Capítulo 29
Isaí Müller
Algo que he odiado toda mi vida es andar en boca de todos, para ser honesto me vale una mierda que hablen de mí, siempre lo hacen, y a pesar de que siempre dicen cosas falsas de mí nunca me ha importado, pero tampoco me agrada que lo hagan, y lo que menos me gusta es que Janeth ande en boca de todos.
Ella es muy relajada, y demuestra que no le importa pero sé que tampoco le gusta, antes los rumores eran menos pero ahora es como si hubiésemos robado un banco, todos dicen ellos son.
También sabíamos que cuando todos se dieran cuenta de nuestras relación íbamos a ser el tema importante. Pero no nos importa.
No sé que es lo que esta pasando con la familia de Janeth, pero parece que sus padres también se dieron cuenta, no tengo ni la menor idea de como pasó todo eso, pero lo único que sé es que a ellos no les agrado la idea.
Sabía que en algún momento tenía que tener en cuenta que tendría que ir a dar la cara y decir que quería a Janeth para algo serio, y la quiero para algo serio y duradero.
Janeth siempre me ha gustado y ahora que la tengo no voy a dejarla ir tan fácil, aunque sus padres no estén de acuerdo.
No me importaría ir hasta su casa, que pase lo que tenga que pasar.
—Isaí —escuche la voz de Darién —¿Qué pasa?
Negué con la cabeza mientras miraba a Janeth sentada al lado de Noah y él le decía algo.
—¿Terminaron? —cuestionó.
Observe a Janeth quién está viendo su jugo, mientras asentía con su cabeza a todo lo que su hermano decía.
Qué pasa por tu mente bonita.
—No, pero sus padres ya saben —respondí.
—Joder.
Lo sé.
Nunca me he sido cobarde y siempre me enfrento a mis problemas, pero ahora mismo no sé como ir hasta donde ella y hablarle.
No hemos hablando personalmente, solo por mensajes, ella me dice que esta asustada por su papá, él quiere que vaya hablar con él, y tiene miedo de que no acepte lo nuestro.
—Deberías de hablar con ella —dijo Darién mientras bebía de su jugo.
—Eso he querido pero ella no ha estado sola.
—¿Por su hermano?
—No creo, es más posible que no sepa que decir y este asustada.
—Van a tener que hablar de todos modos.
Asentí.
Y mis posibilidades de que hablemos llegaron, Janeth se levantó de su lugar, camino ignorando a los chicos que estaban con ella, sin olvidar que gano la mirada de todos, pero ella como siempre no demostró su incomodidad, y camino segura de sí misma.
Ella es increíble.
—Es ahora o nunca —dijo Darién.
Asentí.
Me levante de mi lugar, mire a dirección de Noah, él me miró pero no hizo nada, y agradezco que su novia lo haya llamado.
Camine por los pasillos buscando a mi novia, pero no encuentro ni un rastro de ella, la posibilidad que tenía se perdió en unos segundos.
—Buscas a Janeth ¿Verdad? —escuche una voz femenina —sé donde está.
Quedé viendo a Leslie, una chica que la vi circular en Internet, casi desnuda.
—¿Dónde está? —dije.
—Sé lo que esta pasando — dijo —y tenía planeado ir a buscarla y darle mi apoyo, ya sabes, nos conocemos muy bien, y sé que ella necesita a su mejor amiga, pero tú también te ves preocupado por ella, por eso creo que es mejor que ambos conversen.
Sí, muy inspirador tu discurso, pero por ahora sólo quiero saber donde está Janeth.
—¿Dónde está? —volví a preguntar.
—En la biblioteca.
Asentí, dando a entender mi agradecimiento.
Volviendo a mi búsqueda por los pasillos del instituto llegué a la biblioteca, estaba sola, solo habían unas cuentas chicas haciendo tareas y unas leían.
Ignore a todos mientras buscaba a Janeth, lo primero que pensé fue en que ella estaría escondida. Miraba cada rincón de esta biblioteca.
Y ahí estaba ella, en un rincón sentada en el suelo mientras leía un libro, siempre supe que a ella le gusta leer, pero verla hacerlo fue muy lindo, se mira muy conectada y bonita.
—Janeth —dije ganando su atención.
Ella no dijo nada.
Me acerque hasta donde ella estaba, sentándome a su lado y recostado mi espalda en la pared. Ella estaba sin moverse, solo miraba cada movimiento que hacía.
—¿Qué lees? —agarre el libro de sus manos —Romeo y Julieta —dije.
Janeth se encogió de hombros mientras una sonrisa se formaba en su rostro.
—Nunca lo he leído.
—Ya tampoco.
—Isaí, tú no lees libros —dijo mientras negaba con su cabeza.
—¿Quieres que lo lea? —pregunté —leería este libro solo para decir, ves Janeth Blythe, yo si he leído libros.
Janeth sonrió y acarició mi mejilla, sus ojos verdes tenían un brillo diferente y se miraban tristes, pero ella aún sonreía.
—Quiero que lo leas.
—Lo haré. —asegure.
Mire la portada del libro, literalmente es la primera vez que leeré un libro, y no puedo creer que el primer libro que leeré será donde dos jóvenes mueren a los tres días, lo sé porque vi la película con mamá, ella ama esta historia.
—Isaí, mi papá está enojado —dijo Janeth —no quiero problemas con el y creo que... —la interrumpí:
—No, no vamos a terminar solo porque a él no le parezca, dijimos que en nuestros días malos estaríamos el triple.
—Yo quiero que esto tenga futuro.
—Y lo tendremos, aunque a tu papá no le parezca.
—Él aún no ha negado la idea de seas mi novio, pero tampoco ha dicho lo contrario, solo dijo que quería conocerte, y si le agradabas tendrías suerte, así me dijo —Janeth se escuchaba nerviosa.
Y el timbre sonó.
Guardamos silencio, cuando escuchamos que la señora que se encarga de vigilar estaba diciendo, vayan a sus clases.
Y no había ni un solo sonido, y la puerta se escucho cerrarse.
—¿Nos dejaron encerrados? —pregunté.
Janeth negó.
—No, la señora siempre cierra para que nadie entre, ella aún está ahí, he estado aquí muchas veces y ella no se ha dado cuenta.
—¿Y si nos ve?
—Estaríamos en problemas —dijo —ya tengo muchos, una más no me importaría.
—Tendría uno con tu papá —confesé —y con mi mamá.
—Los tendremos —Janeth se acercaba más a mí —Isaí, estamos juntos ¿Verdad?
—Sí.
—¿Aunque no acepten los nuestro
—Aunque no acepten lo nuestro —asegure.
—Sin importar que pase después, vas a estar ahí para mí ¿Verdad?
—Lo haré Janeth, siempre lo he estado.
—Y si papá dice que no ¿Que va pasar?
—Estaré ahí.
Janeth asintió.
Y nuestro rostros estan tan cercas, Janeth tiene su cuerpo pegado al mío, y su mano subió a mi rostro y lo hizo, por primera vez lo hizo.
Ella me besó.
Sus labios sobre los míos se movían y ella me dio acceso a su boca, sus labios son suaves y el beso cada vez se profundizaba más, un beso lleno de deseo.
Y es más que claro, tenemos mucho no de besarnos. Sus labios contrastan bien con los míos, y su cabeza giro al otro lado haciendo el beso más profundo.
—Jóvenes —Janeth se separó de mí, y escondió su cara en mi pecho —a dirección, ahora —dijo la señora que vigila aquí.
Janeth se separó un poco y me miró.
—Estamos en problemas —dijo ella.
—Lo estamos —asegure.
Nos levantamos del suelo mientras la señora señalaba hacia afuera, y sin que ella se diera cuenta metí el libro dentro de mi mochila.
Y ahora si estamos en problemas, en muchos problemas, los presiento.
Pasando por todas las aulas de clases llegando en frente a la oficina del director, y la señora de la biblioteca venía detrás de nosotros.
La señora dio unos toques a la puerta y se escucho un <adelante> de parte del director, y lo que pase hoy es algo que jamás voy a olvidar.
El director nos vio y otra vez tiene esa cara de ahora que hicieron, nos hizo señas de que tomáramos asiento, algo que hicimos.
—¿Otra vez ustedes? —dijo —¿Qué pasó ahora? —miró a la bibliotecaria.
—Los encontré en la biblioteca —ambos miramos a la señora —se estaban besando —completo.
El director no vio sorprendido, mientras asentía lentamente tratando de procesar todo.
—Pensé que sólo eran rumores las cosas que se escuchan en los pasillos —dijo él —gracias por traerlos —le dijo a la señora.
Ella asintió y se retiro, y la mirada del director volvió a nosotros.
—Lo siento mucho pero llamaré a sus padres —se levantó de su silla y camino a hasta unos expedientes.
Mire a Janeth ella estaba con una sonrisa en su rostro, y me miró se acercó a mí.
—Estamos en problemas, guapo —susurro para mí.
—Lo estamos, bonita.
—Y no estoy orgullosa de eso.
—Tampoco yo.
Sonreímos.
Janeth apretó mi mano.
—Aquí están —dijo el director, Janeth apartó su mano.
—Le hubiese salido mejor solo pedirnos los números, no más digo —dije —se hubiera ahorrado trabajo de buscar expedientes.
Janeth sonrió y el director no dijo nada porque se llevó el teléfono a su oreja.
—Mi mamá no está en casa, creo que aún no ha llegado —dijo Janeth.
El director asintió, y colgó la llamada.
—Nadie contesta —miró a Janeth.
—Lo sé, mamá no está.
Miramos como el director leía algo en unos papeles y volvía a marcar para volver a llevarse el teléfono a su oreja. Pasaron unos segundos.
—Buen día ¿Con el señor Blythe? —dijo el director —Soy el director.
Ahora si que estamos bien muertos.
Muy muertos.
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