Capítulo 6*
JANETH
Me queje poniendo mi cara sobre el libro que estaba leyendo.
Como mi vida social no es de lo mejor preferí estar en el receso en la biblioteca, no es como si de alguna manera tuviera otra opción, ya que tenía que estudiar para un examen.
La semana fue de lo más tranquila, claro está, que después del castigo que me pusieron no iba a volver a estar hablado en pleno examen.
El timbre sonó anunciando que el descanso había acabado, estaba agotada. Era viernes y solo quería que este día acabara muy rápido e irme a casa y descansar.
Ya estábamos a un mes de haber entrado a clases, por ende, los torneos de los equipos estaban iniciando y todos estaban muy emocionados por el primer partido.
Aparte que el primer partido era hoy.
Mis padres vendrían a apoyar a Noah.
Y aunque yo no quiero quedarme lo haré porque Noah me haría oler pescado crudo si no me quedo.
La cosa es simple, Noah no quería que mis padres vinieras, por el simple hecho de la inseguridad de Noah, él no le gusta sentirse bajo presión, a pesar de que es el capitán del equipo de fútbol, no le gusta recordar que lo están viendo, y lo extraño es que siempre pasa solo cuando se trata de mamá y papá
Los rumores que han dicho sobre mi han parado, ya que me he llevado con Isaí, no de la manera que quisiera, me refiero a tener una conversación más extensa, en vez de solo decirme «Entra a clases»
Literalmente.
Isaí se ha tomado la tarea de acercarse todos los días en el receso para decirme: Entra a clases. Desde que decidí aceptar eso de ayúdame a que todos piensen que tengo una mejor reputación, me ha hablado solo para recordarme lo que sé que tengo que hacer.
—¿Tú que haces aquí? —levante mi cabeza para ver de quien venia la voz.
Era la encargada de ver que nadie quedara en la biblioteca cuando se acabara el receso.
—Ve a clases. —me señalo con su dedo la salida.
Sin decir nada más cerré mis libretas y libros y guardé todo en mi mochila para poder salir e ir a clases.
Caminé lentamente viendo mi horaria, me sorprendí cuando ni siquiera recordaba que me tocaba química.
El maestro que me odia.
Acelere mis pasos para llegar a tiempo.
¿Como no me acorde?
Me detuve cuando mire a Isaí en la entrada, se miraba algo tenso entrando a la clase, a Isaí ni siquiera le interesa como va en sus clases, me preocupa que ni se vaya a graduar este año.
Él no me dijo nada cuando me miro, pero pude notar como se le relajaron los músculos cuando sintió que caminaba detrás de él.
—Parece que ahora van a competir por quien es el primero en llegar tarde —dijo el maestro, que impidió que pasáramos a nuestros lugares —. Ya me cansé de esto, vayan a dirección, yo llegare después. —y con eso nos sacó del salón y cerró la puerta.
Pero que le pasa a este señor.
Vi como Isaí se iba de camino a la dirección y avance con una distancia, no quería ir tan cerca de él.
Entre a la dirección.
Isaí ya estaba sentado enfrente al director y al lado de él había otra silla libre, el director se sorprendió al verme.
—Siéntese —el director señala la silla.
Me senté con mucha calma, quería demostrar que era un error, así que con mucha elegancia puse mi mochila al lado de la silla y me crece las piernas.
—Por cierto —hablo el director —¿Ya tiene la clase extracurricular que tienes que entrar?
Negue.
—Porque si no encuentra una extracurricular su maestro guía decidirá.
—Bueno, pensé en música. —dije, derepente.
—¿Música? —el director asintio, saco unos papeles, rebusco algo —Suena bien, apuntare su nombre —dijo —¿Cuales son sus apellidos?
—Blythe. Janeth Blythe Fabray. —conteste.
El director asentía cada que escribía algo.
—¿Por qué no le pregunta a Isaí que porque no está en una extracurricular? —me queje.
—Estoy en una extracurricular. —contesto Isaí.
—Es verdad, él está en una extracurricular.
—¿Que? Es mentira —dije, sorprendida — ¿en cuál estas?
—En Ajedrez.
—¿Ajedrez? ¿Hablas en serio? —negué, sonriendo —¿Tu extracurricular es estar sentado enfrente de una mesa pasando fichas y ganar?
—¿Y tú sabes lo difícil que es jugar con chicos que solo hablan de universidades, exámenes, o cosas de historia?
—No, ni me importa. Como sea, entrare a música —dije.
—¿Que instrumento tocaras? —la pregunta de Isaí se escuchó como una burla.
—No sé, el triangulo, la pandereta, yo que sé.
Isaí se burlo evitando reir.
Lo mire ofendida y rodé mis ojos.
—Por cierto ¿por qué están aquí?
Ninguno estaba decidido a hablar sobre el porque estamos aquí, así que me acodé en la silla como si nada, aunque por dentro estaba teniendo un revoltijo de nervios, claro que estaba nerviosa, estoy en la oficina del director.
Isaí por otro lado tiene su semblante normal, es como si no le importara nada, se empezó a tronar los dedos de sus manos mientras miraba al director, esa escena se me hizo un poco violenta, pero ignore eso cuando dejo ir su cabeza hacia atrás y la movió de derecha a izquierda como si se relajara que sus huesos tronaran
—Llegamos tarde a clase —dije, sabiendo que por parte de él no saldría nada.
El director asintió dejando los papeles que tenía a un lado y junto sus manos viéndonos.
—Permiso —dijo el maestro que nos envió aquí, el señor nos observó se puso a un lado con sus brazos cruzados.
—¿Qué paso con ellos? —volvió a hablar el director.
—Siempre llegan tarde a mi clase, y no ponen atención. —dijo él.
Eso no es cierto.
—De usted no me sorprende, Müller —él no dijo nada, solo miró a ambos señores —. De usted si me sorprende ¿qué pasó? —me miro el director, permanecí en silencio, la vergüenza es más grande que la ganas de responder.
—¿Por qué llegaron juntos? —preguntó el maestro.
—No llegamos juntos —dije.
—Si lo hicieron, todo el salón los vio.
—Solo nos encontramos en la puerta del salón —dije —, enserio, eso es lo que pasó, no sé porque hacen tanto escándalo.
—¿Hay que creerle? —dijo el profesor.
—Sí —dije, segura de mis palabras.
—¿Por qué no ha dicho nada, Isaí? —el director lo miró.
Miramos a Isaí, esperando que él me apoye y diga, créanlo, ella y yo nos encontramos fuera de la puerta. Pero él ni siquiera está viendo a los maestros.
—¿Qué quiere que diga? —levantó su mirada a los señores presentes —No le creen a ella, tampoco me creerían a mí.
—¿Quién dijo que no le creemos?
—Tal vez todas las preguntas que han hecho. —dijo.
Ahora yo estaba callada, escuchando atentamente la parte de Isaí.
Es increíble que estemos en dirección solo por molestia del maestro, es obvio que a este señor no le agrado, pero enviarme a dirección, solo por unos pequeños segundos de retraso es odio puro.
—Llamaría a sus padres, pero tenemos un mes de empezar clases, y no quiero que sean los primeros en recibir reportes de sus hijos solo por llegar tarde —hablo el director —, pero no piensen que no les diré, les haré saber que están siendo impuntuales en sus asignaciones.
—Básicamente llamara a nuestros padres. —dijo Isaí.
—Por tu culpa tendrán un castigo. —el director señaló a Isaí.
—¿Un castigo? —dije.
—¿Por mi culpa? —pregunto Isaí.
—Sí, no tenías que contéstame de esa manera tan arrogante.
—Bueno, los dejo con usted, me retiro —dijo el maestro.
La ira me empezó a crecer, estaba muy molesta, ahora iba a tener otro castigo.
Suspire y exhale el aire lentamente para no perder la paciencia.
—Tal vez pueden quedarse hasta tarde en detención, o barrer todo el colegio, pero eso es muy básico. Sí, ya lo decidí, lavaran los baños.
Ay no.
Esto no me gusta.
—Esperan hasta después que acabe la clase del profesor de química para volver a incorporarse a sus clases.
—Perderíamos dos clases, tenemos dos horas con él. —dije.
—Vaya, entonces antes de que el maestro termine las clases esos baños tienen que estar listos —volvió a hablar—, ahora salgan de aquí, y no vuelvan a llegar tarde a clases, vayan a traer todo lo necesario para que empiecen a limpiar los baños.
Nos levantamos de las sillas, yo salí primero.
¿Y ahora qué hago?
¿Dónde voy?
Tengo dos horas libres y no sé adónde ir.
Así que aquí empieza mi recorrido, pase por la cafetería está vacía y me compre un jugo de naranja, también pase por el gimnasio, las porristas estaban entrenado con un traje nuevo.
Salí afuera donde esta una cancha y tiene graderías para sentarse.
Los chicos que hoy jugarían estaban entrenando.
Ya lo decidí, aquí me quedo, al aire libre es mejor, empecé a subir las graderías.
Quise volver atrás cuando miré a Isaí.
Isaí estaba de los más tranquilo con un cubo de colores, me sorprendí con la habilidad con la que une los colores, y ni siquiera estaba viendo como los colocaba, solo miraba como el entrador alentaba a los jugadore.
Sus ojos azules sin ningún reflejo me miraron, su cabello negro que con el sol hacía que brillará y se tornará a un castaño. Era alguien atractivo, su manera de mirarme me ponía nerviosa, no de unos nervios que me hacen suspirar, era más de unos nervios de querer salir corriendo.
—¿No te molesta que este aquí? —dije, al ver que él me miraba serio.
—No. —hablo y volvió su mirada al cubo, y yo de tonta quedó parada —¿Te vas a quedar parada, Janeth?
—No. —dije.
Me senté en el mismo lugar que estaba teniendo una distancia de él, pero esa distancia no duró, porque bajo de su lugar para sentarse a mi lado, lo miré confundida.
Confundida, no.
¿A quién engaño?
Estoy sorprendida.
—¿No te molesta que me siente aquí? —dijo, viéndome con mirada divertida, ahora sus ojos de cerca se miran más claros.
—No. —negué, le regalé una sonrisa, él me miró, pero rápido apartó su mirada de mí.
—¿Siempre llegas a tarde a clases, Janeth?
—Solo a química.
—Química es aburrida.
—No lo fuera si el maestro no hablara mucho.
—Es Química ¿Que esperabas? —empezó a peinar su cabello con su mano, dejando el cubo a un lado.
—¿Por qué te cambiaron de salón? —pregunté mientras miraba el suelo.
—Yo decidí cambiarme. —levante mi mirada a él.
—¿Por qué?
Se encogió de hombros.
—No sé, me aburrí de ver las mismas caras en el salón donde estaba.
—Okey. —asentí y empecé a jugar con mi cabello, hago eso cuando estoy nerviosa.
Hago muchas cuando estoy nerviosa, o es jugar con mi cabello o reír nerviosa, y otra cosa es decir muchas cosas locas, y agradezco no reír así porque apuesto que me miraría como un bicho raro, sería muy raro que empezará a reír sin que él no haya contado ningún chiste.
Janeth, estas pensando cosas extrañas ¿Sabes?
—Ahora te veo más sola. —dijo él —¿Todo bien? ¿Qué pasó con tu amiga?
—Larga historia.
—¿Ya no se hablan? —preguntó.
—Creo que estamos en un proceso de amigas y enemigas, pero por ahora somos más enemigas que amigas, tal vez te des cuenta si preguntas.
—No le preguntaré a nadie sobre tu amistad que está en proceso de amigas y enemigas, dirán que soy una vieja chismosa.
Eso me hizo reír.
Isaí solo negó con su cabeza mientras volvía su mirada al frente.
Volví a enfocar mi atención al entrenamiento que estaban teniendo los jugadores.
El silencio que se empezó a formar, y no fue nada incomodo, a pesar de que no tenemos una buena amistad, pero se sintió muy natural.
—¿Que hacen aquí? —levantamos la mirada a una señora muy molesta —, el director me mandó a buscarlos.
Nos miramos con Isaí y volvimos a ver a la señora que tenía utensilios de aseo. Ella es la aseadora del instituto, y se miraba furiosa.
—¿Tanto nos extraña que nos mandó a buscar? —dijo Isaí.
—Muy gracioso, y ustedes saben que tienen que lavar los baños.
Nos extendió unos guantes y nos obligó a levantarnos de donde estábamos para empezar a caminar detrás de ella.
Cuando llegamos al baño ella parecía feliz porque sonrió y nos pasó baldes con agua y las escobas. Isaí se recostó en la pared con los guantes puestos en sus manos.
—Los estaré vigilando, voy a estar pendiente de que no se escapen una vez más, los lavan bien, quitan esos chicles que encuentren pegados en la pared, y esos dibujos tan obscenos que ustedes los jóvenes dibujan también.
Ella salió muy molesta del lugar.
No pienso lavar los baños, pero tampoco me puedo ir porque la señora amargada nos dejó encerrados, la demandaría por explotación.
—¿Por dónde vas a empezar? —le dije.
—No voy a lavar nada. —dijo directo y muy serio.
Observé el suelo y no estaba sucio, ni mojado, así que me senté en el suelo recostado mi espalda en una de puertas de los baños.
Isaí hizo lo mismo, pero él estaba en el otro extremo, frente a mí.
—¿Cómo está, Janeth?
—Estoy enojada porque todos piensan que soy mala ¿sabes a cuantos he escuchado decir que yo trato mal la gente? —dije.
—¿Cuantos?
—Muchos, escuche a unas chicas hablar cosas muy feas de mí, luego a un grupo de chicos diciendo que yo los había ilusionado, y otro lo apoyo, dijo que trataba mal a todo mundo y que por eso no consigo novio y que me quedare así, en pocas palabras me dijeron que soy una odiosa, yo no soy odiosa, soy un encanto ¿Verdad que soy un encanto? Dime que soy un encanto. —dije, algo irritada.
Él sonrió, tal vez algo burlón, porque estoy diciéndole a él mis problemas y es raro porque a nadie le hablo sobre mí.
—Eres un encanto, Janeth.
—Lo sé.
—Parece que estas algo enojada.
—Estoy agobiada, sabes que es muy difícil no contarle a nadie tus problemas, nadie te escucha, nadie te entiende, nadie está ahí para platicar, y ahora me siento ridícula porque me estoy desahogado contigo y eso no es correcto porque no te importa mi vida. —dije, que hasta respiré por hablado rápido.
—Respira cuando hables, te puede dar un infarto o algo.
—¿Y sabes que me molesta? Que tienen razón, no tengo amigos, y la única amiga que tenía se comportó muy mal y me dijo cosas que odie, fue una completa perra.
—Sigue...
—Ella no pudo tratarme más mal porque me fui enojada de ese lugar, soy muy rencorosa y cuando la miro tengo ganas de ir y quitarle sus pestañas.
—Eso suena muy psicópata, pero sigue.
—Ayer un chico quiso coquetear conmigo, pero acepto que fue mi culpa, entre a una página para conocer personas, no puedo creer que haya aceptado eso, deje que varios miraran mi cara, eran videollamadas, en fin. Y me dio mucha molestia, odio que sean tan directos cuando empiezan a ligarse a alguien.
—¿Cómo quieres que te coqueteen?
—Me gusta que me enamoren y que yo no dé cuenta de que ya estoy jodida y soñando con rosas y caramelos.
—Directamente y sutiles.
—Exacto.
—Me facilitas las cosas.
Lo mire sorprendida y saliendo de mi estado de desahogo para verlo.
—¿Te facilitó las cosas? —pregunté —¿Vas a coquetear conmigo?
Negó.
—Yo no coqueteo, Janeth.
—¿No? ¿Cómo conquista a las chicas?
—Muy discreto y sutil.
—Suena tentador.
—Tú sí que estas coqueteando conmigo.
—Claro que no —dije, avergonzada —, estoy teniendo una conversación contigo.
—Claro.
El timbre sonando por todo el lugar nos hizo quedarnos callados en una burbuja de incomodidad, baje mi mirada para empezar a jugar con los mechones de mi cabello.
Pero me puse tensa cuando sentí la mirada de Isaí sobre mí.
—¿Cómo van? —levantamos nuestras miradas para ver al director.
—No han empezado —se quejó la aseadora.
El director estaba molesto que se le resaltó una vena en su frente, hizo sus manos puños y suspiro frustrado.
—Largo de aquí. —dijo.
—Será un placer —contestó Isaí.
Él se levantó y yo quedé ahí sentada viendo al director molesto, Dios, estaba tan molesto que incluso se ponía hasta rojo.
Isaí me extendió su mano para ayudarme a levantar.
La acepté y salí de ahí, cuando salimos caminamos un poco alejándonos del baño, quedé parada enfrente del gimnasio riendo.
Isaí me vio, pero solo se le formó una pequeña sombra de una sonrisa.
—Te ves muy tensa.
—Un poco.
—Claro.
—Y por favor evita llegar tarde.
—Claro.
—Me tengo que ir.
Isaí asintió.
—Bellabell. —me detuve escuchando por tercera vez que me llamaba así. Me di vuelta para verlo —Entra a clases.
Sonreí, no acepto que pudiera decir algo más, solo vi cómo se dio la vuelta y se fue.
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