha hambre, es como si de pronto el hambre hubiera desaparecido para mí, tampoco lograba dormir con facilidad... pero me sentía en paz en medio de los árboles y el silencio.



—Adara... —Alguien me llamaba, sabía que alguien me llamaba, sin embargo, yo era sostenida por un calor y una suavidad impresionante que me provocaba tanta paz que me era imposible moverme, era tan suave y delicado que me acurrucaba con más frecuencia —Amor, abre tus ojitos...

Escuché una risilla. La superficie en donde estaba apoyada se movió, eso me hizo fruncir el ceño.

—Abre los ojos, cariño —Entonces fui consciente que esa voz estaba justo encima de mi cabeza y que podía escuchar las vibraciones del tono por debajo de mi oreja. Entonces me di cuenta de que algo se paseaba por mis cabellos, algo delicado —Perdóname, Adita, perdóname...

Y aun sin abrir los ojos, reconocí esa voz, la reconocí y también reconocí el aroma, la calidez y tacto de esa persona. Me aferré con más fuerza...


—Me heriste, Jungkook... —Susurré. Lo sentí apretarme más contra su cuerpo.

—Lo sé y lo lamento, debí decírtelo antes, pero tenía miedo, tenía tanto miedo —Dijo, su voz sonaba estrangulada —Necesito explicarte, necesito decirte lo que en verdad sucedió, tienes que decirme dónde estás para que pueda explicarte.

—Jungkook, no puedo, no pue...

—¿No quieres saber la verdad, no quieres saber que no te cogía solo por sexo, no quieres saberlo?

Entonces ahí fue cuando me di cuenta de que no era Jungkook, Jeon era mal hablado casi siempre cuando estábamos juntos, pero nunca mencionaba esa palabra para describir lo que hacíamos, nunca lo hizo. Así que esta vez abrí los ojos, había mucha luz, y por eso me costó mucho trabajo acostumbrarme a lo resplandeciente, cuando estuve aclimatada, lo miré, estaba frente a mí, su espalda estaba recargada a un árbol grueso y enorme, sus oscuros ojos estaban pegados a mi rostro, tenían una mirada que jamás había visto en sus ojos, fue cuando me separé de su cuerpo.

—¿Quién eres? —Le exigí saber.

—Soy Jungkook, linda... —Trató de acariciar mi cabeza, pero alejé su mano al instante.

—Jungkook jamás me decía de esa forma.

Él suspiró.

—Adara, Roma está buscándote, tienes que decirme dónde estás para que pueda ir a ti —Me miró serio —¿Dónde estás?


Me levanté de donde estábamos. Él me imitó...


—Tú no eres Jeon.

—Ay, Adita, soy yo, amor —Se burló. Y también se había delatado, solo una persona solía llamarme de esa forma.

—Déjame en paz, Roma —Traté de alejarme de ella.

—Ya deja de jugar, hermanita, solo dime dónde estás, tenemos que irnos...


Cuando volví a mirarla, ya no era Jeon, ahora veía el cuerpo de Libia.

—Tenemos que estar juntas...

—No, ya no quiero estar cerca de ti, jamás...

—¿Entonces? ¿Quieres estar con Jeon? —Cuestionó con desdén —Él no te ama, Adita, le gustaba mucho tener sexo contigo, a Jeon le encanta el sexo, no eras tú...


Eso me golpeaba fuerte, pero ella no era nadie para decir eso.

—Eso le preguntaré personalmente...

Se acercó a mí, traté de huir, pero sus manos tomaron mis hombros y frunció su ceño.


—Adara, ¿es que acaso dejaste que te llenara de su esencia hasta los poros? Sigues teniendo su presencia, en verdad —Inspeccionó mi cuerpo, noté que su mirada se detuvo en mi abdomen y entonces volvió a mirarme a los ojos —¿Usaban protección?


—¡Déjame! ¡Eso no te incumbe!

—¡Contéstame con la verdad, Adara! —Tomó un puñado de mi cabello y jaló con brusquedad —¿Dejaste que te la metiera sin condón, dejaste que se corriera dentro?

—Sí, varias veces. Pero comencé a usar un anticonceptivo...

Al escucharme decir eso, comenzó a reír tan fuerte que tuvo que soltarme.

Reía fuerte y lograba escuchar un eco en todo el lugar. Yo no comprendía nada...

Se detuvo abruptamente y me miró de arriba a abajo con repulsión.


—Te preñó, pequeña Adita —Miró mi abdomen —Ese hijo de puta te dejó preñada...

Entonces mi cuerpo se puso frío al instante.

—Te equivocas, yo...

—Esas cosas pueden fallar —Entonces fui consciente de cómo su mirada se iluminaba de una manera macabra —¿Qué saldrá de dos almas doradas? Voy a encontrarte Adara, te lo juro, así como también te prometo que nada volverá a ser igual a antes, te prometo que no volverás a ver a Jeon... seremos tú, yo y ese bebé tan especial.

Entonces todo desapareció.




Me levanté asustada de la pequeña cama vieja de aquella casa solitaria. Me senté sobre mi cama y observé con susto a mi alrededor, todo estaba oscuro, me había quedado dormida en algún punto de la tarde y había olvidado encender la pequeña luz de noche...


Cuando estaba por levantarme, fue que recordé mi sueño, lo que había dicho Roma. Mis manos fueron inconscientemente a mi vientre, no sentía nada allí, era plano y aparentemente normal...


¿Era posible? No podía creer en un sueño, no podía creer en Roma de nuevo, pero ¿era posible? ¿Era posible que, en algún momento, en nuestros infinitos encuentros sexuales yo haya quedado embarazada después de que Jungkook se corriera dentro de mí?


No, yo tomaba siempre y de manera cuidadosa el anticonceptivo, yo siempr...


"Esas cosas pueden fallar"


No, no, no, no podía pasar. No había sentido nada durante los últimos días, no había señales, no había nada.


—Solo es un sueño, solo fue un sueño, es todo —Me repetí a mí misma.

Además de que ahora mismo no era el mejor momento, dos de las personas en quien había confiado y quienes habían jugado conmigo, me buscaban y casualmente eran a quienes menos quería ver.

A uno de ellos más que nadie...

No era cierto y me iba a aferrar a eso.


Por eso, esa noche, cuando volví a soñar con aquel llanto, con ese llorar, no me permití ser alcanzada, no me permití ser hallada. Porque tenía miedo, tenía miedo de que fuera verdad y que tuviera que estar sola en esto, porque ya no estaba segura de nada, de quién era yo, de dónde venía y cómo era yo en realidad o, al menos, qué era yo...


Tenía miedo de estar embarazada porque el padre de ese hijo quizás no iba a quererlo porque él siempre ha sido un hombre libre, un hombre que desea con todas sus fuerzas tener un final... ¿por qué rayos cambiaría sus planes de toda una vida por mí, por un ser que aún no tenía consciencia? No iba a hacerlo, no iba a quererlo, no iba a querernos.

Porque desde un inicio yo supe que lo nuestro era únicamente encuentros placenteros de sexo brusco, a pesar de que él confesó sentirse atraído a mí, a pesar de que dijo que me quería, muchas veces eso no quiere decir que esa persona imaginé una vida contigo, una familia o un hogar...

Jeon Jungkook, el señor In, Inexorable era un hombre que vivía de mujer en mujer, de vida en vida y de siglo en siglo, sin detenerse nunca por nadie ni nada, viviendo su vida eterna como mejor podía; sin trabas.

Ese era él, no quería compromisos, solo deseaba placer y diversión, él quizás me quería como afirmaba hacerlo, lo hacía, pero amó por más tiempo esa vida que llevaba antes de mí.

¿Cómo iba a querer cambiar esa libertad por una atadura como la que significaba el que yo pudiera estar embarazada de él?

¿Cómo iba a querer vivir aun cuando siempre deseó morir?


—¿Hay alguien ahí? —Le susurré a mi vientre mientras me encontraba en posición fetal sobre la cama — ¿Quién va a amarnos en este mundo? ¿Quién?


Y de pronto yo estaba llorando. Llorando porque si era cierto que algo comenzaba a crecer en mí, entonces me sentí culpable por concebirlo con alguien que no iba a amarlo. Me sentí culpable por no darle algo mejor aun cuando no sabía si había alguien ahí, aun cuando no sabía absolutamente nada.




Quizás, quizás solo seríamos yo y ese pequeño montículo de carnita que en un futuro sería un alguien... 

















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Hola. Gracias por siempre leer, se acabaron mis días libres así que no se cuando habrá cap nuevo. Solo me queda esperar mis vacaciones de diciembre, aunque no quiero que llegue diciembre... 

Lamento no haber publicado el capítulo anoche, estuve enferma, de hecho aun me siento un poco mal, pero les debía este.

Mini maratón.

03/03

Nos leemos pronto. 

¿Será que Adara en verdad haya quedado embarazada? ¿Qué dicen ustedes, será posible? si es así, ¿creen que Jungkook se haga cargo? ¿Quién encontrara primero a Adita?

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