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Capítulo 9*

spoiler.

capítulo largo, bueno, al menos para mí. 

 capítulo favorito, claro que sí. 

Ay, pero es que Isaí y Janeth juntos son tan superiores.


ISAÍ MÜLLER

—¿Dónde estabas, hombre? —levante mi cabeza para ver a Darién.

Venía con dos vasos desechables en cada mano, bebía de uno de los vasos mientras que se encargaba que no se le cayera la bebida del otro.

—¿Quieres? —me ofreció.

Negue.

—Dios, tu resistencia es mucho más lamentable de lo que imagine. —dijo. Le dio un solo sorbo al vaso empezado y lo tiro hacia atrás. Seguido se bebió el otro, también de un sorbo.

—¿Tienes que ser tan desagradable?

Darién me miro ofendido. Según él estaba seguro de que no había hecho nada malo, pero no se había dado cuenta que el vaso que tiro hacia atrás le había caído a una chica que seguía buscando quien había tirado el vaso.

Darién era un idiota, pero era un idiota agradable, no se esforzaba por caerle bien a todo mundo, él ya tenía ese humor natural que simplemente tiraba esa basura de buena vibra.

—¿Viste lo aburrida que esta esta fiesta?

—Tengo mis quejas. —me recosté en la pared —Podría estar mejor.

—Debí haber traído a alguien —suspiro, decepcionado —¿Crees que tu prima siga soltera?

Lo mire solo para afirmar si estaba hablando enserio.

Pero conociendo a Darién las indirectas no eran lo suyo.

Nos quedamos viendo como Bianca Duarte hacía llamar a todos para unirse a una especie de circulo en el suelo para empezar con estas estúpidas niñerías de jugar.

Las fiestas eran cosas que estaba evitando.

Desde que volví a la cuidad había estado evitando venir a estas cosas, las evitaba como una plaga, aparte de que no quería relacionarme con este tipo de gente, quería ser alguien nuevo, una persona irreconocible en el aspecto de ser diferente, no solo físicamente, también personalmente.

Recuerdo, que yo ni siquiera vine a la primera fiesta que hicieron, fue acto de mala suerte haberme quedado estacionado un rato donde tuve mi accidente llamado Janeth Blythe.

Tengo que aceptar que mi confusión fue la primera que apareció, aparte de que ella había chocado mi moto estaba hablando con ella. Por primera vez en años había cruzados palabra con ella.

Janeth me había tenido muy jodido por muchos años, e incluso que verla nuevamente despertó ese gusto culposo que sentía hacia ella. Para mis ojos siempre ha sido hermosa, pero esta nueva Janeth, la que volvió de las vacaciones es completamente letal.

Ese cabello dorado que tiene, ojos verdes, labios rosados, su cuerpo que le había desarrollado tanto que, ella no nota que todos la miran al caminar, su mirada tierna ahora es tan tentadora que con esa sola mirada podría tener a todos a sus pies.

Janeth Blythe era definición de ser alguien intocable.

Observe como varios se unían al juego, incluyendo a Noah Blythe, quien parecía estresado por estar al lado de Bianca, ella estaba aferrada a su brazo con su cabeza recostada en su hombro.

El lugar fue iluminado por los pasos de Janeth, ella parecía perdida y aburrida, claro que estaba aburrida, este lugar no es de su agrado.

—Janeth. —gritaron su nombre. Ella busco quien la llamaba —Janeth, ven aquí.

Janeth se acercó lento viendo el circulo de personas.

Noto a su hermano y él no dijo nada. Janeth no se miraba cómoda, pero cuando les dio una mirada a todos notando a sus amigos dio un paso hacia atrás.

—¿Que paso? —dijo ella.

—¿Quieres jugar? —le propuso Bianca.

—¿El que?

—Ya sabes, lo básico. Siete minutos en el paraíso o prenda.

Janeth asintió confundida. Apuesto que en su mente diría alguna cosa como: ¿Quién invento este juego tan tonto?

—¿Y cómo se juega? —pregunto ella.

—Damos vuelta a la botella, si te toca alguien tú decides si prenda o pasar a los siete minutos en el paraíso. —explicó Bianca.

—Suena bien.

—¿Que dices? —Sonrió Bianca, se incorporó, alejándose de Noah —¿Juegas?

—Suena bien.

Janeth se sentó en el suelo, al lado de Lester. Él por su parte parecía bastante perdido, bastante ebrio para ser exacto. Tanto que se acostó en el suelo y parecía dormido con unos lentes de sol.

—Aun creo que somos muy pocos. —Bianca se levantó del suelo, mientras buscaba con su mirada personas para agregar al grupo.

Cuando nos miró a Darién y a mí decidimos actuar rápido y caminamos.

—Müller. —se puso delante de nosotros —Hola, Darién.

Darién levanto su cabeza brevemente como saludo.

—¿Quieren jugar?

—Si es FIFA, sí. —dije.

—No, es algo más divertido que incluye tensión.

—¿Jugar? —pregunto Darién —Ya estamos grande para eso.

—Solo será un rato, si se aburren o sienten que es muy infantil se salen.

—Me convenciste, juego. —asintió Darién.

—Que fácil eres. —lo mire.

—Ruégale a Dios para que me toque con Leslie.

Darién me dio un codazo y sin pensarlo dos veces me junto con los demás.

Yo por mi parte me quede en mí mismo lugar, Bianca seguía enfrente de mí, se acercó a mí tanto que podía sentir su calor corporal.

—Solo es un juego, Isaí.

La mire, ella sonreía muy coqueta, me miro con una sonrisa grande y me salo para caminar con ella.

Irritado por este comportamiento me acerque a los demás, ganando el silencio y confusión de todos. Nadie me habla, eso está claro, pero estar en su mismo espacio era algo que los puede poner muy alertas.

Me senté al lado de Bianca y ella parecía muy satisfecha por el grupo de idiotas que había reunido para jugar esto.

Ella comenzó repitiendo las reglas y yo solo mire a Janeth, sus manos estaban hechas puños, estaba nerviosa e incómoda. Ella aparenta de que nada la pone nerviosa, pero verla solo me da a entender que sus ojos son los que hablan por ella.

—¿Quién quiere empezar? —dijo Bianca.

—Tú inventaste esto, así que propongo que tú. —dijo Leslie.

Ella parecía estar molesta también, noté la tensión de incomodada que hay entre Janeth y ella, y gracias a Darién me enteré de que ellas ahora se odian.

O eso quieren aparentar.

—Suena justo. —dijo ella.

Sonriendo se acercó a la botella y le dio vuelta.

Cayendo en Lester, quien estaba dormido en el suelo.

—Prenda. —dijo ella.

Se quito su chamarra.

Bianca me miro a mí, quien estaba a su lado y me dio el acceso para que fuera el siguiente en darle vuelta a la botella.

Sin queja alguna me acerqué y di la vuelta a la botella.

La chica a la que le cayó la botella se hizo la sorprendida y asustada. Sonreí cuando Janeth rodó sus ojos cuando la miro.

Le di un recorrido rápido a la chica y no reconocí su cara, supongo que tiene que ser nueva, porque es primera vez que la veo.

—¿Y bien? —hablo Bianca.

—Prenda. —dije.

La chica pareció algo decepcionada, pero se hizo la aliviada.

Me quite la chamarra.

—Beverly ¿verdad? —dijo Bianca a la chica que estaba a mi lado.

Ella asintió, tímida.

—Tu turno.

Beverly, la chica que está a mi lado se miró tan nerviosa, que su mano tembló cuando le dio vuelta a la botella. El silencio en el grupo fue muy notado cuando la botella señalo a Noah.

Noah miro a Beverly y ella parecía en una batalla. Mas cuando miro a Bianca quien esperaba su respuesta con brazos cruzados.

—Prenda. —susurro ella.

Beverly se quitó su camisa de manga larga, dejándose solo el centro.

Luego siguió la ronda de botella, para mala suerte de Darién Leslie le dio vuelta a la botella y cayó en él, pero ella prefirió prenda, aunque apuesto que Darién disfruto de la vista cuando ella se quitó su blusa quedando en sostén.

A Janeth ya le había tocado darle vuelta, pero como ella no iba a entrar al armario con Lester prefirió prenda y se quitó sus zapatos.

Se miraba preocupada cuando lo único que tenía puesto era un vestido, así que había pasado desapercibida en varias vueltas, pero Bianca noto que todos básicamente están sin prenda menos Janeth.

—Te toca Janeth. —dijo. Janeth se puso nerviosa y miro a su hermano buscando ayuda, pero Noah se encogió de hombros.

Janeth suspiro y sin mirar a nadie le dio vuelta a la botella, con su mirada fija en cada vuelta que daba, cuando la botella se detuvo, levanto su mirada lentamente hacia mí.

—Uh, esto se pone cada vez mejor —celebro Bianca —. Tú elijes, Janeth ¿prenda o paraíso?

Janeth parecía pensarlo bastante viendo su vestimenta, si ella elije prenda quedara completamente en ropa interior.

Así que se levantó del suelo llamando la atención de todos, Janeth se colocó sus zapatos y me miro.

—Paraíso. —dijo, seria, directa y decidida.

El silencio que hubo después de que Janeth hablara fue más intenso.

Noah se miró molesto, pero solo negó lentamente como si Janeth fuera un caso perdido.

Darién me miro y sonrió.

La chica que había ignorado al principio, que ahora sé que se llama Yorleny, arqueo su ceja viendo a Janeth de pies a cabezas.

Leslie sonrió asintiendo, como si ella estuviera orgullosa de algo.

La tal Beverly y Lester no hicieron nada más que estar fuera de este plano.

Bianca se levantó y aplaudió muy orgullosa.

—Al fin alguien elije paraíso. —sonrió ella —Ya sabes las reglas, siete minutos, nada de querer salir, y pueden hacer todo lo que quieran, esos siete minutos les perteneces.

Janeth asintió.

—Vamos, Müller. —me hablo Bianca —No todos los días entras al paraíso con Janeth Blythe.

Agarre mi camisa y chamarra que me había quitado y me levante, colocando mi ropa correctamente.

Janeth camino a mi lado directamente al dichoso armario que según Bianca será mi ida al paraíso.

Janeth parece decidida de su decisión, no mira a nadie, solo camina con su espalda recta y mucha confianza. Cuando pase a su lado me fue inevitable no decirle:

—Tienes esa manía de tomar las peores decisiones. —susurre, entrando al armario.

Yo entre primero y luego ella. Y aquí es donde Bianca nos empieza a dar explicaciones que abrirá la puerta dentro de siete minutos exactos, ni un minuto más, ni un minuto menos. 

Y entonces, cierra la puerta.

Nos quedamos a oscuras.

En silencio.

El espacio era una mierda, era tan estrechamente incomodo que es imposible no sentir su cuerpo, ella parecía arrepentirse, porque se mueve como gusano en sal de un lado a otro.

Ella trata de alejarse, pero sus movimientos son inútiles aquí, tomando en cuenta que estamos encerrados en un jodido armario. Es entonces que yo también empiezo a sentir lo mismo que ella: Calor.

Janeth trata de relajarse y nos quedamos en silencio por un largo rato, lo único que se escuchaba eran nuestras respiraciones, la de ella que está tratando de mantener en calma, y la mía acelerada por la molestia de estar aquí.

—De todas las posiciones posibles es una pérdida de tiempo. —dije, cuando me cansé de que ella se moviera de un lado a otro buscando comodidad.

—Si no hubiese tantas cosas aquí abría espacio. —se quejó.

—¿Y qué quieres que haga? ¿Que saque las cajas para que estes cómoda?

Janeth es tan terca que es imposible razonar con ella, decide dar pasos atrás apartando las cajas con sus pies, que se le hace tan imposible tener el equilibrio que da un paso hacia atrás cayendo en mi pecho, actué rápido al tomarla de la cintura.

La posición era incomoda, ella está de espalda sobre mi pecho y yo tenía mis manos en su cintura.

Incomodo, para ella.

Janeth se alejó, trato de colocarse nuevamente como estaba, aceptando que no podrá hacer nada para alejarse de mí.

—¿Puedes respirar en silencio? —se volvió a quejar.

—Nada de esto estuviera pasando si hubieras elegido la puta prenda y ya.

—¿Que te dan en tu casa? Si elegia la prenda iba a quedar desnuda.

—¿Piensas que tu hermano iba a permitir eso?

Janeth se quedó en silencio.

—No —acepto —, pero de igual manera no quería quedar como tonta.

—Pues no veo que no lo estes siendo ahora. —dije.

—¿Que te pasa? A mí no me vas a ofender así.

—Yo solo quería un año tranquilo ¿es mucho pedir? —me queje —porque parece que sí, porque desde que apareciste tú solo he estado en problemas.

—Nada a lo que no estuvieras acostumbrado ¿te olvidas como te llamas, engreído?

Me quedo silencio.

La observe, lo poco que podía verla, si me enfocaba en poner reconocer todo desde cerca sus ojos tiraban un brillo, sus labios estaban entreabiertos tratando de calmar su respiración. Su pecho subía y bajaba y su cabello se le pegaba en el rostro por el sudor.

Ella parece muy ida en mí, parece que se relaja al tratar de verme y se sobresalta cuando escucha las risas afuera de la puerta, como si trataran de escuchar algo.

—¿Hablabas enserió? —me pregunto ella.

—¿Sobre qué?

—En la cocina —susurro —Sobre el beso.

Esta vez con mucho descaro la mire.

—Hablo enserió. —afirme.

—¿Quieres besarme?

—¿Tú quieres hacerlo?

—Depende. —susurro ella.

—¿Depende de qué?

—De los problemas en los que nos involucraremos.

—Ya tengo muchos en los que te incluyen, uno mas no es nada. —dije.

Y lo hice.

La bese.

No deje dijera algo más o que pudiera decir algo, simplemente le tome el rostro y la bese, y toda esa tensión que ella sentía estallo más al dejar que profundizara el beso.

Y Janeth parece segura con lo que hace, porque se inclina para profundizarlo.

Hice que su espalda chocara con las cajas y la acorrale entre la pared, mientras que nuestras bocas se unen, se mueven y contrastan frenéticamente.

—Idiota. —susurro, mientras me besa y sus manos se hunden en mi pelo —¿Que estás haciéndome?

—Besándote. —le recordé.

Y entonces.

La puerta se abrió.

Pero al jodido demonio todo.

Todos estaban viendo.

Todos habían visto.

El ambiente estaba tan pesado, que podía escuchar como el corazón de Janeth palpitaba tan rápido que podría salirse de su pecho, y cuando recordó la posición en la que estábamos se alejó de inmediato.

La primera persona que Janeth vio fue su hermano que parecía sorprendido y enojado, nada que me sorprenda del idiota de Noah.

—Bueno... —trato de decir algo Bianca —¿seguimos?

—No, a la mierda todo esto. —estallo Noah —El juego se acabó.

—¿Que? —se quejó Bianca.

La reacción de Janeth fue tan automática que se alejó del lugar.

Noah la miro y sin decir nada más me observo molesto, se acercó a mí amenazante.

—Ni lo intestes.

—¿El que? —lo mire.

—Acercarte a ella —su voz fue muy fuerte y demandante —. Tú eres un tipo muy jodido, ella no. Así que aléjate de Janeth.

No hice nada más que observar cómo Noah se alejó yéndose por el mismo lugar donde se fue su hermana.

Problemas. Problemas. Problemas.

Me encantan los problemas.

Y Janeth Blythe era uno.



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