Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

5. Lecciones paternales, confesiones y la habitación 305

5. LECCIONES PATERNALES, CONFESIONES Y LA HABITACIÓN 305

COLTON

Son las tres de la madrugada cuando mi primo detiene el coche en Market Street, donde viven mis padres. No ha querido preguntarme nada durante el camino, y yo tampoco he sido capaz de intentar justificar algo que no tiene explicación posible.

—Joder, Greg, a mi madre le dará un susto de cojones, ¿por qué me has traído aquí?

—Porque creo que un par de días alejado de la universidad, te vendrán bien —explica mientras salimos del coche y nos dirigimos al ascensor—. Vaya pinta tienes —comenta al ver mis manos amoratadas y con algunos cortes.

—Estoy muerto de sueño, tío, solo quiero dormir.

Saco las llaves para abrir la puerta del ático, pero no soy capaz de atinar en la cerradura, así que es él quien la abre por mí. Enciende la luz del enorme salón y apenas acabo de sentarme en uno de los sofás cuando mi padre sale con un pantalón corto de chándal y cara de dormido.

—¿Qué cojones pasa? ¿Qué hacéis aquí? ¿Estáis bien?

—¿Josh? —Escucho la voz de mi madre desde la habitación, y cómo se aproxima por el pasillo.

—Tranquila, mocosa, son Colton y Greg.

—Cariño, ¿qué ha pasado? —pregunta ella mientras se acerca y se sienta en el sofá a mi lado.

—¿A quién has pegado? —Mi padre señala mis manos, Greg se aleja por el pasillo hacia la cocina y cierra la puerta para darnos intimidad, yo suspiro y me dejo caer hacia atrás.

—A unos contenedores.

—¿Cómo se llama? —pregunta entonces tras chasquear la lengua y sentarse en la mesa frente a mí.

—¿Quién?

—La chica por la que te has dado de hostias con un contenedor.

—No hay ninguna... —No prosigo porque alza una ceja y dibuja una pequeña sonrisa.

—Soy tu padre, sé que la hay, Colton.

—Cuéntanoslo, igual podemos ayudarte, cielo. —Mi madre, que se ha acercado a un armario a por el botiquín, pasa una gasa por encima de los cortes.

—No, vosotros no lo entenderíais.

—Prueba, igual te sorprendes. —Mi padre intercambia una mirada cómplice con mi madre, yo me encojo de hombros.

—No sabría ni qué deciros, todo ha pasado muy deprisa y yo no... —Niego con la cabeza para mí mismo con la mirada perdida en algún punto del suelo—. Hace un mes ni siquiera la soportaba y esta noche casi cometo el mayor error de mi vida.

—Me cago en la puta, Colton. —Mi padre se levanta y se lleva las manos a la cabeza al mismo tiempo que mi madre le hace un gesto con la mano para que se calme.

—Ya lo sé, ¿vale? Lo sé de sobra, joder. —Me pongo en pie y abro la puerta de la terraza para que entre un poco de aire, estoy empezando a sentirme mareado.

—De todas las chicas que hay en el campus, en la puta ciudad, ¿tenía que ser Chelsea?

—¿De verdad le estás haciendo esa pregunta a tu hijo, Josh? —Mi madre lo mira con las cejas alzadas y una mano en la cadera.

—¿Y qué quieres que haga? ¿Le aplaudo? —recrimina nervioso.

—No, le dejas hablar, le escuchas y le comprendes. Porque por si lo has olvidado...

—No lo he olvidado, mocosa, no.

—Pues eso.

—Sé que lo vuestro empezó a escondidas para que el tío Rick no supiese nada, pero esto no es lo mismo —digo negando con la cabeza cuando comprendo de lo que hablan—. Chelsea es su novia, joder, su novia. No es su hermana. Es la novia de mi mejor amigo y yo he estado a punto de cagarla.

—¿Os habéis liado? —pregunta mi padre directamente.

—Casi —interviene mi primo entonces, regresa al salón y me ofrece un vaso de agua fría, el cual acepto y doy varios tragos antes de sentarme de nuevo.

—Bueno, si no ha pasado nada, todavía puedes arreglarlo.

—No puede, Josh. —Todos miramos a mi madre, la cual sostiene mis manos entre las suyas y se las enseña a mi padre—. ¿Has visto esto? Solo tienes que mirar las cicatrices de tus nudillos para saber lo que está sintiendo tu hijo ahora mismo.

—Joder, Wendy, esto no es lo mismo, es la novia de su mejor amigo.

Hundo la cabeza entre mis brazos y me tiro ligeramente del pelo, ¿qué he hecho? ¿Cómo me he dejado llevar de esta manera?

—Tranquilo, cielo, todo se va a arreglar —promete mi madre intentando calmarme.

—Necesito dormir, me voy a la cama.

—Vale, que descanses, te queremos. Greg —llama mi madre desde el pasillo—, duerme en la antigua habitación de tu padre, cariño.

—Vale, tía. Buenas noches.

—Gracias por traerlo a casa. —Escucho cómo le dice en voz más baja mientras paso por su lado.

CHELSEA

El taxi nos deja en la puerta de la residencia del campus, todos se despiden y solo quedamos Boston y yo. Lleva toda la noche preguntándome qué me pasa, al final he tenido que mentirle y decirle que cuando he ido al baño, una chica me ha dicho que el vestido me quedaba fatal y que era de la temporada pasada, como si me importase esa mierda. Sin embargo, no podía decirle que el motivo de mi estado de ánimo es que he estado a punto de liarme con su mejor amigo, que he llevado sus dedos hasta mi entrepierna y, si no llega a ser por Greg, habríamos llegado mucho más lejos.
Hasta el final.

—Venga, te acompaño a tu habitación —dice ayudándome a subir las escaleras, estoy aún un poco mareada y se me empiezan a cerrar los ojos por el sueño y el agotamiento físico y mental.

—Gracias, estoy bien, puedes irte ya. —Introduzco la llave en la cerradura y entreabro la puerta.

—¿Estás segura de que no quieres que me quede?

—Sí, prefiero descansar y verte mañana. Estoy bien, no te preocupes.

—Vale, princesa, te quiero —dice con una sonrisa antes de besar mis labios.

—Buenas noches. —Fuerzo una sonrisa y entro antes de que le dé tiempo a pensar en por qué no le he dicho que yo también le quiero. No es que no sea así, pero ahora mismo me doy demasiado asco a mí misma como para manchar una palabra tan grande.

Esto no tiene marcha atrás, lo que ha pasado esta noche no va a desaparecer por mucho que intente no pensarlo o por mucho que me arrepienta. Lo de hoy no ha sido como lo de hace una semana en su casa, aquello parece un juego de niños comparado con lo que hemos hecho esta noche. He aprendido que los errores hay que asumirlos, interiorizarlos y superarlos. No sé qué me ha llevado a actuar de esta forma, pero si hay algo que sé es que no pienso volver a repetirlo. Desde hoy, Colton ya no existe para mí.

El fin de semana pasa deprisa, me invento mil excusas para no ver a Boston porque no puedo ni mirarle a la cara. Sé que no llegué a besar a Colton, pero quería hacerlo, que es lo más grave. Me he pasado estos días pensando en lo que me dijo en la caseta de vigilancia, aquello sobre que intento fingir ser quien no soy, que busco la perfección en todo lo que me rodea y, sobre todo, en mí, y me horroriza reconocer que tiene razón. Supongo que el constante machaque por parte de mi madre desde que era niña, ha provocado esa tara en mi personalidad, lo que ha desembocado en una increíble baja tolerancia a la frustración, una necesidad excesiva de controlarlo todo y un miedo inmenso a cagarla en cualquier aspecto de mi vida. Entonces llega Colton, coge todos los esquemas milimétricos de mi vida y los parte en pedazos.

—Te estoy hablando. —Sacudo la cabeza cuando escucho la voz de Lena a mi espalda, la miro y hago un gesto con la cabeza para ver qué quiere—. Que si ya has acabado de recoger todas tus cosas.

—Sí, solo me falta guardar un par de abrigos en la maleta —comento echando un último vistazo a la habitación que hemos compartido el pasado curso.

—¿Me echarás de menos, aunque sea un poquito? —pregunta con una sonrisa burlona, yo pongo los ojos en blanco y dibujo una pequeña sonrisa.

—Te lo diré cuando sepa con quién voy a convivir.

Boston me ayuda a llevar todas mis cosas una planta más arriba, me ha tocado la 305 y él ni tan siquiera estará en este edificio, va al que está al lado, y le ha tocado con una tal Cassandra. No voy a decir nada al respecto porque no quiero que los celos, la inseguridad y la culpabilidad hablen por mí. Yo no sé con quién estaré porque quien quiera que sea, no ha venido en todo el día ni a traer sus cosas.

—Si sigue vacía dentro de una hora, pido un traslado —dice mi novio mientras me ayuda a guardar mi ropa en el armario.

—No van a dártelo, ya lo sabes. Además, te han pedido que le hagas de guía a la nueva... —Recuerdo cuando me ha dicho que en recepción le han informado de que esta chica es una recién trasladada desde Arizona y que haga el favor de mostrarle el campus y enseñarle todo.

—Bueno, si es quien creo que es, de eso se encargará Colton. —Se encoje de hombros y yo le miro confusa—. Colton tiene una amiga en Flagstaff, bueno, es su mejor amiga desde que son unos críos, sus padres son como hermanos. Pero no sé si será ella porque él no me ha dicho nada de que viniese, a menos que sea una sorpresa. En cualquier caso, me enteraré cuando consiga hablar con él, ya estoy empezando a rayarme, no me ha devuelto ninguna llamada en todo jodido fin de semana.

—Igual está trabajando, vete a saber, ese chico tiene más vidas que diez personas juntas.

—Bueno, princesa, voy a terminar de colocar mis cosas yo también, luego te veo. —Me da un beso y yo asiento cuando se dirige a la puerta.

COLTON

Después de un par de días de desconexión y unas cuantas horas de trabajo con mi agente, es decir, mi padre, regreso al campus el lunes por la tarde. Me he saltado las clases, pero ha sido por un buen motivo, es un par de semanas es la premiere de mi última película y, aprovechando que Greg me llevó a casa, hemos estado organizando todo el tema de la ropa que llevaré, colaboraciones con marcas, etc.
El caso es que esta mañana era la repartición de habitaciones y se me ha ido la olla por completo, así que estoy yendo a recepción porque mi antiguo cuarto ya ha sido ocupado y no tengo ni puta idea de dónde están todas mis cosas.

—¡Vaya, vaya! —exclama Margaret, la directora de recepción, cuando me ve aparecer—. El señor Matthews honrándonos con su presencia, sacad la alfombra roja, las flores, los...

—Corta el rollo, ya lo he pillado —señalo mientras me apoyo en el mostrador—. ¿Dónde están mi cosas?

—Ahí detrás —dice mirando hacia un despacho—, que sea la última vez que tienen que sacar tus pertenencias y hacerte las maletas, los empleados de la universidad no trabajan para ti. Esta es tu habitación, quiero todo esto fuera de aquí en dos horas.

—Gracias por tu amabilidad, Margaret, siempre tan simpática. —Dibujo una sonrisa y ella pone los ojos en blanco a la vez que se da la vuelta para desaparecer por el pasillo.

Cojo un par de maletas y miro el número de habitación que hay pegado a la llave, las arrastro por el camino empedrado hasta llegar a la residencia, y rechazo la ayuda de cuatro chicas que se ofrecen en distintos puntos de mi camino. Subo en el ascensor hasta la tercera planta y saludo a algunas personas más hasta que por fin llego a mi nuevo dormitorio: el 305. Introduzco la llave y la giro para bajar la manilla y empujar la puerta, aparentemente no hay nadie, así que meto las maletas y frunzo el ceño al ver algunas cosas que me son familiares sobre la cama ya ocupada. Entonces suena la cisterna del baño, donde eso es lo único que hay, un inodoro, y la puerta se abre.

Nos miramos unos segundos en silencio, confusos, sorprendidos y, al menos yo, nervioso.

—Dime que te has confundido de habitación —suplica Chelsea mirando mis maletas.

Instagram: nerea_vera

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro