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Capítulo 08



-'๑'-








ツJungkook.





—¡Adara, tus pollos están chillando de nuevo! —Me quejé mientras caminaba a la sala. Ella estaba sentada sobre los sofás, sus suaves piernas estaban sobre los cojines.

—No chillan, cantan —Me corrigió.

—¿Me estás corrigiendo? —La observé indignado, caminé hasta ella y me coloqué frente a frente —Estás siendo insolente...

—Se supone que sabes todo.

—Y lo hago, sé todo, tanto como que ahora mismo toca follada —Y me lancé a besarla.

—Tengo que darles de comer —Balbuceó en medio de mis besos. Me subí a horcadas sobre sus piernas.

—No van a morirse si tardas un poco... —Tomé el dobladillo de su blusa y la pasé por su cabeza, la lancé a un lado y volví a los besos —Yo por otro lado, muero si no te tengo ahora.


Nuestra relación, cualquiera que fuera, había tomado un rumbo distinto desde el día de la cena. Había bebido ese día antes de llegar por ella, tenía la lengua suelta y acabé diciendo cosas que estando completamente sobrio jamás habría dicho en voz alta. Me había sincerado en parte con ella y en lo que se había convertido para mí, incluso creo que insinué que había alguna clase de amor por ella... no me ponía a pensar mucho en la clase de amor que era, prefería no pensar en ello.


La tomé de las caderas y con su ayuda bajé sus pantalones hasta quitarlos de su cuerpo. Usaba solo sus bragas, me fue imposible no sonreír ante eso.


—Me encanta que siempre estés preparada —Le susurré. Con mis dedos acaricié la cadena que colgaba sobre su pecho desnudo. Me acerqué de nuevo para besar con suavidad sus labios rosados, me aceptaron con el mismo grado de intensidad.

Mis manos acabaron en sus mejillas y las de ella sobre mis hombros, la empujé lejos de mí y después de colocarla sobre sus rodillas y manos, arranqué la última prenda de su cuerpo y me coloqué detrás de ella sobre mis rodillas.


—No es justo, tienes toda tu ropa puesta —Se quejó. Su voz se escuchaba agitada.

Me reí y decidí complacerla quitándome toda la ropa, ya desnudo y a punto de explotar me coloqué justo detrás de su desnudo trasero.

—¿Satisfecha? —Ronronee mientras cubría mi miembro con el condón.

—Quítalo, estoy en control —Volteo a verme sobre su hombro. Verla así me prendió aún más, mordí mi labio mientras desnudaba mi hombría, me arrastré más cerca de su sexo.

Abrí un poco más los cachetes de su trasero y alineé mi miembro a su entrada.


—¡Mierda! —Se quejó mientras con sus manos apretaba la tela del sofá. Empujé de nuevo hasta entrar por completo, inhalé con fuerza ante la sensación que me provocaba sentirme dentro de ella, era como una sensación de extrema conexión, no solo era el hecho de haber metido mi pene en su culo, era algo mas profundo, no tan físico, era tan fuerte que tuve que darme un tiempo para apoyarme sobre su espalda y tratar de regular mi respiración.

—¿Estas bien? —La escuché preocupada. Dejé un suave beso sobre su columna para hacerle saber que todo estaba bien.

—Lo estoy, solo dame un minuto —No tenía idea de si ella también lo sentía, pero sea lo que fuera, era inmenso.


Cuando estuve listo, me incorporé y llevé una de mis manos a su espalda y la obligué a pegar su pecho al sofá y que así elevara más su trasero.

—Oh mierda, mierda —Jadeó con fuerza cuando me moví un centímetro.

—Eso debería decir yo. Si vieras lo que estoy viendo yo ahora mismo, te correrías —Con mis manos acaricié su culo y piernas —Te ves tan bien así.

Comencé a balancear mis caderas con suavidad. Ella jadeó complacida, aceleré un poco más el movimiento de caderas, sentía calor por todo el cuerpo, ella de vez en cuando me ayudaba moviendo sus caderas en círculos.

—¿Se siente bien? —Gemí golpeando repetidas veces en su centro húmedo, no contestó así que le di una palmada en el trasero. Su cuerpo tembló al mismo tiempo que gemía —Contesta.

—S-sí...

—¿Si qué?

—Se siente bien —Jadeó. Tomé su cabello con una de mis manos y jalé de él para hacerla incorporarse, ambos quedamos hincados sobre el sofá, Adara respiraba pesadamente.

—Recuéstate sobre mí, nena —Le susurré besando su cuello, su espalda quedó pegada a mi pecho, cuando estuve seguro de que estaba cómoda, volví con las embestidas, mis manos subieron por su vientre hasta sus bonitos pechos, tuve que apretarlos para escucharla gritar —Eso es...

—Jungkook...

—¿Hm? —Mordí su hombro.

—Quiero montarte —La escuché susurrar. Detuve mis movimientos, me alejé de ella para sentarme sobre el sofá, no tuve que decirle nada, ella se acercó a mí y se subió sobre mi cuerpo, la ayudé a bajar sobre mi miembro y suspiré cuando comenzó a moverse.


—Te encanta saltar sobre mí, ¿cierto? —Le sonreí cuando sus ojos se encontraron con los míos. Tomé sus manos y las llevé a mi cuello —Aprieta. Quiero que me toques, Adara...

Ella, sin saber hacerlo, rodeó con sus manos mi cuello y apretó suavemente mientras movía sus caderas con fuerza sobre mí, yo gemí fuerte sin dejar de verla a la cara.

Dejé que alejara sus manos de mi cuello para que acariciara mi rostro con la yema de sus dedos, y pasó algo, el corazón ya latía desenfrenado debido a lo que estábamos haciendo, sin embargo, cuando sentí esas caricias suaves sobre mi rostro, la manera en la que se movía sobre mi cuerpo y la forma en la que me miraba, provocó otro tipo de desenfreno en mi pecho, en el corazón. No supe reaccionar, fue como si por primera vez no tuviera una respuesta o una solución a lo que me pasaba y la única forma que tuve de responder fue alzando mis caderas y embistiendo fuertemente contra ella.


—¡Jungkook! —Gritó. La tomé de los brazos con fuerza y cambié nuestros puestos, quedé sobre ella y comencé a embestirla con fuerza. Sus pechos se balanceaban tan brusco que pensé que dolería debido a mis movimientos y presenciarlo me daba más morbo, sus ojos no se apartaban de los míos y yo no podía dejar de ver los suyos, la manera en la que me miraba mientras la hacía mía de esa forma tan salvaje solo me provocaba gruñidos, me daban la sensación de haberlos visto antes, como si ya conociera esos ojos.

Una de mis manos fue hasta su cuello y fue mi turno de apretar con suavidad. Ella se estiró cuando sintió mi mano sobre él, una de sus delicadas manos se posó sobre mi muñeca, sin intenciones de quitarla. El hecho de que me dejara disminuir su aire y confiara en mí, me hizo sentir ese cosquilleo en el abdomen.

—Adara... —Gemí dolorosamente, sentía claramente como mis testículos golpeaban con fuerza esa parte de su cuerpo. Sentía mis brazos temblar y ese hormigueo delicioso recorrerme todo el cuerpo, también estaba esa piel de gallina en mi nuca cada que estaba cerca de ella —Tómame, apriétame, maldita sea. Maldita seas, Kim Adara, mira cómo me tienes, mierda... —Comencé a balbucear, mis caderas chocaban con sus muslos internos.

Sonreí con malicia cuando sus piernas rodearon mis caderas sabiendo lo que eso quería decir.

Dejé en paz su cuello y coloqué mis manos a cada lado de su cabeza, inclinando gran parte de mi torso sobre ella y aceleré mis movimientos todo lo que pude.

Ella para ese punto ya gritaba y jadeaba. Sus manos se arrastraban sobre mi espalda y trasero.

Rocé sus labios con los míos. Sentí como me apretaba, tembló brutalmente debajo de mí mientras se dejaba ir, yo seguí embistiendo con fuerza.

Fue mi turno de temblar cuando sentí sus dedos acariciar con suavidad mi abdomen.

—E-estoy a punto —Le susurré.

—Hazlo... —Jadeó sobre mi boca.

—¡Joder, Adara...! —Y sentí vergüenza al verme temblar justo cuando me venía dentro de ella. Gemí gustosamente sintiendo como los chorros de mi corrida se dispersaban dentro de su bonito coño. Me dejé caer de lleno sobre ella, nuestras respiraciones iban al compás —No puedo saciarme de ti, eres asombrosa.


Sentí sus manos acariciar con calma mis cabellos, dejé descansar mi cabeza en su pecho. Sus latidos aún seguían siendo rápidos, pero eso no me impidió sentirme en paz estando de esa forma...

—Nunca me has hablado de cómo era para ti vivir antes —Comentó después de estar minutos en silencio.

—¿Tienes curiosidad? —Murmuré apretando su cuerpo al mío, sentí que asintió —¿Qué quieres saber?

—¿Recuerdas cuando eras niño?

—No mucho, pero si recuerdo que me agradaba ir a la escuela... —Sonreí al recordar ese tiempo —Las cosas en esa época eran muy distintas a ahora, las niñas no iban a la escuela y era común que te comprometieran a temprana edad.

—¿En serio?

—Sí...

—¿Te comprometiste?

—No, nunca —Susurré.

—¿Estabas enamorado de alguien? —También susurró.


"Esto que tenemos es amor, Jungkookie, es amor. No lo olvides".


—No.

—Vaya, entonces siempre has sido una roca difícil de romper...

—Ni tanto, tú fácilmente puedes romperme —Levanté la cabeza de su pecho y la miré. La sentí tensarse, pude sentirlo más debido a que aún seguía dentro de ella.

—Mientes.

—Tal vez, pero eso no me serviría de nada —Le sonreí antes de impulsarme para besarla. Debido a mi movimiento ambos jadeamos de nuevo —Rayos. ¿Crees soportar otra ronda?

Ella carcajeó. Me levanté un poco y besé su cuello mientras volvía a mecer con suavidad mis caderas...



"Ella me empujó hacia la cama, yo caí sentado sobre la orilla de esta y la miré desnudarse frente a mí. Tenía un cuerpo hermoso, probablemente el más hermoso que yo había visto, quizás me parecía así porque era el primer cuerpo femenino que miraba".

"La observé caminar hacia mí con esos movimientos atrevidos. Se subió a horcadas sobre mi cuerpo, tomó mi miembro con su mano y lo alineó en su entrada..."




—¡Maldición! —Gruñí desde lo profundo de mi pecho. Alcé una de sus piernas hasta la altura de mi hombro y seguí embistiendo con fuerza. Ella me miraba desde su posición, jadeando y enterrando sus uñas en mis brazos —Demonios, Adara ¿Te gusta sentirme hasta el fondo? A mí me encanta —Pronuncié con un tono mimado.

—Jungkook —Gimió, sus manos se posaron sobre mi abdomen, tenía sus labios resecos debido a que no cerraba la boca.

Tomé su otra pierna y descansé ambas sobre mis hombros. Embestí fuerte causando un grito en ella...

—Pídeme más, Adara, pide más —Jadee.

—M-mas, señor In, más... —Al escucharla llamarme de esa forma, no pude contenerme y elevé su cuerpo para poder golpear uno de sus muslos con mi mano, volví a embestir.

—¿Vas a correrte de nuevo? —Le pregunté, ella asintió rápido con la cabeza. Sentí espasmos por todo mi cuerpo —No puede ser, jodida mierda, voy a correrme de nuevo...


Solté sus piernas e incliné mi cuerpo sobre ella, comencé a embestir sin un ritmo fijo.

—Mírame, nena, quiero que me mires cuando te llene de mí una vez más —Gruñí. Ella clavó sus ojos en los míos, eran tan oscuros y profundos que solo me bastó con observarlos para sentir como me corría de nuevo, gemí dolorosamente mientras sentía como me vaciaba en ella y como al minuto ella me apretaba de nuevo.

—Dios mío... —Exhaló ella. La besé una vez más.

—Me estás arruinando, Kim Adara. Jamás me había corrido primero... —Esta vez salí de su interior y me senté sobre el sofá.

La miré hacer lo mismo y acomodar ese cabello negro detrás de su espalda.


—¿Desde que naciste supiste que jamás morirías? —Volvió a hablar después de limpiar sus piernas que se habían ensuciado debido a nuestros fluidos.

—No, mi inmortalidad me fue dada...

—¿Qué edad tenías? ¿Quién te lo dio? —Subió sus piernas sobre el sofá y se acercó a mí para mirarme con más atención.

Sonreí ante tanta curiosidad. Con una de mis manos coloqué un mechón de cabello detrás de su oreja y después jugué con el collar en su pecho.

—Tenía veinticinco cuando me maldijeron.

—¿Te dieron una maldición? ¿Por qué te harían eso, quién podría ser tan malo?


Mordí mi labio y me alejé de ella para buscar mi pantalón y colocarlo de nuevo en su lugar. Me puse de pie y busqué su ropa por el suelo, se la entregué.

—Ve a darle de comer a los pollos —Dejé la ropa sobre sus muslos desnudos cuando no la tomó.

—¿No vas a responder?

—¿Tengo que hacerlo? —La miré.

—Bueno, me obligaste a quedarme contigo debido a mi hermana, tenemos sexo y somos amigos, creo que podrías contarme —Jugó con su ropa.

—¿Somos amigos? ¿Qué clase de amigos follan como lo acabamos de hacer tú y yo hace dos minutos? —Me burlé.

—¿Entonces qué somos? —Insistió. Borré mi sonrisa, busqué mi camisa y me la coloqué —¿Por qué no respondes mis preguntas?

—¡Por dios, Adara! —Voltee a verla —¿Por qué interesa tanto eso?

—Solo me gustaría saberlo. El día de la cena te portaste tan extraño, diste a entender que había una clase de amor entre nosotros y hace un rato dijiste que yo podría romper esa barrera que tienes en contra del amor... ¿qué somos?


La miré, que jodido, yo no tenía por qué contestarle ni una mierda.


Traté de escapar a la cocina, pero ella se levantó rápidamente y se colocó delante de mí.

—Vístete, Kim.

—¿Ahora te incomoda verme desnuda? ¿Después de tener relaciones?

—No es eso —Aclaré, tuve que cerrar los ojos porque la situación me estaba poniendo de nervios.

—¿Por qué tienes problemas con Libia? ¿Cuándo la conociste?

—No voy a responderte sobre mis asuntos, Adara —La volví a mirar, esta vez con una mirada más severa.

—¿Por qué? ¡es mi hermana!

—¡Porque tú y yo solo follamos! —Le grité —¡No necesitas saber quién me maldijo o que me debe tu hermana!... solo tenemos sexo, Adara, solo eso. Me importas, pero tú y yo solo tenemos sexo sin compromiso, eres buena y eso me tiene loco, pero solo eso...


Mordió el interior de su labio sin dejar de verme en silencio. Se alejó de mí y fue al sofá para recoger su ropa y desaparecer por el pasillo que daba a las habitaciones...


—Maldita sea —Susurré mientras tallaba mi rostro con frustración. Y volví a quejarme cuando las jodidas aves comenzaron a chillar de nuevo —¡Voy a azar esas dos palomas! —Grité hacia el pasillo para llamar su atención, no volvió a salir, ni siquiera cuando me tuve que ir a las oficinas.






﹌﹌﹌






—Así que... ¿en verdad puede hacer algo? —Me preguntó la mujer frente a mí. Tenía dinero, por eso había podido tener una cita conmigo más rápido.

—Creo que no necesito responder eso. Dame tu mano —Coloqué la mía sobre el escritorio, la mujer colocó la suya sobre la mía.


En mi visión, la veía a ella, estaba en la que suponía que era su casa, su jodida lujosa casa. Usaba un collar que a simple vista parecía pesar casi lo mismo que una manzana o más. La mujer se preparaba para darse un ducha, dejó el collar sobre su mesita de noche y se dirigió al baño, minutos después alguien más entró a la habitación, era otra mujer, parecida a la que tomaba un baño, supuse que era su hermana.

La mujer buscó algo por toda la habitación, cuando llegó a la mesa de noche y vio el collar, no dudó en tomarlo para después desaparecer de la habitación.


Solté la mano de la mujer y la miré.


—Y bien, ¿vio algo?

—Su hermana lo tomó, lo robó cuando usted tomó un baño y lo dejó sobre su mesita de noche...

—¿Sumi? No puede ser...

—Puede. Créame, la envidia entre familia es más común de lo que crees... si eso es todo, la invito a retirarse. Ya sabe dónde debe pagar... —La mujer se levantó, hizo una reverencia y salió de mi oficina.

Poco tiempo después entró Namjoon.


—¿Cómo va todo? —Se sentó frente a mí.

—Normal —Exhalé dramáticamente. Ahora mi rutina se había vuelto tontamente dramática con la llegada de Adara, esa chica estaba desordenando toda mi rutina y aburrida vida.

—No luces normal ¿sucedió algo? ¿Una mujer adulta volvió a insinuarse?

—Gracias a un Dios que no existe, no...

—¿Entonces?

—Es Adara. La vida no puede volverme viejo ni matarme, pero esta chica me provocará la muerte en cualquier momento. No te sorprendas cuando un día me encuentres sin vida, será por ella... —Quizás dramaticé de más.

—¿Qué sucedió ahora? —Cruzó una pierna sobre la otra, por un momento me sentí como si estuviera a punto de contarle mis problemas a mi jodido psicólogo.

Igual lo hice...

—Imagina esto; acabas de tener el mejor sexo que puedas haber encontrado, dos malditos orgasmos deliciosos, entonces la mujer que te hizo sentir en el cielo es la misma que te hace bajar de un plomazo al infierno, te hace preguntas sobre tu vida personal, se dicen de todo, pelean y al final tú, como el ser supremo, sexy e increíblemente inteligente, le dices que solo es un polvo y que no tiene derecho a saber nada... —Cuando termino de hablar, observo en silencio a mi amigo.

Él me mira con una mueca difícil de descifrar.

Suelta un suspiro muy pronunciado.


—Ay Jeon, eres... eres agobiante —Cubrió su rostro —¿Por qué rayos le dijiste eso a la dulce de Adara?

—No quiero que las cosas se confundan.

—¿Te estas escuchando? ¿Te estás viendo? —Me señaló con angustia y desespero —¡Me estás contando esto porque te molesta haber peleado con ella!

—Sí, porque es estúpido.

—¿Por qué?

—Es... es estúpido que peleemos. No quiero que... —Fruncí mi ceño.

—¿Lo notas? —Negué —Jeon. He estado a tu lado por siglos, cada que te metías con alguna mujer venías y me contabas ciertos detalles de las porquerías que hacías, siempre lo has hecho, pero ahora, con Adara te has tomado en serio lo de "relaciones íntimas" porque no me has hablado de si te gusta cómo se mueve, de cómo se siente estar dentro de ella o si te ha chup...

—No hables así de e...

—¿Lo ves? Esa chica te gusta, y no me refiero a solo algo sexual. Adara te gusta, como persona, como mujer, no solo como un objeto al que usas y después olvidas, ella te gusta y no le has hablado sobre cómo es que conoces a su supuesta hermana, te aterra decirle y que se aleje y ahora mismo te molesta estar peleado con ella.


Te gusta. No, te encanta esa chica...


—¿Qué...? ¿Cómo te atreves a decir que yo...? ¿Cómo dices...? ¿Cómo puedes pensar que...? —Mordí mi labio cuando me di cuenta de que ni siquiera terminaba las frases. De repente sentí miedo, un miedo que tenía demasiado tiempo que no sentía.

—Es normal que te sientas aterrado, no has sentido esto desde siglos y siglos, estas acostumbrado a tener todo bajo control y de la manera que más te gusta, ahora mismo no estás controlando tus sentimientos y te aterra, el amor es algo que a veces no se puede controlar, debes ser consciente de eso, pero puede ser tu oportunidad de tener algo que te haga feliz...

—No quiero ser feliz, lo que quiero es tener una muerte como cualquier persona normal.

—No eres normal, no somos normales. Hace ya mucho tiempo dejamos de ser comunes... —Se acercó más a mi escritorio —No vamos a morir, hemos vivido mucho, muchos momentos importantes de manera social, política, económica y muchos más, hemos estado con muchas mujeres, más de las que tú siquiera recuerdas, creo que es un buen momento para que conozcas y descubras el amor...

—No necesito conocer ni descubrir el jodido e inservible amor —Tajé.

—¿En verdad? ¿Entonces por qué te ves tan a gusto con ese sentimiento cuando estás cerca de ella?


No pude contestar.

No pude porque no tenía respuesta, quizás la tenía, pero por primera vez no fui capaz de decirla...





-'๑'-





Buenas, buenas, soy yo. ¿Cómo están? ¿Cómo va todo? Yo vengo ya con otro capítulo picoso, ya se la saben, ah xd

En fin, gracias por leer, votar y comentar. No olviden dejar sus pensamientos, sentimientos y sensaciones en los comentarios, leo todo 7u7

Nos leemos muy, muy pronto. Se les quiere :D 

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