3. Un pacto fallido, planes de viernes y una tormenta muy oportuna
3. UN PACTO FALLIDO, PLANES DE VIERNES Y UNA TORMENTA MUY OPORTUNA
COLTON
No soy consciente de lo que estoy diciendo hasta que su mejor amigo se aclara la garganta a un par de metros de nosotros, está arqueando una ceja con diversión cuando le miramos. Yo trago saliva y devuelvo la sonrisa socarrona a mi rostro antes de guiñar un ojo a Peter y regresar al interior de la cafetería, pero es solo un gesto más que aprendí actuando. ¿Qué cojones ha sido eso y por qué se me ha puesto dura de repente?
—Eh. —Boston ríe cuando casi choco con él—. ¿Dónde vas así de nervioso?
—Tu novia —mascullo fingiendo rabia, sé que alguien habrá hecho una foto o habrá grabado lo que acaba de pasar, y él va a verlo—. He intentado hablar con ella para hacer una tregua, pero es imposible, tío, es exasperante —comento de camino a la mesa de la cafetería.
—¿Qué te ha dicho?
—Nada, básicamente se ha reído en mi cara cuando he intentado hacer las paces.
—Joder, no sé qué le pasa contigo, es una cosa... —Hace un gesto con las manos y yo frunzo los labios antes de pasar un brazo por los hombros de Emilia y depositar un beso en su mejilla.
—¿Estás bien, bombón? —Me pregunta Blake al ver mi cara.
—Es viernes así que no hay ningún motivo para no estarlo —río y pincho un pedazo de melón del plato de Emi—. Espero que estéis listos para esta noche porque me han dicho que la fiesta va a ser la hostia.
—Llevamos toda la semana esperando, ya puede serlo —observa Ember mientras separa las piernas para que Blake, su gemela, se recueste en su pecho—. ¿Le has dicho a mamá que este fin de semana no vamos a comer?
—Sí, aunque deberías llamarla tú también, o al menos contestar al teléfono cuando te llama ella —reclama su hermana.
—Yo no sé si iré. —Boston bosteza y se frota los ojos.
—¿Cómo que no sabes si vendrás? —inquiere John, yo lo miro atónito, lleva queriendo ver a el DJ que viene esta noche desde hace meses.
—Chels dice que estrenan una película que quiere ir a ver, y que solo hay sesión nocturna.
—Me estás vacilando, ¿verdad? —Me incorporo en mi sitio y sujeto su barbilla para que me mire, él ríe y me da un manotazo para que le suelte mientras niega con la cabeza—. ¿Sabes lo que cuesta conseguir reservado en Folsom?
—A ti nada —ríe y tiene razón, pero debo seguir con mi actuación—. No te hagas el ofendido, sabes que conmigo no funciona.
—¿Y por qué no te traes a Chelsea? —sugiere Emilia.
—No creo que quiera, además no tiene entrada.
—Pues que Colton la meta, no le dirán que no, ¿verdad?
Todos me miran esperando mi respuesta, y yo tan solo puedo pensar en lo cerca que he estado de cometer el mayor error de mi vida hace solo diez minutos a unos pocos metros de mi mejor amigo y delante de las cámaras de la jodida gente del campus.
Sigo sin saber qué me ha pasado ni por qué le he dicho eso a Chelsea, podría mentir y decir que la estaba retando o que solo quería enfadarla más, pero sé que no ha sido así. Solo espero que ella esté tan confundida como yo y no se le ocurra contarle a Boston algo que no ha sucedido. Pensándolo mejor, creo que lo mejor sería hablar con ella para asegurarme.
—Claro, tío, que entre conmigo y no habrá problema. —Palmeo la espalda de mi colega con una sonrisa—. Podéis ir al cine mañana, Avicii solo pinchará esta noche, llevas deseando verle desde hace mil años.
—Joder, me has convencido —dice asintiendo, y todos lo celebramos.
CHELSEA
Me miro en el espejo una última vez antes de salir de mi habitación, estoy increíble con el vestido que me he puesto, es granate y ajustado, por encima de las rodillas y sin mangas, con un bordado de encaje justo debajo del pecho, de modo que marca mi cintura y mis curvas. Me lo compré el año pasado sin saber cuándo tendría la oportunidad de ponérmelo, porque no es algo que acostumbre a llevar, pero la ocasión lo merece.
Aunque no me agrade para nada la idea de tener que ir con Colton, debo reconocer que Folsom es un club increíble, así que, bueno, el plan de posponer el cine para mañana no me ha parecido tan mal después de todo.
Veo el nombre de Boston en la pantalla de mi móvil, así que lo cojo y descuelgo llevándomelo al oído.
—Cariño, ya salgo.
—Vale, Colton te está esperando fuera, yo me he adelantado con el resto.
—¿Es una broma? —Cierro los ojos para contener los nervios.
—Lo siento, Avicii empieza a pinchar en cinco minutos y sabes el tiempo que llevo queriendo verlo. Colton se ha ofrecido a traerte él y que, así, te dejen pasar. Por favor, haz el esfuerzo por mí, princesa.
—¿Y no has podido avisarme?
—Te he llamado varias veces, pero estabas comunicando.
—Joder, llevo al teléfono con Peter cuarenta minutos —maldigo a la vez que meto la barra de labios en el bolso—. Vale, nos vemos ahí, hasta ahora.
—Hasta ahora, te quiero.
—Y yo.
Cierro la puerta de la habitación con llave porque no sé dónde estará mi compañera, y bajo en el ascensor a la planta baja sin saber dónde estará este idiota que antes ha estado a punto de hacerme perder la cabeza. No sé qué ha pasado ni qué estaba pensando, pero nunca lo había tenido tan cerca ni habíamos hablado a solas, y el hecho de que no haya sido tan desagradable como me esperaba, es algo que me desestabiliza demasiado. Soy una persona con un perfil bastante controlador y me gusta saber lo que hago y por qué lo hago, entender mis emociones y saber por qué siento cada cosa en cada momento. Bueno, pues dejémoslo en que Colton me desestabiliza por completo.
—Una moto —digo al salir a la calle—. Tenías que tener una moto.
—Y tú tenías que ponerte un jodido vestido. —Desde aquí puedo ver cómo tensa la mandíbula y sus ojos vuelven a recorrer mi anatomía desde los pies hasta mi cara—. Espero que lleves ropa interior —dice mientras se sube y me ofrece un casco.
—Pues claro, ¿por quién me has tomado?
Se lo quito de mala gana y me subo a su espalda, me lo pongo y miro a los lados para ver dónde puedo sujetarme.
—A menos que quieras caerte, deberías agarrarte a mí. —Noto la diversión en su voz aún desde debajo del casco, gira el rostro para mirarme y él mismo coge mis manos para colocarlas en su cintura—. Fuerte —dice sin dejar de mirarme.
—Arranca de una vez, quiero perderte de vista lo antes posible.
—Menos mal que no eres actriz, no te darían ni un papel.
COLTON
—Gilipollas —masculla pensando que no la oigo.
Doy un acelerón y ella me clava los dedos en el abdomen, sonrío y decido tomar un camino más largo y dar una vuelta por la zona industrial para fastidiarla otro rato más. Me salto algún semáforo y escucho cómo maldice y golpea mi espalda, yo río y no puedo evitar disfrutar de este momento que en la vida hubiese imaginado que se produciría.
—¿Cuánto falta? —Me pregunta unos minutos más tarde. Voy a responder cuando la moto hace un ruido extraño y empieza a echar humo por el tubo de escape al mismo tiempo que va aminorando la velocidad—. ¿Qué es eso? ¿Por qué frenas?
—Yo no he frenado, a la moto le pasa algo, ¿no lo ves? —Señalo el humo con la mano y le hago un gesto para que se baje y, así, poder hacerlo yo también.
—Esto no puede estar pasando —maldice mientras mira a su alrededor con el ceño fruncido, supongo que se estará preguntando dónde estamos puesto que no se escucha ni un coche, no hay nadie. Estamos en la zona industrial abandonada.
—Creo que es la junta de la culata —explico mientras me arrodillo a un costado y veo cómo no para de salir humo blanco—. Me cago en la puta.
—¿Es que ahora eres mecánico además de actor? —Se cruza de brazos y me mira desde arriba, alzo la cabeza y me apoyo en la rodilla para ponerme en pie.
—Mi padre era mecánico antes que modelo, me ha enseñado un par de cosas, gruñona.
—No me llames así. ¿¡Qué vamos a hacer ahora!?
—Caminar —digo mientras empiezo a empujar de la moto.
—Voy a llamar a Boston.
—¡No! —Me giro y le quito el móvil de la mano, lo apago y me lo guardo en el bolsillo delantero de los vaqueros.
—Pero ¿¡qué haces!?
—Deja en paz a tu novio un rato, lleva mucho tiempo esperando esta noche, Chelsea, creo que podremos arreglárnoslas sin él. ¿O es que acaso lo necesitas para todo?
—Que te den. —Me adelanta y anda con rapidez, sin saber la increíble vista de su culo que me está regalando con cada uno de sus pasos a medida que el vestido se le va subiendo por los muslos—. Lo que faltaba —protesta cuando empiezan a caernos gotas.
Continuamos andando en silencio unos minutos más, pero la lluvia es cada vez más fuerte y el viento frío de noviembre pega con fuerza. Puedo ver cómo tirita a pesar de estar unos metros por detrás de ella, de modo que me quito la cazadora vaquera y la llamo para que se detenga.
—Póntela, anda, estás helada. —Se la ofrezco, pero niega con la cabeza sin dejar de abrazarse a sí misma.
—Estoy bien, no tengo frío.
—Madre mía, qué pedazo de actriz se ha perdido el mundo contigo. —Río y apoyo la moto un segundo para ir hasta ella y pasarle la cazadora por detrás de los hombros.
Las gotas le caen por todo el cuerpo y el vestido hace rato que se le pegó por completo, aunque ya era bastante ajustado sin ayuda de la tormenta, pero la humedad en su pelo y en su aspecto en general, hace que esté más sexy de lo que me gustaría admitir. Sostengo su mirada algunos segundos, intento que no se me note mucho, pero mis ojos bajan hasta sus labios en un par de ocasiones antes de que un trueno nos pegue un buen susto y sonriamos mientras retomamos la marcha.
—¡Dios mío, cómo cae! —grita un poco después cuando la tormenta provoca que la lluvia pase a ser granizo.
—¡Métete ahí! —Señalo una especie de caseta de vigilancia abandonada, no medirá más de dos por dos, pero al menos nos guarecerá un poco hasta que el tiempo cambie.
—Joder, está cerrada —informa tras girar la manilla un par de veces.
—Déjame.
Se aparta a un lado y coloca la cazadora encima de su cabeza para que el granizo no la golpee, yo le doy unas patadas a la cerradura hasta que el manillar cede y la puerta se abre, Chelsea sonríe conmigo y dejo apoyada la moto fuera antes de que ambos entremos.
—Encerrada con Colton Matthews en una caseta de vigilancia abandonada en una noche de tormenta, el sueño de cualquier fan —vacila mientras pasa las manos por sus brazos y sus piernas en un vano intento de secarlas—. Esto podría ser un capítulo de tu serie.
—Búrlate, pero medio campus mataría por estar en tu lugar.
—Vaya, pues debo ser la única con cabeza en el campus.
—No te esfuerces por ser tan agradable, anda. —Pongo los ojos en blanco y me quito la camiseta para poder escurrirla puesto que está calada.
Sonrío porque veo cómo me mira de reojo mientras ella hace lo mismo con los mechones de su pelo ondulado. Lo pasa todo a un lado de su cuello y levanta ligeramente el trasero para sentarse sobre el escritorio cubierto de antiguos papeles y objetos viejos, intenta tirar de su vestido hacia abajo, pero apenas le tapa parte de los muslos.
—¿Qué miras? Dame mi teléfono, voy a llamar a un taxi. —Tiende la mano y mueve los dedos.
—Te miro a ti —digo acercándome despacio.
—¿Y qué ves? —Suspira y apoya las manos en la mesa, recostándose contra la pared.
—A una chica que finge ser alguien que no es. —Doy un par de pasos más hasta quedar frente a ella—. Una chica que se esfuerza las veinticuatro horas por ser perfecta, por tener las mejores notas, los mejores modales y el mejor novio. —Coloco las manos en sus rodillas y las separo muy despacio. Ella baja la vista hasta mis manos, pero no dice nada—. Una chica que cree que fingiendo que me odia podrá hacer que desaparezca la atracción que siente por mí.
—Bravo —sonríe y empieza a aplaudir lentamente al mismo tiempo que se echa hacia delante para quedar cerca de mi rostro—. No has dado ni una, princesito. De verdad, ¿quién coño te crees que eres? ¿En serio piensas que eres irresistible para todas las mujeres? ¿Así de vacía es tu vida?
—Si en el futuro quieres ser psicóloga, deberías ir aprendiendo ya que el primer paso para superar algo, es aceptarlo.
—¿Y qué debo aceptar, según tú?
—Que la lluvia no es lo único que ha provocado que tengas las bragas mojadas —susurro casi tocando sus labios.
Entonces me da un empujón que no me esperaba, rompo a reír y ella se baja del escritorio de un salto hecha una auténtica furia.
—¿¡Has perdido completamente la cabeza!? ¡Boston es tu mejor amigo!
—Oye, oye, cálmate —digo haciendo un gesto con las manos—. ¿A qué viene esto? —pregunto y ella abre los ojos con si fuese obvio—. Espera, espera —río y la señalo—. ¿Has creído que iba a besarte? —Aprieto los labios y Chelsea me fulmina con la mirada—. No eres para nada mi tipo, Chels.
—Ya, disimula ahora —replica mientras abre la puerta para salir.
—Si quisiese algo —aclaro sosteniéndola por la muñeca—, no tendrías nada que hacer, pequeña.
—Suéltame. —Da un tirón y vuelve bajo la lluvia, yo cojo mi moto y la sigo en silencio, aunque sin dejar de sonreír.
—¿Se puede saber de qué te ríes ahora?
—De nada, voy a pedirte un taxi. —Saco mi móvil y veo que tengo tres llamadas perdidas de Boston, suelo tener el móvil en silencio así que no me he enterado.
—¿Y tú qué vas a hacer?
—¿Acaso te importa? —inquiero mirándola, pero no dice nada—. Pues eso. No pienso dejar mi moto aquí tirada, así que tienes dos opciones: irte a la residencia en taxi, porque al club no van a dejarte entrar sin mí, o esperar conmigo a que llegue la grúa e irnos juntos.
—¡No entiendo por qué no has llamado ya! —Me insta con la mano y yo asiento mientras me aguanto la sonrisa. Parece que saldremos de fiesta después de todo.
Instagram: nerea_vara
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro