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16. Submarinismo, interrupciones y mucha culpabilidad

Capituló largo!! 🔞🔞🔞
COMENTAD y VOTAD para el próximo🩷 Para las que les gusta leer del tirón sin parar, podéis hacerlo y después ir comentando a medida que REleéis😛

COLTON

Chelsea duda y se muerde el labio mientras mira el jacuzzi por encima de mi hombro, le ofrezco mi mano sin dejar de sonreír y la acepta no muy segura.

—No sé si tú y yo en un jacuzzi sea lo más acertado —comenta sin quitarse todavía el vestido.

—Bueno, si lo prefieres puedes quedarte ahí y mirarme. —Le saco la lengua con diversión y de un salto me meto en el agua—. Joder, qué calentita está, vamos tienes que probarla. Mete aunque sea los pies.

—De acuerdo, los pies solo. —Sube un escalón para poder acceder a la plataforma en la que se encuentra instalado, y se sienta en el borde sin quitarse la ropa. Introduce los pies poco a poco y dibuja una sonrisa cuando ya los tiene apoyados en uno de los asientos interiores y el agua le llega casi hasta las rodillas—. No, eh —advierte cuando me acerco amenazante.

—No he hecho nada. —Levanto las manos frente a ella.

—Veo tus intenciones y no quiero que se me moje el... ¡Colton! —exclama entre risas cuando tiro de sus tobillos y cae sentada donde antes tenía los pies.

—¡Shh! Están todos durmiendo —digo sin poder evitar que la situación me divierta y me excite a partes iguales.

—Eres demasiado peligroso, Colton Matthews —comenta a pocos centímetros de mí—. No me extraña que tengas locas a la mitad de las mujeres del campus. Seguro que las convences de que son las únicas solo con esta sonrisa. —Me señala con el dedo y yo le doy un pequeño bocado juguetón antes de soltarlo.

—A ti no te estoy convenciendo, pequeña —susurro aproximándome cada vez un poco más. Ella, no sé si de forma voluntaria o involuntaria, separa sus muslos para dejarme mayor acceso.

—Es increíble. —Se muerde el labio y niega con una pequeña sonrisa.

—¿El qué?

—Que consigas excitarme tanto solo con una mirada —reconoce a escasos centímetros de mi boca.

—Pues todavía no has visto nada.

Acaricio con una mano su muslo y voy en ascenso hasta quedar justo fuera de la parte inferior de su bikini, el cual se encuentra ligeramente despegado de su piel debido al efecto del agua y a que le queda un poco grande. Su garganta se mueve cuando traga saliva, está nerviosa, pero eso solo consigue ponérmela aún más dura. El tacto de su piel es tan suave que fantaseo con recorrerlo con mi lengua, pero sé que debo ir despacio. Ambos sabemos que esto está mal, pero, joder, la tentación es demasiado grande.

La conexión que tenemos cuando únicamente hablamos es abrumadora, me hace sentir mucho más de lo que soy capaz de gestionar. Se escapa por completo de mi control y carezco de experiencia en lo que al ámbito de sentimientos por una mujer se refiere, de modo que prefiero no pensarlo, prefiero creer que es algo puramente físico, porque eso sí que es algo que puedo controlar y en lo que tengo experiencia.

—No puedes oler tan bien, joder —maldigo cuando hundo la cara entre los mechones de su pelo, le doy un pequeño mordisco en el cuello y un gemido casi inaudible se escapa entre sus labios—. Si quieres que pare, es el momento. —Detengo mis dedos justo fuera de ella, pero por dentro del bikini.

No habla, tan solo se muerde el labio con los ojos entrecerrados y la respiración agitada, de modo que agoto el espacio entre mis dedos y ese punto que llevo queriendo tocar desde aquel día en el que nuestra vida se puso del revés, y ella suelta un gemido que casi provoca que me corra en el acto.

—Eres puta música para mis oídos. —Introduzco un dedo en ella para volver a escuchar esa melodía.

—Ah... —Apoya su frente en la mía, tenso la mandíbula y mis dedos continúan bailando en su interior, adentro, afuera, deteniéndolos y moviéndolos para tocar ese centímetro rugoso que hace que se contraiga y clave los dedos en mis brazos.

De un rápido movimiento se deshace del vestido empapado y lo tira sobre la plataforma de madera de la terraza. Mis ojos no se apartan de los suyos, de esa expresión de placer que me está volviendo loco, deseo fundirme con ella más que otra cosa en este mundo.

La piel de mis labios roza los suyos, a un suspiro de ahogarnos el uno en la boca del otro. Poso mi dedo pulgar en su clítoris y no me sorprendo al comprobar lo hinchado que está, me encanta que su cuerpo sea tan expresivo, que no intente disimular ni se avergüence por estar derritiéndose bajo la palma de mi mano.

—Joder, Chelsea. —Me cuesta ordenar dos pensamientos seguidos, entre la temperatura del agua y el vapor que desprende, unida a la excitación y la necesidad de dejarme llevar y... Dios, me encuentro incluso mareado.

Ella misma comienza a mover las caderas, a buscar el toque que más necesita, es ella la que hace lo que quiere con mis dedos, sube y baja dejando al descubierto sus pechos, los cuales deseo mordisquear, lamer y cualquier cosa que implique tenerlos en mi boca. Pero hay algo que deseo más.

—Lo siento, Campanilla —digo sosteniéndola por la nuca con los dedos hundidos bajo los mechones mojados de su pelo.

—¿Por qué? —pregunta con la respiración entrecortada.

Mi boca choca contra la suya con violencia, ahoga un gemido dentro de ella justo antes de dejar paso a mi lengua, la cual busca la suya con desesperación. Me besa como no lo había hecho nadie antes, inhalando en profundidad por la nariz sin cesar los movimientos de su cuerpo.

Llevo queriendo probar sus labios desde que hablé a solas con ella fuera de la cafetería. Para algunos puede parecer que ha pasado poco tiempo, pero a mí me ha parecido una puta eternidad. Dormir a su lado cada noche y no poder besarla, me ha costado mucho, pero después de esto, después de saber que estar en su boca debe parecerse a rozar el jodido cielo, se me va a hacer imposible.

Esto no es solo un beso, esto no es solo lujuria y ambos lo sabemos. Cuando me beso con otras, la mayoría de las sensaciones se me van a la entrepierna, pero con ella no, con ella lo siento en el estómago, lo siento recorriendo cada puto átomo de mi cuerpo.

—Voy... a correrme —jadea durante un instante en el que dejamos de besarnos.

—Será mejor que no lo hagas. —Ambos nos detenemos con brusquedad y miramos hacia la casa cuando mi primo nos interrumpe por segunda vez—. ¿Qué hubiese pasado si es Boston el que os escucha y os ve?

—Joder, Greg. —Le fulmino con la mirada y Chelsea me aparta para salir corriendo del jacuzzi. Se tapa con el vestido, más queriendo cubrir su vergüenza que su cuerpo, y se aleja con paso apresurado y la mirada fija en el suelo.

—Chelsea, espera. —Salgo e intento ir tras ella, pero mi primo coloca una mano en mi pecho.

—No, ya has hecho suficiente.

—Apártate —le advierto con la mirada.

—A ti se te va la puta olla, Colton. —Se hace a un lado, aunque no borra la mirada acusatoria—. Su novio está en la habitación, el cual, por si no lo recuerdas, es tu mejor amigo.

—Cállate. —Cojo la toalla del suelo y la paso por mi cuerpo para secarme y contener las ganas de salir tras Chelsea.

—Eres mi hermano, sabes que siempre te apoyaré y te entenderé —dice con un poco más de calma—, pero esto va a terminar explotándoos en la cara. ¿Queréis estar juntos? De puta madre, pero antes hablad con Boston.

—Que ya lo sé, joder. —Suelto una larga respiración y Greg palmea mi espalda—. No puedo entender lo que me está pasando, tío.

—Porque nunca has estado enamorado. Hasta ahora.

—Yo no estoy enamorado, solo es...

—¿Qué? ¿Sexo? ¿De verdad me vas a decir que estás traicionando a tu colega por un polvo? Venga, Colton.

—No lo sé. No sé nada, joder.

CHELSEA

Dios mío, te pido que la tierra se abra aquí mismo y me trague. ¿Cómo se nos ha podido ocurrir hacer semejante locura ahí en medio de la casa? De todos los presentes, Greg ha sido el que menos me ha preocupado, aunque me haya muerto de vergüenza igualmente. Vergüenza por la escena que ha visto y por lo que ello supone. Por el acto en sí. ¿A quién quiero engañar? Habría llegado mucho más lejos, aún puedo sentir la humedad entre mis piernas, como si los dedos de Colton continuasen dentro de mí, dándome un placer tan intenso que me ha nublado el juicio por completo. Y su boca. No sé ni qué decir de sus besos, me han arrastrado igual que un maldito tornado, era imposible parar porque solo quería más, más de él, más intensidad.

—Chelsea, ¿qué haces aquí fuera? ¿Estás mojada? Te vas a quedar helada. —Cassandra aparece en el porche más bajo que hay por la parte este de la casa, como una especie de plataforma sobre el bosque—. ¿Estás bien?

Asiento con la cabeza, pero en cuanto se sienta a mi lado y me mira, rompo a llorar. Sin verlo venir ni esperármelo. Yo no soy de las que llora, no puedo permitírmelo. Sin embargo, creo que mi cuerpo necesitaba soltar las emociones por alguna parte, así que prefiero el llanto antes que un ataque de ansiedad.

—Tranquila, llorar viene bien a veces. —Me abraza y deja que me desahogue en su hombro sin decir nada—. ¿Mejor?

—Estoy bien, gracias, y perdona —digo al mismo tiempo que me seco las lágrimas con el dorso de la mano.

—Nunca te disculpes por llorar.

—Gracias. —Intento sonreír y levantarme, entro en el salón para coger una toalla y secarme un poco, pero no tengo ganas de ir a dormir con Boston, la verdad es que es lo último que me apetece ahora.

—¿Podrías... dejarme algo para dormir? No quiero ir a mi habitación y tengo allí la maleta.

—Claro, si quieres puedes dormir conmigo —comenta a la vez que se encoge de hombros—. Vaya, ¿aún estáis vosotros por aquí?

Me doy la vuelta cuando Cassandra mira a mi espalda, encontrándome de frente con Greg y Colton. El segundo me observa y frunce el ceño al ver mis ojos, se acerca un par de pasos, pero su primo le sujeta por el brazo.

—Sí, pero ya nos íbamos a la cama —habla Greg por los dos, Colton tensa la mandíbula y le mira, ambos se desafían y entonces Cassandra interviene.

—Esto es una gilipollez, todos somos mayorcitos para saber lo que hacemos.

—Cass —le advierte Greg.

—No, joder, déjalos, ellos sabrán lo que hacen. Si después se arrepienten, o si no, es decisión de ellos. Venga, vámonos. —Tira de su brazo y él duda mientras nos mira a los dos, pero finalmente cede y ambos se dirigen hacia las escaleras.

—¿Has estado llorando? —consulta Colton en cuanto llega hasta mí, yo niego con la cabeza y él dibuja una pequeña sonrisa y me toca la nariz—. Menuda nariz te va a crecer como sigas diciéndome tantas mentiras.

—¿Habéis visto a Chelsea? —pregunta entonces Boston desde lo alto de las escaleras.

—Emm... —Se escucha cómo Cassandra duda, no quiero meterla en problemas ni liarla más esta noche, así que me disculpo con la mirada y Colton asiente resignado mientras se aleja hacia la cocina.

—Estoy aquí —digo entonces al mismo tiempo que voy hacia las escaleras.

—¿Has estado bañándote? —Me mira incrédulo mientras Greg y Cass permanecen quietos a su lado sin saber qué decir cuando los mira.

—Sí, ¿qué pasa?

—¡Discutimos y tú te vas a dar un chapuzón, de puta madre! —Ríe de forma sarcástica bajando las escaleras para detenerse frente a mí.

—Te he dicho que me dejaras en paz y que dejases de gritarme —le advierto con la mirada—. Como comprenderás, no voy a dormir contigo.

—No digas tonterías y vuelve a la habitación, vamos a hablarlo. —Me sostiene por el brazo y trata de hacer que suba las escaleras.

—Que me sueltes —pido al mismo tiempo que intento zafarme, pero no lo consigo.

—¡Tenemos que hablar las cosas, Chelsea! No seas una puta cría.

—Suéltala, vamos. —Colton se aproxima y, por su expresión y la postura de su cuerpo, queda en evidencia el esfuerzo que está haciendo por no partirle la cara a su mejor amigo.

—No te metas. Venga, Chels, sube conmigo.

—Te he dicho que no.

—¡Seguro que con ese tío que te estás follando irías encantada!

—Oye, tío, te estás pasando —interviene también Greg desde lo alto de las escaleras mientras él y Cassandra bajan—. ¿Te parece que esta es forma de tratar a tu novia?

—Boston, ya basta, es suficiente —suplico para hacer que entre en razón, no me gusta el camino que está tomando esto ni el nudo que se está formando en mi estómago.

—¡Si no estoy haciendo nada! —exclama liberando mi brazo—. No exageréis ni os metáis, lo único que quiero es hablar con mi novia, ¿tan difícil es de entender?

—Pero es que ella te ha dicho que no quiere hablar contigo, Boston. —Cassandra lo sujeta por los hombros para que la mire a ella—. Estás quedando como un puto loco y creo que no lo eres, así que reponte, piensa un poco las cosas y mañana será otro día. Tu novia va a dormir conmigo, si es lo que quiere. ¿Chels? —Me ofrece su mano y yo asiento, evito mirar a ninguno de los otros tres y voy con ella hasta su dormitorio, donde rompo a llorar de nuevo en cuanto cierra la puerta.

•••

Pues se ha quedado buena noche🫠 No, en serio, ¿acertasteis en vuestra votación sobre el primer beso de Chels y Colton? Siento que fue un momento súper especial, que fue mucho más que solo sexo y que, si no llega a aparecer Greg, obv esos van con todo🔞
¿Y Boston? ¿Qué os ha parecido su forma de tratar a Chelsea? Comenta abajo:

#LoEntiendo

#SeHaPasado

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