Capítulo 11
**•̩̩͙✩•̩̩͙*˚ ˚*•̩̩͙✩•̩̩͙*˚*
——————✧◦♚◦✧——————⋆
——————✧◦♚◦✧——————⋆
: ̗̀➛Adara.
El día transcurre normal. Como si nada estuviera pasando, mis clases en la universidad se pasan lento y aburridas, Ayumi se la pasa hablando durante horas y aun así no soy capaz de escucharla y ponerle atención, mi mente está en otro lado, está aferrada ante el recuerdo de esta madrugada cuando Jungkook me dijo sobre la visión que tuvo, sobre Libia o Roma y sobre aquella promesa confusa...
—¿Estás bien, Adara? —Me pregunta Jiho, yo lo miro sorprendida, ni siquiera había notado que ahora él se nos había unido —Has estado como en otro mundo.
—Estoy bien, es solo que no dormí bien —Miento, no voy a decirle que estoy preocupada porque la que creía mi supuesta hermana volverá hoy después de dejarme sola sin decir nada.
—Debe estar en sus días... —Le susurra mi amiga al chico, no me molesto en lanzarle una mirada de reproche. Se levanta y sacude su malteada —Iré a tirar esto a la basura e iré al baño, no hagan travesuras sin mí...
Y se va dejándonos solos.
Bebo mi botella de agua y de nuevo estoy a punto de perderme en mis pensamientos.
—Tengo curiosidad de algo... —Me dice Jiho.
—¿Curiosidad sobre qué?
—¿En verdad sales con ese hombre? ¿Sabes que tiene más de mil años? Dicen que es peligroso y que se ve con muchas mujeres —Dice rápidamente. Volteo a verlo con seriedad —¿No has pensado que puede estar jugando contigo? Se que no tiene mucho que nos conocemos y que no sientes lo mismo que yo, aun así, me preocupa que pueda hacerte daño...
—Estoy bien, en todo caso que me dañara, sería cosa mía —Traté de ser amable.
—¿Lo quieres?
—Sí.
—¿Son novios en verdad?
—Aún no... —Y ante mis palabras él hace una mueca como si supiera algo que yo, como idiota, no puedo ver. No logro preguntarle porque justo Ayumi llega y al mismo tiempo una camioneta negra se estaciona delante de nosotros.
—Señorita Adara... Tiene que venir conmigo, el señor In me ha enviado urgentemente por usted —Comenta uno de los trabajadores de Jungkook cuando bajó del auto.
Miré a mis compañeros y después me puse de pie, antes de dar un paso Jiho me tomó del brazo.
—No puedes confiar plenamente en alguien que lleva siendo de esa forma por toda una eternidad... —Me susurra.
Me suelto de su agarre.
—Tal vez. Pero esa es mi decisión, no la tuya —Y me dejo ser guiada por aquellos hombres. Ayumi me mira preocupada, antes de desaparecer le hago una seña de que esté tranquila.
El camino fue en silencio, notaba tensión entre los dos hombres que iban en la parte delantera del vehículo.
Nos detuvimos frente a una casa que jamás había visto, aunque supuse que era propiedad de Jungkook.
Uno de los hombres abrió la puerta del auto y bajé con cuidado.
—El señor la espera dentro —Me dijo uno de ellos.
—Gracias... —Hice una reverencia e ingresé a la hermosa casa.
Entré por un pasillo largo, en las paredes había fotografías viejas de barcos, casas que jamás había visto, de los chicos en distintas épocas y al final del pasillo había una foto más grande en donde salían los siete sentados en una mesa...
También había fotos y pinturas de Jungkook, una de ellas llamó mi atención; salía él solo sosteniendo un paraguas y mirando seriamente a la cámara.
Y esa que estaba a su lado, no podía saber si miraba a la cámara debido a que sus ojos estaban cubiertos por los mechones de su cabello.
Lucía hermoso...
—¿Te gusta? Fue tomada en París por Taehyung, debió ser en los 80s, creo, yo no quería que me tomara una foto e igual lo hizo... —Él apareció. Usaba pantalones negros y una camisa blanca con una chaqueta negra encima.
—¿Por qué estamos aquí?
—Solía vivir aquí hace unos 20 años atrás, pero era demasiado grande para una sola persona, Roma está por llegar... —Miró mis ojos —Quiero hablar con ella antes que lo haga contigo...
—Pero...
—Por favor —Cerró sus ojos.
—De acuerdo, bien.
—También quiero estar presente cuando hables con ella, Roma es muy manipuladora, puede hechizarte si dejas que te toque y no quiero arriesgarme a que lo haga, debo estar allí —Lo miré mal y entonces él tomó mi mano —Se que quieres preguntarle muchas cosas, pero entiéndeme, no quiero que te lave el cerebro.
—Está bien —Rodé los ojos —Pero que sepas que ella jamás haría eso...
Aunque ya ni siquiera sé si eso es verdad.
Bufó y se acercó más para sostener mi rostro con sus manos.
—Es de mala educación hacer eso con los ojos a tus mayores... —Miró mis labios —Pero no me molesta cuando lo haces en el instante en el que te estás corriendo.
—Depravado...
—Siempre —Y terminó por acortar ese espacio y besó mis labios.
—Señor...—Apareció uno de sus hombres —Ya esta aquí.
Jungkook me miró a los ojos, sentí como si intentara hacerme recordar la promesa que le hice en su habitación.
Tomó mi mano y caminamos por otro pasillo, había más fotografías, la última que había allí era de una extraña rama, estaba inclinada de una manera peculiar, sobresalía de las rocas...
—Oh, s... —Pero Jungkook no tenía tiempo para explicarme sobre la vieja pintura. Roma había llegado, al menos eso creía.
Llegamos a una habitación grande y espaciosa, había más cuadros, pero estos tenían aspectos aún más antiguos y con escenarios sangrientos, oscuros y macabros, algunos lucían expresiones tristes, melancólicas y hasta depresivas.
También noté una gran mesa de alguna clase de madera que desconocía y que se veía muy antigua y de buena calidad, las luces que alumbraban el lugar lucían como la de las películas viejas, las ventanas estaban abiertas pero las cortinas estaban sueltas y ondeaban debido al aire del exterior, el día estaba nublado y fresco.
Los siete hombres que salían en aquella pintura del pasillo estaban sentados en unos sofás que apenas noté.
Miré a Jungkook caminar hasta ellos...
—Está aquí —Le comentó Namjoon a Jeon. Y como si aquello no fuera algo que debiera enterarme, todos ellos voltearon a verme al mismo tiempo.
Me removí incómoda en mi lugar.
—¿Estás seguro de que es buena idea que ella esté aquí? —Yoongi parecía no estar de acuerdo con eso.
—Sí, yo tampoco creo que sea correcto —Jimin miró al de cabellos negros con intensidad.
—No es algo que yo quiera. Pero Roma viene aquí por ella, si no la ve es seguro que hará un revuelo, además, aquí la joven presente asegura tener el derecho de estarlo... no se preocupen, hicimos un trato, no puede hablar con Roma a solas... —Tajó y volvió a mirarme —Ven...
Justo cuando me terminaba de acercar a él, la puerta se abrió.
Ni siquiera tuve que darme la vuelta para saber de quién se trataba... viví y crecí toda mi vida con esa persona y durante todo ese tiempo pude darme cuenta que ella mantenía la presencia más fuerte que había sentido nunca, es como cuando estás solo en casa y vas a la cocina durante la madrugada a por un vaso de agua, y cuando estás por regresar sabes que tienes que apagar las luces de nuevo, pero sientes que algo aguarda entre la oscuridad, esperando a que lo hagas para atraparte, entonces cuentas hasta tres para apagar la luz y empezar a correr y mientras lo haces sientes una presencia a tus espaldas que te sigue con la intención más retorcida, Libia solía hacerme sentir así en ocasiones...
Miré la expresión de los chicos, de Jeon, era como si sus ojos hubieran estado apagados todo este tiempo y de pronto se volvieran a encender después de mucho tiempo. Eso me resultó curioso y al mismo tiempo me hizo sentir un dolor en el pecho, quizás porque jamás vi que esa mirada fuera hacia mí.
Eso me hizo cuestionarme la verdadera razón de Jeon para encontrar a mi supuesta hermana mayor...
Los chicos se pusieron de pie.
Yo me di la vuelta y entonces la vi, después de meses en espera, mi hermana mayor estaba ahí, pero ya no lucía como Libia.
Su cabello castaño largo ahora era rubio, profundamente rubio que parecía irreal, su piel blanca y sus labios casi rojos natural, su mirada era dura y fría, usaba un vestido que llegaba hasta sus talones, pegado al torso y suelto a partir de las caderas, a sus costados había dos hombres completamente desconocidos para mí.
Cuando sus ojos se posaron sobre mí, yo volví a sentir esa atadura que sentí siempre con ella. Me sonrió...
—Adita... hermanita —Caminó con intenciones de abrazarme, pero Jeon la detuvo colocándose frente a mí.
—No. No vas a tocar a nadie de aquí a menos que te pongas esos guantes... —Señaló una caja que yacía sobre la mesa vieja, dentro de él había dos guantes negros que parecían ser simples a la vista.
Libia se carcajeó.
—¿En serio, Jungkookie? ¿Es que no confías en mí? —Hizo un extraño puchero. Jeon no respondió, ella tuvo que ir hasta esa caja y colocarse los guantes —¿Feliz?
Jeon, aún inseguro, se quitó lentamente de en frente de mí, yo caminé lentamente a Libia y cuando estuve frente a ella, no dudó en abrazarme con fuerza.
—Mírate, sabía que sobrevivirías sin mí... —Se alejó de mí cuerpo para mirarme de cerca, con sus manos enguantadas tocó mi cabello, mejillas, nariz, cuello y brazos, en todo el proceso sostuvo un ceño fruncido —¿Por qué está el aroma de Jeon en ti, Adita?
Jungkook intervino.
—Hay mucho que debes explicar, Roma —La mujer lo miró por encima de mi hombro, como si lo acusara.
—Jeon, lo de ustedes no tiene reversión. No puedo revertirlo, no puedo darte tu ansiada muerte... y si pudiera tampoco lo haría, sería una lástima, querido —Le sonrió coquetamente.
Otra cosa que me dejó confundida.
—¿Por qué? —Jeon parecía contenerse.
—Porque a veces en la magia negra se tienen que hacer ciertos tratos que una vez hechos, ya no tienen vuelta atrás. Duran por siempre, más cuando hay una unión física... —Pareció insinuar algo. Jeon dejó de mirarnos.
—Sí eso era todo, Adara y yo tenemos que irnos —Tomó mi mano y trató de llevarme con ella, yo me negué justo cuando Jungkook tomaba mi otra mano.
—Adara no irá contigo —Sentenció él.
Roma sonrió.
—¿Por qué desapareciste? —Por primera vez hablé, soltándome del agarre de ambos.
Libia suspiró.
—Sabes que mi trabajo e...
—¿Qué trabajo?
—Busco cosas... —Respondió después de haberse quedado callada cuando la interrumpí.
—Adara... —Me llamó Jungkook, lo miré —Necesito que me dejes hablar con ella, a solas...
Fruncí mi ceño.
—Tu dijiste...
—Lo sé, pero necesito que me dejes hacerlo —Me suplicó con la mirada. No quería irme, quería saber qué era eso que debía hablar a solas con ella.
Y, aun así, salí de aquella habitación junto con los demás chicos.
—No te preocupes, Jungkook lo resolverá... —Jin trató de hacerme sentir mejor.
Todos ellos fueron a la sala que estaba a lado de esa habitación. Yo solo pude mirar las puertas cerradas...
¿Por qué Jeon le lanzó esa mirada a Libia cuando la vio? ¿Por qué Libia le hablaba de aquella manera tan íntima?
¿Acaso ellos... ellos tuvieron algo en el pasado y Jeon no me dijo?
Porque parecían conocerse mejor de lo que todos creían, mejor de lo que Jeon me había dicho y hecho creer todo este tiempo.
**•̩̩͙✩•̩̩͙*˚ ˚*•̩̩͙✩•̩̩͙*˚*
Ya no quiero vivir debido a la noticia de anoche...
En fin, espero ustedes estén bien, como siempre gracias por leer, votar y compartir, me hace feliz eso...
Nos leemos pronto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro