Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

27. Un atisbo de esperanza, una Campanilla ofendida y muchos nervios

CHELSEA

—¿Estás nervioso? —pregunto a Colton después de que llegue a la habitación al acabar las clases.

—¿Nervioso? —Me mira extrañado y le da un trago al refresco que traía en la mano.

—Por la premiere —aclaro haciendo un gesto con la cabeza, ¿por qué iba a estar nervioso si no fuese por eso?

—Ah, claro. —Traga saliva y dibuja una sonrisa mientras se encoje de hombros—. Bueno, un poco, ya sabes, más que nervioso, estoy expectante por saber las reacciones de la gente y de la crítica.

—Seguro que irá genial, ya lo verás. —Tiro de su mano para acercarlo a mí, me pongo de puntillas y le doy un beso.

—Oye, me encantaría que me acompañases, pero...

—No te preocupes —interrumpo negando con la cabeza—. Solo nos faltaría que Boston se enterase y complicar aún más las cosas. Estaré pendiente de las redes apoyándote desde la distancia. —Saco la lengua y él rompe a reír antes de besarme—. ¿A qué hora tienes que marcharte?

Se aclara la garganta, me suelta y se da la vuelta, yo me apoyo en la mesa del escritorio y le observo mientras dobla la ropa que ha recogido antes de la lavandería.

—Pues me iré en media hora o así —comenta dedicándome una sonrisa de soslayo.

—¿Tan pronto? —Frunzo el ceño porque tan solo son las cuatro.

—Sí... Tenemos que repasar algunas cosas de última hora.

—Claro, es verdad. —Asiento sonriendo cuando se da la vuelta para mirarme, él también sonríe, se coloca entre mis piernas y sostiene mi rostro con las manos.

—Sabes que me vuelves loco, ¿verdad? —pregunta mirándome fijamente, no sé a qué viene tanta intensidad, pero me encanta que le den estos ataques repentinos de sinceridad.

—Lo sé, tú a mí también. —Nos besamos y después me rodea con sus brazos, permanecemos así unos segundos hasta que la puerta suena y quien menos nos esperamos asoma la cabeza.

—Joder. —Boston chaquea la lengua y cierra de un portazo.

—Mierda —maldice Colton antes de mirarme un segundo y salir corriendo tras él, yo suspiro y decido no intervenir.

Sé que se echan de menos, eran inseparables hasta que... Bueno, hasta lo nuestro. Es una situación muy complicada. No hemos hecho bien las cosas y soy la primera que se sorprende por cómo ha sucedido todo, pero, ¿qué hago? Ha sucedido sin más, sin planearlo ni esperarlo.

—¿Qué ha pasado?

Colton entra por la puerta apenas dos minutos después con una pequeña sonrisa, la cual se me contagia, dibujo una expresión interrogante y él frunce un poco los labios.

—Bueno, no está contento, pero al menos me habla. Algo es algo —contesta.

—Poco a poco, estoy segura de que al final cederá.

Me mira y asiente con la cabeza al mismo tiempo que guarda unas camisetas en el armario.

—Lo mío con Boston... —Trago saliva cuando alza las cejas—. Hacía tiempo que no iba bien, tú lo sabes. No parábamos de discutir y... Bueno, llevaba meses comportándose de forma tóxica conmigo.

—Lo sé, y lo peor es que él no es así. —Suspira apoyándose en su mesa de escritorio, justo frente a mí, que estoy apoyada en la mía—. Nunca ha sido una persona celosa o posesiva, y los últimos meses no ha parado de rayarnos la cabeza con que ya no le querías, que estabas liada con otro...

Se calla y aprieta los labios cuando abro más los ojos señalando lo obvio.

—Vale, ya, pero me has entendido. —Asiente y luego entorna los ojos—. Porque tú no...

—Yo no, ¿qué? —Arqueo una ceja y me acerco a él.

—¿Le engañaste con otro antes de mí?

—¿En serio me estás preguntando esto? —Me detengo antes de llegar hasta él, sin esperarme esta pregunta en absoluto.

—Oye, no te enfades —pide intentando sujetar mi mano para que me acerque.

—¿Crees que soy esa clase de persona? —Dejo que me acaricie la cabeza mientras sostengo su mirada.

—Campanilla... —Forma una línea con los labios tratando de disimular una sonrisa—. Que soy yo. Colton.

—Que lo haya hecho contigo no quiere decir que lo haga con otros. —Me separo de él sin llegar a ser borde, pero sí un poco ofendida.

Entiendo que pueda pensar eso, al fin y al cabo, le he sido infiel a mi novio con él, pero es que él no es cualquiera. A mí nunca me había sucedido algo así, ni si quiera había dado la opción de que pasase; aun así, me molesta que lo crea.

—Oye...

—Da igual —le corto y me doy la vuelta, cojo mi cazadora y el móvil y le miro antes de marcharme—. He quedado con Peter para estudiar, que tengas suerte en la premiere.

—Chels, no te vayas así, por favor. —Me sigue hasta la puerta, pero tan solo intercambio una corta mirada con él antes de alejarme por el pasillo.

COLTON

Suspiro y miro al techo con los ojos cerrados cuando Chelsea se marcha. Sé que he podido sonar como un gilipollas por preguntarle eso, pero lo cierto es que tengo esa duda desde hace tiempo. No eres igual en todas las relaciones, eso lo sé, y que hayas engañado una vez, no tiene por qué significar que vayas a volver a hacerlo; sin embargo, yo no conozco a Chelsea en su relación con Boston, no más de lo que él me contaba. ¿Es malo que tenga curiosidad por saber si lo hizo con otros antes de mí?

Termino de guardar toda la ropa y cojo mis cosas para marcharme ya, tengo que coger la moto de mi casa para después ir a entrenar un poco antes de la carrera de hoy. Mi padre quiere que probemos la cámara y el micro que me van a poner o, mejor dicho, que ya han incorporado al casco nuevo. También me han conseguido una chaqueta especial con airbag incorporado, de forma que si tengo un accidente —esperemos no llegar a eso—, y mi cuerpo sale disparado, el cordón de activación que va anclado, por un lado, a la moto y, por el otro, a la chaqueta, se suelta y se acciona automáticamente la bombona de CO2 que infla el airbag en menos de 0.3 segundos. Estas chaquetas son bastante caras, pero ¿había alguna duda de que mi padre no iba a escatimar en gastos?

—De acuerdo, ¿nos escuchas? —Me encojo un momento por el susto que me da la voz de mi padre dentro de mi oído mientras probamos el equipo.

—Joder, está demasiado fuerte, casi me dejas sordo —hablo con normalidad, ya que el casco tiene el micrófono incorporado a la propia armadura.

Arranco la moto en el mismo descampado donde correré dentro de tres horas, tenemos poco rato antes de que la gente empiece a venir y esto se llene hasta los topes, pero quiero aprovechar hasta el último segundo para entrenar.

—Tiene que estar alto para que después me escuches cuando todo el mundo grite y las motos estén en marcha, Colton.

—De acuerdo.

—Vamos a alejarnos como hemos planeado, estás solo, hijo —informa entonces mi padre, giro la cabeza y veo cómo arranca el coche y van hasta la salida.

Cierro los ojos y trato de ponerme en situación, recreo en mi cabeza la escena que probablemente viviré en un rato y expulso una bocanada de aire cuando la voz de mi tío Rick vuelve a resonar en mi cabeza.

—¿Preparado? ¿Nos escuchas bien?

—Demasiado bien.

—Venga, dale.

—¿Se ve bien la imagen? —Muevo un poco la cabeza a los lados enfocando todo a mi alrededor.

—Sí, en cuanto anochezca se activará la visión nocturna, no te preocupes, Colton —pide mi padre—, me conozco esa pista como mi propia casa. Saldrá bien.

—Vale. —Trago saliva y debo reconocer que a medida que se acerca el momento, estoy cada vez más nervioso.

Yo no soy mi padre, joder; estoy seguro de que él venía, se subía al coche, corría sin el más mínimo esfuerzo ni miedo, y se bajaba tras cruzar la línea de meta como si nada. Era su pan de cada día. El mío no. Mi pan de cada día es la universidad y los platós de rodaje, las entrevistas, las fans, la fama; ese es mi mundo. No los coches, las motos y la carreras. Que sí, que las motos me apasionan, pero no para competir con ellas y jugarme la puta vida.

—¡Ánimo, chaval! —exclama mi tío.

Acelero doblando la muñeca derecha hacia delante y atrás y subo de marchas a medida que la moto coge velocidad. Me inclino un poco y voy escuchando con atención a todas las indicaciones que me va dando mi padre por el pinganillo.

—Vale, acuérdate de empezar a frenar justo cuando pases la marca que hicimos el otro día con las piedras en el costado de la pista —recuerda cuando estoy a punto de llegar a ese lugar.

Asiento mentalmente y, en cuando estoy llegando, acciono el freno delantero un poco para reducir la velocidad y comenzar con el derrape antes de comerme el muro de piedra. Me inclino hacia la izquierda para coger la curva, bajo marchas y me preparo para sostener todo el peso de la moto sobre esa pierna cuando piso el freno trasero y la moto empieza a derrapar.

—¡No pises tanto! —exclama mi tío.

—¡No me gritéis!

Aflojo un poco el pie y las pequeñas piedras del camino salen disparadas a medida que la moto vuelve a ponerse en línea recta y estable, acelero de nuevo a fondo y ya sí que no piso el freno hasta haber pasado la línea de meta.

—Diez segundos, primo —informa Greg emocionado—. De puta madre.

—Repetimos. —Es lo único que dice mi padre.

Pasamos todo el tiempo que podemos ensayando, tanto la pista larga como la corta, en la corta llego a conseguir los ocho segundos, y en la larga los veintidós. Mi tío Rick y mi primo me felicitan tras la última prueba, sé que mi padre está orgulloso, lo conozco, pero trata de permanecer calmado y serio.

—Tenéis que iros, los primeros coches no tardarán en llegar —comenta mi primo tras mirar su reloj y ver que ya son las seis y media pasadas.

—¿Qué vais a hacer vosotros?

—Nos quedaremos por aquí cerca.

—Bien, vamos a ir a echar gasolina para hacer un poco de tiempo hasta que te toque correr, estaremos por la zona, avísame cuando llegue el chucho ese e iremos hasta el otro descampado.

—Vale, papá. —Trago saliva y se acerca para darme un abrazo, me dice que me quiere y que todo saldrá bien, que está orgulloso de mí.

Observamos cómo su coche se aleja hasta que se convierte solo en un punto al final de la carretera.

—Dios, tengo ganas de vomitar —digo entonces antes de ponerme de cuclillas en el suelo.

—Son los nervios.

—Estoy acojonado, primo.

—Lo sé, estás a tiempo de echarte atrás —me recuerda lo que tantas veces me ha repetido durante esta semana—. Buscaremos la forma de proteger a Chelsea.

—No, y no me lo digas más.

Volteamos la cabeza hacia la carretera cuando escuchamos motores aproximándose.

—Ya empieza a venir la gente, vamos a alejarnos un poco —sugiere Greg.

Va hacia su coche y yo me subo en la moto, nos dirigimos a la parte más alejada del descampado, donde hay un camino estrecho y algunos árboles. Desde aquí observaremos todo y esperaremos hasta que llegue mi hora.

Dios, parece que voy camino al corredor de la muerte.

•••

Hasta aquí el capítulo. La novela ya está publicada en Amazon y si os apetece seguir leyéndola, la tenéis allí disponible en digital y en físico. Tenéis la opción de leerla gratis con el primer mes de prueba de KindleUnlimited (de Amazon), espero que la disfrutéis :)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro