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Capítulo 14: Una inesperada noticia

Un nuevo día amanecía en la ciudad de Tokio, una castaña como cada mañana, se levantaba muy temprano para ir a un nuevo día de trabajo, la joven tras levantarse de la cama, se dirigió al servicio higiénico del lugar, para realizarse el aseo respectivo, una vez que estuvo dentro del mismo, poso su mirada en un espejo, vio su mirada un tanto entristecida, y esbozo una ligera sonrisa en su rostro, mientras pensaba: Dale vuelta a la página ya Sanae, él está haciendo su vida, y tú también estás haciendo la tuya, no hay porque dudar, Kanda no merece tus dudas, él te ama, te ama, y en unos meses será tu esposo, por lo mismo, tus pensamientos solo deben ser para él.

La castaña se mojó el rostro, una y otra vez, luego tomo una pequeña toalla, y se secó el mismo, al tiempo que su celular empezó a timbrar, la bella mujer salió lo más rápido que pudo del lugar, para tomar el celular que había dejado sobre su tocador.

¡Buen día preciosa! ¿Cómo amaneciste?, escucho.

Bien, ¿y tú?, contesto la castaña.

También, bien preciosa, escucho seguido de un silencio, tras el cual la voz nuevamente se escuchó: Pasare por ti para desayunar juntos y luego te llevo a tu trabajo.

Está bien, respondió la castaña.

En tanto:

Un par de jóvenes, tras pasar algunos días en Nankatsu abordaban un bus.

Tienes una familia encantadora, decía Larissa.

¡Gracias! respondió Tsubasa, que llevaba gorra y lentes.

¿Cuánto tiempo pretendes estar de incognito?, añadió la mujer sonriendo.

No lo sé, al menos mientras frecuente lugares públicos tendré que estar de incognito, al menos por algunos días más, dijo el hombre de cabello desordenado.

¿Y piensas ir a buscarla hoy mismo o esperaras unos días más?, acoto Larissa.

No, hoy mismo iré a verla, pero antes le enviare un mensajito por celular, respondió Tsubasa.

Claro, dijo Larissa.

Tokio:

Un hombre de porte atlético que estaba dentro de un convertible deportivo de color azul, esperaba pacientemente a su prometida, mientras miraba un video en su celular.

De repente sintió unos golpecitos en la luna de su auto, que hizo que pose su mirada en esta.

Preciosa, dijo Kanda, apagando el equipo donde miraba del video, para bajar del auto y saludar a su prometida con un apasionado beso, y luego subir junto a ella al auto.

¿Qué te tenía tan concentrado?, pronunció la castaña, mientras su prometido encendía el auto.

Las noticias, contesto Kanda.

¿Y qué novedades hay?, agrego Sanae con calma.

Lo mismo de siempre amor, respondió el joven, mientras encendía el auto.

Kanda y Sanae fueron a tomar un café en una cafetería cercana al trabajo de la castaña, luego de ello la llevo a su centro de trabajo, y él fue al suyo.

Horas después:

Una pareja de esposos miraban sorprendidos a un apuesto hombre de cabello desordenado que no veían desde el día en que partió del país.

Señores Sugimoto, ¿me recuerdan?, yo soy..., decía el joven de cabello desordenado.

Sabemos quién eres, todo Japón lo sabe, respondió el señor Sugimoto con calma.

Bueno si, pero yo no me refería a esa manera de conocerme...., agregaba el apuesto joven.

¿Qué te trae por aquí después de tantos años muchacho?, pronunció la señora Sugimoto, con calma.

Sanae, dijo con firmeza Tsubasa.

¿Qué?, respondió un tanto molesto el señor Sugimoto.

Quisiera hablar con ella, acoto el joven de cabello desordenado con calma.

Ella ya no vive con nosotros, pronunció con seriedad el señor Sugimoto.

¿En dónde vive ahora?, respondió el joven de cabello desordenado.

La señora Sugimoto iba a responder algo, pero su esposo la tomo del brazo y con la mirada le dio a entender que guardara silencio, mientras el respondía a la pregunta que Tsubasa hizo.

Es mejor que no lo sepas muchacho, ya ha pasado muchos años, no tiene caso que vuelvas a saber de ella, ni que ella vuelva a saber de ti, dijo contesto el señor Sugimoto.

Cariño, no seas tan directo, pronunció la señora Sugimoto.

No se preocupe señora Sugimoto, es su manera de pensar de su esposo y la respeto, y por lo mismo pido que también respeten mi manera de pensar, aunque concuerdo en algo con el señor Sugimoto, han pasado muchos años, pero ello, no es motivo suficiente para que se me niegue poder hablar con Sany, ella y yo seguimos siendo amigos,..., decía Tsubasa.

Mira Tsubasa, voy a ser claro contigo, no sé cuáles sean tus motivos para haber vuelto a Japón, ni me interesa saberlo, solo te pido que no alteres la vida de mi ahijada, ella no merece volver a pasar por aquellos años de sufrimiento tras tu partida, ella no merece ello, Sanae ahora es feliz junto a Kanda, incluso se casaran en unos meses....., añadía el señor Sugimoto, dejando sorprendido a Tsubasa por la confesión.

Minutos después:

Tras no haber obtenido información sobre el lugar donde estaba viviendo la castaña, Tsubasa decidió volver al lugar donde vivia.

¿Qué paso?, traes una carita, ¿a poco no la encontraste?, decía Larissa, tras acercarse a su amigo, mientras este abría la puerta del departamento.

No, no la encontré, respondió con nostalgia Tsubasa.

Por ello te dije que mejor era que fueras a su centro de trabajo, acoto la mujer.

Cierto, su centro de trabajo, dijo Tsubasa, mientras entraba al departamento seguido de su amiga.

Sí, su centro de trabajo, de hecho, allí debe estar, contesto la joven.

Sus padrinos se mostraron muy distantes conmigo, aunque en parte los comprendo, con mi decisión hice sufrir mucho a Sanae, aunque ella nunca me lo dijera, agrego el joven de cabello alborotado, haciendo una pausa para acotar: Además me entere de algo, que no hubiera deseado enterarme.

¿De qué?, dijo intrigada Larissa.

Se va a casar con Kanda, respondió Tsubasa.

Pues ello estaba entre las posibilidades tras tu regreso, ¿no?, contesto la joven.

Si, lo sé, pero de igual manera duele saber que tienen planes de matrimonio con él, aunque también reconozco que el único culpable de todo fui yo, dijo el joven de cabello desordenado.

Bueno, tómalo por el lado positivo, tras tu regreso la encontraste comprometida, más no casada, y tú me dijiste muchas veces cuando tomaste la decisión de abandonar tu carrera futbolística, que no importaría como la encuentres, que tu igual lucharías por volverla a conquistar, ¿no?, agrego Larissa.

Sí, eso dije, y ello pienso hacer, pronunció Tsubasa con firmeza.

Bien, así se habla, dijo Larissa.

Antes de ir a la constructora donde trabaja, le enviare un mensaje, para causarle intriga, añadió el hombre de cabello desordenado.

Constructora:

Una castaña cerraba una carpeta en el computador, cuando de repente un sonido proveniente de su celular hizo que esta posara la mirada en este.

Un mensaje, pensó la castaña, tomando su celular, al tiempo que los latidos de su corazón se aceleraban mientras miraba el número. No es un mensaje de Kanda, además no tengo agendado este número, ¿Quién podrá ser?, dijo Sanae, mientras dudaba en si abrir o no el mensaje.

Tras algunos segundos decidió hacerlo, y su inquietud se incrementó, pues el mensaje venía sin nombre, y ella no podía saber exactamente de quién era el mensaje.


Espero y hoy sea un grandioso día para los dos.


¿Será que Kanda adquirió un nuevo número de celular y se le olvido decírmelo?, pensó la castaña, cuando sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta.

Toc toc toc

Adelante, pronunció Sanae.

Tras algunos segundos, Kumi entro a la oficina.

Dime Kumi, ¿algún problema con el proyecto?, dijo la castaña con calma.

No Sany, no, todo salió bien, los inversionistas aceptaron el proyecto, respondió la joven, mientras miraba con cautela a la otra mujer.

¡Qué bueno! pronunció Sanae.

¿No has recibido alguna llamada?, acoto Kumi.

No, dijo la castaña.

Mis padres no se han contado contigo entonces, decía Kumi.

¿Necesitan algo mis padrinos?, pronunció la castaña intrigada.

No, no es eso, respondió Kumi.

¿Entonces?, dijo Sanae.

No sé si deba decírtelo, pronunció Kumi.

¿Qué pasa?, me estas preocupando, acoto la castaña.

De igual manera conociéndolo no se quedará tranquilo, acotaba Kumi.

No te comprendo, dijo Sanae.

Es extraño que Kanda tampoco lo sepa, él siempre ve noticias deportivas o compra sus revistas de deportes, tu muchas veces lo has dicho, como también has dicho que tú no ves las revista que tu prometido compra y no ves noticias con él, pues eso generalmente lo hace él por las noches en su departamento, añadía Kumi.

Sé más clara, no comprendo lo que tratas de decir, dijo Sanae.

Tsubasa está en Japón, pronunció Kumi, dejando sorprendida a la castaña.

¿Qué?, respondió la castaña, mientras sentía su cuerpo temblar.

En tanto:

Un par de autos se detenían frente al centro de trabajo de la castaña. Uno era un convertible deportivo color azul, y el otro un taxi.

Tras algunos segundos, un par de jóvenes bajaban de los autos, sin siquiera notar la presencia del otro.

Ojalá y mi auto llegue el fin de semana, como me lo dijo la agencia de envíos, pensaba Tsubasa, empezando a caminar, cuando de repente sintió la mirada de alguien sobre él.

¿Ozora?, decía un hombre de porte atlético con cierto tono de duda.

¡Kanda! pronunció Tsubasa, intentando mostrarse calmado.

¿Qué haces acá?, ¿Cuándo regresaste a Japón?, acotaba Kanda, mientras se acercaba al otro joven.

Regrese hace algunos días, y estoy aquí, pues quiero ver a Sanae, respondió con calma Tsubasa.

Ver a mi prometida, dijo Kanda con la mayor calma que pudo.

Tsubasa no pronuncio palabra alguna tras lo que dijo el hombre de porte atlético, solo continuo su camino.

Yo también voy a verla, sin duda le darás una gran sorpresa, además no pudiste venir a vacacionar en mejor momento,....., añadía Kanda.

Yo no vine a vacacionar, yo vine para quedarme, respondió con firmeza Tsubasa, dejando sorprendido a su rival.

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