Capítulo 5*
JANETH
—Vamos, Noah —me queje —, no me defraudes así.
—No me quedare, Janeth.
Me cruce de brazos viendo como Noah guardaba sus cosas a su casillero.
Estamos a quince minutos para salir, bueno, él ya se va, yo me quedo, gracias a ese dichoso castigo.
—Janeth —mire a Noah cuando cerro su casillero —, no te metas en problemas.
—Noah, me conoces, yo no busco problemas.
—Te vi, Janeth —su voz se escuchó muy seria, supe de inmediato que dirá algo —, ese chico es un problema, deja de intentar ser amable.
—¿De qué hablas?
—Hablo de Isaí, sabes bien los problemas que causa es chico, los rumores no salen a la luz sin causa de darlos. Isaí no es buena influencia.
—Solo es una amistad, no exageres.
—Bueno, esa amistad no es buena. Todos andan hablando de ti, Janeth.
—Sabes que es falso, tú sabes que yo no estuve con ese chico.
—Lo sé, pero Joel dice cosas y él tiene fama de mujeriego y de meterse con todas las chicas.
—Yo nunca me fijaría en él, me molesta porque cada de camino por un lado todos susurran cosa de mí.
—Lo sé.
Noah suspiro algo estresado.
Seré honesta al decir que somos el momento estrella en los pasillos, Noah termino con su novia y todos saben que ella lo engaño. Y aparte, todos dicen que yo tuve intimidante con ese chico idiota de Joel, cuando es falso.
Hoy ha sido un día de dolores de cabeza.
—¿Te iras? —volví a preguntar.
—Sí, te esperaría, pero estoy muy cansado. Además, a papá se le da por ponerme a ayudarle y voy con él.
—¿Ya decidiste?
—Sí —Noah asintió —, creo que, si me meteré en lleno para trabajar con papá, tengo muchas oportunidades, además ya hice mi inscripción para hacer examen de admisión a la universidad.
—¿Hablas en serio?
Noah asintió.
—Tú deberías de pensar en tus carreras. Yo ya tengo las mías, y comercio internacional es mi primera opción.
—Pensare en eso mientras espero que acabe mi castigo.
—Bueno, eso ya es algo, si decides me dices para ayudarte a inscribirte.
Asentí.
—¿Papá sabe que quieres trabajar en la empresa?
—See, me dijo que, si estaba cien por ciento seguro, me tendría un buen puesto, la verdad me sale mejor trabajar con papá, me ahorro de andar buscando trabajo cuando ya tengo uno fijo desde que nací.
—Eso suena muy triste, Noah.
—¿Triste?
—Supongo, es como si ya tuvieras tu vida planeada desde antes.
—No lo veo así, yo quiero trabajar en los negocios con papá, así que lo veo como una oportunidad.
—¿Papá te apoya?
—Dijo que si era lo que yo quería por él estaba bien. —Noah se encogió de hombros muy tranquilo — Janeth, otra cosa.
—¿Sí?
—Puedes llamarme para venir por ti cuando salgas.
Asentí.
—Solo no le digas a papá que estoy castigada, y con mamá hablare para que no se enoje.
—Llámame si no sabes cómo irte a casa.
Asentí.
Noah se colocó su mochila y se alejó, suspiré y comencé a caminar, decidí entrar al baño antes de entrar al salón de detención.
Y antes de salir del sanitario me quede en silencio cuando escuche como unas chicas entraban parloteando.
Y me quede callada por el simple hecho que escuche la voz de Leslie.
—Ya cállense —dijo Leslie.
—Vamos, Leslie —se escucharon risas —¿cómo soportaste ser amiga de Janeth?
—Cierto ¿le hablabas solo porque su hermano esta guapo —se escuchó la risa de otra.
—Yo tampoco te juzgo, yo también hubiera sido amiga de Janeth solo para estar cerca de Noah.
—Ya no son amigas ¿verdad?
—No —la voz de Leslie se escuchó cansada —, pero aun así la aprecio, y no estúpidas, no era amiga de Janeth solo para estar cerca de Noah.
—Es una lástima que no seas ya su amiga, quería saber si es verdad que ella estuvo con Joel el día de la fiesta ¿se dieron cuenta de eso?
—Era cuestión de tiempo para que Joel también se quitara esas ganas que le tenía a Janeth —se rieron —, no había día en el que no mirara a Janeth y decía algún día será mía, al fin me quite de escuchar eso todos los días.
—Deja lo de Janeth y Joel. Vieron a Janeth e Isaí.
—Parece que Janeth este año quiere llevarse el premio de meterse con los chicos más guapos.
—¿no tienen algo mejor que hacer? —dijo Leslie —¿Que les importa si Janeth se mete con quien quiera? Es ella, no ustedes.
—Cálmate, Leslie. Solo es una simple opinión, no dramatices.
—Ustedes no la conocen.
—Vamos, sabes que Janeth tampoco tiene un buen título de chica puritana, todas sabemos cómo es ella.
—Ya cállense. —dijo Leslie —Perras hipócritas.
Todas quedaron en silencio cuando se escucharon los pasos de Leslie, la puerta del baño se cerró con fuerza. Y después de un silencio largo todas se echaron a reír.
Me quede en silencio, sintiendo mis ojos picar.
Tenían un concepto muy feo de mí, yo no soy así.
El timbre sonó anunciando que ya era hora de la salida.
Las chicas que estaban hablando de mí, salieron riendo y diciendo cosas que omití porque estaba pensando en que todos piensan que soy una chica fácil que tiene amistad con todos solo para acostarme con ellos, eso es falso.
¿Por qué las personas confunden una amistad y amabilidad con coqueto y romanticismo?
Respire controlando la molestia y ardor en mis ojos, tenía que salir de aquí porque si llegaba tarde al castigo probablemente me dejarían hasta la noche.
Jalé la palanca del baño y salí. Me lave las manos y mi cara. Mi reflejo en el espejo no era lo mejor. Ni siquiera estoy peinada, me agarré el cabello y me hice una coleta alta.
Los pasillos ya estaban vacíos, así que pude pasar por desapercibida, el salón de detención estaba vació, me alegré cuando el maestro no estaba. Así que me di la vuelta para irme, pero mi alegría se esfumo cuando encontré el maestro detrás de mí.
—Janeth —dijo el maestro —, no estarás sola. Tienes compañía.
El maestro señalo a su lado, mire la dirección que me daba y mire como Isaí caminaba con su celular en su mano, ni siquiera se miraba preocupado porque estaría castigado.
A quien engaño.
Isaí es el amigo del castigo, obvio que no debería de sorprenderle venir aquí.
Pero a Isaí si le sorprendió verme y frunció su ceño.
—Adentro, los dos. —el maestro estaba irritado.
Sin quejarme entre al salón y me senté en la tercera fila.
Isaí se sentó en una fila detrás de mí.
—Guarden celulares, auriculares, videojuegos portátiles, todo y pensaran en las razones por las que están aquí. Aquí estaremos dos horas y media.
Me recosté en el pupitre tapando mi cara sobre mi mochila y ahí me quede cuando mire el maestro sentarse en la silla enfrente al escritorio mientras revisaba unos exámenes.
Incluso podría dormirme y el maestro no se daría cuenta y el tiempo pasaría rápido.
Pero antes de eso haría como si estuviera pensando en lo que el maestro había dicho, en las razones por las que estoy castigada.
Pero en vez de pensar en las razones pensé en mi futuro, Noah ya había hecho su inscripción para aplicar al examen de admisión, yo ni siquiera sé que quiero para mi vida, no tengo ni siquiera opciones.
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Abrí mis ojos con rapidez cuando escuché una silla arrastrarse.
Levante mi cabeza y mire al maestro levantarse de la silla, arreglaba las páginas y nos miró.
—Vuelvo en un rato, no se vayan a ir. —dijo.
El maestro solo salió del salón dejando la puerta con seguro.
¿Es en serio dijo que no nos fuéramos a salir y nos dejó con llave la puerta?
Rodé mis ojos.
Y fue cuando recordé que no era la única castigada y miré hacia atrás encontrándome con Isaí.
—¿Por qué estás aquí?
—Eso debería de preguntar yo. —Isaí continúo haciendo una figura de origami.
—Estaba hablando mientras hacia el examen, fue antes de que llegaras, cosas cotidianas. —me encogí de hombros —¿Y tú?
—Me pelee.
—Vaya, no me extraña —confesé —¿Con quién? ¿Alguien miro tu moto?
—No traje mi moto, porque una chica presumida, rubia me choco y mi moto la están reparando. Así que, respondiendo tu pregunta, no fue por eso.
—¿Entonces?
—Estaban hablando de ti.
—¿Que?
—Dijeron cosas que sentí que no contrastaban contigo.
—¿Te peleaste por mí?
—No te hagas ilusiones —dijo —, solo que no es correcto que te digan cosas denigrantes. Eres muy presumida, sí, pero fácil de tenerte, jamás.
Mire a Isaí sin contener ese ardor en mis ojos, otra vez.
Él noto mi silencio y levanto su mirada, sus expresiones se relajaron y pude notar confusión en su expresión.
—No vayas a llorar solo porque te defendí.
Negue.
—¿Que te pasa ahora?
—Es que todos están diciendo cosas muy feas de mí—suspire, relajándome —, cuando fui al baño escuche unas chicas decirme fácil, no soy así, mis padres me han criado con honor, no soy una chica que se deja llevar por cualquier cosa bonita que le digan en el oído, me doy mi lugar, me doy a respetar. ¿Por qué las personas siempre miran solo lo malo de uno?
—Las personas no ven más allá de lo que muestra la superficie.
—Supongo que nosotros solo mostramos un poco, no lo que queremos que vean ¿no?
—Todos dicen cosas malas de uno, nadie es perfecto, los rumores vienen y van. No te tiene que importar lo que digan las personas, eso solo es demostarles que te afecta lo que dicen. Eres mucho color para un gris sin futuro.
—Soy mucho color para un gris sin futuro. —repetí.
Isaí asintió y volvió a poner su atención al origami que hacía.
—¿Con quién te peleaste? —pregunte.
—Con ese chico —dijo —, Joel creo que se llama.
Lo mire sorprendida.
Y escondí una sonrisa cuando me imaginé a Isaí pelear con Joel.
—Gracias... —susurre.
—No he hecho nada para que me des las gracias —dijo, levanto su mirada —, es más probable que yo te agradezca que tú a mí.
—Yo no he hecho nada para recibir tus agradecimientos.
—Eres buena salvando alegrías.
—¿Yo? —sonreí —Vamos, sigo viendo Tinker bell.
—No me sorprende de ti.
—Soy una chica muy infantil.
—Lo sé, se te nota.
Sentí mucha vergüenza, así que lo que hice fue volver a mi postura anterior ignorado que tenía a Isaí detrás de mí.
Aunque he de aceptar que me fue imposible no esconder mi sonrisa al pensar en que él me defendió.
Negué.
Ya me lo dijo
No te hagas ilusiones.
Mire el reloj en la pared y me sentí alegre cuando mire que solo faltaba una hora.
Esperen.
¿Me dormí una hora y media y el maestro no se dio cuenta?
Me felicite mentalmente por haber engañado al profesor.
—Bellabell.
Me quede procesando la voz de Isaí.
¿Me estaba hablando a mí?
Bueno, tomando en cuenta que era la única en el salón con él, pero era extraño que me haya llamado de esa forma.
Con lentitud me gire para verlo.
Baje mi mirada a su mano que me extendía un corazón de origami.
Lo volví a ver, encontrándome con sus ojos.
—Es tuyo. —me extendió el corazón de origami que hizo.
—¿Es mío? —pregunte —¿En serio?
—Claro, has con él lo que quieras. —dijo, entregándome el corazón.
—Lo cuidare. —sonreí —Lo guardare.
—Es lo único que te daré, así que cuídalo.
—Cuidare tu corazón, Isaí, como si fuera el único.
—Es el único, por eso te lo doy.
—Gracias por confiar en mí para guardarlo. —sonreí.
—A tus ordenes cada que ocupes algo, Bellabell.
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