17. Algunos reproches y un juego de Alto Voltaje
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COLTON
—¿Qué hostias pasa contigo? —Greg le da un pequeño empujón para dirigirle hacia el sofá del salón.
—¿Conmigo? ¿¡Qué pasa con ella!? —Boston se sienta desesperado y hunde la cabeza en sus manos—. Me va a dejar. Se está follando a otro y me va a dejar —repite sin apartar la mirada del suelo.
Greg me mira en silencio y yo no soy capaz de articular palabra, me siento peor de lo que pensé que me sentiría, pero esas tampoco son formas de tratarla. De acuerdo, lo que nosotros hemos hecho no está bien ni es el modo correcto de actuar, pero, desde luego, el suyo lo es mucho menos.
—No estás bien, Boston —continúa mi primo—. Esto que sientes no es amor, colega, cuando uno ama a otra persona, no la trata así.
—¿Qué hablas? Pues claro que es amor, ¿qué va a ser si no?
—Obsesión —digo mirándole de pie junto a la chimenea con los brazos cruzados. Debatiéndome entre las ganas de pedirle perdón y auto flagelarme, o partirle la boca por haber tratado así a Chelsea.
—No digas estupideces —contesta ofendido.
—No son estupideces, llevas un par de meses que no eres tú, Boston. —Cojo el paquete de tabaco de liar que hay sobre la mesa y comienzo a hacerme un cigarro mientras continúo hablando—. Tienes comportamientos...
—Tóxicos. —Mi primo dice la palabra por mí—. Vuestra relación ha ido decayendo y tú no eres capaz de darte cuenta de que lo que tienes es una dependencia emocional de la hostia.
—Y ella simplemente está agradecida por todo lo que has hecho por ella —añado sin tanto tacto como el que debería usar, pero, a pesar de que sé que esto le va a doler, necesita escucharlo.
—¿A qué cojones viene eso? —Alza la mirada hacia mí y me hace una señal con la cabeza—. ¿Desde cuándo conoces tú tanto a mi novia como para saber lo que siente o deja de sentir?
—No la conoce. —Greg me salva el culo por los pelos, aunque Boston sigue con el ceño fruncido—. Ninguno lo hacemos, pero sería una buena explicación para el hecho de que ya no quiera acostarse contigo y que últimamente lo único que hagáis sea discutir.
—Sí, o podría ser que se está follando a otro —insiste y parece decidido a no abandonar esa teoría.
—Bueno, en cualquiera de los dos casos, si no te deja es porque está agradecida y porque te quiere, pero no como se debe querer a una pareja, tío. —Mi primo le pide disculpas con la mirada cuando él lo mira y traga saliva—. Lo siento, sé que es duro, pero cuanto antes asumas lo que hay, mejor será para los dos. Os estáis haciendo daño el uno al otro.
*
Todos comemos alrededor de la mesa de la terraza al día siguiente, el tiempo nos ha regalado un domingo soleado así que se nos ha ocurrido hacer una barbacoa. Por desgracia, Greg se ha encargado de ir a la ciudad a comprar la carne y el resto de la comida, y ha sido un desastre. Ha calculado fatal y hemos tenido que pedir unas pizzas para no morirnos de hambre, pero no nos ha importado porque los caramelos de Emi nos tienen de buen humor a todos, incluso a Boston. Bueno, diría que a él más de la cuenta, no ha parado de tontear con Cass, aunque esta le ha parado los pies rápido, a diferencia de Blake.
—¿Estás bien? —le pregunto a Chelsea después de sentarme a su lado en el banco de madera que hay alrededor de la mesa en la que hemos merendado/cenado. A pesar de que ya estamos todos repartidos por los sofás del gran salón, ella permanece allí.
—Sí, ¿por qué lo preguntas? —Aparta la vista del resto y me mira a mí, sus ojos me atraviesan y por un momento se me olvida lo que le iba a decir.
—Por cómo se está comportando esta noche tu novio. —Lo señalo con la cabeza cuando ríe con Blake ligeramente sobre él, aparentemente no hacen nada malo, pero lleva tonteando con ella toda la noche.
—Lo que yo he hecho es peor —espeta con culpabilidad—, además, ya no es mi novio, puede hacer lo que le dé la gana.
—Eso de que ya no es tu novio... No sé si él lo tiene claro.
—Pues fue él quien dijo anoche que, si me largaba de la habitación, se acababa.
—¿Y por eso estás aquí marginada del resto? —inquiero alzando las cejas con una pequeña sonrisa—. Te importa, y es lo normal teniendo en cuenta que ha sido tu novio durante casi un año.
—Ya no sé ni lo que siento —dice después de soltar un suspiro y girar el rostro para mirarme—. ¿Sabes? No me arrepiento de nada. —Se encoge de hombros y no puedo borrar la sonrisa boba que aparece en mi cara al escuchar eso—. Tenías razón, llevo tanto tiempo fingiendo ser quien no soy, queriendo aparentar la perfección que nunca podré alcanzar, que...
—Para mí lo eres. —Paso la lengua por mis labios y clavo los dedos en el banco para controlar las ganas de besarla—. Tu imperfección es lo que te hace tan especial, Chelsea. Crees que debes parecer fuerte y valiente, que tienes que cuidar de todo el mundo y que no puedes fallar, pero estás muy equivocada. Lo valiente es saber darse cuenta de que, a veces, necesitas parar y pedir ayuda. —Sonrío cuando sus ojos se cristalizan y alzo la mano para acariciar su mejilla, pero me detengo a medio camino cuando, tras ella, veo que mi primo no nos quita ojo de encima—. Ojalá poder hacernos invisibles ahora mismo, besarte y quedarme abrazado a ti toda la noche.
—No hay nada que me apetezca más, te lo aseguro. —Se muerde los labios y ambos reprimimos una sonrisa, mirando a Emi cuando esta se levanta del regazo de mi primo y se sube a la mesita de madera del centro del salón.
—¡Vamos a jugar a un juego! —grita tan ebria y colocada como emocionada.
—Verás... —digo mientras me levanto y Chelsea y yo nos acercamos al resto. Veo cómo Boston nos echa una mirada, pero después continúa fingiendo diversión e indiferencia.
—¿A qué juego? —pregunta Ember desde su sillón, con la boca medio llena por el bocado que le acaba de dar a la pizza.
—Alto voltaje. —Sonríe con malicia y nos señala a todos con la mano mientras se va moviendo—. Es nuestro clásico, chicos, no podemos fallar. Chels, ¿has jugado alguna vez?
—No —indica a mi lado, y todos la miramos porque llevamos jugando a esto en las fiestas desde que nos conocimos hace años.
—Te va a encantar —dice bajándose de la mesa de un salto—, y más ahora que estás soltera. —Saca la lengua mientras se acerca para tirar de su mano.
—Emi, joder —reprendo al ver que a ella no le hace ninguna gracia el comentario, al igual que a Boston, el cual únicamente tensiona la mandíbula.
—¡No seáis aguafiestas, eh! —Me señala especialmente a mí y yo la fulmino con la mirada, no veo de qué forma puede salir bien el juego hoy—. A ver, te explico cómo funciona —comienza Emi—. En Alto Voltaje hay tres niveles: bajo, medio y alto, como el propio nombre del juego indica.
—Ya, tiene lógica —señala Chelsea haciendo un gesto con la cara del que Emi no se percata por estar riéndose junto a Blake.
—Bueno, pues en cada nivel, uno de nosotros tiene que hacer una prueba y contestar a una pregunta, y a medida que el nivel vaya subiendo, será cada vez más atrevida.
—¿Y si no quiero hacerlo? —inquiere ella sentándose directamente sobre la mesa.
—Todos tendremos una carta de veto, la cual se podrá usar para salvar a otro, pero no a uno mismo —continúa. Mientras tanto, John ya ha comenzado a partir papelitos blancos para repartir uno a cada uno—. Así que, si hay algo que no quieras hacer, siempre puedes pedir que alguno te salve, pero piénsatelo bien porque si te salvan una vez, es poco probable que lo hagan dos veces, así que no podrás librarte de todas las pruebas ni verdades.
—Imagina que no quieres hacer la prueba del nivel bajo y pides salvación —Blake habla al lado de Boston—, si consigues que alguno te la demos, esa persona ya no tendrá veto, por lo que cada vez habrá menos opciones y quizá luego te arrepientas por haberlo pedido tan pronto.
Puede parecer cínico e incluso cruel que Blake esté correspondiendo al tonteo de Boston, pero ellos se conocen desde antes de que Chelsea apareciese y, bueno, para Blake el amor no existe, dice que solo existe la química y el placer, que el amor es un sentimiento que te hace débil y que solo consigue volverte gilipollas. De modo que, a su forma de ver la vida, si algo te hace disfrutar y es recíproco, aprovéchalo.
CHELSEA
No creo que haya una mínima posibilidad de que esto salga bien teniendo en cuenta las circunstancias y el estado de ebriedad en el que nos encontramos, por no mencionar las pastillas que esta noche sí he consumido. Emi y el resto las llaman Molly, y debo reconocer que no lo había probado antes, y me alegro porque con mi perfil adictivo, fácilmente habría terminado cayendo por ellas.
Sin embargo, a pesar de todo eso, me apetece jugar. Siento un impulso y un calor por todo el cuerpo que solo me pide más. De todo. Más calor, más deprisa, más cerca, más alto, más, más, más. Tanto que, antes de sentarme entre Colton y Ember, voy hasta la cadena de música y subo el volumen, me relleno la copa de alcohol y, entonces sí, comienza el juego.
•••
¡Que comiencen las apuestas, mocosas! ¿Qué pruebas le van a poner a Chelsea y a Colton? ¿Qué verdades les preguntarán? Alto Voltaje es un juego que me inventé una noche escribiendo esta escena, pero que sin duda pondré algún día en práctica 😂
Dadme 400 comentarios y 200 votos, y comienza el juego!!!
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